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domingo, 9 de octubre de 2011

Apuntes (133): Falsos poetas falsos


Un gran libro no es el que nos enseña muchas cosas, sino el que nos las muestra, las disfrutamos y después se nos olvidan.


~

Casi siempre hay una frase, o un párrafo, que salva un libro. Eso dice Trapiello en uno de sus diarios, y eso mismo, justamente, me ha sucedido con su libro, que estaba pasando sin pena ni gloria, dejándome más bien indiferente, hasta que leí una frase ciertamente brillante y aleccionadora. Viene a decir el poeta leonés que los escritores buscan muchas veces la cuadratura del círculo: por un lado quieren la gloria y el reconocimiento, y por el otro pretenden mantenerse al margen del tráfago mundano de presentaciones, entrevistas y críticas, algo que sin duda está en las antípodas de todo creador medianamente coherente consigo mismo y con su obra. Trapiello es lo suficientemente honesto como para expresar en voz alta este pensamiento, y de su obra deduzco que, a pesar de todo, está más cerca de la segunda opción, pero... ¡Cuánta falsedad hay entre los poetas!

~

Cuando uno tiene una opinión muy definida sobre algo pongamos por caso que yo piense que Eliot es un gran poeta—, se pone una venda en los ojos ante cualquier percepción que contradiga esta opinión. En el ejemplo, por muy horrible e infumable que fuera un poema de Eliot, juraría ante todos los dioses de la poesía que se trata de una obra de arte.

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Es fácil desenmascarar a los escritores que conocemos en persona: si las palabras que escriben nos chirrían puestas en su boca, están sentenciados: la impostación en literatura suele ser sinónimo de vaciedad.

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... Y a lo mejor mis amigos piensan que soy yo quien chirrío, y estoy vacío con tanto ripío.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Poetas dopados


Debería haber controles antidoping para los poetas. No tiene ningún mérito atiborrarse de anfetas, fumarse veinte canutos en un cuarto de hora o zamparse un revuelto de amanita muscaria para alcanzar el trance creador. Que se lo digan a los bohemios del XIX, que se ponían de absenta hasta las trancas, así salen en los retratos con esos ojos alucinados. Lo difícil es escribir poesía a las diez de la noche, después de un largo día de trabajo y cuando los niños se han ido por fin a la cama. Ahí querría yo ver a Poe, a Verlaine y a su amiguito Rimbaud, con ese careto de degenerado, a Baudelaire o al mismo Bécquer.

La cosa viene de lejos, no hay más que recordar al Dante, que descendió al infierno nada menos que con Virgilio, un infierno con nueve círculos, como si fuera un capirote, que es lo que tenía en la cabeza el poeta florentino. Todas las épocas y todas las latitudes están repletas de poetas tronados por el efecto de sustancias extrañas. Si tomamos nuestro siglo de oro, Lope era un hiperactivo redomado, enganchado a la droga más dura: la que te la pone dura; la mala leche de Quevedo no era normal, o bien tenía almorranas o era aficionado a la quinina; en cuanto a Góngora el pobre era cascarón de huevo. Es cierto que algunos, como Unamuno o el propio Cervantes, parecen bastante cuerdos, pero así les salieron los poemas a los pobres. Podríamos hablar de muchos contemporáneos, pero lo voy a dejar aquí no vaya a ser que me lean, y con lo locos que están me peguen un tiro.

Si nos vamos fuera de nuestro país el asunto se vuelve aún más interesante. Tenemos, por ejemplo, el caso de Eliot, que aparece muy serio en las fotos pero su nariz de cuervo le delata: por ahí le cabía el manso, y si no a ver cómo iba a escribir esos versos tan raros con pájaros que hablan y cadáveres plantados en los jardines. El mismo Rilke, sin ir más lejos, que trata con tanta confianza a los arcángeles de los órdenes celestiales y cuya alma elevada circula siempre por arroyos impetuosos, forzosamente tenía que fumarse algo raro para tener esas visiones. De los rusos ni merece la pena hablar, todo el mundo sabe que están locos, probablemente intoxicados con el té que beben a todas horas de esos samovares que se los imagina uno como estufas humeantes.

Y por ir terminando con algún otro ejemplo, tomemos a los poetas americanos más insignes. Dejando aparte a Poe, cuya familiaridad con todo tipo de estupefacientes no ofrece ninguna duda, pensemos en Whitman, contemplemos su retrato, con esas barbas de patriarca bíblico. Un yonqui en toda regla, sólo he visto tíos más feos que él aparcando coches en el Virgen del Rocío.


Para ser honestos y en honor a la verdad, debo reconocer que ha habido y hay algunos (pocos) poetas limpios. Un ejemplo es Pessoa, aunque sólo a medias, porque todos los días se tomaba sus buenos lingotazos en una barra del Chiado, y el pobre murió alcoholizado, pero lo cierto es que el alcohol no le hizo el más mínimo efecto, el tío no era más cenizo porque rompió el molde al nacer, cualquiera que hubiese bebido como él habría compuesto como mínimo un par de odas y alguna jaculatoria. Sin embargo, existe un caso clarísimo de excelsitud poética combinada con limpieza de sangre: la gran poeta estadounidense Emily Dickinson.
Leyendo sobre su vida y contemplando el famoso daguerrotipo que le hicieron resulta ab-so-lu-ta-men-te imposible que esa mujer haya bebido algo distinto al agua en toda su vida.
Uno que fue muy cuco es Basho, que consiguió pasar a la historia de la poesía con el salto de la rana. Y ya para terminar, el poeta que se lleva la palma, aquél que hubiera pasado todos los controles antidoping del momento, no es otro que Hölderlin. La gente cree que estaba loco, pero es rigurosamente falso: lo que ocurre es que el tío era un artista, y se las arregló para engañar a todos y vivir de gorra en la casa de un carpintero con una habitación para él solo donde escribir tranquilamente sus poemas.

domingo, 7 de agosto de 2011

Poesía y lenguaje

Un poeta debe utilizar como material su propio idioma tal como se habla en realidad a su alrededor.
T.S. Eliot
Cuanto más lo leo, más me convenzo de la sabiduría poética de Eliot. Los poetas del siglo de oro empleaban un léxico riquísimo, que hoy en día nos resulta extraño, pero el pueblo llenaba los corrales de comedias para ver las obras de Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón o el mismo Cervantes. Todas las capas de la población entendían un lenguaje que hoy se escapa en parte a los aficionados más cultos. Es indiscutible que el lenguaje actual se ha empobrecido, y esto ha ocurrido no sólo en nuestro idioma; basta con leer a Shakespeare para darse cuenta. Como bien dice Eliot, el poeta debe trabajar con los mimbres disponibles en su tiempo. Esto no debe suponer un empobrecimiento de la poesía: nuestro léxico actual es suficiente para expresar virtualmente cualquier sentimiento, pero nos avisa de lo artificial que resulta una poesía alambicada, empleando un lenguaje forzado que lo más que hace es enturbiar la materia poética.

miércoles, 27 de julio de 2011

Time


¿Pasa el tiempo ante nuestros ojos, o son nuestros ojos los que viajan, dejando atrás el tiempo iluminado por sus rayos? No es poco lo que está en juego: el tiempo fugaz, en continuo movimiento, que va dejando su huella cruel sobre nuestro cuerpo, o el tiempo como un manto eterno e infinito que nos envuelve en nuestro caminar por el mundo, en un viaje ridículo entre dos marcas temporales.
Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.
Presente, pasado y futuro se unen en la sábana del tiempo, que puede permanecer quieta o moverse bajo nuestros pies, haciéndonos caer con estrépito. El tiempo es una substancia viscosa, inmensa, invisible, pero intuida por todos los seres vivos. Y en la muerte… el tiempo sigue acariciando a lo que ha sido, y vuelve sobre el ser una y otra vez, en infinitas resurrecciones que escapan a nuestros sentidos, pero son el único sentido de nuestra existencia.

Sin el tiempo no habría vida, ni la muerte cobraría su presa. El tiempo es una alfombra mágica de flecos tenebrosos. Un aliento, una obsesión, la razón de no extinguirse, el pañuelo en que lloramos y la risa cristalina de una niña de ocho años. Porque cuando tenga ochenta ya no es una niña, y puede que siga riendo, pero habrá llorado mucho todos esos años; los años que le ha robado el tiempo y que, quién sabe, algún día le devolverá.

sábado, 18 de junio de 2011

Las alas del tiempo



Go, go, go, said the bird: human kind
Cannot bear very much reality.
T.S. Eliot: The four Quartets (I): Burnt Norton

jardín de otoño
el misterio del tiempo
bate sus alas

miércoles, 1 de junio de 2011

Apuntes (104): Las rosas de mi jardín



Junio no es el mes más cruel, al menos este año. Ha entrado suave, acunado por las últimas lluvias de mayo, sin saber muy bien las intenciones de ese sol tan alto y poderoso. It's not breeding lilacs, but roses. Rosas rojas y blancas en el jardín, toda la tapia cubierta, esplendorosa, de un blanco rosáceo elevado al infinito en esta primavera tardía, verano ya en la ciudad, tiempo intenso de días largos, paseos interminables al caer la tarde, preludio de ojos claros que se entornan en la penumbra adormecida de postigos de madera entrecerrados.

~

De todos los olores, el que más recuerdos me trae es el de las adelfas florecidas en verano. Desde muy niño pasaba los largos meses del verano en un bonito pueblo de la costa, y por las tardes acudía a hacer deporte a un sitio rodeado de dunas y pinares, donde el olor dulzón de las adelfas se apoderaba de nosotros nada más llegar. No hacía allí nada especial, ni tengo recuerdos de emociones grandes; mi vida nunca las tuvo; a veces me pregunto si he vivido de verdad. Ese aroma simplemente me lleva a la adolescencia, y me hace sentir como me sentía entonces, con mis dudas razonables y mi tranquila indiferencia, que no me ha abandonado después, pero se ha vestido con ropajes caros. Tan sólo eso, el retroceder varias décadas, un cosquilleo en el estómago que me hace intuir lo que fui entonces y en lo que me he convertido. Una constatación de que el tiempo pasa y yo me quedo, tan frágil como entonces, tan asombrado, tan joven, tan dormido, tan vivo, a ratos tan luminoso y apagado.

viernes, 13 de mayo de 2011

T.S. Eliot: The Waste Land. I. The Burial of the Dead


Impresionante arranque del gran poema épico de Eliot.

El mes más cruel es el de abril; engendra
lilas de la tierra muerta; mezcla
la memoria y el deseo, remueve
raíces apagadas con lluvia de primavera.
Nos abrigó el invierno con su manto, cubriendo
la Tierra de nieve sin memoria, alimentando
un hálito de vida con tubérculos secos.
Nos sorprendió el verano, llegando al Starnbergersee (1)
en medio de la lluvia; descansamos en la columnata,
y seguimos bajo la luz del sol, hacia el Hofgarten,(2)
y bebimos café, y hablamos durante una hora.
Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.(3)
Y cuando éramos niños, y nos quedábamos en casa del archiduque,
mi primo, él me montaba en un trineo,
y yo me asustaba. Él decía, Marie,
Marie, agárrate fuerte. Y nos deslizábamos pendiente abajo.
En las montañas se siente uno libre.
Yo leía la mayor parte de la noche, y marchaba al sur en el invierno.

¿Qué son esas raíces que se agarran, qué ramas crecen
de esta basura pedregosa? Hijo del hombre,
tú no puedes decir, ni adivinar, porque sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol golpea,
y el árbol muerto no da sombra, ni el grillo da tregua,
y por la piedra seca no resuena el agua. Sólo
hay una sombra bajo esta piedra roja,
(ven bajo la sombra de esta piedra roja),
y te mostraré algo diferente, bien
tu sombra persiguiéndote por la mañana
o tu sombra elevándose para encontrarte al atardecer;
Te mostraré el miedo en un puñado de polvo.
Frisch weht der Wind
Der Heimat zu,
Mein Irisch Kind,
Wo weilest du?(4)
"Tú me diste jacintos por primera vez hace un año;
"me llamaban la joven de los jacintos."
–Pero cuando volvimos, ya tarde, del jardín de los Jacintos,
tus brazos colmados, y tu pelo húmedo, no pude
hablar, y mis ojos naufragaron, no estaba
ni vivo ni muerto, y no sabía nada,
mirando al centro de la luz, al silencio.
Oed' und leer das Meer.(5)

Madame Sosostris, famosa vidente,
tenía un fuerte resfriado, y sin embargo
se dice que es la mujer más sabia de Europa,
con una siniestra baraja de cartas. Aquí, dijo ella,
está tu carta, el navegante fenicio ahogado,
(esas perlas fueron sus ojos. ¡Mira!)
Aquí está Belladona, la Dama de las Rocas,
la dama de las circunstancias.
Aquí está el hombre con tres báculos, y aquí la Rueda,
y aquí está el mercader tuerto, y esta carta
que está en blanco, es algo que transporta a sus espaldas,
que no me está permitido ver. No encuentro
el Ahorcado. Teme a la muerte en el agua.
Veo multitudes de personas, caminando en círculo.
Gracias. Si ves a la querida Mrs. Equitone,
dile que llevaré yo misma el horóscopo:
hay que tener cuidado en estos días.

Ciudad irreal,
bajo la niebla ocre de un amanecer de invierno,
Una multitud cruzó por el Puente de Londres, tantos,
que no pensaba que la muerte había deshecho a tantos.
Se exhalaron suspiros, cortos e infrecuentes,
y cada hombre fijaba la mirada en sus pies.
Subieron la pendiente y bajaron hacia King William Street,
a donde Saint Mary Woolnoth guardaba las horas
con un sonido muerto en el último toque de las nueve.
Allí vi a un conocido, y le paré, gritando: "¡Stetson!
"Tú que estuviste conmigo en los barcos en Mylae!(6)
"Ese cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,
"¿ha empezado a germinar? ¿Florecerá este año,
"o la helada repentina ha perturbado su lecho?
"!Oh, mantén el Perro lejos de aquí, que es amigo de los hombres,
"o de nuevo lo desenterrará con sus uñas!
"¡Tú, hypocrite lecteur!—mon semblable—mon frère!"(7)


April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
Winter kept us warm, covering
Earth in forgetful snow, feeding
A little life with dried tubers.
Summer surprised us, coming over the Starnbergersee
With a shower of rain; we stopped in the colonnade,
And went on in sunlight, into the Hofgarten,
And drank coffee, and talked for an hour.
Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.
And when we were children, staying at the archduke's,
My cousin's, he took me out on a sled,
And I was frightened. He said, Marie,
Marie, hold on tight. And down we went.
In the mountains, there you feel free.
I read, much of the night, and go south in the winter.
What are the roots that clutch, what branches grow
Out of this stony rubbish? Son of man,
You cannot say, or guess, for you know only
A heap of broken images, where the sun beats,
And the dead tree gives no shelter, the cricket no relief,
And the dry stone no sound of water. Only
There is shadow under this red rock,
(Come in under the shadow of this red rock),
And I will show you something different from either
Your shadow at morning striding behind you
Or your shadow at evening rising to meet you;
I will show you fear in a handful of dust.
Frisch weht der Wind
Der Heimat zu,
Mein Irisch Kind,
Wo weilest du?
"You gave me hyacinths first a year ago;
"They called me the hyacinth girl."
–Yet when we came back, late, from the Hyacinth garden,
Your arms full, and your hair wet, I could not
Speak, and my eyes failed, I was neither
Living nor dead, and I knew nothing,
Looking into the heart of light, the silence.
Oed' und leer das Meer.
Madame Sosostris, famous clairvoyante,
Had a bad cold, nevertheless
Is known to be the wisest woman in Europe,
With a wicked pack of cards. Here, said she,
Is your card, the drowned Phoenician Sailor,
(Those are pearls that were his eyes. Look!)
Here is Belladonna, the Lady of the Rocks,
The lady of situations.
Here is the man with three staves, and here the Wheel,
And here is the one-eyed merchant, and this card
Which is blank, is something he carries on his back,
Which I am forbidden to see. I do not find
The Hanged Man. Fear death by water.
I see crowds of people, walking round in a ring.
Thank you. If you see dear Mrs. Equitone,
Tell her I bring the horoscope myself:
One must be so careful these days.
Unreal City,
Under the brown fog of a winter dawn,
A crowd flowed over London Bridge, so many,
I had not thought death had undone so many.
Sighs, short and infrequent, were exhaled,
And each man fixed his eyes before his feet.
Flowed up the hill and down King William Street,
To where Saint Mary Woolnoth kept the hours
With a dead sound on the final stroke of nine.
There I saw one I knew, and stopped him, crying: "Stetson!
"You who were with me in the ships at Mylae!
"That corpse you planted last year in your garden,
"Has it begun to sprout? Will it bloom this year?
"Or has the sudden frost disturbed its bed?
"Oh keep the Dog far hence, that's friend to men,
"Or with his nails he'll dig it up again!
"You! hypocrite lecteur!—mon semblable—mon frère!"


NOTAS

(1) El Starnbergersee es un lago cercano a Munich.

(2) Hofgarten son unos jardines en el centro de Munich.
(3) ”Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch” es alemán: “No soy rusa en absoluto, procedo de Lituania, soy una alemana auténtica”.
(4) Frisch weht der Wind / Der Heimat zu, / Mein Irisch Kind, / Wo weilest du? Son unos versos que aparecen en la opera de Wagner “Tristán e Isolda”:
Sopla fresca la brisa
Hacia nuestro hogar.
Mi niña irlandesa,
¿dónde te vas a quedar?
(5) Oed' und leer das Meer : Otro verso de Tristán e Isolda:
Desolado y vacío está el océano
(6) Mylae fuen una batalla naval entre romanos y cartagineses en la primera guerra púnica. Tuvo lugar cerca de Sicilia.
(7) "You! hypocrite lecteur!—mon semblable—mon frère!" Pasaje del prólogo de “Les fleurs du mal”, de Baudelaire.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Apuntes (XCVIII): De citas, Sabatos y Sábatos


Leo a Sabato que “hay por lo menos dos formas de mostrar una erudición irritante: una, acumulando citas, y otra, no haciendo ninguna”. Y viene esta cita al pelo de lo que decía el otro día que las citas son una mariconada. Claro, que si lo dice Sabato no es lo mismo que lo diga yo, ahora el argumento tiene mucho más peso, y más todavía habiéndose muerto hace unos días –no entiendo esa manía de leer a la gente cuando se muere-. Volviendo a la cita de Sabato, que cito aquí sin que sirva de precedente, y que he extraído de un capítulo titulado “Citas” del interesantísimo libro “Uno y el universo”, que curiosamente me entraron unas ganas locas de leer cuando me enteré de su muerte; volviendo, digo, a esa cita –siempre he odiado a los escritores que utilizan tantas perífrasis y circunloquios que pierde uno el hilo de sus argumentaciones-, pues eso, que en la cita dice Sabato que los que no hacen citas son eruditos irritantes, y uno se da por aludido –y de paso alude a Trapiello-, porque si he puesto la cita en esta entrada es porque quería hablar de ella, no porque me gusten las citas, no sé si me explico. El caso es que yo no me habría visto nunca como un erudito, y menos irritante, y si sigue uno leyendo –no pongo la cita completa para que no me acusen de citar demasiado-, va y me llama el tío “genio”, dice que esa cualidad la tienen los genios, pero inmediatamente después viene a decir que soy un genio gilipollas, y que si no pongo citas es porque me miro el ombligo porque el único escritor con categoría suficiente para merecer que le cite soy yo mismo. Qué queréis que os diga, me da igual lo de gilipollas, si es que soy un genio. Todo lo gilipollas que se quiera, pero genio, con dos cojones.

~

El lector perspicaz habrá notado que escribo “Sabato” sin tilde en la “a”. A lo mejor ya lo sabéis, pero he hecho mis averiguaciones (en realidad Mr. Google hace el trabajo por mí) y he descubierto que lo correcto es escribirlo sin tilde, pero pronunciarlo como una palabra esdrújula. Parece ser que el apellido es de origen italiano, calabrés, y de ahí la confusión. Ahí queda eso, en este blog se respira cultura; Sabato nada menos, y Eliot, y Ezra Pound, y el diccionario andurrialero… ¡Casi na!

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Estoy traduciendo The Waste Land, de Eliot. Cito los primeros versos, que son impactantes: "April is the cruellest month, breeding / Lilacs out of the dead land, mixing / Memory and desire, stirring / Dull roots with spring rain".

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Y otra cita, ahora de Pound: "A man of genius has a right to any mode of expression".

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Iba a terminar con una cita mía, pero es un honor demasiado grande para Eliot y Pound.

viernes, 29 de abril de 2011

Apuntes (XCIV): Despertares


Escucho a mi interlocutor, no como quien oye llover, sino como quien siente nevar; así de suaves aterrizan en mis oídos sus voces destempladas, sus miserias aventadas en el espacio cautivo de la sala grande, de la que sólo puedo escapar sumergiéndome en mi olvido.

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Una vuelta a la normalidad, según el uso, pero... ¿qué es lo normal? ¿La rutina? ¿El paso indolente de los días, tan parecidos unos a otros como las lágrimas de una virgen? Debe de haber un término medio entre la normalidad y el sufrimiento, que permita soñar despierto, aún sabiendo lo que nos encontraremos al despertar.

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Y al despertar, lo que vemos no nos gusta nunca, porque nos arranca del mundo soñado largo tiempo. Cada sueño es una eternidad idealizada, un sitio confortable donde reírnos en buena compañía de esa otra vida absurda de horas contadas, y con la espada de Damocles pendiendo siempre sobre nuestras almas.

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No hay lírica en el tedio, como tampoco hay tedio en la lírica.

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"Winter kept us warm", dice Eliot en The Waste Land. Y qué pereza da salir al frío de la primavera, a ese despertar incierto que nos invade sin que lo podamos controlar, y que nos hace añorar por momentos el frío paralizante y mullido del invierno.

jueves, 21 de abril de 2011

Apuntes (XCI): De clásicos intocables y jazmines morunos


Leo a Baudelaire, Les fleurs du mal, y sus versos se me antojan almibarados, o, empleando una palabra horrible, cursis. Siente uno cierta prevención al criticar a un poeta consagrado, que ha pasado a la historia como un grande, pero para mí los grandes de verdad atraviesan el tiempo, y sus versos no envejecen, porque están más allá de la fama que alcanzaron o que se les negó en vida.

~

Conviene leer a los clásicos sin prejuicios, ni positivos ni negativos, para paladearlos con nuestro sentido del gusto actual, sin imposturas. Entonces disfrutaremos realmente de su arte, o los desecharemos por pretenciosos.

~

No eran madreselvas lo que olía el otro día, sino el árbol del paraíso. He vuelto a la misma terraza, y contemplo hasta cuatro magníficos ejemplares repletos de sus inconfundibles flores ligeramente rosadas. Es generosa la naturaleza, que al ver cómo caen los últimos pétalos de azahar se apresura a dar la bienvenida a otras flores de perfume intenso y primaveral, para no dejar huérfanos nuestros sentidos.

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Y hablando de perfume intenso, nada como los jazmines morunos. Hacíamos el otro día el sendero de los molinos en Alájar y pasamos por una cerca cuajada de estas flores. Ya antes de verlas su aroma nos las anunció, y al llegar a su altura el olor dulzón se hacía casi insoportable. Me acordé de este haiku (o ridaiku) de Miguel d'Ors: Tantos jazmines, / tantos jazmines, tantos... / ¡qué pestilencia!

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Todo lo que he buscado en vano en Baudelaire lo he hallado en Dickinson y en Eliot. Hay una poesía que es intemporal, mientras que las flores esplendorosas llega un momento en que languidecen.

miércoles, 20 de abril de 2011

T.S. Eliot: The Four Quartets. East Coker (III)


Oh oscuro, oscuro, oscuro. Todos ellos caen en lo oscuro,
los espacios vacíos interestelares, el vacío dentro del vacío,
los capitanes, banqueros, eminentes hombres de letras,
los generosos mecenas del arte, los estadistas y los gobernantes,
distinguidos funcionarios, presidentes de muchos comités,
magnates industriales e insignificantes contratistas, todos caen en lo oscuro,
y oscuro el Sol y la Luna, y el Almanaque de Gotha
y la gaceta de la Bolsa, el Directorio de los Directivos,
y frío el sentido y ausente el motivo de la acción.
Y todos vamos con ellos, hacia el funeral silencioso,
el funeral de nadie, porque no hay nadie a quien enterrar.
Yo dije a mi alma, está tranquila, y deja que lo oscuro te invada,
que será la oscuridad de Dios. Como en un teatro
las luces se apagan, porque se va a cambiar la escena,
con un vacío retumbar de alas, con un movimiento de oscuridad en oscuridad,
y sabemos que las colinas y los árboles, el panorama distante
y la atrevida e imponente fachada están siendo retiradas—
O, cuando un vagón subterráneo, en el metro, se para demasiado tiempo entre dos estaciones,
y la conversación se anima y lentamente se apaga en el silencio,
y ves cómo ahonda detrás de cada cara el vacío mental,
quedando sólo el terror creciente de no pensar en nada;
o cuando, bajo el influjo del éter, la mente está consciente, pero consciente de nada—
Yo dije a mi alma, está tranquila, y espera sin esperanza,
porque la esperanza sería esperanza de la cosa equivocada; espera sin amor,
porque el amor sería amor de la cosa equivocada; aún queda la fe,
pero la fe y el amor y la esperanza se encuentran todos en la espera.
Espera sin razón, porque no estás listo para la razón:
Así la oscuridad será la luz, y la quietud el baile.
Susurro de arroyos, y relámpago de invierno.
El tomillo silvestre oculto, y la fresa silvestre,
las risas en el jardín, éxtasis que resuena,
no perdidas, pero necesitadas, apuntando a la agonía
de la muerte y el nacimiento.

Dices que estoy repitiendo
algo que ya he dicho antes. Lo diré otra vez,
¿lo diré otra vez? Para llegar allí,
para llegar donde tú estás, para volver de donde no estás,
debes ir por un camino en el que no haya éxtasis.
Para llegar a lo que no sabes
debes ir por un camino que es el camino de la ignorancia.
Para poseer lo que no posees
debes ir por el camino de la desposesión.
Para llegar a lo que no eres
debes ir a través del camino en que no estás.
Y lo que no sabes es la única cosa que sabes,
y lo que posees es lo que no posees,
y en donde estás es donde no estás.


O dark dark dark. They all go into the dark,
The vacant interstellar spaces, the vacant into the vacant,
The captains, merchant bankers, eminent men of letters,
The generous patrons of art, the statesmen and the rulers,
Distinguished civil servants, chairmen of many committees,
Industrial lords and petty contractors, all go into the dark,
And dark the Sun and Moon, and the Almanach de Gotha
And the Stock Exchange Gazette, the Directory of Directors,
And cold the sense and lost the motive of action.
And we all go with them, into the silent funeral,
Nobody's funeral, for there is no one to bury.
I said to my soul, be still, and let the dark come upon you
Which shall be the darkness of God. As, in a theatre,
The lights are extinguished, for the scene to be changed
With a hollow rumble of wings, with a movement of darkness on darkness,
And we know that the hills and the trees, the distant panorama
And the bold imposing facade are all being rolled away—
Or as, when an underground train, in the tube, stops too long between stations
And the conversation rises and slowly fades into silence
And you see behind every face the mental emptiness deepen
Leaving only the growing terror of nothing to think about;
Or when, under ether, the mind is conscious but conscious of nothing—
I said to my soul, be still, and wait without hope
For hope would be hope for the wrong thing; wait without love
For love would be love of the wrong thing; there is yet faith
But the faith and the love and the hope are all in the waiting.
Wait without thought, for you are not ready for thought:
So the darkness shall be the light, and the stillness the dancing.
Whisper of running streams, and winter lightning.
The wild thyme unseen and the wild strawberry,
The laughter in the garden, echoed ecstasy
Not lost, but requiring, pointing to the agony
Of death and birth.

You say I am repeating
Something I have said before. I shall say it again,
Shall I say it again? In order to arrive there,
To arrive where you are, to get from where you are not,
You must go by a way wherein there is no ecstasy.
In order to arrive at what you do not know
You must go by a way which is the way of ignorance.
In order to possess what you do not possess
You must go by the way of dispossession.
In order to arrive at what you are not
You must go through the way in which you are not.
And what you do not know is the only thing you know
And what you own is what you do not own
And where you are is where you are not.

viernes, 15 de abril de 2011

Abril


Dice Eliot en The Waste Land:


April is the cruelest month, / breeding
Lilacs out of the dead land, mixing /
Memory and desire, stirring /
Dull roots with spring rain.



Pero a mí las lilas me parecen las flores más hermosas, y cuando paso por las tardes junto a la tapia camino de la plaza, me saludan primorosas con sus cascadas violetas. No: abril no es cruel, ni las lilas son heraldos de la muerte; la memoria se hace deseo, sí, pero es mejor esa sustancia palpitante que el dolor semienterrado en el olvido. Mis pobres raíces desvaídas reciben asombradas los aguaceros que taladran la tierra, y despiertan del letargo enmohecido de las tardes de invierno. Abril es renacer; abril es darse al cielo; nacimos en abril, y en él resolverán nuestras cenizas la morada disuelta de sus últimos momentos.