Mostrando entradas con la etiqueta El Internés. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Internés. Mostrar todas las entradas

martes, 6 de noviembre de 2012

Redes sociales y literatura


Si el fenómeno de los blogs parece que ha alcanzado la cima y actualmente está decreciendo en intensidad, las redes sociales han explotado más recientemente, y su onda expansiva abarca a mucha más gente y facetas de la vida. Sin lugar a dudas inventos como Facebook o Twitter, más los que vendrán, han revolucionado la forma en que nos relacionamos con el otro, algo esencial al ser humano; sin embargo, si nos ceñimos a las repercusiones que tiene este nuevo mundo sobre el universo literario, entiendo que son muy pequeñas. Como apuntaba ayer en este cuaderno José Manuel Benítez Ariza, y también me comentaba hace ya mucho tiempo Enrique Baltanás, se da el caso de algunos escritores que han migrado de Blogger a Facebook, atraídos por la popularidad de la nueva herramienta, pero esta fuga no resulta demasiado clara en cuanto a sus intenciones, pues en este caso el medio influye, y mucho: el escritor que publica un texto en su blog lo hace con la esperanza de que quien lo lea le dedique cierto tiempo, y haga la lectura en unas mínimas condiciones de reposo, necesarias para asimilar, para paladear toda obra literaria. Estamos de acuerdo en que el libro es el formato ideal para conseguir este objetivo, pero también los lectores de un blog le dedican un tiempo precioso, el mismo que se puede dedicar a un diario o a unos apuntes tomados al azar, efímeros pero bellos. Es quizá esta breve permanencia en el tiempo (a pesar de que las entradas quedan almacenadas en la red, raramente se acude a ellas con la intención de releerlas), el principal punto débil del blog como publicación, pero sin él perdería también gran parte de su atractivo. Lo que no me ofrece duda alguna es la poca consideración que se le daría a uno de mis textos colgado por ejemplo en la plataforma de Facebook, o de Twitter. Los que acuden allí lo hacen en busca de noticias frescas; se trata de un mercado donde uno ofrece sus propias quimeras y necesidades de afecto o de compartir a cambio de leer las ajenas. Las redes sociales son un tributo a la inanidad, a la sociedad de las prisas, al no decir nada en cuarenta palabras, a las fotos mal tomadas, al mal gusto elevado a la categoría de ego. También sirven, cómo no, para promocionarse, o para mantener el contacto con amigos –de segunda categoría casi siempre-, pero nunca para leer como se debe un poema, o un apunte literario, cosa que no se hace en mitad de una reunión o en el descanso del trabajo mientras trajinamos con nuestro teléfono móvil rodeados de compañeros enfrascados en la misma tarea (paradojas de la comunicación del siglo XXI). Cuando uno está en casa descansado y se dispone a disfrutar de un rato de lectura lo suyo es un libro o, como mucho, un blog. De ahí para adelante todo son mariconadas.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Blogs y literatura


La aparición en escena de los blogs supuso un fuerte impulso a la creación literaria, no sólo para vocaciones larvadas, como la mía, que necesitaban el acicate de compartir, de la publicación instantánea, para desarrollarse, sino también de escritores consagrados que mantienen un ritmo diario de entradas. Desde aproximadamente el año 2006, en que los blogs literarios empezaron a surgir, he venido observando un aumento de la popularidad hasta un auge hacia el año 2010, y a partir de entonces he notado un descenso en el número de entradas y el cierre de numerosos blogs. Puede que esta percepción mía no sea generalizable, pues me baso en mi entorno y en los autores que frecuento, pero tengo la sensación de que hay una cierta crisis, repito, sólo en los blogs de creación, pues los que son de tipo profesional han seguido creciendo como es lógico, dado el carácter de herramienta comercial que tiene un cuaderno en la red, que al fin y al cabo no es más que una página web simplificada.

Valga la reflexión anterior para ahondar en la relación que existe entre la literatura y el medio donde se publica. Es cierto que géneros como la novela tienen difícil cabida dentro del formato blog, pero otros como la poesía, las memorias, los aforismos, el relato breve, el artículo periodístico y muchos más se adaptan a él a la perfección, con la ventaja añadida de la publicación inmediata de la obra de creación, con lo que ello supone a la hora de compartir, de que el escritor se reconforte, compruebe que no está solo y, por qué no, halague su más o menos inflada vanidad. Como es lógico, la calidad de lo que se escribe en los blogs varía enormemente, y hay muchísimo que no vale la pena salvo para el autor, pero también he leído muchas cosas antológicas en los blogs, lo mismo que hay bodrios en papel. De hecho, la publicación en papel depende en gran medida de los contactos que tenga el escritor, mientras que el blog es un medio democrático, y si el contenido merece la pena es reconocido por los lectores de inmediato, proporcionando esa íntima satisfacción que tanto necesita un escritor, mucho más que los premios, mucho más que las invitaciones a copas de vino español, mucho más que el dinero que, después de todo, un buen libro casi nunca está en disposición de proporcionar a quien lo escribe.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El timo de Apple


Confieso que hace unos meses regalé a la parienta un iPad 3 con segundas e interesadas intenciones. Cuando abrimos el paquete todo era muy bonito, muy limpio, muy de diseño, muy minimalista. Aparato extraplano con el logotipo de la manzana, que por cierto está registrado desde los tiempos de Adán y Eva. Los primeros problemillas vinieron al ponerlo en marcha y conectarlo a Internet, pues empezaron a solicitar infinidad de datos, y a las primeras de cambio ya te pedía un "ID de Apple". Que yo sepa, eso no lo pide un PC en la vida, pero bueno, hay que hocicar, se registra uno en su página, se les da información confidencial, y encima debemos estar agradecidos porque entramos en el selecto club de los "afortunados dueños de un dispositivo de Apple". A estas alturas ya han transcurrido unas cuantitas de horas y las narices se han hinchado unos milimetrillos, pero bueno, todo el mundo dice que no nos arrepentiremos, que nos convertiremos en adoradores del cacharro... Pasan los días, y uno hace el intento de meter datos de interés, profesionales y de ocio (fotos, documentos...). ¡No tiene ranura para tarjetas de memoria de ninguna clase! Los señoritos de Apple, con tal de mantener el diseño longuilíneo y airoso de sus aparatos, no consienten en el mínimo huequito, y tienen la jeta de decir que así no entran virus. Eso es como si yo decido no morir de una indigestión porque me pongo en huelga de hambre. Y la gente va y se lo cree. ¡Increíble! Total, que para meter archivos en el cacharro hay que buscarse la vida a través de no sé qué coño formatos y no sé qué coño iTunes, que me suena a Pioline pero con cara de mala leche, la que tengo desde hace un rato. En fin, es lo que hay. De todos modos insisto, porque me viene muy bien meter documentos del trabajo, así que allá que voy con unos cuantos archivos Word y otros Excel, y... ¡¡no los abre!! Claro, Office es de Microsoft, que es la competencia, pero es que tampoco tienen un programa compatible tipo Open Office, para qué, parece ser que se pueden descargar maravillas desde Appstore, pasando por caja, pero yo no tengo ni tiempo, ni ganas, ni dinero ni estoy para tonterías de los listos éstos que se creen la pera y no pasan de manzana.

Hago desde aquí un llamamiento a los incautos: no os dejéis engañar por los cantos de sirena del fantasma de Steve Jobs. No os gastéis vuestro dinero tontamente. Existen cacharros que hacen lo mismo por la mitad de precio, y además son compatibles con todo, no hay que andar metiéndose en foros cada vez que queremos poner la virgulilla a la ñ. Apple es un timo con todas las letras. Si queréis un tablet de diseño os compráis uno de otra marca y lo tuneáis, que seguro que se puede. Os ahorraréis muchos disgustos, y además os libraréis de ingresar en una secta que tiene todos los visos de acabar muy malamente.

viernes, 31 de agosto de 2012

Apuntes (177): El loco de los andurriales


Ya estarán mal los tiempos, que nadie espera un mesías, y si viniera lo apedrearíamos sin compasión.

~

Si cada vez hay más gente en el paro, los que tenemos la suerte de trabajar cobramos cada vez menos y los precios son cada vez más altos, una cosa es segura: ¡¡Alguien se lo está llevando muy calentito!!

~

Lo que este país necesita es mucha economía de subsistencia y menos consumo innecesario. Así no habría parados y podríamos tener algo de autonomía. Afueraparte, no queda otra que seguir haciendo sacrificios al dios capitalista.

~

La búsqueda que hizo el otro día un internauta para entrar en mi blog me llegó al alma: "jose miguel ridao el santo de alajar".

~

Y para rematarlo, entra hoy uno desde Gibraltar tecleando "el loco de los andurriales".

martes, 8 de mayo de 2012

Apuntes (162): ¿Chinofobia?


La vida vuela mirando una pantalla. La pantalla es el mundo; lo otro es un invento que nos mantiene vivos.

~

Es feliz quien ríe, al menos en ese instante. Lo que demuestra que el dinero no trae la felicidad.

~

Ayer fui a cambiar las pilas y correas de varios relojes, pregunté por el barrio donde trabajo y me dirigieron a un bazar llamado Hong Kong (eso lo supe luego, quien me dirigió me dijo que fuera al "joncón". Allá que fui, resignado, cuando al entrar descubrí para mi sorpresa que el propietario era español. Se trataba de uno de esos bazares que abundaban antiguamente y los veíamos muy exóticos, y que ahora han sido barridos por una competencia cada vez menos exótica por lo ubicua. ¿Me estaré volviendo xenófobo, o chinófobo?
~

Las noticias de la actualidad me están distrayendo de lo que hay de verdad en la escritura, en las personas, en la vida.
~

Escucho mucho últimamente a Camarón, que es un dios del flamenco, y además de esa voz afillá, ese pellizco trágico, tenía una afinación prodigiosa. Lo que no deja de sorprenderme es la afición que tenía ese hombre a coger varetas por la mañana temprano a la orilla de un río.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Libro electrónico vs libro de papel


Van ya catorce meses desde que soy dueño de esa maravilla llamada reader o lector de libros electrónicos, a la que he bautizado como ridáider por aquello de hacer más cercano un nombre tan feo. Lo que al principio me parecía un gran avance hoy me resulta indispensable, hasta el punto de que prácticamente sólo leo en este soporte. En primer lugar, quiero dejar claro que no se trata más que de eso, un soporte que nos permite disfrutar de una obra literaria: esto es algo obvio, pero hay muchos lectores que parecen tener alergia al libro electrónico, e incluso se niegan a leer libros de este tipo aunque sean inencontrables en papel.

A continuación ofrezco un doble decálogo de ventajas de cada formato.

Ventajas del ebook

1.
Economía: hasta la fecha me puedo haber ahorrado fácilmente 1500 euros, la mayoría de ellos en dinero de curso "legal".

2. Acceso prácticamente ilimitado a cualquier libro. Esto es de especial utilidad en libros antiguos y descatalogados.

3. En la lectura en otros idiomas, diccionario incorporado. Con un doble clic en la palabra aparece su traducción o su definición. La alternativa de usar un diccionario de papel es muy engorrosa, además del tiempo que se tarda, y acaba por no utilizarse.

4. Búsqueda rapidísima de palabras y frases.

5. Opción de anotaciones y de subrayado muy cómoda, que te permite almacenar y recuperar citas con más efectividad que los subrayados en papel.

6. Tecnología de tinta electrónica que permite leer en exteriores y no cansa la vista, prácticamente igual que en papel.

7. Cómoda lectura nocturna gracias a la luz incorporada en la funda, mucho mejor que los dispositivos que se adaptan al libro de papel.

8. Ahorro de espacio: fundamental, dado el precio a que está el metro cuadrado. Me consta que hay quien se ha tenido que mudar a una casa más grande empujado por el crecimiento de su biblioteca.

9. En los viajes puede uno llevarse la biblioteca encima, y leer lo que nos plazca en cada momento.

10. Sistema de gestión de los libros muy efectivo a base de colecciones. Se tarda segundos en localizar un libro, y todo sentado cómodamente en un sillón, frente al tiempo que se tarda en visitar la biblioteca y localizar el volumen deseado.

Ventajas del papel

1.
El papel sigue siendo un formato más agradable para leer que la pantalla de tinta electrónica.

2. El formato del papel puede ser más grande: hay muchos tamaños, mientras que el reader suele tener una pantalla pequeña.

3. El tacto del papel es indudablemente más placentero que el de un dispositivo informático.

4. El libro de papel "huele". El problema es que a veces huele mal, como me pasó con un libro de Azorín de los años 40, que al abrirlo me vino una nube de polvo que un poco más y me tumba.

5. Los libros de papel, a diferencia de los electrónicos, se pueden dedicar. A mí, que no soy nada fetichista, esto me importa más bien poco.

6. Los libros de papel, a diferencia de los electrónicos, no se piratean (todavía queda quien hace fotocopias de un libro, siempre usando las fotocopiadoras del trabajo, que como es sabido son "gratis"). Tampoco es algo que a mí me moleste mucho: a pesar de ser autor, tengo asumido que no me ganaré la vida con esto. Por otro lado, nótese que desde la perspectiva del lector con una mínima condición de corsario, esto se transforma en ventaja.

7. El libro de papel es insustituible en la poesía, género muy poco adecuado para el formato electrónico.

8. Las fotografías y la impresión con colores son patrimonio exclusivo del papel, hasta que se invente la tinta electrónica en color.

9. Un libro de papel puede llegar a ser un objeto de colección, un objeto precioso, mientras que un ebook no es más que un triste y prosaico puñado de bytes.

10. Si se te cae al suelo un libro de papel no pasa nada, incluso si se cae desde el techo de un coche en movimiento. No creo necesario repetir aquí mis experiencias con el ridáider.

martes, 24 de enero de 2012

Piratas para rato


El cierre del portal Megaupload por parte del FBI y el encarcelamiento de su responsable principal trae a las primeras planas de los periódicos el ya viejo debate sobre la piratería de la propiedad intelectual. El principal argumento de los que combaten esta práctica es asimilarla llanamente con un robo. En los tiempos anteriores a Internet, que se nos antojan ya prehistóricos, la copia fraudulenta de libros, música y películas era poco significativa, dado el reducido alcance de la misma. El gran cambio que ha supuesto Internet es el acceso masivo e instantáneo a esas copias piratas, de modo que muchos internautas acumulan miles de gigabytes de unos contenidos de los que nunca disfrutarán, estando su mayor placer en la copia misma. Si lo analizamos fríamente, la copia gratuita de un libro supone un fraude a la editorial y al autor, que han puesto su capacidad creadora y han empeñado su riesgo empresarial en su edición. El hecho de no pagar por ese contenido se podría asimilar, salvando las distancias, a apropiarse de un vehículo y hacer uso de él. Sin embargo, sí existen una serie de puntos que deben ser tomados en cuenta para ir más allá de esa equiparación entre piratería y robo.

En primer lugar, la creación intelectual, a diferencia de los bienes materiales, se puede reproducir hasta el infinito sin apenas costes para las empresas discográficas, cinematográficas o editoriales. Esto, que aún no es un fenómeno muy extendido, irá imponiéndose poco a poco, y llegará un momento no muy lejano en que la distribución de películas, música y libros (ebooks) a través de Internet será la norma, sobre todo por razones de economía y comodidad. Actualmente este mercado está muy restringido, lo que ha hecho que sea ocupado por sitios piratas, pero en el futuro será la norma, los costes de las empresas disminuirán extraordinariamente, se llegará a una cantidad de público muchísimo mayor y la propia ley del mercado, de la oferta y la demanda, hará que bajen mucho los precios, desincentivando el esfuerzo de los consumidores para localizar una copia pirata, cosa que requiere su tiempo, y además nunca se tiene la garantía de que esté bien editada.

Otro factor a considerar es el hecho, que por otra parte siempre se ha practicado, de que los consumidores comparten sus adquisiciones en forma de préstamos a amigos y familiares. Este argumento es muy utilizado por los defensores del acceso libre a la creación intelectual, que utilizan programas como emule o el mismo portal Megaupload para compartir archivos. El problema es que los archivos se comparten de forma masiva, y en realidad se trata de una páctica de piratería encubierta. No obstante, resulta un asunto legal difícil de delimitar, y en el caso de que haya delito es difícil probarlo.

Por último, y aunque no suponga un argumento para justificar la piratería, hay que reconocer que resulta muy difícil "ponerle puertas al campo", y más a un campo tan frondoso como Internet, que más bien parece una selva. Seguramente el cierre de Megaupload será contrarrestado por el nacimiento de nuevos portales, y será complicado identificar a sus responsables: aunque la red está lejos del anonimato, también existen medios para camuflarse, y hay países donde la regulación es más laxa. Basta con darse un paseo por las webs españolas que se dedican más o menos descaradamente a la piratería para comprobar que actúan con total impunidad, y parece difícil que una actuación policial consiga resultados satisfactorios. Veremos si lo logra el FBI.

En definitiva, el acceso libre a los contenidos resulta algo sumamente atractivo para la inmensa mayoría de los internautas del planeta, que nunca verán a los piratas como unos delincuentes, sino como una especie de adalides de la libertad. Los autores seguirán rumiando sus miserias, los consumidores seguirán demandando contenidos gratuitos, las autoridades se las seguirán viendo y deseando para meter mano a estos delitos de nuevo cuño, y no le quedará otra a las productoras que adaptarse a los nuevos tiempos, ajustar sus precios a lo que dicta el mercado y aprovechar la novedad del lanzamiento de sus productos, porque en un corto espacio de tiempo estarán a libre disposición del gran público. En cualquier caso, la creación de calidad está garantizada, y si no que se lo pregunten a Cervantes, que tuvo que sudar los suyo para subsistir como buenamente pudo. En cuanto a los autores de best sellers, son los que menos me preocupan, aunque, conociendo a los mercados, saldrán adelante con seguridad (únicamente habrá que lamentar la pérdida de Lucía Extebarria).

lunes, 19 de diciembre de 2011

Una verdadera lástima


Lucía Etxebarria dejará de escribir libros por la piratería
"A mí no me apetece pasarme tres años trabajando como una negra para esto".

¡Qué bien! Es lo bueno que tiene Internet, con todo lo que se le critica, que va separando el polvo de la paja. A este paso sólo quedan los buenos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

De los peligros de un diario


No tiene poco de obsesión, ni incluso de sumisión, la paciente y continua escritura de un diario, ya sea en papel, electrónico o una mezcla de ambos. En mi caso se trata de un diario misceláneo, volcado casi todo en la red, pero también con apuntes entreverados escritos a vuela pluma en un cuaderno. Un repaso a lo divino y lo humano, un canto a la música, a la literatura, un homenaje a poetas y escritores que me han dejado huella, y sobre todo una colección de anotaciones más o menos profundas, más o menos íntimas, más o menos anecdóticas, que si a alguien rinden tributo, además de a mi memoria, es a Fernando Pessoa, el único maestro en que me reconozco, al menos de manera consciente.

Yo me aplico al diario con una puntualidad escrupulosa, impropia de mi talante disperso y de mi tendencia a la pereza. Eso es algo que debo al medio electrónico, al invento de Internet; peligroso, no cabe duda, pero que ha encauzado mi larvada vocación literaria como si fuera una zanahoria que me anima a seguir y, aún diría más, que me obliga a escribir todos los días, haciéndome mejor persona, pero también esclavo de una droga difícil de dominar; una droga que conviene tomar en dosis pequeñas, pero que atrapa a los débiles de voluntad en una tela de araña tupida y pegajosa.

Y no es nuevo lo que yo digo; ya lo sabía Unamuno:
Y ¡ojo con caer en el diario! El hombre que da en llevar un diario -como Amiel- se hace el hombre del diario, vive para él. Ya no apunta en su diario lo que a diario piensa, sino que lo piensa para apuntarlo. Y en el fondo, ¿no es lo mismo? Juega uno con eso del libro del hombre y el hombre del libro, pero ¿hay hombres que no sean de libro? Hasta los hay que no saben ni leer ni escribir. Todo hombre, verdaderamente hombre, es hijo de una leyenda, escrita u oral. Y no hay más que leyenda, o sea novela.

martes, 18 de octubre de 2011

Por internet con el culo al aire


No cabe duda de que la publicación por Internet ha supuesto una revolución en la forma de “hacer” literatura, especialmente en el género diarístico y en la poesía, que ha servido de acicate a personas, como yo mismo, con una vocación latente, y que no escribían por pereza o por esa necesidad que todos tenemos, en mayor o menor medida, de compartir nuestros escritos. Sin embargo, y como es lógico, también tiene una serie de inconvenientes. Quiero centrarme aquí en uno del que apenas se habla: la exposición inmediata de los escritos a un público que ha llegado a ser conocido hace que se proteja la intimidad en mayor medida que si se tratara de una publicación en papel.

Voy a partir del análisis de los apuntes de mi diario y de los poemas que publico; en el caso de las reflexiones, entradas humorísticas, artículos divulgativos y de opinión y muchas otras páginas que pueblan mis andurriales, que se han convertido en una miscelánea un tanto caótica, no me siento coartado en absoluto; es más, practico unas expansiones escatológicas que no todo el mundo estaría dispuesto a utilizar. En los apuntes íntimos, sin embargo, la cosa cambia: de hecho, sólo publico una parte de las anotaciones que hago en papel. Creo que el diario que se lleva por Internet es mucho menos auténtico, e incluso sincero, que los diarios publicados por tantos grandes escritores, que sin lugar a dudas también se guardarían anotaciones privadas, pero contaban con la ventaja del desfase entre la escritura y la publicación, y el casi completo anonimato de los lectores. En el caso de la poesía esta circunstancia se ve acentuada, pues se trata del género más íntimo, donde el poeta desnuda su espíritu, y extrae sentimientos y percepciones que ni él mismo conocía. Si la poesía es sincera, y así debe ser siempre -otra cosa es que el poeta finja, que también-, la exposición inmediata a la mirada escrutadora de muchas personas, digamos cien, resulta algunas veces insoportable e inadmisible, lo que da lugar a que muchos de los poemas escritos no se publiquen por pudor, o a que los publicados no sean poemas realmente auténticos, cosa bastante fácil de desenmascarar por otro lado. Para expresarlo en términos líricos, el poeta se queda con el culo al aire, algo que se lleva mucho mejor si publicamos en papel, pues al cabo del tiempo ya no nos reconocemos en esos versos extraños que escribimos.

P.S. Y sí, efectivamente, dejo claro antes de que me lo echen en cara que esta entrada es, en parte, una excusatio non petita.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Dejando huella


Esta mañana, mientras hacía búsquedas a través de Google, me he encontrado con una sorpresa que me llena de orgullo por mi contribución al saber y a la difusión de la cultura andaluza usando las nuevas tecnologías. He tecleado "
Consejería de educación de la Junta de Andalucía" en una búsqueda de imágenes, para admirar los logotipos y las fotografías que dejan patente el esfuerzo de nuestros responsables políticos en algo tan importante como la educación, y cuál no ha sido mi sorpresa al comprobar que una imagen correspondiente a una de las entradas de este humilde blog contribuye a ilustrar tan alta empresa. La podéis ver en la tercera página de resultados al final de la primera fila (y subiendo), pinchando en el enlace anterior.

Y
ésta es la entrada de marras. No me gusta echarme flores, pero una cosa así hay que airearla.

viernes, 19 de agosto de 2011

De bibliofilias



No tiene uno (yo) una gran biblioteca, ésa es la verdad. Muchos libros comprados aquí y allá, en el Círculo de lectores, en ferias del libro, alguna vez en mercadillos, en la Cuesta de Moyano de Madrid... Nada del otro mundo. Quien ojee los libros que acumulo no se hará una idea muy cabal de mis gustos, ni siquiera de mis lecturas, pues son innumerables los libros que he leído prestados (a diferencia de la mayoría de la gente, siempre los he devuelto). También he leído libros de bibliotecas públicas, o los que había en casa de mis padres... en definitiva, una colección muy variopinta, sin ningún patrón aparente, salvo lo que yo he considerado como lecturas de calidad, a saber, muchas obras antiguas y muy pocas contemporáneas. Últimamente, con la compra de mi flamante reader marca Sony (a ver si se estiran con la publicidad que les doy) estoy encantado, pues cada vez que alguien en cuyo criterio confío me recomienda un libro, ya sea por escrito o de palabra, acudo raudo a google y tras un breve y fructífero periplo por ese bendito océano de la modernidad lo descargo en la memoria de mi portátil y de ahí al ridáider, que tiene capacidad para almacenar los libros que podría leer en doscientas mil vidas, así que me limito a alimentarlo poco a poco, llevaré unos cien libros, muchos en cola de lectura.

Viene lo anterior a cuento de esa pasión que cunde sobre todo entre los escritores llamada bibliofilia, o adoración de los libros, cuanto más viejos (perdón, antiguos) mejor. La cosa llega a veces a unos extremos que rozan la gilipollez, como aquellos que acuden a las librerías de viejo solicitando libros "intonsos" (el que quiera saber qué rayos es eso, que se vaya a Wikipedia, tanta enciclopedia ni enciclopedia...). Parece ser, pues, que también hay libros "tonsos", como los frailes antiguos, del mismo modo que hay libros incunables, lo que hace pensar que la cuna se inventó al nacer el siglo XVI. Tengo todo el respeto para los miembros de esta secta, laica pero secta al fin y al cabo, de la que Trapiello es un miembro distinguido, como sabe cualquier lector de sus diarios, pero como sucede a todos los que no forman parte de los iniciados en un rito, no llego a comprender dónde está la gracia. Me dicen que no hay placer mayor que acariciar el lomo de un libro antiguo, pero a mí se me ocurren algunos lomos más placenteros de acariciar. Otros ponderan el olor del papel y de la tinta, como si fuera un perfume caro. También está, cómo no, el orgullo de poseer una primera edición de un clásico, o un ejemplar único, aunque sea mucho más cómodo y práctico leerlo en una edición moderna. No sé, me parece que hay mucho de fetichismo en todo esto de la bibliofilia, entiendo que hay filias más satisfactorias, pero allá cada cuál con sus aficiones. Eso sí, que sepan que cuando pasen a mejor vida, lo más probable es que su biblioteca, atesorada con mimo y esfuerzo, será carne de almoneda, adquirida por un librero de viejo que no sabrá lo que compra, y venderá el género por diez veces menos de su valor real a otro bibliófilo que continuará la espiral del vicio libresco.

lunes, 18 de julio de 2011

Apuntes (117): Arabescos


Cuesta ir llenando este cuaderno de signos. Es una labor paciente, no necesariamente de todos los días, y siempre pendiente del ánimo. Un avance que se hace patente en la disminución del grosor de las hojas a la derecha del cuaderno, hasta que llega el día feliz en que doy carpetazo a este trocito congelado de mi vida y abro con ilusión otro tomo, distinto del anterior, blanco, inmenso, dispuesto a albergar por unos meses mis ilusiones, algunas vivencias, el poso que han dejado los años en las volutas de mi cerebro, y que trato de fijar en el papel trazando arabescos más o menos airosos pero auténticos, tan reales como la risa, el disgusto o el asombro de quien tiene a bien leerlos.

~

El paso de una parte de mi cuaderno de papel a mi cuaderno electrónico es una publicación en toda regla, con muchas más posibilidades que la publicación en papel, por lo que tiene de inmediato, de interacción con el puñado de lectores que tengo la fortuna de disfrutar, que leen un diario al mismo ritmo que el que lo escribe, y no de una sentada y con años de retraso.

~

La transcripción del cuaderno al blog no es tan inmediata y fiel como podría parecer: casi siempre publico las entradas de apuntes redactados unos días antes, y al pasarlas a limpio introduzco cambios para mejorar el estilo y darle una forma "definitiva" y aseada, como merece cualquier publicación en papel.

~

Esta mañana, cuando he anotado la fecha en mi cuaderno, no he podido evitar un sentimiento entre exaltado y patriótico, supongo que por el contraste entre el "talante" deslavazado de este gobierno, que se la coge con papel de fumar en todo lo relacionado con nuestra historia reciente. Inmediatamente he sentido cierta prevención ante este arranque de raza, y he pensado que esto debía quedar para mi cuaderno manuscrito, sin salir a la luz, pero... si hay algo que me molesta es la autocensura y lo políticamente gilipollesco, así que aquí lo dejo, pensando en que que los que están destruyendo el concepto de patria (y conste que yo no me identifico precisamente con él), lo proclaman a los cuatro vientos, amparados por el discurso totalitario vigente.

~

Y ahora que lo recuerdo, en esta misma fecha bautizamos a Gonzalo hace dos años, que curiosamente nació el 14 de abril, diplomático que me ha salido el niño...

jueves, 23 de junio de 2011

Mucho pedir


No cabe duda de que Google es el oráculo de nuestro tiempo. La fe que se tiene en esta entidad sobrenatural supera a la de todos los dioses que han adorado los hombres a lo largo de la historia. Una prueba: alguien ha entrado en mi blog tecleando en Google: "chistes de chiquito que no sepa Rafa". ¡Ojo!: no es que pida chistes de Chiquito, es que además no los puede saber su amigo Rafa, y así se asegura triunfar en la próxima reunión de amigotes.


¡País...!

lunes, 20 de junio de 2011

Apuntes (110): Bloguera volant



Redactar estos apuntes en el ordenador y, todavía más, directamente en la plantilla de blogger, es como traicionar al cuaderno de papel que han usado los diaristas durante generaciones, sabiendo que probablemente nunca compartirían sus anotaciones con nadie o, si acaso, con los más íntimos. Incluso los escritores que tenían la intención de publicar su diario escribían con la tranquilidad de que pasarían años hasta que éste viera la luz, y en ese tiempo habría tiempo para recortes, adendas y correcciones. Los diarios en la red constituyen un nuevo paradigma en el género por su frescura, inmediatez en la publicación, interactividad y, no todo iba a ser bueno, por su condena al entierro en los sótanos de Internet al poco tiempo de su publicación.

~

Este diario va muriendo día a día, conforme lo leen con más o menos asiduidad los visitantes de mi blog, a los que debo en gran parte la motivación para llevarlo. Para mí, sin embargo, esa muerte es relativa, y de vez en cuando lo resucito, acudiendo a entradas antiguas. Muchas de ellas están anotadas en mis cuadernos de papel, pero otras no, y el orden definitivo, la forma más o menos acabada que he pretendido dar a mi diario, la he volcado en mi blog, que, al fin y al cabo, no es más que unos millones de bytes volanderos, que no se sabe si permanecerán mucho tiempo en esa nube que nos venden los gurús informáticos, o en el disco duro de mi ordenador, que tiene fecha de caducidad, o en mi pen drive, que pierdo con una periodicidad mensual. Por eso preferiría contar con un flamante diario en papel, con sus tapas duras y su tipografía elegante, que incluyera también las imágenes con las que acompaño algunos textos. Ese objeto precioso lo guardaría en sucesivos volúmenes en una estantería de mi biblioteca, con la certeza de que duraría lo que ha durado un libro desde que se inventó la imprenta, o desde los tiempos de los pergaminos: cientos, miles de años.

~

¿Y a qué ese afán de que dure lo que uno ha escrito? Vanitas vanitatis...

~

Para conservar, para venerar algún objeto, éste debe ser tangible. Nadie en su sano juicio perdería la cabeza dentro de cien años por un e-book editado en 2011. Si desaparecen los libros de papel, con ellos morirá la bibliofilia. Conviene separar claramente dos cosas: lo leído y el objeto en que se lee. En cuanto a lo primero, el formato electrónico va ganando puntos por lo práctico; yo mismo leo ya más en mi reader que en papel. En cuanto a lo segundo, mi ridáider es de usar y tirar. No me dolerá comprar otro más avanzado; es tan sólo una cuestión de dinero.

~

Bloguera volant, scripta manent.

lunes, 6 de junio de 2011

La puerta de Mr. Google (V)


No me puedo resistir, tengo que compartirlo: hoy ha entrado un internauta en mi blog tecleando en google: "el hombre con el pito mas largo del mundo entrando en el hueco mas abierto". Resulta conmovedor. Muchos de los mejores momentos que me depara esta adicción a la blogueína vienen de mi cotilleo por los senderos que llevan a mi blog a internautas incautos. Aquí os dejo otras perlas (todas sic):

- como damas gusto acerse unapaja

- maturbar

- los gilipollas de la plaza del sol

- bulto en el sobaco de mi perro

- secta de los mercuriales (ésta es especialmente inquietante).

- ocells que defequen de color lila

- raphael y otros maricones

- los acampados de sol arrancan las flores para plantar pepinos

- calvicie fin de todo (sorprendente manifiesto existencial).

- rimas del tipo po trinca

- ernia diodenal

- unamonos por donde meamos (genial)

- como hacer el amor con un calvo ?????

- mujeres usando mercuriales (compañeros, esto promete...)

domingo, 15 de mayo de 2011

¡Los muertos de Blogger!



... y de Google, y de Microsoft, y de los i-phones, y sus mulas electrónicas toas. Regreso de un fin de semana en la playa, por cortesía de mi amigo Alejandro, y me voy para el trono directo, es lo que me pide el cuerpo, y que nadie me diga que es gratis, y lo del caballo regalado y su puta madre, porque digo yo que algo ganarán estos tíos, si tienen a no sé cuántos ingenieros trabajando para solucionar no sé qué coño de la plataforma después de hacer trabajos de mantenimiento, como si esto fuera una autopista, me cago en los muertos de los chips de silicio. Mi entrada del viernes, a tomar por culo. Varios comentarios, al limbo del internés. Unas pocas de horas tratando de ver qué pasaba, y el mensajito de que blogger no estaba disponible. Estamos en manos de unos cabrones, que nos dicen que ya no hacen falta discos duros, que todo está en la puñetera nube, y como a la nube le dé por llover el mundo se vuelve del revés: no sólo los blogs, sino la wikipedia de los cojones, los cienes de miles de mensajes de correo electrónico que nos han mandado y, lo que es más gordo, todo nuestro dinero y nuestras hipotecas.

lunes, 25 de abril de 2011

Apuntes (XCIII): The "Wits" of Father Brown


El padre Brown es una especie de Sherlock Holmes con sotana, tan ingenioso y agudo como aquel monje franciscano que viajó a la abadía de la novela de Umberto Eco, y con su mismo desenfado, aunque Chesterton le quita protagonismo en sus relatos, revistiéndolo de una modestia que le impide adquirir una relevancia en ellos mayor que la de desenmarañar brillantemente la trama. El personaje hace gala de un ingenio modesto y nada hueco, lo que es de agradecer en un género que se presta en exceso a los fuegos artificiales. Son relatos de misterio, sí, pero el misterio no se queda en la anécdota del crimen, sino que la trasciende para internarse en la psicología de los personajes, a los que el autor lleva a su terreno con una habilidad digna de encomio.


~

Hay que ser honesto con uno mismo, hasta cuando se miente.

~

No debería existir el proselitismo, como tampoco el laicismo militante. Quien quiera abrazar libremente una religión, que lo haga. Los no creyentes, que respeten a los fieles. Que no se lleve al terreno de lo público lo que siempre debería quedar en el ámbito privado. Que la religión no sea noticia, y que los rencores y tropelías del pasado queden para los libros de historia. El cristianismo y las sociedades occidentales están maduras para ello; no así el islamismo, cuya aspiración totalitaria es una amenaza para la paz mundial.

~

Hay ocasiones en las que vivir se convierte en una tarea hercúlea, y el simple paso de las horas supone una tortura interminable, pero poco a poco las aguas se calman y, con más pena que gloria, el tiempo comienza a fluir suavemente por encima de nosotros, sin apenas rozarnos.

~

Cada vez son más los apuntes de mi cuaderno que no saltan a la nube, y también son cada vez más los que llueven directamente de ella.

lunes, 4 de abril de 2011

Apuntes (LXXXVII): De fotografías y citas tramposas


Prefiero los recuerdos a las fotos; o, mejor dicho, prefiero que mis recuerdos queden vírgenes, sin fotografías que los falseen trayendo un instante congelado que lo más que me aporta es una sonrisa olvidada, un tributo de tristeza.

~

Se me antoja que la mezcla entre apuntes trascendentes y apuntes cotidianos proporciona equilibrio a mi diario.

~

Últimamente parece como si la calle de los Doradores quedara en la otra punta de la ciudad, aunque sé que basta con que vuelva a abrir el libro portentoso para que camine de nuevo por sus aceras.

~

Trapiello acaba de abrirse un blog. El diarista por excelencia, maestro en este arte ciertamente complicado, se pasa a la red, aunque supongo que seguirá con su saga de diarios de papel. Es una buena noticia, sin duda. Uno seguirá atento su trayectoria.

~

En su primera entrada, Trapiello habla del mundo de los blogs. Entre otras cosas, comenta que casi todos los escritores tienen ya blog propio, y que el medio ha servido de plataforma a numerosos aficionados. Uno se da por aludido, por supuesto, y no pierde la esperanza de convertirse en "profesional", si por éste se entiende no quien vive de la escritura, como él, sino quien busca la excelencia y algunas veces se le acerca.

~

Me gustaría trufar mis apuntes de citas profundas de autores famosos, y también alguna otra de desconocidos excelsos, pero mi memoria no da para tanto, y no me gusta hacer trampas con el amigo Google.

viernes, 14 de enero de 2011

Moderno, pero no tanto

A quien no me conozca le puede parecer que con esto de que tengo un blog, leo e-books y demás modernidades soy uno de esos seres que están a la última en las nuevas tecnologías, ávido de novedades interneteras, conectado con una nube de amigos cibernéticos con los que comparte los días, las horas y los minutos de su netwórquica existencia. Pues no, más bien todo lo contrario. Mi único vicio, nada inocuo por cierto, en la era conectiva en la que vivimos, es este blog que ustedes leen. Por lo demás, me cago en facebook, me meo en twitter y con el resto de redes, cuyo nombre desconozco, me limpio los mocos. Entiendo que estas herramientas, lejos de mejorar nuestra vida, la pueden empobrecer. Su origen se basa en la satisfacción de una de las necesidades humanas más estudiadas durante el siglo XX, con Maslow y Elton Mayo a la cabeza: las necesidades sociales. De toda la vida de Dios estas necesidades se han satisfecho con el contacto físico entre amigos, vecinos, compañeros de trabajo y hasta enemigos. Pero como las necesidades son, como es sabido por los estudiosos de la Economía, insaciables, el pastel de las redes sociales resulta irresistible para un gran número de personas, especialmente los más jóvenes, que se lanzan ávidos a compartir sus experiencias con sus amigos actuales, con sus pares y con un número creciente de recién llegados que van engrosando la lista de fotitos que adornan el margen de su pantalla. Bien usadas, estas herramientas son muy útiles, pero se prestan al abuso y fomentan el ensimismamiento internetero, dándose la paradoja de que se tienen muchos más amigos, pero resulta muy improbable tomar una cerveza con cada uno de ellos, más que nada por falta de disponibilidad y de tiempo.

Espero no ser lapidado junto a ningún muro -¿de dónde vendrá el nombrecito?- y no dudo de que hay muchos que hacen un uso mesurado y fructífero de estas herramientas, pero me da a mí que son los menos. Yo, por mi parte, a pesar de las apariencias me dedico a lo que se ha hecho de toda la vida en literatura: escribir (en papel -poco- y en el ordenador), publicar (en papel y en el blog) y leer (en papel y también en mi e-reader). Me viene muy bien Internet para documentarme al escribir, y para descargarme los e-books que leo, y también para ver y escuchar los maravillosos vídeos que encuentro en youtube, pero me da miedo lo que hay más allá, aunque nunca, Dios me libre, diré que no beberé de esas aguas revueltas.

P.S. Me releo y veo que en algo sí he sido tocado por la varita de Internet: en el gusto por inventar neologismos.