
miércoles, 24 de agosto de 2011
De lluvias y melancolías

sábado, 29 de enero de 2011
La Bohème

Imagen superior: Verlaine en el café Procope. Aguafuerte de Cesare Bacchi.
viernes, 28 de enero de 2011
Palacio encendido (entre Verlaine y Rosales)

Vuelve siempre, como el frío y las nevadas,
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?
para alejarme del engaño del olvido,
para esculpir las huellas de mis primeros pasos,
[Madre mía,
cuando mis pies sabían dónde iban,
y los ojos dolían de tanta risa,
y las angustias y los miedos salían a jugar a las
[canicas.
Vuelve siempre, para tomar café con mis fantasmas
en el bar siempre abierto de mi casa encendida.
Vuelve, y no me acostumbro a verlo volver,
porque yo no he comprado esos boletos,
porque ahora estaba calentito, y no pensaba en nada.
Vuelve, y ni siquiera sé si hay que temer
a ese pájaro sin luz que me penetra
ahora que ya nadie toma ajenjo,
ahora que no existen los poetas,
ahora que hace tanto tiempo y tantos versos
que en el Palacio de Invierno
ya no vive Verlaine.
Imagen: Claude Monet: Puesta de sol en Lavacourt.
jueves, 27 de enero de 2011
Apuntes (LIV): De lecturas y diarios
Me he comprado una edición bilingüe de las Elegías de Duino de Rilke. Pocas veces he tenido tanta ilusión por leer un libro.
También leo a Sawa, y no puedo menos que admirar aquellos años turbulentos en el París del simbolismo, del modernismo, del decadentismo... donde todo poeta que se preciara debía emborracharse con ajenjo, y el dios indiscutido era Verlaine.
Debe de ser bonito erigirse, como Rafael, en el guardián del Parnaso, aunque estar pendiente de tantas idas y venidas quizá no deje mucho tiempo para paladear el arte de los huéspedes.
Ayer leí, creo que a Trapiello, o quizá fuera Darío, que el diario es un género donde se recoge todo lo que no tiene cabida en otro lado. Es muy cierto, y es mucho todo ese material, que no tiene por qué ser inferior en calidad a otros escritos más "aprovechables" por los editores. Aquí no hay reglas, soy yo quien las pongo, y mi escritura no tiene límites.
El diario es una escuela de escritores, y la quintaesencia de su madurez.
jueves, 13 de enero de 2011
Para escépticos del e-book
Estoy convencido de que la experiencia de leer los versos inmortales de Verlaine en esa joya bibliográfica es muy superior a la de hacerlo en mi modesto reader, y de hecho estuve dudando hasta el último momento si coger un avión a París e intentar convencer al director de la biblioteca de que me dejara hojear el ejemplar. Finalmente, mis obligaciones laborales y familiares pesaron más que mi entusiasmo poético y leo a Verlaine cómodamente sentado en mi sillón. Además, como mi francés no es tan bueno como a mí me gustaría, de vez en cuando toco dos veces con el dedo en una palabra y me salta el diccionario con la correspondiente traducción.
P.S. No me dan comisión (por ahora...).
Paul Verlaine: Romances sans paroles (III y V)
Traigo en esta entrada dos poemas de Paul Verlaine, correspondientes a la primera sección, Ariettes oubliées, de su obra Romances sans paroles. Es tan exquisito el uso que hace el poeta de la lengua francesa que al traducirlos me he sentido casi como si estuviera cometiendo un sacrilegio. He renunciado expresamente a mantener la rima y el metro, y me he dedicado a escoger con mimo las palabras más adecuadas, que permitan al menos vislumbrar la grandeza de estas dos obras maestras.
III
Il pleut doucement sur la ville.Il pleure dans mon coeur
Arthur Rimbaud
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur?
Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits!
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie!
Il pleure sans raison
Dans ce coeur qui s'écoeure.
Quoi ! Nulle trahison?
Ce deuil est sans raison.
C'est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi
Sans amour et sans haine
Mon coeur a tant de peine!
Llueve dulcemente sobre la ciudad.Llora en mi corazón
Arthur Rimbaud
como llueve sobre la villa.
¿Qué es esta languidez
que invade mi corazón?
¡Oh dulce ruido de la lluvia
en la tierra y en los tejados!
Para un corazón que sufre,
¡oh el canto de la lluvia!
Llora sin motivo
en este corazón que se diluye.
¡Qué! No hay traición?
Es un duelo sin motivo.
¡Es la mayor de las penas
no saber por qué
sin amor y sin odio
mi corazón tiene tanta pena!
Son joyeux, importun d’un clavecin sonore.
Pétrus Borel
Le piano que baise une main frêle
Luit dans le soir rose et gris vaguement,
Tandis qu'un très léger bruit d'aile
Un air bien vieux, bien faible et bien charmant
Rôde discret, épeuré quasiment,
Par le boudoir longtemps parfumé d'Elle.
Qu'est-ce que c'est que ce berceau soudain
Qui lentement dorlote mon pauvre être?
Que voudrais-tu de moi, doux Chant badin?
Qu'as-tu voulu, fin refrain incertain
Qui vas tantôt mourir vers la fenêtre
Ouverte un peu sur le petit jardin?
Sonido alegre, molesto, de un clavicémbalo.
Pétrus Borel
El piano que besa una mano delicada
brilla vagamente en la tarde rosa y gris,
mientras que un ruido alado, muy ligero,
un aria antigua, débil y encantadora
merodea discreta, casi asustada,
en el salón perfumado de Ella.
¿Qué es esta niñez repentina
que mima lentamente mi pobre ser?
¿Qué quieres de mí, dulce canto juguetón?
¿Qué has buscado, fino estribillo incierto
que vas pronto a morir hacia la ventana
abierta brevemente sobre el pequeño jardín?