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lunes, 7 de enero de 2013

Hechizo




Sirva el retorno al blog de este vídeo como regalo retrasado de Reyes a mis lectores. En él se da una conjunción inigualable entre la belleza incomparable de la música y de la intérprete, una Anna Netrebko que más bien parece un ángel, un ser sobrenatural que una noche visitó San Petersburgo, cantó el vals de Musetta, recibió los aplausos incrédulos de músicos y espectadores y volvió a su reino inaccesible. Por fortuna, esta maravilla ha quedado congelada en el tiempo para el que quiera acercarse a disfrutarla. Aquí la guardaré para volver a ella mientras dure mi cuaderno.

domingo, 18 de marzo de 2012

Farewell


Estuve viendo anoche la película Mucho ruido y pocas nueces, adaptación de la comedia de Shakespeare. Una de las ventajas de estas adaptaciones cinematográficas es que permiten poner notas musicales a las canciones que Shakespeare suele introducir en sus obras. En este caso Patrick Doyle compuso una partitura bellísima para la canción Sigh no more, que interpreta Balthasar.

Pero no quería hablar hoy de la música, sino de las palabras; de una en concreto: ese farewell que tan elegante queda al cerrar las escenas. Significa adiós, pero un adiós majestuoso, muy distinto al trivial good bye que se reserva para ocasiones menos solemnes. En español sólo disponemos de "adiós" como palabra que exprese la despedida (en lenguaje culto, se entiende). En ocasiones sucede al contrario, y es nuestro idioma el que cobra ventaja, pero es bueno reflexionar sobre este hecho, como una nueva prueba del empobrecimiento o, cuando menos, la alteración que toda traducción supone respecto del original. Una alteración necesaria, que es el único medio para transmitir la obra a los hablantes de otros idiomas, pero alteración al fin y al cabo. Si se tienen nociones de inglés merece la pena el esfuerzo de leer a Shakespeare en su idioma, aunque haya que ir desbrozando el camino a golpe de machete. La recompensa es grande.

Farewell!

[Exeunt Ridao and Netrebko]

sábado, 17 de marzo de 2012

1000 entradas 1000

A Liliana García


Pues sí, mil entradas ya en este blog, que no es poco. Ahora tocaría decir que nunca lo hubiera pensado cuando empecé, que no sé cómo he sido capaz, con la poca constancia que tengo... ¡Paparruchas! Aquí estamos, por algo será. Ha habido de todo: mucha poesía, un diario en marcha, traducciones (mi vocación escondida), Economía (mi profesión manifiesta), ópera, anécdotas y muchas cosas íntimas, mías y que ahora son de todos. Mis hijos agradecerán en el futuro las entradas que les he dedicado, y yo agradeceré este invento que me ha hecho escribir como un poseso y crecer como persona. Buen humor siempre, y buena compañía también, hasta convertir este rincón en un café la mar de concurrido donde hemos aprendido unos de otros, nos hemos reído e incluso nos hemos atizado algún que otro mamporro.

Y para celebrarlo traigo una primicia: se trata del vídeo de una ocasión en que me reuní con mi amiga Anna Netrebko y el picarón de Plácido Domingo para cantar La Traviata. Me tuve que poner una peluca para estar a la altura, que Anna es mucha Anna. Va por ustedes:


domingo, 11 de marzo de 2012

Netrebko: La sonnambula


Para los que sólo vean en Anna Netrebko a una gran belleza, que lo es, traigo hoy esta interpretación del aria Ah! non credea mirarti, de la ópera La sonnambula, de Bellini. Se trata de una de las arias más famosas del repertorio, que cantó de modo magistral Maria Callas. Sin ánimo de hacer comparaciones, la interpretación de Netrebko me parece excepcional, llena de emoción, con un realismo intenso ayudado sin duda por su físico y por su cara de ángel, pero también gracias a sus dotes interpretativas y a un timbre de voz cálido, acariciante.



¡Qué triste el lamento del clarinete en 1'17'', en respuesta al canto desolado de Amina, que vuelve en 1'50'' para tocar con su pena al oyente. Pero al fin, en 2'00'' Anna sonríe por primera vez, y la música se hace más luminosa. Aunque continúa la melancolía, la nota que da en 2'37'' es una nota de esperanza. Y con esa esperanza muere lentamente el aria, un prodigio creado por Bellini, el autor de Norma, que sin duda habría quedado más que complacido con esta soprano rusa tan bella como gran cantante.

En la tumba de Bellini, en Sicilia, están inscritos estos versos, los primeros compases del aria: Ah! non credea mirarti / Sì presto estinto, o fior

sábado, 21 de enero de 2012

Addio del passato


La Traviata es sin duda una de las óperas más emocionantes que se han compuesto, y donde el genio de Verdi se ha mostrado de un modo más brillante. El que tenga la fortuna de no haber escuchado jamás el aria Addio del passato bei sogni ridenti que no deje de oírla y verla en esta fabulosa intepretación de Anna Netrebko, donde demuestra que la naturaleza le ha concedido varios dones, y con mucha generosidad. Es la tristeza elevada a la categoría de obra de arte.



P.S. La que no sé qué pinta en la ópera es Omaíta, la de los Morancos, que aparece en escena en 1'29''

miércoles, 11 de enero de 2012

No se puede ser más guapa




Quando me'n vo' soletta per la via,
la gente sosta e mira,
e la bellezza mia tutta ricerca in me,
Da capo a' piè.

Cuando ando solita por la calle
la gente se detiene a mirarme
y admiran toda mi belleza
de la cabeza a los pies.

domingo, 30 de enero de 2011

Che gelida manina




Desde el momento en que Rodolfo coge la mano de Mimí (0'21") hasta que le pide que hable, -Vi piaccia dir?- (4'45'') transcurren los momentos más emocionantes de la historia de la ópera. El ataque del tenor es hermosísimo, acariciante, como si las notas que canta fueran las manos casi transparentes de Mimí. En 1'07" ambos miran a la luna, que les contempla con una luz irreal, como la imposible historia de amor que protagonizan. Rodolfo, entusiasmado, se revela ante mimí -chi son? chi son!- (1,32") y los amantes se miran embelesados. En 2'00'' cambia la tonalidad y la música se hace más luminosa. El aria entra en un momento arrebatador: en 4'12" Rodolfo confiesa orgulloso que es un poeta, y ¿de qué vive?... se diría que del aire: -E come vivo? Vivo!- (2'10''). A partir de 2'17'' arranca una de esas melodías inconfundibles y maravillosas que sólo Puccini ha sabido componer. Es un canto a la pobreza alegre. Rodolfo derrocha rimas, himnos, sueños, quimeras, castillos en el aire... , y acaba exultante proclamando que (2'46'') su alma es millonaria -L'anima ho milionaria-. Creíamos que se había alcanzado el clímax, pero Puccini, con su genio sin par, es capaz de dar una vuelta de tuerca más y logra continuar la melodía (2'58'') con un canto a los ojos hermosos de Mimí que han disipado todos esos sueños para robar su alma. Ahora sí que se alcanza el clímax con la frase -poichè v'ha preso stanza... la speranza!- acabado en un si natural glorioso (4'08''), a partir del cual la melodía se va apagando, como la vida de Mimí, enferma de amor y de muerte.

sábado, 29 de enero de 2011

La Bohème



Alma triste de bohemia, avant le siècle, ahíta de poemas y ayuna de sustento, con los ojos brillantes de entusiasmo y la mirada anhelante, prendada en la belleza traslúcida de las musas del arroyo. Los más felices de tus hijos erraron como espectros por las calles de París para venerar al Santo Grial de la palabra eterna y compartir con Él los lúcidos instantes de su voz ungida por la sed de los malditos. Alma triste, de gabanes raídos, hambrienta de la gloria de Rodolfo y de Mimí, una gloria olvidada para siempre, rumiada en hospitales y figones miserables, donde la muerte se cobraba su tributo de cuartillas esparcidas, de juventud arrebatada, de grandeza rebuscada entre las piedras.



Imagen superior: Verlaine en el café Procope. Aguafuerte de Cesare Bacchi.