Escucho el adagietto de la quinta sinfonía de Mahler y mi vida desfila ante mis ojos. No es gran cosa mi vida, un pobre conjunto de banalidades, si exceptuamos el único amor. El peso de sentir, decía Pessoa, y eso es lo que me abruma mientras oigo las cuerdas in crescendo. No me dicen nada y me dicen todo. Tadzio; ¿o se llamaba Tesio? Ahora es fácil averiguarlo, pero no merece la pena, ¿para qué? No tengo nada en común con ese muchacho, pero la música nos une.
Boeing: ¿el fin de un duopolio?
-
Estoy seguro de que muchos de los lectores de este blog recordarán que uno
de los ejemplos habituales sobre modelos de competencia estratégica en
muchos ar...
Hace 6 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario