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domingo, 23 de noviembre de 2014

Cosecha de otoño



No se ha dado mal la cosecha esta mañana. Gallipiernos enormes, chantarelas y algún que otro pinatel. Los niños han disfrutado a lo grande por el bosque, enarbolando sus pequeñas navajas para cortar las setas por el pie. El olor intenso a tierra y a humedad, a suelo primigenio; las hojas mullidas crujiendo bajo las botas, los gritos entusiasmados de los chiquillos al divisar un parasol lejano en la pradera al otro lado de la cerca. Las pequeñas gotas resbalando por nuestras capuchas; la felicidad de una mañana de noviembre que ya es vieja, y que vengo a retratar en la distancia de la capital para que nunca se me olvide, con la esperanza de que alguno de sus pequeños protagonistas pueda volver a ella en el futuro.

sábado, 18 de octubre de 2014

Castañas


Hace calor en medio del otoño
y en la calle resuenan los juegos de los niños.
La sierra clara, los caminos verdes,
la cesta colorida con las setas
recién recolectadas,
y los viejos recuerdos posados en las tapias.
Hace calor, y asamos las castañas
con un fuego de piña y de carquesa.
Los niños nos transportan a otros tiempos.
La historia se repite:
Otoño, chimenea, una sartén,
el trébede, las tanas en la cesta
y el dulce crepitar de las castañas.

viernes, 17 de enero de 2014

Freedom for Alájar


Es curioso o, más bien, lamentable observar cómo muchos reivindican la democracia cuando les conviene y actúan como dictadores la mayor parte del tiempo. Se les llena la boca de derechos, de reivindicaciones legítimas, cuando en el fondo -y, si se rasca un poco, en la superficie-, no quieren sino hacer su santa voluntad. Y, no por obvio, conviene dejar de olvidar que es imposible que todos hagan valer sus deseos, y hasta en la democracia más perfecta es necesario llegar a una solución de compromiso; de hecho, la bondad de una democracia consiste en la habilidad para llegar a dicha solución de compromiso de modo que todos asuman un pequeño sacrificio en favor del bien común. Además, resulta imprescindible cumplir unas reglas de juego que se llaman leyes, y eso supone, pese a quien pese, la existencia de un poder central que se encarga de promulgarlas y velar por su cumplimiento. A quien no le gusta el juego le queda aguantarse o atenerse a las consecuencias de una desobediencia, en términos de dinero o pena de cárcel.

Todos se reirían si el pequeño pueblo de Alájar, de apenas 800 habitantes, quisiera declarar su independencia, primero de la provincia de Huelva, después de Andalucía y, finalmente, en un golpe maestro constituirse en república independiente para luego tratar de negociar por separado con la Unión Europea, siguiendo el anhelo histórico de esta localidad serrana. Cámbiese Alájar por Cataluña y tendremos una visión bastante clara de las pretensiones de una parte de los catalanes.

P.S. Para quien argumente que Alájar no tiene identidad nacional ni lengua propia, que piense en una aldea astur último reducto del bable, o en mí mismo, que estoy hasta los cojones de los políticos de mi país, tengo una personalidad muy marcada y me gustaría ser un ente autónomo satélite intrapeninsular, pero no me dejan.

martes, 7 de enero de 2014

Escenas y cabalgata en Linares de la Sierra


Una vez más nos hemos acercado al precioso pueblo de Linares, a una legua escasa de Alájar, en la noche mágica de la víspera de Reyes para admirar sus escenas, que este año han sido tan bonitas que me resisto a publicar la entrada, no sea que se corra demasiado la voz y se masifique. El pueblo se vuelca en sus escenas, y consiguen una recreación inimaginable, a lo que contribuye el uso de sus viejos corrales, albercas, cuadras y estancias, que yo diría que podrían pasar perfectamente por lo que había en Belén hace dos mil años, y es que en algunos pueblos de la sierra parece que se ha detenido el tiempo, sobre todo en Linares, donde ni siquiera cambian (a diferencia, ¡ay! de Alájar) el empedrado antiguo, con el verdín y la hierba asomando entre las piedras. Las fotos no hacen justicia a la belleza de la representación, pero aquí van algunas.





Y después de las escenas, salieron Sus Majestades en sus flamantes monturas:


Una noche inolvidable, y que no sea la última. El único incidente fue que Miguel se llevó dos caramelazos de Baltasar, que, con perdón, tenía trazas de gorila, uno en la cabeza y el segundo, que le remató, en el ojo. Como estaba solo el pobre una mujer del pueblo le atendió en su casa y se nos perdió un rato. Hoy ha ido al cole con el ojo a la virulé, pero parece que no le guarda rencor.

He aquí el espécimen autor de la agresión (es el de arriba):


Fotos© Mi cuñao

jueves, 2 de enero de 2014

Feliz No Navidad




No sé por qué, pero para mí estas fiestas cada vez tienen menos sentido: ni me creo que llegara ningún salvador, ni veo ese pretendido espíritu navideño por ningún lado, sino más bien un espíritu consumista, ni entiendo que haya que celebrar algo tan arbitrario como la llegada de un nuevo año, hecho meramente periódico y que depende de los astros… Lo único que de verdad tiene sentido son Sus Majestades los Reyes Magos que llegarán dentro de poco a mi casa para hacer las delicias de mis cuatro hijos, que al igual que yo creen firmemente en su existencia, no hay más que verlos subidos en sus burros la noche del día 5 en Linares de la Sierra corriendo por todo el pueblo lanzando los caramelos que colman sus alforjas de esparto. ¡Eso son unos Reyes en condiciones, y no los arrastrados por tractores!

Pero como de lo que se trata, a pesar de lo que quieren vendernos, es de ser felices, quiero desear desde aquí a todos los que aún me leen la mayor felicidad para todos los días de su vida. ¡Feliz No Navidad!

lunes, 30 de septiembre de 2013

Apuntes (187): Primer otoño


Han bastado unas horas de lluvia fuerte para que aparezca el otoño con todos sus atributos desplegados en abanico. Lo que ayer era una explanada amarilla de hierba agostada ha reverdecido con un tono brillante; el musgo luce sobre las piedras de los muretes que limitan las fincas; algunos tramos han caído, como todos los años, y hombres pacientes los reharán como tributo respetuoso al trabajo incansable de sus ancestros; el campo huele a hierba fresca, a setas recién asomadas de la tierra. Pronto saldrán los tentullos, pero yo no estaré allí para recogerlos. Tendré presente a Alájar en la distancia, tan cerca y tan extrañamente inalcanzable.

~

Y los niños juegan en la calle con sus vecinos, como hacía mi padre de niño en su pueblo, yo nunca tuve esa suerte. Si pasa un coche se esperan y luego continúan haciendo de la calle empedrada un campo de pelota. Da gusto oír cómo resuenan sus risas y sus gritos a través del aire limpio del otoño. Sonidos de otros tiempos, de hoy, de siempre, perdidos en la gran ciudad entre el humo de las máquinas y la negrura del asfalto.

~

En el lapso de una hora pasamos ayer de contemplar a unas ciervas en el silencio del bosque, tan sólo roto por la poderosa llamada del macho y algunos pajarillos que arrullaban la escena, al tráfago de la circunvalación de la ciudad, jaula de seres menesterosos, hormiguero de inmundicias y depósito de esperanzas sin fin.

~

Una angustia indefinible que empieza a las cinco, tras un sueño intranquilo, y prosigue en duermevela hasta que suena el despertador, inútil en su estridencia metálica. A las siete, un salto de la cama hace que en cinco minutos todo vuelva a cobrar lo que los cuerdos llaman sentido.

~

El oficio de escribir tiene que ser pavoroso.

lunes, 26 de agosto de 2013

El voto de Alájar


Ayer contribuí como un vecino más a la llamada Póstula para la función del Voto a la Reina de los Ángeles. Es ésta una tradición con un origen de lo más curioso, pues se remonta a la epidemia de cólera morbo que se abatió sobre estas comarcas en 1833. En el mes de septiembre se decidió bajar de su ermita de la Peña a la Reina de los Ángeles, que quedó en la iglesia parroquial de San Marcos para ofrecer su protección. En noviembre de 1834, y ante el desastre en poblaciones vecinas como Santa Ana, Aracena, Zalamea o Valverde, el Ayuntamiento, el Clero y los principales vecinos se reunieron para hacer un solemne Voto (conservado en el Archivo Parroquial de Alájar):
[…] hacemos voto solemne ante las aras de Jesucristo Sacramentado y su Santísima Madre Reina de los Ángeles que hemos traído en rogativa a esta parroquia para nosotros mismos y a nombre de las generaciones que nos sucedan, para siempre jamás, que si como lo esperamos y nos lo inspira nuestra fé y misericordia experimentados en la Reina de los  Ángeles nos liberte del terrible azote que nos amenaza cumplir con lo que a continuación sigue.
PRIMERO. […] celebrar anualmente el día del Dulce Nombre de María Santísima domínica infraoctava de su natividad una procesión a la que asistirá por lo menos una persona de cada casa o familia […] cuya procesión saldrá de esta parroquia para la ermita de la Reina de los Ángeles, de donde se sacará en procesión la santa Ymagen y se celebrará una solemne función de tercia, misa con diáconos y sermón, todo en acción de gracias y gratuitamente por el venerable Clero y demás ministros de esta parroquia.
SEGUNDO. Que el último Domingo del mes de Agosto de cada año por el Real Ayuntamiento y Clero se haga una póstula general en esta villa y sus barrios cuya limosna se invertirá en los gastos de cera y sermón de la antes dicha función y lo sobrante en lo que sea más necesario para el adorno de dicha Ermita a cuyo fin se entregará al Administrador que fuera de ella.
[…]
Ayer, pues, último domingo del mes de agosto, y previa invitación formal del ayuntamiento de Alájar, apoquiné la astronómica cifra de 2.495 reales y 26 maravedís para que no falte la cera, que el cólera es mucho cólera, y sé se buena tinta que los americanos y los rusos tienen guardadas unas cepas por si las moscas.

Texto del voto: Archivo Parroquial de Alájar. Citado por M. Moreno Alonso.

domingo, 25 de agosto de 2013

Nostalgias alajeñas



Esta noche al fin llegó el frescor. Llevamos unas semanas de calima; no como en Sevilla, claro, aquí se duerme, y a eso de las diez se levanta un viento fuerte desde la Peña, pero hoy por la mañana al despertar nos ha llegado esa sensación inconfundible del verano que se acaba, y hasta se veía el campanario a través de un aire más transparente, engalanado ya para los Ángeles, para recibir a la Reina desde la contigua ermita, cuando se asomará por la escarpada hacia el valle saludando al pueblo, como todos los años desde tiempo inmemorial. En estos lugares apartados se siente el paso de las estaciones, y aunque las bestias ya no cruzan apenas las calles aún persiste el empedrado de cantos rodados, y las anillas empotradas en las fachadas recién encaladas para las fiestas, aún más este año, en que la Reina de los Ángeles bajó al pueblo no en rogativa, que gracias a Dios hace tiempo que no hay sequía, sino para no perder la costumbre y convertir esa visita esporádica en una fiesta, y hacer que venga el cardenal a predicar, que aunque no hay profundidad en las creencias tampoco la ha habido nunca, y se mantiene el sentimiento religioso intemporal, el rito como elemento aglutinador de un pueblo, como seña cultural que los distingue y les hace sentir orgullosos de ser hijos de Alájar.

Ha llegado el frecor, sí, y el pueblo está también más silencioso, son muchos los que fueron anoche a la aldea de los Madroñeros, ésa que no tomaron los franceses, a rezar el rosario a la Virgen de la Salud. Desde hace pocos años se puede ir en coche por un carril, pero hasta hace nada la media legua que separa el pueblo de la aldea había que recorrerla a pie, o a lomos de cabalgadura, y los pocos mayores que quedan en el pueblo hijos de la aldea, como Amalia, cuentan cómo iban y venían todos los días de la aldea a la escuela, con lluvia o sin ella, y andaban siempre contentos, y las pocas familias que vivían allí lo compartían todo, y no tienen recuerdos malos de aquellos años de miseria, sino todo lo contrario.

Ha llegado el frescor, y se anuncia también la vuelta a la ciudad, a la vida artificial que hemos creado lejos de la naturaleza y de la esencia del hombre, donde lo que importa es justo lo que aquí no tiene importancia, aunque reconozco que esta visión está teñida de nostalgia anticipada, la misma que cantaba el poeta Montesinos:
¿Inventaría yo Alájar,
con sus calles, con su torre,
con su Peña y con su plaza?
 
Ay tiempos que yo viví,
cuando mi tiempo se acaba
Alájar me inventa a mí

viernes, 23 de agosto de 2013

Las cuentas de San Bartolomé (Alájar, 1865)


Estoy teniendo un verano de lo más lector. Mi último descubrimiento, en la bliblioteca de Alájar, es la magnífica monografía del profesor Manuel Moreno Alonso: La vida rural en la Sierra de Huelva: Alájar. Lo añejo del estudio, de finales de los 70, no empaña en absoluto su interés; se trata de un libro ampliamente documentado y escrito en un estilo ameno, accesible a todos los públicos, y que cualquier amante de la modesta historia de los pueblos serranos, en especial Alájar, leerá con deleite. Entre otras muchas perlas, hoy entresaco esta jugosa lista de gastos que aparece en el Libro de Cuentas de San Bartolomé, conservado en el Archivo Parroquial de Alájar, correspondiente a la romería del año 1865:
98 reales por decir la novena y la función religiosa el cura; 40 reales a los diáconos; 35 reales al sochantre; 25 reales al sacristán; 10 reales a los monaguillos; 120 por el sermón; 40 reales por el tamboril; 24 reales al albañil por levantar las goteras; 5 reales por la búsqueda del tamborilero en Galaroza; 17 reales a otro hombre que se mandó a Zalamea para traer el tamborilero; 2 reales por una vidriera para el retablo; 13 reales por tres arrobas y media de cal para el blanqueo de la ermita; 5 reales por escobas y aljofifas; 15 reales a un hombre por traer agua de aseo; 15 reales a un hombre, día y medio, trayendo agua para beber las gentes; 3 reales a dos mujeres durante tres días para el aseo y limpieza del Santuario; 50 reales por un refresco en la mayordomía.
 No me digan que no es curioso: 120 reales por un sermón, 15 reales a un hombre día y medio acarreando agua; 3 reales a dos mujeres por tres días limpiando. Igualito, igualito…

sábado, 9 de marzo de 2013

Ese pedazo de Ignacio


Gracias a mi amigo Álex me he acordado hoy de hace dos veranos, cuando Alájar fue tomada por las huestes bollywoodienses que nos revolucionaron a todos con su colorido y sus fachas exóticas (aunque la convivencia con los hippies hace que no nos asusten las indumentarias más extrañas). Y quiero rescatar el vídeo de promoción de la película, en el que aparte del buen hacer del cuerpo de baile y lo pegadizo de la música... ¡Salen mis niños en el segundo 6''!, concretamente Ignacio y Jaime en primer plano con una camiseta a rayas azules. Se conoce que el meneo de cintura de Ignacio llamó la atención del cámara y hala, sin pedirme permiso ni na a mí, su manager, van y lo cuelgan en internet para que lo vea la India entera.
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Apuntes (184): Moscas


Hay demasiada gente, demasiadas moscas, demasiada ropa puesta a secar en las colmenas. No puede ser verdad tanta mentira; la vida triunfará, y volverán los tiempos de dejar escapar el agua entre las manos.

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Otra desventaja del libro electrónico: aún no llevo dos años con mi ridáider y ya me están poniendo los dientes largos con los modelos nuevos de Kindle. Supongo que pasaré por caja. El negocio sigue del mismo tamaño, pero se traslada del contenido al continente.

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El retrato que hace Brenan de la España de finales del XIX y principios del XX en El laberinto español es ameno, vívido y atractivo. Seguramente hay actualmente estudios más rigurosos de esa época, e incluso más imparciales, pero a quién le importa la imparcialidad en la Historia.

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Días oscuros y lluviosos en Alájar, de nieblas bajas y colores verdes brillantes en los pocos instantes de luz. Ayer caminábamos hacia la iglesia oyendo las campanas doblar a muerto. Nos topamos con el cortejo fúnebre a medio camino, pero no se observaba gran tristeza en los rostros. Curiosamente era un duelo sereno, y la lluvia persistente no causaba esa sensación de agobio, de angustia, tan frecuente en estos casos. O quizá era tan sólo mi sensación individual, que no tiene por qué coincidir con el sentir de los que me rodean: tan acostumbrados estamos a ponernos en el centro de la creación que hacemos girar el mundo en torno a nuestro ánimo.

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Las moscas se resisten a abandonar su corta temporada de existencia, y revolotean atontadas por la casa dedicándose a su incesante y absurda labor de procreación, búsqueda de un alimento fácil y muerte bajo un matamoscas de color azul o, aún más terrible, en las fauces de la planta carnívora que nos hemos traído de Sevilla.

lunes, 29 de octubre de 2012

Apuntes (182): Tanas



Ayer comimos las primeras tanas de la temporada. Un kilo recién recogido del campo, las únicas que pudo encontrar la familia a la que normalmente se las compramos: aún no han salido muchas; este año ha llovido muy tarde. Si el sol calienta los próximos días, como parece que está haciendo, seguramente saldrán más, y la gente de la sierra se pondrá las botas -en el sentido gastronómico, que vender se venden pocas, no les suele merecer la pena-. 

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En Alájar llaman tentullo a lo que en Aracena le dicen tana. Se trata de la amanita cesarea, una seta fácilmente reconocible por su sombrero de color rojo anaranjado y sus láminas amarillas. No existe posibilidad de error, o al menos eso espero, porque ayer Miguel se encontró una de tamaño respetable en nuestro paseo hacia Castaño del Robledo, y no cabía en sí de júbilo. Es la primera vez que se encuentra una tana, y por supuesto en la cena exigió comerse "su" tana para él solito, y aseguraba que sabía mucho mejor que el resto, que no pasaba de vulgar mercancía comprada. Tanta era su emoción que me hizo probar su seta para que comprobase su superioridad. Dicen que a veces la amanita cesarea se confunde con la phaloides. Yo juraría que no, pero nunca se sabe. ¡Glup!

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En el otoño la "civilización" llega a la sierra: en los seis kilómetros campo a través que separan Alájar de El Castaño nos topamos con hordas de senderistas, algunos de ellos en grupos de unos cincuenta individuos. Se dio el caso que en el último trecho antes de bajar al pueblo, un precioso y tupido bosque de galería, hubimos de echarnos a un lado durante varios minutos para dejar pasar a una de estas cadenas humanas formadas por niños y mayores armados de palos de esquí a modo de muletas, cestas para recoger setas (vacías, por supuesto), bolsas de plástico para las castañas, teléfonos móviles, mochilas, cantimploras... la animación era tal que hasta los pájaros callaban para contemplar su paso.

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Contra la crisis, un día en la sierra.

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Y claro, se dirá que uno se está volviendo un tanto misántropo. No es del todo exacto, pues sólo me sucede con cierto tipo de "ántropos", y en según qué circunstancias. Pero en general sí, y a mucha honra.

martes, 23 de octubre de 2012

De panes y no tan panes


Proliferan desde hace años por los supermercados, gasolineras, tiendas y colmados de nuestra península unos productos indignos a los que injustamente se les llama pan, y que están echando por tierra el prestigio de que ha gozado el alimento más noble que ha dado la tierra, presente desde tiempos bíblicos. Me refiero, cómo no, a esas "andaluzas", baguettes, panes supuestamente "de pueblo" o "de horno de leña", que no han visto más horno que la especie de microondas del tamaño de un frigorífico donde el dueño del establecimiento introduce cada poco tiempo una bandeja repleta de masa precongelada, insípida, chiclosa, mezcla de los ingredientes más antinaturales, sopa de emulgentes y conservantes, que al poco tiempo y al toque de un "ding" se convierte en bateas de pan humeante y apetitoso. Apetitoso sólo en apariencia, claro está, pues se trata de un pan sin sustancia, sin miga: hágase la prueba de mezclarlo con agua una vez duro para echarlo de comer a las palomas y se verá en lo que queda. Si ese "pan" se consume en caliente está crujiente y entra bien, cómo no, pero en cuanto se enfría pasa a ser un engendro, un chicle de harina de mala calidad que no hay quien coma, y cuya baratura resulta engañosa, pues además de la poca sustancia resulta indigno llamar pan a ese alimento. Pan es la hogaza de un kilogramo que compro en Alájar, que dura días y días, y cuya miga tiene "miga", como toda la vida de Dios, o también los bollos y otras piezas de panadería que compro aún en Sevilla -todavía llegan a algunas tiendas-. En mi casa estamos acostumbrados a eso, y lo notamos en el paladar si probamos ese otro "pan" que por desgracia se está imponiendo y que nos acecha por todos lados. Basta hacer una prueba: prueben a buscar pan auténtico en Carrefour, o en Mercadona, o en Hipercor. Por muy apetitosas que parezcan las piezas, lean los ingredientes: basura precongelada, probablemente nociva. ¡Como un día pase factura lo que nos metemos en el body...!

domingo, 23 de septiembre de 2012

Ausencias


Esta mañana ha llovido en Alájar. No recuerdo los meses que hacía que no oía las gotas caer, y sobre todo los olores que la lluvia descubre siempre milagrosamente. Estaban ahí, escondidos en la tierra, disfrazados de polvo, y han bastado unas gotas para su resurrección. Hoy la lluvia me ha olido a melocotones maduros; a lavanda frondosa agitada por los niños; a inquietud incierta; a mañanas remotas de la infancia; a las palabras espliego y mejorana; a lombrices excavando túneles en la tierra del jardín; a epílogo feliz de una aventura olvidada; a florecillas blancas nadando en los arriates; a chiquillos con los ojos muy abiertos ante un campo de fútbol arrasado por el aguacero; al primer día de un otoño, de todos los otoños; a campos veloces tras la ventanilla del coche; a humedad en los pies; a luz del color de las uvas maduras; a soledades imposibles; a rosas claras; a trueno; al amanecer de un tiempo que vuelve todos los años, y nos engaña aún con su dulce reclamo de ausencias.

jueves, 30 de agosto de 2012

¿Ecce homo serrano?



Menuda impresión me he llevado esta mañana mientras caminaba por el campo. Me he dado de bruces, colgada de la verja de una finca, con esta muestra de arte religioso popular, fechada doce años atrás, y que tiene todas las trazas de convertirse en un claro antecedente de una famosa escuela de restauración artística campoborjiana.

Seguiremos investigando...

viernes, 24 de agosto de 2012

Apuntes (176): Sugestión ombliguista


En estas últimas mañanas de agosto parece como si las campanas del pueblo y de la Peña repicaran más limpias, o a lo mejor es que el aire es más liviano, y se está sacudiendo las pesadas alfombras del estío.

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El poder de la sugestión: Ignacio tiene otitis, y le estamos aplicando unas gotas en el oído. Esta mañana le dolía la barriguita a Gonzalo, y me ve echando las gotitas a Ignacio. Me dice que le dé algo a él también. Cojo el cuentagotas, voy al grifo y lo lleno de agua. Le digo que se tumbe y que se levante la camiseta. Le echo cuatro o cinco gotas en el ombligo y le digo que se esté quieto unos minutos. Mano de santo: al rato está el niño corriendo y saltando por la casa.

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La piscina de Fuenteheridos tiene un gran encanto: es una piscina rural, con hierba en lugar de césped, poblada por todo tipo de árboles, con el sonido de fondo de las esquilas del ganado y el canto de los gallos. No se oye una máquina; sólo voces y ruidos de la naturaleza. La piscina está prácticamente vacía, a pesar del calor de la jornada. No es tan difícil pasar del horror al paraíso.

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Son repulsivas las imágenes del tal Breivik triunfante tras recibir su veredicto de cárcel, saludando al mundo con el brazo en alto, una alimaña que cazó y mató como si fueran conejos a decenas de jóvenes en una isla noruega, en una escena que parece salida del horror de las peores películas de miedo, y ahora se le permite posar perfectamente trajeado, desafiando al mundo, da la impresión que ha llegado al punto más elevado de su vida. Y todo gracias al Estado de Derecho, un gran avance, hace trescientos años le habrían desollado vivo, o descuartizado atando una soga a sus extremidades tiradas por caballos, y todo a la vista de un público encantado, jaleando el espectáculo. ¿No son ambos extremos igualmente alejados del deseable punto medio?

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Cuando un tipo es capaz de escribir su autobiografía a los 34 años, cuando aún le quedaban 56 años de vida, y contar lo que cuenta, como lo hace Robert Graves en Adiós a todo eso, uno no sabe si sentir envidia, frustración o admiración, o las tres cosas juntas. Por lo que estoy pudiendo comprobar, la Gran Guerra marcó a fuego a los que combatieron en ella, muy por encima de cualquier otra guerra.

sábado, 18 de agosto de 2012

Apuntes (175): El "santo" de Alájar: Y le dicen romería...


Un día es especial cuando lo vestimos con traje de luces, aunque llueva a cántaros, o precisamente cuando llueve a cántaros.

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Hoy, Romería de San Bartolomé en Alájar. Lo del santo es una excusa para emborracharse a conciencia en los siete kilómetros de carril que van desde el pueblo a la ermita. Se trata, además, de una borrachera muy por el estilo de las que cogen cada fin de semana los jóvenes en las botellonas: nada de hacer el camino andando; se llevan sus coches macarras, abren los maleteros provistos de millones de watios y ponen la música, por decir algo, a la que nos tienen acostumbrados un día sí y otro también, de modo que se oiga en toda la provincia de Huelva. Fuimos con los niños y unos amigos del pueblo, pensando que estaba bien participar de las tradiciones, pero el espectáculo que presenciaron fue lamentable, bochornoso. No entiendo que tengan que tomar el pretexto del día del santo para coger esa enorme cogorza itinerante; podrían hacerlo cualquier otro día, además sin molestar a los pocos que se toman aquello como una parte de la cultura de su pueblo. No volveré, y menos con mis hijos: que estos niñatos y no tan niñatos hagan lo que quieran con el pobre de San Bartolomé, a fin de cuentas no se me ha perdido nada allí.

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Los niños se bañaron durante horas en Charco Hondo, y exploraron la ribera en busca de criaturas fluviales. Se lo pasaron pipa: con el tamaño que tienen, para ellos aquel riachuelo debía de ser poco menos que el Amazonas, y yo contribuía alertándoles de que había visto cocodrilos merodeando.

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Me he pasando el día diciéndome: ¡Qué pena de juventud! Pero es una frase odiosa, y además ellos no parecían muy apenados. Hay causas que no merecen la pena.

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Cada uno tiene sus fobias: la mía es un niñato tipo de diecisiete años, inculto hasta el tuétano del cráneo, descamisado, montado en una mierda de coche tuneado, con el equipo de música, que vale más que el coche, reventando los tímpanos de todo animal situado a un kilómetro a la redonda, y siendo rociado por sus compinches con un garrafón de mejunje alcohólico que le chorrea viscoso por su piel de alimaña.

sábado, 7 de abril de 2012

De rabilargos, mojinos y alajeños


Me fascinan esos apodos tan ingeniosos que reciben los habitantes de los pueblos, hasta el punto de que el gentilicio oficial no lo usa nadie, si acaso los del INE para hacer las estadísticas. Como soy un cateto de ciudad no he conocido esto de primera mano hasta que he frecuentado los pueblos de la sierra de Huelva, sobre todo Alájar, donde hasta han empezado a salirme radículas (ver RAE, que sois unos incurtos). El gentilicio de este pueblo es alajeños o alajareños (este último no lo usa absolutamente nadie) pero los pueblos de alrededor les llaman mojinos, algo que no les gusta demasiado. Podría pensarse que el apodo tiene un sentido insultante, escatológico o directamente sexuarl, pero sorprendentemente el campo semántico (hoy me he levantado pedante) de la palabra es muy distinto, pues hace referencia a la Cyanopica cyanus, ave muy común en nuestro país, conocida generalmente como rabilargo, o también mojino. Se trata de un pájaro de costumbres gregarias, que suele vivir en grupos de hasta cincuenta individuos. A los alajeños se les llama mojinos debido a que cuando salen fuera de su localidad lo hacen en grupos, para sentirse arropados, porque al parecer se sienten desprotegidos fuera de su tierra si lo hacen en soledad. Ya he dicho que ellos no están muy de acuerdo con esta circunstancia, seguramente porque el apodo de mojinos no es precisamente muy airoso, pero se trata de un pueblo muy cerrado en sí mismo durante siglos, procedente de emigraciones leonesas a Sierra Morena, que no está de paso en ninguna ruta, y que por tanto se ha mantenido muy aislado hasta tiempos muy recientes. Eso es algo que se palpa aún en el ambiente, y además se observa un contraste muy grande con localidades muy cercanas como Aracena o Fuenteheridos, mucho más "cosmopolitas", si es que puede aplicarse este término en una zona tan alejada de los núcleos urbanos.

Qudémonos, pues, con este gentilicio tan original, que no conviene perder las tradiciones, aunque no me cabe duda de que, ya puestos, ellos preferirían que en vez de mojinos les llamaran rabilargos, que al fin y al cabo es el mismo pájaro, pero resalta unos atributos mucho más decorosos, más viriles, algo de lo que se puede presumir.

jueves, 8 de marzo de 2012

Filosofía, Poesía y Economía


Acabo de caer en la cuenta de un hecho sorprendente y obvio al mismo tiempo: si todos los filósofos que han existido a lo largo de la historia, desde los presocráticos a el Beni de Cádiz, no hubieran escrito ni enseñado nada, el mundo habría seguido exactamente el mismo curso, y los hombres no serían ni más ni menos felices: simplemente se afanarían, como siempre, en hacer más placentero su paso por esa vida que tanto analizan los secuaces de Descartes.

La poesía, en cambio, es un arte claramente utilitario, mucho más incluso que la Economía, porque alimenta el alma, y eso, aunque no se sabe muy bien qué es, son palabras mayores, a ese festín nos apuntamos todos con avidez. Algunos, todo sea dicho, se quedan con la gastronomía, que alimenta el cuerpo.

En cuanto a la Economía, para qué vamos a hablar, es una ciencia que ni está ni se la espera, una alfombra roja para las plagas, un castigo que se remonta al pecado original, algo que pudiendo ser muy simple nos empeñamos en enredar con arabescos matemáticos, teneduría de cuentas y esclavitudes milenarias. Al menos me da de comer. Eso sí, suscribo una economía donde se produzca sólo lo que necesitamos para ser felices, y que esa modesta cantidad llegue a todos los seres humanos, y si no es mucho pedir, que éstos no se multipliquen como conejos; es más, sería conveniente reducir su número, yo borraría de un plumazo toda la China, incluyendo los chinos expatriados, el Islam enterito, los agonías que trabajan más de ocho horas al día, los gilipollas que en el mundo han sido, y así hasta quedarme solo con mi familia y mis amigotes, que nos íbamos a comer y beber el manso, en Alájar a ser posible.

Ya veis, cada uno tiene sus sueños.