viernes, 19 de noviembre de 2010

Apuntes (XXXIV): El hombre invisible


Siempre vivimos hacia los demás, como en un escaparate. Quien lo niega es el que tiene el escaparate más grande y más lujoso, y quien lo sabe quisiera ser el hombre invisible.

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Lee Joaquín Alegre una entrada sobre la invisibilidad en los novelistas negros, y soy yo quien me siento invisible.

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Ahora es Ignacio Tomás quien lee una especie de manifiesto lúcido, sobre todo al principio, y me siento aturdido, sobre todo al final.

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No existe la verdad, como tampoco la perfección, ni la infalibilidad, ni lo que yo digo tiene por qué ser cierto, ni eso tiene en realidad la menor importancia.

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Todo es una impostura, pero unos son más impostores que otros.

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Bach, su música, siempre consuela. Conmueven las notas, el instrumento y la interpretación. Mejor no mirar a Maisky; su impostura estorba a la belleza.


10 comentarios:

Joaquín dijo...

¡en la diana, Ridao! Los blogs son la antítesis de la invisibilidad, o un intento desesperado por superarla. Me lo pasé muy bien ayer por la noche. Un abrazo.

Ángeles dijo...

Bueno Sr. Ridao, que llego tarde pero quiero darle la enhorabuena por la presentación del libro.
Un beso

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Invisible para los amigos, visible para los enemigos.
Salu2 invisibles

El alegre "opinador" dijo...

Aunque en más de una ocasión no comente, no me pierdo uno solo de tus apuntes. Siempre das en el clavo. Enhorabuena por el libro.
Gracias por el rato tan agradable de música. No por conocida deja de emocionarme cada vez que la escucho.
Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Lo mismo digo, Joaquín. Ayer, además, nos hicimos visibles por un rato.

Muchas gracias, Ángeles. Nunca es tarde, y lo anuncié con poco tiempo.

Yo lo prefiero al revés, Dyhego, que los enemigos endiñan...

Muchas gracias, alegre. Lo mismo me pasa a mí con tu cuaderno. A ver si coincidimos pronto, que tenemos amigos comunes.

Abrazos.

Mery dijo...

Ridao, he descubierto un compositor francés estupendo (lo mismo tu ya lo conoces): G.Feuré, y en particular su Pelleas y Melisande.
Ahí queda dicho.
Un abrazo

Ignacio dijo...

¡Yo no quería aturdir!


Me atrurdió la femenina entereza y grandeza de tu Sra, eso si.

Bea. dijo...

Yo Ridao nunca paso como ser invisible , ya que mi presencia lo impregna todo ,de haber ido a tu presentación te hubiese hecho una gran sombra,ja,ja,ja.

Rocío. dijo...

Pozi Ridao,es verdad,la Bea es que brilla con luz propia,de hecho yo en mi casa,cuándo se va la luz,la llamo a ella,y así con su luminosidad,aprovecho,y pongo la lavadora,la secadora,el micro-ondas,y el lavavajillas,todo a la vez,y es que tiene una luminosidad.....,hasta aprovecho y me seco el pelo.Manda guevos,con la Bea.
Un beso linternero.

José Miguel Ridao dijo...

Mery: ¡Oído cuisine!

Mi señora se ha sentido halagada por tu caballerosidad, Ignacio.

Seguro, Bea. Y yo habría sido invisible, como a mí me gusta.

Vaya chollo la Bea, Rocío. Un buen remedio contra la crisis, al precio que está la luz.

Abrazos enchufados.