domingo, 23 de septiembre de 2012

Ausencias


Esta mañana ha llovido en Alájar. No recuerdo los meses que hacía que no oía las gotas caer, y sobre todo los olores que la lluvia descubre siempre milagrosamente. Estaban ahí, escondidos en la tierra, disfrazados de polvo, y han bastado unas gotas para su resurrección. Hoy la lluvia me ha olido a melocotones maduros; a lavanda frondosa agitada por los niños; a inquietud incierta; a mañanas remotas de la infancia; a las palabras espliego y mejorana; a lombrices excavando túneles en la tierra del jardín; a epílogo feliz de una aventura olvidada; a florecillas blancas nadando en los arriates; a chiquillos con los ojos muy abiertos ante un campo de fútbol arrasado por el aguacero; al primer día de un otoño, de todos los otoños; a campos veloces tras la ventanilla del coche; a humedad en los pies; a luz del color de las uvas maduras; a soledades imposibles; a rosas claras; a trueno; al amanecer de un tiempo que vuelve todos los años, y nos engaña aún con su dulce reclamo de ausencias.

2 comentarios:

Josito dijo...

Donde yo vivo también ha llovido hoy, tras varios meses.
Y todos hemos dejado lo que estábamos haciendo en ese momento, para ver llover.
Se nos había olvidado.
Y los olores que mencionas, también.
Un saludo.

José Miguel Ridao dijo...

Pues ahora por aquí se está barruntando lluvia fuerte. ¡Ojalá rompa!

Un saludo, y bienvenido.