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jueves, 22 de marzo de 2012

De murciégalos y guardillas


Consulten, consulten estas palabrejas en los diccionarios académicos, que se les van a quitar de golpe unos cuantos prejuicios.

- Murciégalo

- Guardilla

- Uebos

- Imprimido

- Freído

- Haiga

Y no me he cansado yo veces tratando de que mis hijos silabearan mur-cié-la-go, tarea casi imposible -la etimología correcta es murciégalo: ratón ciego-. Y en mi casa nueva, que tiene buhardilla, los niños empeñándose en decir guardilla y yo corrigiéndoles. Y ese pedazo de haiga que me he comprado, y los pescaítos freídos que me he comido...


Desde luego, en este blog uno tiene que aprender por uebos.

P.S. Se admiten más palabritas con guasa.

miércoles, 12 de enero de 2011

Terror en el hospital


El pasado lunes me sucedió uno de los episodios más estrambóticos que recuerdo. Estaba con mi familia en la habitación de un hospital donde operaban a mi padre (todo fue bien, gracias a Dios), y entró una limpiadora con aire misterioso provista de unos rollos de papel higiénico. Nos miraba a hurtadillas, y finalmente preguntó si hacía falta papel para el baño. Le dijimos que entrara a comprobarlo, y tras hacerlo se marchó. A los dos o tres minutos entró de nuevo con sus rollos de papel y volvió a escudriñar nuestras caras con cierto disimulo, hasta que finalmente se dirigió a mí con estas palabras:

- Cuando usted pueda venga a hablar conmigo, por favor.

A estas alturas todos nos habíamos olvidado de mi padre, al que un enfermero se llevaba en esos momentos en una camilla rumbo al quirófano, y centrábamos nuestro interés en el motivo de tan misterioso requerimiento. Yo no las tenía todas conmigo, pero hice de tripas corazón y salí al pasillo. Enseguida vi el carrito de la limpieza junto a la habitación de al lado. Allí charlaban con aire conspiratorio la limpiadora y una señora. Al verme, la primera hizo un gesto a la segunda y ésta me invitó a pasar. Salió la limpiadora y quedé solo (o eso creía yo) con ella. Podría tener unos cincuenta y cinco años, de rostro curtido, seguramente por el trabajo en el campo, pelo rubio y ojos azules, con una expresión muy dulce. Se dirigió a mí en estos términos:

- Verá usted, resulta que hace un rato pasé por delante de su habitación y, al estar la puerta abierta, oí la conversación que mantenían. Así he sabido que necesita alguien para trabajar en su casa, y me he permitido el atrevimiento de hablar con usted. Al no saber cómo hacerlo, he pedido ayuda a la limpiadora.

Quedaba resuelto el misterio del papel higiénico. La maniobra de aproximación me resultó un tanto extraña, pero como he visto cosas más raras tampoco le di mayor importancia, y además era cierto que necesitaba con cierta urgencia a alguien para trabajar en casa. Así, le dije:

- ¿No trabaja usted ahora?

Ella me indicó con un gesto la cama que había a su lado, en la que no había reparado. Entonces, mis ojos se posaron en la cosa más terrorífica que han contemplado nunca. Allí yacía lo que en algún momento (y lo digo con pena) había sido un ser humano. Se trataba de una anciana cuyo rostro estaba totalmente apergaminado, de un color violáceo, con la boca torcida en una mueca grotesca y una sonda cogida milagrosamente a través de su nariz. Ni en las películas de terror, ni en mis peores pesadillas he visto algo tan espantoso, y lo tenía ahí, a dos palmos, y no era una momia inerte, sino que al parecer respiraba y su corazón latía. La buena mujer me dijo:

- La cuido desde hace ocho años, pero ya se está acabando.

- ¿Y qué tiene? Dije yo, por no callar.

- Gangrena. Le van a cortar la pierna, pero su corazón no resistirá la operación. Tiene más de noventa años.

Ella me decía todo esto con una voz dulcísima, entre resignada y triste. Yo no daba crédito a lo que estaba oyendo y, sobre todo, viendo. Como no sabía muy bien el modo de salir de aquel atolladero, le pregunté por su experiencia, referencias y demás, y le dije que podríamos concertar una entrevista. Al preguntarle cuándo, me señaló a la enferma y dijo tristemente:

- Vamos a ver qué nos dice el médico.

Insistió en darme su número de teléfono, lo cogí y escapé de allí con los pelos de punta. Al llegar de nuevo a mi habitación estaban todos expectantes, como es lógico - a todo esto, cuando mi madre volvió de acompañar a mi padre al quirófano vio que yo no estaba, preguntó a la limpiadora y al verme charlando seriamente con una señora se pensó que eran malas noticias de mi padre y un poco más y se muere del susto-. Yo empecé a contar la experiencia, y cuando llegué a la descripción de la pobre enferma en la cama los gestos compungidos se mezclaban con algunas tosecillas sofocadas con un pañuelo. Pero cuando alcancé el desenlace, y referí que la señora estaba esperando un parte médico para incorporarse en mi casa, las risas reprimidas se volvieron carcajadas generalizadas. Mi hermano Jorge y yo nos revolcábamos por el suelo, literalmente descojonados.

¡Qué gran invento, la risa!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Shop of shops


Descubro hoy en el blog de
Enrique García Máiquez un vídeo que me hace vibrar de emoción.



Qué mejor lugar que un centro comercial lleno de gente para que estallen luminosos los sones del Mesías de Haendel. La primera reacción de la gente es de sorpresa; luego, a medida que se van incorporando nuevas voces, la sorpresa torna en emoción, y los que pueden, que no son pocos, se unen al coro y cantan exultantes al Rey de Reyes, al Señor de Señores, a la Navidad o a lo que cada uno de ellos entienda por jubiloso y alegre. Cualquier excusa es buena para entonar el Aleluya y proseguir con las compras imbuidos por un espíritu solidario y festivo, gastando dinero en felicidad.

martes, 2 de febrero de 2010

El rap de G.

Hoy la entrada me la han puesto fácil. De hecho es mi suegra quien me lo ha puesto a huevo componiendo letra y música de este magnífico rap para aplacar los ánimos de mi sobrino G., al que mi hijo Jaime no le va a a zaga, en las reuniones que celebran los seis primos dos tardes a la semana en su casa. Yo creo que debería ser la música de fondo de los colegios de toda España.

Yo creía que llorando
todo lo que quería me lo irían dando.
Pero lloré y lloré
y nada logré,
y nada logré.

Luego probé con enfados,
gritos, voces, puñetazos
y me decía orgulloso:


Soy un gremlin,
soy un oso,
soy un tío muy furioso (bis)

Vi que nadie me buscaba
y muy solo me quedé.
Yo quería ser un chulo
y pasó todo al revés,
y pasó todo al revés.

Soy un gremlin,
soy un oso,
soy un tío muy furioso (bis)

Cuando te enfadas y gritas
no te sientes nada bien,
te tomas un sofocón
y te duelen hasta los pies.

Soy un gremlin,
soy un oso,
soy un tío muy furioso (bis)

Ya no me enfado,
estoy contento,
lo paso chupi,
soy un portento.

P.S. Lo de la inicial (que para nada es una mariconada) es porque sigo el criterio de proteger la identidad de los menores que no son hijos míos.

P.P.S. Tengo una suegra que no me la merezco.

P.P.P.S. Distinto sería que no se quedara con los niños.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La puerta olorosa

Me manda mi compañero mercurial José Manuel Gómez esta foto tan curiosa. Se trata de una placa atornillada en una puerta de la estación de trenes de Utrera.

Para no perder las buenas costumbres, voy a organizar un concursillo entre mis pacientes lectores para ver si adivinan a qué estancia da acceso esta puerta. Como premio, los acertantes obtendrán una réplica exacta de este objeto que tuvo a bien regalarme hace un tiempo Mery, todo un detallazo por su parte.

La puerta conduce a uno de estos tres lugares:

1. A un horno donde se cuece pan.

2. A una tienda de perfumes.

3. Al área de reciclaje de residuos sólidos.

Para dar alguna pistilla, diré que el dibujo capta perfectamente la magia del instante o los instantes que se pasan ahí dentro, y ya habréis comprobado que consigue evocar efluvios inolvidables.

jueves, 28 de mayo de 2009

Spam, spam, spam...

No sé si sabéis el origen de la palabra spam; yo lo cuento de todos modos: deriva del inglés spiced ham, una carne enlatada de baja calidad que a dios gracias no consumimos mucho por estos lares. Os preguntaréis qué tiene que ver la carne en lata con la basura electrónica; pues bien, esto viene de un sketch del genial grupo humorístico inglés Monty Python. En él iban vestidos de vikingos, y repetían constantemente la palabra spam sin venir a cuento, lo mismo que los mensajes indeseados que llegan a nuestro correo electrónico. El video es para partirse, como todo lo que hicieron los Monty Python. Lo podéis ver abajo, tampoco hace falta saber mucho inglés, el vocabulario empleado se reduce a la palabra spam y tres o cuatro más.



Una vez aclarado el origen del término, paso a ofreceros una esmerada selección del spam que recibo a diario.

- El milagro azul. Entonces resultará incluso con la vecina.

- Energia para tu miembro sexual: adquirir y ahorrar 85 %.

- Potencia débil. Nosotros tenemos la solución.

- ¿Problemas con la potencia? Desde hoy en adelante ya no.

- Coger como campeón del mundo
(no me diréis que no es bueno éste).

- Nosotros sabemos lo que quieren las mujeres.

- Dopaje para tu miembro mejor.

Desde luego, no hay mejor miembro que ése, y todo sea por conquistar a la vecina, por potencia no va a quedar.

Una vez recibí uno bastante interesante:

- Get larger balls and penis, more pleasure, more satisfaction (Consigue unos cojones y un pene más grandes, más placer, más satisfacción).

Y termino con uno que prometía algo más espiritual:

- Al fin una vez más la alegría en la vida.

Lo malo es cuando lo abrí y me salió esto:

Sexo es más satisfactorio que nunca. El estrés y la tensión han desaparecido. Ella ya no se amarga, ya no me temo que tendré que denegar su peticion. Esto es una sensación física estupenda después de que sigue el sentimiento profundo. Puedes "volar en piloto automatico", llegar relajado y sin problemas hasta la esencia, que el miembro sigue mantenerse levantado incluso cuando se interrumpa (niños golpean a la puerta del dormitorio, ladra el perro, se desliza su condón).

¡Astarnúo! Digo... ¡Hasta la esencia!