Física breve
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Acaso elemental para quienes hayan estudiado estos temas, acaso compleja
para quienes lo ignoren, reúne esta obra dos virtudes cardinales: belleza y
brev...
Hace 5 horas
El cuaderno de José Miguel Ridao
Desde el Centro de Estudios de Postgrado (CEDEP) informamos del acto de defensa pública de la Tesis Doctoral titulada "ANÁLISIS DE LOS ERRORES MORFOSINTÁCTICOS EN LA INTERLENGUA DE LOS ESTUDIANTES EGIPCIOS DE ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA", de la que es autor D. ...Impresionante contribución al saber científico, sin duda...
98 reales por decir la novena y la función religiosa el cura; 40 reales a los diáconos; 35 reales al sochantre; 25 reales al sacristán; 10 reales a los monaguillos; 120 por el sermón; 40 reales por el tamboril; 24 reales al albañil por levantar las goteras; 5 reales por la búsqueda del tamborilero en Galaroza; 17 reales a otro hombre que se mandó a Zalamea para traer el tamborilero; 2 reales por una vidriera para el retablo; 13 reales por tres arrobas y media de cal para el blanqueo de la ermita; 5 reales por escobas y aljofifas; 15 reales a un hombre por traer agua de aseo; 15 reales a un hombre, día y medio, trayendo agua para beber las gentes; 3 reales a dos mujeres durante tres días para el aseo y limpieza del Santuario; 50 reales por un refresco en la mayordomía.
Es un efecto tremendo oír cantar al lado de uno. Conforme estoy sentado detrás del bastidor, los cantantes vienen a veces y desde allí cantan lo que en el teatro llaman canciones internas. Los veo de abajo arriba, con sus trajes de seda, cantando y mirando al director de orquesta a través de una rendija en la decoración. La voz vibra de tal manera que se ven todas las carnes del cantante bailotear y quedarse temblando en las notas agudas. Hay dos excepciones: Titta Ruffo y Massini Pieralli. Cuando cantan no vibran ellos, vibra todo lo que hay al lado de ellos. Vibro yo y si pongo una mano en la madera de la armadura de la decoración, también la madera está vibrando. Les sale y les entra el aire en el pecho como en un fuelle de fragua, y es sólo la garganta lo que suena. Al lado de ellos, se les mira la boca y no se oye salir de ella ningún sonido, pero después suena todo, así que se les ve articular las palabras con los labios, con la lengua y con los dientes y quien las pronuncia es el escenario, la decoración, los telares, la orquesta, el público, la sala, el teatro todo, hasta la luz de la batería parece que suena. Esto lo llaman en el teatro emisión de voz.
Cuando hay función regia a veces viene el rey a verlos y entonces la rotonda se llena de policías que miran de mala manera a todo el mundo y de militares en traje de gala que vienen detrás del rey. A Anselmi, como es muy elegante, le alegran mucho estas visitas, pero a Titta Ruffo, que dicen fue carretero, le enfadan. Una noche llegaron los policías y empezaron todos a decir: «¡Que viene el rey!». Echaron a todo el mundo, menos a las coristas y a las visitas que eran duques o cosa así y tenían sombrero de copa. Y todos se quedaron muy callados esperando la llegada del rey. Conque, va Titta Ruffo y con el vozarrón que tiene y la puerta del cuarto abierta empieza a cantar:
- ¡Mierda! ¡Miieerda! ¡Miieerda! ¡Mierdaaaa!
Nadie se atrevía a decirle nada y él venga a cantar todo lo fuerte que podía. Al rey no le debió de gustar, porque después el comisario regio que tiene el teatro le preguntó si no podía cantar otra cosa.
- Sabe usted -le dijo Titta Ruffo-, es una palabra que va muy bien para ensayar la voz. Tiene el mi, el re y el la.
Y desde entonces, antes de salir a cantar llenaba de «mierdas» todos los pasillos del Real. Cuantos más sombreros de copa había, más «mierdas» soltaba.