De vez en cuando cogías tu guitarra junto a la chimenea y los trémolos brotaban como por encanto. Y me mirabas de hito en hito. Y al final me sonreías. Y simplemente así éramos felices. Nadie ha vuelto a coger esa guitarra que tú tocabas ya de niña. Descansa apoyada en un rincón del salón de Alájar, junto con otra que era mía pero jamás aprendí a tocar, esperando unas manos que ya nunca la acariciarán, y yo esperando una sonrisa y unos ojos dulces que sólo subsisten en mi recuerdo.
L'altiva torre de Babel
-
*El caballo blanco de Uffington*
Llemosí, castellà o hebreu,
ningú no s'entén al peu
de l'altiva torre de Babel.
L'ombra del finès o del congo...
Hace 4 horas