Dame un respiro
en forma de cariño,
pero cariño cierto,
no de ese que se dice,
yo quiero el que se siente
y se demuestra haciendo
lo que te pide el cuerpo.
Sé que te cuesta,
probablemente tanto
como me duele a mí
reconocer que tengo
no sé qué cosa dentro.
Dame un respiro,
a lo mejor así
volvemos a acercarnos
y puede ser, quién sabe,
que nos digamos hola,
me mires sorprendida,
devuelva tu mirada
y no nos separemos.
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