lunes, 16 de mayo de 2011

Apuntes (XCIX): Gengis Kant


He terminado de leer un ensayo de Sabato/Sábato, el primer libro que publicó, titulado Uno y el universo (título harto sospechoso; no sé por qué, le pega mucho a un famoso escritor leonés; ahora no caigo...). Se trata de un conjunto de lúcidas reflexiones sobre los más diversos temas, como filosofía, astronomía, lógica, literatura, pintura (habla mucho del surrealismo), política y sobre todo ciencia, mucha ciencia: las ciencias naturales en relación con las ciencias sociales, que no se pueden separar unas de otras, pero son poquísimos los intelectuales con formación científica. Él fue uno de ellos: doctorado en ciencias físicas, ensayista y escritor de renombre; una especie de gran humanista del siglo XX. El libro se divide en sesenta y cinco breves capítulos, algunos de ellos ingeniosos aforismos, como por ejemplo:
Casualidad: Barbarismo, ¿por causalidad
O este otro, que tiene su guasa:
Gengis Kant: Bárbaro conquistador y filósofo alemán.
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El otro día descubrí de manera empírica una ventaja de los libros de papel frente a los electrónicos de la que no me había dado cuenta: se me cayó al suelo el ridáider.

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El agradecimiento es la esclavitud de los bien nacidos.

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Yo, normalito: no nací en el arroyo, pero tampoco me gusta besar anillos.

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Escuchar a Wagner mientras se conduce es lo más parecido a cabalgar a lomos de un ser mitológico sintiéndose uno el rey de los nibelungos y profiriendo alaridos capaces de despertar a los dioses del Walhala. Iba en el coche escuchando Lohengrin y me veía navegando por las aguas de un lago tenebroso subido en una barca con forma de cisne, o de un cisne con forma de barca, no lo tengo muy claro, oteando una orilla donde me esperaban unos valerosos caballeros para darme la bienvenida. Y claro, así se afronta con más fuerza una jornada laboral, aunque no sé si es el estado de ánimo más indicado.

8 comentarios:

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Salu2 germánicos.

Mery dijo...

No he leído nada de Sábato, qué vergüenza la mía, pero me atrae mucho lo que cuentas de él (incluídos los aforismos-título).

Tampoco he probado eso de Wagner a primera hora de la mañana pero ya veo que se evitarían muchos empachos de jalea real, vitaminas, ginseng, etc.

Lo del ridaider, cuidadín, es cierto, jajaja.

Un beso

José Miguel Ridao dijo...

Un poco más y se me escachifoya (p'al diccionario), como decimos aquí. Menos mal que lo he podido enmendar mal que bien. Yo he cogido a sábato ya de muerto, con 99 años de retraso...

Besos.

José Miguel Ridao dijo...

Ah, Dyhego, que se me olvidaba: HEIL!!!

Muñoz Escasso dijo...

1-El puto Trapiello ese te tiene encevillado.A mi me pasa lo mismo con la Paqui.Cada uno tiene sus ídolos.
2-Prefiero lo de Galdos. Se puede peredonar la villanía pero no la ingratitud.
3-Yo también normalito.Unos 15 cm de normalidad.
4-Si bebes no conduzcas.Si consumes estupefacientes tampoco.

José Miguel Ridao dijo...

¡Eso, Trapiello, que no me salía! Gracias, Escasso. Vaya pollón, verás cuando lo lea Paqui...

Luis Valdesueiro dijo...

José Miguel, si no te me ofendes, te comento: creo que has contribuido a la armonía universal con la primera cita de Sábato. (Este cachondeo sobre si Sabato o Sábato me recuerda al que hace años se traían los comentaristas deportivos sobre si habría que hablar del Milán o del Milan.) Me ha resultado tan chocante (no te quites méritos: no puede ser un error) ese: ¿por casualidad (así, sin cerrar la interrogación) que no tuve más remedio que recurrir al libro. Y sí, efectivamente, Sábato era uno de esos, que son legión en Hispanoamérica, que sólo ponen el signo de interrogación al final, a pesar de lo que eso complica las cosas (en español, al menos; no así en francés).
En resumen, el aforismo podría quedar así:

CASUALIDAD

Barbarismo,

¿por causalidad [Ridao]

por causalidad? [Sábato]
Saludos.

José Miguel Ridao dijo...

¡Cachis! Me has pillao, Luis, yo que con mi modestia habitual quería cerrar este círculo armónico sin que se notara mi mano... Bueno, ya que lo has sacado tú no sirve de nada esconderme. Uno, que está en todo...

Un abrazo perspicaz (con y sin coma).