martes, 1 de enero de 2013

El Concierto



Pocas cosas hay en el mundo tan inmutables como el Concierto de Año Nuevo, si acaso los saltos de esquí desde Garmisch. Desde los tiempos de Franco, los venerables músicos de la Filarmónica de Viena me acompañan en la primera mañana del nuevo año, inundando la casa de esencias austrohúngaras que nada tienen que ver con la realidad que viviré luego. Ya puede volverse el mundo del revés, que a las once y cuarto de la mañana estará como un clavo en el podio de la Musikverein el melenudo de turno -¿alguien ha visto alguna vez a un director de orquesta calvo?- empuñando la batuta frente a un plantel con una edad media de setenta años. Si acaso últimamente se ha visto algún japonés entre el público, o si uno se fija bien una mujer camuflada entre los segundos violines, pero la esencia se mantiene desde que asesinaron al archiduque Francisco (sospecho que el Concierto como institución nació tras el derrumbe del Imperio, como un modo de tenerlo presente). Y qué decir de las coreografías de los valses, los tutús, la recargada decoración del local, la aburrida voz del comentarista… todo ello contribuye a predisponer nuestro ánimo para el falso comienzo del Bello Danubio Azul, la consabida felicitación del año de toda la orquesta y, ahora sí, el vals inmortal en toda su plenitud, acompañado de las imágenes de la maravillosa naturaleza austriaca. Merece la pena empezar el año arrullado por el ritmo de tres por cuatro, por la perfección melódica de una de las páginas más hermosas de la historia de la música. Luego viene la marcha Radetzky, pero ya pertenece a otra división: ni siquiera enardece como debería hacerlo una marcha militar; si al escuchar a Wagner entran ganas de invadir Polonia, esta marcheta alegre parece más bien una broma, una invitación amable a una guerra de mentira (así llegaron los prusianos y pasó lo que pasó). De lo que no cabe duda es que, gracias a ORF y Eurovisión, al menos una mañana entre 365 el mundo parece más amable de lo que es.

8 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Una de las ilusiones de mi vida es bailar con tutú, no en el concierto desde luego que eso sería una falta de respeto.
Ahora en serio. Me encanta escuchar, no tanto ver, el concierto de primeros de año y ahí he repetido esta mañana.
Un abrazo y muchas felicidades para este año que comienza.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Entre la Marcha Radetzky y la Marcha de los Euros (cincuenta milllllll euuuuuuuuurossssss) no sé por cuál decantarme...
Salu2.
También yo me he zampado el concierto entero: había muchos japoneses, incluso dos chicas con el kimono puesto. La arpista tenía una cara más contenta que nada. No sé por qué tenía que darle la mano al viejo del violín cada vez que terminaban una pieza (por si era la última, digo yo...). Había una señorita de azul celeste en el público que ha hecho todo lo posible por salir en la tele. Al directos le quitaban el sudor de la frente, le daban agua (a los demás no, que se jodan) y no sé si también le sostendrían la churra para mear; y l o que más más más me ha intrigado es ver unas cuerdas que cruzaban de lada a lado de la plateo, como si fueran los cables pa tender la ropa.
En fin, salu2, que hoy estoy muy borde.

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

Lo de los muñecos de hoy ha estado muy simpático, porque decir que ha estado gracioso teniendo en cuenta que son austriacos no creo que sea apropiado.

Raraher dijo...

Pura pervivencia del pasado aún vigente en nuestras mañanas del comienzo del nuevo año. Tradición es lo que manda en estos días navideños y no basta con oír la música, además hay que verla. Yo después de desayunar el consabido chocolate con churros muy típico en mi casa, suelo ponerme a cocinar una estupenda empanada de pulpo para la comida del mediodía al son de la música de Johann y Josef Strauss, Verdi y compañía, la verdad es el único día que dejo de escuchar a Milladoiro, Alasdair Fraser, Sharon Shannon, The Chieftains... en la cocina de mi casa mientras horneo.
Que tengas un feliz año.

Juanma dijo...

¿El ritmo del tres por cuatro no es el de la chirigotas punteras gaditanas?

Feliz año, querdio R. Y besos p'a la Lola (dile que estoy bien de lo mío...supongo, espero)

J.

José Miguel Ridao dijo...

¡¡Rafael, qué alegría!! Estás perdido, amigo, feliz año, y ya sabes que me tienes que llamar para tomar un cafelito y devolverte ese pedazo de libro de Chano, que tan buenos ratos me hizo pasar.

Dyhego: te ha afectado demasiado, yo no recuerdo tantos detalles. Creo que n debiste verlo con tanta atención, basta con tener la tele puesta y mirar de vez en cuando.

Juan Fco: lo de los muñecos me ha recordado a los dos personajes de los teleñecos que salen siempre en un palco diciendo. "¡Fenomenal!". No desentonarían, no.

Raraher: qué bien suena eso de la empanada de pulpo, seguro que la música contribuye a hacerla más rica. Y bienvenido.

Ahora mismo se lo digo, querdio, me alegro mucho. Quítale la "n" a punteras, y no veas el ritmo que te sale.

Abrazos, y feliz año nuevo, por aquello de ser original.

eres_mi_cruz dijo...

este año, ha sido mucho mejor el documental del intermedio... hay que reconocer que la raza aria gana en HD... cómo estaba la rubia protagonista, macho...

es el primer año que veo localidades vacías... hasta Viena llegan los recortes de Rajoy, heredero universal del omnímodo poder de Zapatero... el director (que tiene toda la cara de ser un Álvarez-Ossorio...) no dio ni el discursito de turno que puso de moda Barenboim... veremos el año que viene...

a mí, donde se ponga Muti... se trata de ver señoras ricas y guapas con rictus preorgásmico ¿no?... pues éso...

feliz año nuevo, ridao

José Miguel Ridao dijo...

Con lo de Alvarez-Ossorio has estado sembrao. Eso sólo lo entendemos los sevillanos. ¡Feliz año a ti también!