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sábado, 22 de octubre de 2016

jueves, 29 de mayo de 2014

Bach en Japón




Un puñado de músicos en Tokio, japoneses casi todos; no hace falta más para mostrar la grandeza del legado de Bach. La súplica desnuda, intemporal —Herr, unser Herrscher—, trasciende razas y religiones y se adentra en los sentimientos del ser humano, ahonda en su desamparo ante la grandeza de lo desconocido. Empequeñecidos por los pentagramas del maestro no nos queda sino aceptar con humildad nuestro destino, despojarnos de toda vanidad y disponernos a aprender de nuestros dones.

sábado, 29 de marzo de 2014

Wunderlich Bach




Ich will bei meinem Jesu wachen

Quiero velar junto a mi Jesús.

Pocas veces un divo de la ópera presta su voz a la música de Bach, y menos con el resultado del tan llorado Fritz Wunderlich. Para interpretar a Bach hay que cantar como quien respira, traspasando las notas directamente de la garganta al corazón, sin alardes, algo que muy pocos grandes tenores del siglo XX estaban en condiciones de hacer. Wunderlich sí, se desenvolvía maravillosamente en el terreno de Bach y en el repertorio de Mozart, y ya se acercaba al italiano para reinar en el olimpo del bel canto cuando la muerte le sorprendió a la edad de 35 años.

Suelo escuchar este aria cuando se acerca la Semana Santa y siempre consigue sumirme en un estado de melancolía placentera. Sus notas transmiten un mensaje de esperanza resignada, y quien sienta lo mismo que yo entenderá la paradoja.

P.S. Ese oboe d'amore...

jueves, 30 de enero de 2014

Si no existe Dios, que suba Bach y lo vea

En recuerdo de Daroca, verano del 98



Se tiene la idea de que Johann Sebastian Bach fue un hombre profundamente religioso, y que escribió su música en honor del Creador. Probablemente fue verdad lo primero, como todo ciudadano de la Alemania de su tiempo, donde la vida diaria era marcada por la doctrina luterana, calvinista o pietista, según la zona y los vaivenes de las corrientes en boga en cada momento. El hombre, como lacayo que fue de los señores e instituciones para los que trabajó, tuvo que adaptarse a lo que se le encomendaba, pero lo que de verdad le importaba era la Música, y gracias a esos encargos ésta encarnaba a Dios como ninguna otra: nunca antes ni después tanto talento fue puesto al servicio de la religión, y entonces se produjo el milagro: con su música Dios se hizo audible hasta para los más escépticos. Bach subió a por Él y lo bajó a la Tierra.

sábado, 25 de enero de 2014

Sebastian el andarín



No exageramos al decir que el joven J.S. Bach recorrió en su adolescencia y juventud miles de kilómetros a pie en pos de su mayor e único sueño: la Música. Mientras que compañeros de precocidad como Händel, Mozart o Mendelssohn asombraron al mundo antes de cumplir los veinte años con obras de una madurez increíble, Bach se dedicaba a copiar obras de otros a la luz de una vela. Como dice su biógrafo Klaus Eidam, "A otros les desbordaban las ideas, a Bach sus ansias de saber".

Hubo un instrumento que llamó poderosamente la atención del joven Bach muy por encina del resto: el órgano, una maravilla de la técnica incluso para los cánones actuales. Ya en 1695, huérfano de padre y madre, se fue a vivir con su hermano mayor Johann Christoph, organista en Ohrdruf, y quedó fascinado por las posibilidades del instrumento, aunque tenía rigurosamente vedado el acceso a él. En años posteriores fue alternando sus múltiples cambios de residencia con viajes para visitar a los maestros del órgano, tanto constructores como intérpretes, y ello siempre a pie, dada su falta de medios. Es famosa la visita que hizo al maestro Dietrech Buxtehude desde Arnstadt hasta Lübeck, en una caminata de casi cuatrocientos kilómetros sólo de ida. Allí pasó unos meses con el gran organista y quiso ser su sucesor, pero el precio a pagar era la mano de su hija, y al igual que hizo Händel dos años antes declinó la oferta (por desgracia, no se ha conservado ningún retrato de la dama). Con nuestras nuevas tecnologías, no cuesta mucho soñar con lo que Bach escuchó en aquellos meses pasados con el anciano maestro, aunque no podamos sentir tan fácilmente los olores, las visiones y los sentimientos de aquella época tan distinta, de aquellos músicos singulares.



domingo, 9 de septiembre de 2012

Bei meinem Bach


Estaba escuchando esta mañana mientras planchaba (buena excusa) La Pasión según San Mateo, y como siempre me ocurre cuando pongo el disco, al llegar al aria para tenor, Ich will bei meinem Jesu wachen, he sentido algo especial, como si me removieran la conciencia, o me llamaran a la puerta desde muy dentro para decirme algo muy importante, que sólo se puede decir con música, no con palabras, con el timbre del oboe d'amore y la voz maravillosa del tenor. Esas cosas sólo las consigue Bach, lo tengo comprobado, y por eso, por cómo es capaz de transmitirlo, admiro profundamente su religiosidad, más que cuarenta encíclicas y doscientas homilías, claro que yo lo tengo fácil...

 

viernes, 6 de abril de 2012

Las lágrimas de Bach


Rescato esta entrada, muy apropiada para estas fechas, aprovechando unos instantes en que San Pedro ha cesado en su llanto.


Jonathan Miller: ...We are here to suffer and our profession in the world is to die.



Erbarme dich, mein Gott
Um meiner Zähren willen,
Schane hier, Herz und Auge
Weint vor dir bitterlich.
Erbarme dich!

Ten piedad de mí, Dios mío,
advierte mi llanto.
Mira mi corazón
y mis ojos que lloran
amargamente ante Ti.
¡Ten piedad de mí!

El violín desgrana la angustia y remueve nuestras entrañas. Podemos sentir la desolación de Pedro, cabizbajo y avergonzado. Después de toda esa terrible noche acabó por traicionar a su Maestro, que lo había profetizado. ¿Cabe un deshonor más grande? ¡Ah, la traición! Sólo queda implorar el perdón, suplicar con una tristeza anegada en lágrimas; lágrimas en los ojos y también en el corazón; un llanto inconmensurable que todo lo inunda; lágrimas que arrasan el alma y se agarran al perdón; lágrimas redentoras y esperanzadas en atraer Su piedad.

No es Pedro quien canta, sino su esencia, su interior más profundo que aparece detrás de él (o'15'') con voz dulcísima entonando el Erbarme dich (0'54'') como único y último recurso, llamando la atención sobre su llanto (2'24''). Después otra vez el violín, triste como la muerte, y de nuevo la súplica incansable, Erbarme dich, en la voz angelical de la conciencia de Pedro, que sigue cabizbajo hasta el final, expiando su pecado, solo ante Bach y ante Dios.


Música: Aria "Erbarme dich" de La Pasión según San Mateo de J.S. Bach.
Imagen superior: Las lágrimas de San Pedro, de El Greco (detalle).

lunes, 12 de septiembre de 2011

Apuntes (129): Espíritus de cristal


Es verdad, como decía Nietzsche, que la voluntad lo puede todo, pero justo hasta el momento de la muerte (de Nietzsche, no de Dios).

~

Los artistas más grandes son siempre frágiles, y por Artista, así con mayúscula, entiendo a los músicos y a los poetas. No me refiero aquí a la indiscutible grandeza de un Shakespeare, cuyo principal mérito era contar al pueblo con palabras directas las grandes pasiones del hombre. Tampoco me refiero a Bach, el mayor genio de la música, pero que sin embargo se limitó a anotar en un pentagrama la música que le "dictaba" Dios. Yo me refiero a los artistas arrebatados, profundamente humanos, que han conseguido elevarse por encima de su condición trascendiendo el lenguaje. Hablo de Beethoven, de Schubert, de Mozart, de Tchaikovski, de Pessoa, de Hölderlin, de Verlaine y de algunos otros espíritus de cristal que, antes de romperse en pedazos, nos legaron su arte inconmensurable.

~

Al fin y al cabo, las palabras y las notas musicales no son más que ondas que se desplazan por el espacio hasta desvanecerse. Se agarran a nuestra memoria, pero las borra la muerte. Llegará un día en que la obra de Homero no sea más que un recuerdo que una vez existió pero del que ya no se acuerda nadie, porque no hay nadie para acordarse.

~

Del culto al cuerpo, sólo comparto el culto a la barriga.

~

Hay quien piensa que el tedio es la desgana, el ocio estéril, el aburrimiento. Pero no es eso: el tedio es algo aniquilador. Está unido a la vida para negarla, para aborrecerla. Es una sensación maligna; no es horror, es vacío, una conciencia lúcida de la inutilidad de vivir que paraliza el alma y el cuerpo para dejar paso al abismo.

viernes, 26 de agosto de 2011

Apuntes (126): El arte inefable (2)


Ojalá se pudieran agradecer las cosas sin decir nada, sólo con el sentimiento.


~

Se habla mucho del canto de los pájaros, pero la música es de los poquísimos campos, acaso el único, en que el hombre ha superado a la naturaleza.

~

Eso que llamamos vida es una materia blanda, moldeable, que a veces se estira y otras veces se vuelve rígida como el tronco de un roble. Y la vida está hecha de tiempo. La vida es tiempo habitado, habitado por rocas, pájaros, animales... Sólo la música de un genio consigue dominarla.

~

Al fin y al cabo, la literatura no es más que una serie de abstracciones nacidas de la vida, y que en el mejor de los casos logran recordárnosla.

~

Vale más un motete de Bach que todos los libros que han escrito los hombres en la historia.


viernes, 19 de noviembre de 2010

The invisible writer


El artista tiene que procurar ser invisible y distanciarse de su obra. Todo lo demás es vanidad, saludable al principio pero que a partir de ciertos grados muy frecuentados llega a ser insoportable. No hay ejemplo más grande que el de Bach: nunca llegó a ser consciente de la grandiosidad de su obra; para él no tenía mérito, recibió un don natural, lo educó con tesón y lo puso en valor. Nunca dejó de trabajar, ni de mejorar. Sólo era un humilde servidor de Dios que se consideraba afortunado de poder crear una música que sirviera a los hombres para comunicarse con el altísimo. Renunció a hacerse "visible" en la sociedad; ni se le pasó por la cabeza. Incluso una de sus mejores composiciones, como El arte de la fuga, es una obra experimental que nunca llegó a ser ejecutada en vida del maestro, y las famosas variaciones Goldberg se incluyeron inicialmente en un volumen de ejercicios para teclado.


Por eso cada vez me sorprende más contemplar las actuaciones mediáticas de artistas, y me fijo sobre todo en los escritores. Unos son mediocres, otros buenos, y también los hay excelentes, pero todos ellos forman parte de un circo, ríen en público, se quejan en público, hablan, critican... se revuelcan en un show penoso que tiene más de corral de vecinos literarios que de literatura. No es que no se pueda escribir bien en esas condiciones, pero se me antoja más fácil escribir en paz, apartado de la jauría, aunque no se gane dinero: ¿alguien desea de verdad la tiranía de ganarse el pan escribiendo? Además, para mí el autor y la obra son uno; creo posible que un fantoche escriba una obra de arte, pero me resisto a leerla mientras le veo actuar en el circo. Panem et circenses, nada se salva.

Intuyo que hay escritores, genios, invisibles, pero no los vemos.




P.S. Se puede tildar a Glenn Gould de excéntrico, o de exhibicionista, pero con 32 años se retiró de los escenarios en la cumbre del éxito, y se dedicó a perfeccionar sus interpretaciones en los estudios de grabación, alejado del mundo. En cierto modo, trató de hacerse invisible.

Apuntes (XXXIV): El hombre invisible


Siempre vivimos hacia los demás, como en un escaparate. Quien lo niega es el que tiene el escaparate más grande y más lujoso, y quien lo sabe quisiera ser el hombre invisible.

***

Lee Joaquín Alegre una entrada sobre la invisibilidad en los novelistas negros, y soy yo quien me siento invisible.

***

Ahora es Ignacio Tomás quien lee una especie de manifiesto lúcido, sobre todo al principio, y me siento aturdido, sobre todo al final.

***

No existe la verdad, como tampoco la perfección, ni la infalibilidad, ni lo que yo digo tiene por qué ser cierto, ni eso tiene en realidad la menor importancia.

***

Todo es una impostura, pero unos son más impostores que otros.

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Bach, su música, siempre consuela. Conmueven las notas, el instrumento y la interpretación. Mejor no mirar a Maisky; su impostura estorba a la belleza.


sábado, 2 de octubre de 2010

Apuntes (XVIII): Bach Motetten


Arranco el coche y a la vez arranca uno de los maravillosos motetes de Bach. Desde hace un tiempo me acompañan en esos ratos muertos al volante, y suponen un contrapunto ideal para el tráfico, las prisas y los malos humores. Quizá Bach no merezca un uso tan prosaico, pero su música lo tapa todo y lo vuelve a llenar; te eleva por encima del asfalto con el peligro que ello supone, aunque al menos a esa altura no circulan vehículos. El motete Jesu meine Freude me reconcilia con el género humano, y también con el divino. Los primeros compases de Komm, Jesu, Komm! son la súplica más bella y desesperada que he oído nunca hacia ese Jesús sin el cuál Bach nunca habría compuesto, se diría que al dictado, esa polifonía sublime.

***

La Teología, esa ciencia que busca el conocimiento de Dios, no tiene sentido como ciencia. Si es que hay un Dios creador, nunca querría que el hombre le conociera, ni el hombre en cualquier caso lo lograría. Pero la búsqueda merece la pena, no es estéril aunque nada se encuentre. Unos frutos tan maravillosos como las cantatas y motetes de Bach pueden convertir en creyente al más escéptico de los impíos.

***

Hay más belleza en un solo compás de Bach que en toda la obra de cualquier músico contemporáneo.



domingo, 7 de marzo de 2010

Las lágrimas de Bach



Jonathan Miller: "...we are here to suffer and our profession in the world is to die".
Estamos aquí para sufrir y nuestra profesión en este mundo es morir.




Erbarme dich, mein Gott
Um meiner Zähren willen,
Schane hier, Herz und Auge
Weint vor dir bitterlich.
Erbarme dich!

Ten piedad de mí, Dios mío,
advierte mi llanto.
Mira mi corazón
y mis ojos que lloran
amargamente ante Ti.
¡Ten piedad de mí!

El violín desgrana la angustia y remueve nuestras entrañas. Podemos sentir la desolación de Pedro, cabizbajo y avergonzado. Después de toda esa terrible noche acabó por traicionar a su Maestro, que lo había profetizado. ¿Cabe un deshonor más grande? ¡Ah, la traición! Sólo queda implorar el perdón, suplicar con una tristeza anegada en lágrimas; lágrimas en los ojos y también en el corazón; un llanto inconmensurable que todo lo inunda; lágrimas que arrasan el alma y se agarran al perdón; lágrimas redentoras y esperanzadas en atraer Su piedad.




No es Pedro quien canta, sino su esencia, su interior más profundo que aparece detrás de él (o'15'') con voz dulcísima entonando el Erbarme dich (0'54'') como único y último recurso, llamando la atención sobre su llanto (2'24''). Después otra vez el violín, triste como la muerte, y de nuevo la súplica incansable, Erbarme dich, en la voz angelical de la conciencia de Pedro, que sigue cabizbajo hasta el final, expiando su pecado, solo ante Bach y ante Dios.


Música: Aria "Erbarme dich" de La Pasión según San Mateo de J.S. Bach.
Imagen superior: Las lágrimas de San Pedro, de El Greco (detalle).

sábado, 27 de febrero de 2010

Bach según Glenn Gould

Para mí Bach representa la cumbre de la música, y las variaciones Goldberg son a su vez una de sus obras cumbre. Fueron compuestas mientras residía en Leipzig por encargo de un noble de Dresde, y toman su nombre del clavecinista de su corte. Constan de un aria y treinta variaciones armónicas, para concluir de nuevo con el aria da capo. Compuestas para clave, en la actualidad es muy frecuente oírlas tocadas al piano. Se pierde el sabor dieciochesco del original pero a cambio se gana en sonoridad y dinámica musical, pues el clave es un instrumento mucho más plano.

El vídeo que sigue es una de las dos grabaciones que hizo Glenn Gould, excéntrico y genial pianista canadiense que abandonó muy joven los conciertos para centrarse en los trabajos en estudio. Las variaciones Golberg fueron la única pieza que grabó en dos ocasiones: en 1955 y en 1981, y ambas interpretaciones son totalmente distintas. Aquí se ofrece el aria y las siete primeras variaciones en la segunda versión, grabada un año antes de su muerte. Si no quieren escuchar todo el video, por favor no se pierdan el aria (desde el comienzo hasta 2'54''). Gould desgrana las notas morosamente, tardando en tocarla el doble que en las versiones convencionales. Se "mete" literalmente en el piano para comulgar con una de las obras musicales más bellas jamás escrita, donde aparece el Bach más trascendente. La escala que comienza en 2'20'' es prodigiosa, y culmina en 2'41'' en lo que un amigo pianista me describió una vez como el "la" más maravilloso de la historia de la música.

domingo, 5 de abril de 2009

La Pasión según Bach

Hoy Domingo de Ramos ha comenzado la Semana de Pasión, y aunque yo no soy muy semanasantero que digamos, cuando llegan estas fechas suelo acudir a la música de Bach, que me emociona bastante más que las marchas procesionales. He elegido la pieza que ofrezco a continuación, y recomiendo a los lectores varones que la escuchen mientras siguen leyendo la entrada, y a las féminas que lo dejen para el final, ya entenderán por qué.



Aunque nunca he sabido muy bien por dónde queda Dios, si es que queda por algún lado, cuando escucho la música de don Sebastián tengo la certeza de su presencia: Dios vive en sus pentagramas inmortales. Se dice que Bach compuso hasta cinco versiones musicales de la Pasión, pero por desgracia sólo nos han llegado dos: la Pasión según San Juan y la Pasión según San Mateo. Mi pieza favorita es el coro inicial de la primera, que en esta versión sólo cantan 16 voces, como en tiempos de Bach, y no esos coros mastodónticos tan populares en el siglo pasado que hacen que se pierdan los matices.

La música es de una tensión incomparable, yo diría que crea angustia, transmite dolor, el dolor de la Pasión. Ya dije en otra ocasión que sospecho que Bach tenía línea directa con el altísimo, pues de otro modo no se puede entender cómo se puede transmitir esa sensación de plenitud. Da igual comprender o no la letra, es Dios quien habla a través de la música del cantor de Leipzig. En este caso el coro es japonés, y su pronunciación del alemán es perfecta. Tras oír la música, es bueno saber lo que dicen las voces; por eso transcribo aquí el texto:

Herr, unser Herrscher, dessen Ruhm
In allen Landen herrlich ist!
Zeig uns durch deine Passion,
Daß du, der wahre Gottessohn,
Zu aller Zeit,
Auch in der größten Niedrigkeit,
Verherrlicht worden bist!

¡Señor, nuestro Rey, cuya gloria
reina en todos los pueblos!
Muéstranos, por tu Pasión,
que Tú, Hijo de Dios verdadero,
en todos los tiempos,
hasta en las mayores humillaciones
has sido glorificado.

Ah, casi se me olvidaba, ahora pueden las mujeres oír la música, ya se sabe que sólo los hombres pueden hacer varias cosas a la vez.

P.S. No tengo remedio, hasta en una entrada como ésta tengo que soltar alguna cagada.

jueves, 22 de enero de 2009

Música divina

Después de escuchar por enésima vez el motete ''Der Geist hilft unser Schwachheit auf'', "El espíritu acude en ayuda de nuestra flaqueza", BWV 226, de Johann Sebastian Bach, me replanteo muchas cosas. No tengo claro si Dios está entre nosotros, cerca de nosotros, lejos de nosotros o simplemente no está, pero si hay algo que me pueda convencer de su existencia es la música del maestro de Eisenach.

Las frases y las palabras se entrelazan a ocho voces en maravillosa armonía, pero lo realmente conmovedor es la música, música sobrenatural, trascendente, transida de emoción; música, si es que esto es posible, divina. Podría seguir escribiendo sin llegar a transmitir su mensaje; sólo el lenguaje musical es capaz de hacerlo, y Bach es el instrumento elegido por Dios para interpretar su sinfonía.

Lo mejor es escuchar el motete en una iglesia y con los ojos cerrados, pero mientras surge la oportunidad sirva esto de muestra.