Física breve
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Acaso elemental para quienes hayan estudiado estos temas, acaso compleja
para quienes lo ignoren, reúne esta obra dos virtudes cardinales: belleza y
brev...
Hace 5 horas
El cuaderno de José Miguel Ridao
Ningún escritor dispone de un poder verbal capaz de rivalizar con la imaginación de sus lectores; así, todo su arte consiste en tocar esa tecla.
El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o al cangrejo, un animal enfermo. La conciencia es una enfermedad.
La irresponsabilidad –que es otro nombre de la felicidad- constituye un privilegio denegado a la gente trabajadora y concienzuda, pobres diablos sobre cuyos hombros descansa la marcha más o menos positiva de este bajo mundo.
¡Tres años para escribir dos versos! Los canto para mí mismo y lloro…
La recompensa del arte no es ni la gloria, ni el éxito, sino la intoxicación.
Un investigador universitario es un individuo que sabe cada vez más de un asunto siempre menor, de suerte que termina por saber todo de nada.
Hoy en día, por una irónica paradoja, el lumpenproletariat está condenado al ocio forzado de un desempleo crónico y degradante, mientras que los miembros de la élite educada, cuyas profesiones liberales han sido transformadas en máquinas dementes de hacer dinero, se condenan a sí mismas a la esclavitud de un trabajo abrumador que no cesa ni de día ni de noche, sin tregua, hasta que revientan en la tarea, como acémilas aplastadas por su propia carga.
¿Es posible imaginar a un pez que se asombre de que el agua moje? Es que nuestra verdadera patria es la eternidad; nosotros no somos más que visitantes de paso en el tiempo.
Los norteamericanos influyen en París. Lo estropearán todo. El dólar es demasiado fuerte, y esta gente se halla tan bien dispuesta para dejarse corromper... Francia, que sabe sacar esa fuerza de flaqueza que es su patriotismo cuando llega el momento de peligro, debía alarmarse ahora tanto como cuando los alemanes iban hacia París. Pero los franceses, que resistieron al hierro, no resisten al oro. Es lástima. Esos tíos de Chicago lo van a estropear todo.Pues menos mal que llegaron los tíos de Chicago en el 44 a Normandía, que si no...
Es un efecto tremendo oír cantar al lado de uno. Conforme estoy sentado detrás del bastidor, los cantantes vienen a veces y desde allí cantan lo que en el teatro llaman canciones internas. Los veo de abajo arriba, con sus trajes de seda, cantando y mirando al director de orquesta a través de una rendija en la decoración. La voz vibra de tal manera que se ven todas las carnes del cantante bailotear y quedarse temblando en las notas agudas. Hay dos excepciones: Titta Ruffo y Massini Pieralli. Cuando cantan no vibran ellos, vibra todo lo que hay al lado de ellos. Vibro yo y si pongo una mano en la madera de la armadura de la decoración, también la madera está vibrando. Les sale y les entra el aire en el pecho como en un fuelle de fragua, y es sólo la garganta lo que suena. Al lado de ellos, se les mira la boca y no se oye salir de ella ningún sonido, pero después suena todo, así que se les ve articular las palabras con los labios, con la lengua y con los dientes y quien las pronuncia es el escenario, la decoración, los telares, la orquesta, el público, la sala, el teatro todo, hasta la luz de la batería parece que suena. Esto lo llaman en el teatro emisión de voz.
Cuando hay función regia a veces viene el rey a verlos y entonces la rotonda se llena de policías que miran de mala manera a todo el mundo y de militares en traje de gala que vienen detrás del rey. A Anselmi, como es muy elegante, le alegran mucho estas visitas, pero a Titta Ruffo, que dicen fue carretero, le enfadan. Una noche llegaron los policías y empezaron todos a decir: «¡Que viene el rey!». Echaron a todo el mundo, menos a las coristas y a las visitas que eran duques o cosa así y tenían sombrero de copa. Y todos se quedaron muy callados esperando la llegada del rey. Conque, va Titta Ruffo y con el vozarrón que tiene y la puerta del cuarto abierta empieza a cantar:
- ¡Mierda! ¡Miieerda! ¡Miieerda! ¡Mierdaaaa!
Nadie se atrevía a decirle nada y él venga a cantar todo lo fuerte que podía. Al rey no le debió de gustar, porque después el comisario regio que tiene el teatro le preguntó si no podía cantar otra cosa.
- Sabe usted -le dijo Titta Ruffo-, es una palabra que va muy bien para ensayar la voz. Tiene el mi, el re y el la.
Y desde entonces, antes de salir a cantar llenaba de «mierdas» todos los pasillos del Real. Cuantos más sombreros de copa había, más «mierdas» soltaba.
You speak of robbery, cruelty, and murder. There are too many Busne, brother; if there were no Busne there would be neither robbery nor murder. The Calore neither rob nor murder each other, the Busno do; nor are they cruel to their animals, their law forbids them.
Hablas de robo, crueldad, asesinato. Hay demasiados busne (no gitanos), hermano; si no hubiera ningún busne no habría robos, ni asesinatos. Los calore (gitanos) no roban ni se matan entre ellos, los busne si lo hacen; ni son crueles con sus animales, la ley se lo prohíbe.Un pueblo errante siempre se cree el centro del mundo, no está programado genéticamente para la convivencia. Tampoco suele tolerar en absoluto al extraño. A partir de ahí podemos pensar en qué es el racismo, cuáles son sus consecuencias y qué soluciones pueden aplicarse.