miércoles, 26 de octubre de 2016

Literatura y rebelión


Escribir es rebelarse. Rebelarse contra la ignorancia, contra la incultura, contra los que se pasan la vida cerrando puertas y abriendo heridas. Escribir es respirar a través de las palabras y proclamar a gritos nuestros deseos más profundos. Escribir es confesarnos y despertar la boca hambrienta que dormía agazapada en nuestro ser. Hay que escribir a dentelladas, desgarrar las tradiciones, romper el curso de los ríos de pensamiento remansado. Si no es así, no merece la pena.

Pero no hay que confundir rebelión con revolución. Escribir para arengar a las masas es un acto supremo de imprudencia. La acción nunca vendrá por la escritura; como mucho los panfletos servirán de excusa para justificar los excesos de los ávidos de poder. La revolución es ruidosa, mientras que la rebelión es íntima. Una tiene intereses inconfesables, mientras que la otra es una zambullida en las profundidades del ser para emerger más limpio, porque en la rebelión de la escritura nos despojamos de la hojarasca cotidiana y salimos de las trincheras del tedio para correr como locos por una tierra de nadie que sólo habíamos visto a través de las alambradas.

A veces cuando escribo no me reconozco, y me gusta.



sábado, 22 de octubre de 2016

sábado, 8 de octubre de 2016

W.H. Auden: It's No Use Raising A Shout

De nada sirve levantar la voz.
No, Cariño, olvídate de eso.
Ya no hace falta que me abraces más;
Hazme un poco de té, tráeme unas mantas.
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?

Hace mucho tiempo dije a mi madre
Que marchaba a buscar a otra persona:
Dejé de responder todas sus cartas
Pero nunca encontré nadie mejor.
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?

¿Acaso no fue todo siempre así?
Quizá no lo fuera, pero ahora es.
Deja el coche; cuando la vida se hunde,
¿De qué nos sirve ir de vacaciones?
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?

Mi espalda estaba anclada en sus cimientos;
Y conocía el rostro del general:
Pero las alambradas se han cortado,
Y los deseos del general se borran.
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?

Hay un deseo que corre por mis venas,
Y un recuerdo como si fuera un pez:
Cuando me tumbo llorando en el suelo,
Me dice, ‘Has hecho esto muchas veces.’
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?

Un pájaro venía a esta costa:
Y ya no nos visitará jamás.
Tras un largo camino descubrí:
No hay tierra, no hay agua, y no hay amor.
Aquí estoy yo, aquí estás tú:
¿Pero qué sentido tiene? ¿Qué vamos a hacer?




It’s no use raising a shout.
No, Honey, you can cut that right out.
I don’t want any more hugs;
Make me some fresh tea, fetch me some rugs.
Here am I, here are you:But what does it mean?
What are we going to do?

A long time ago I told my mother
I was leaving home to find another:
I never answered her letter
But I never found a better.
Here am I, here are you:
But what does it mean? What are we going to do?

It wasn’t always like this?
Perhaps it wasn’t, but it is.
Put the car away; when life fails,
What’s the good of going to Wales?
Here am I, here are you:
But what does it mean? What are we going to do?

In my spine there was a base;
And I knew the general’s face:
But they’ve severed all the wires,
And I can’t tell what the general desires.
Here am I, here are you:
But what does it mean? What are we going to do?

In my veins there is a wish,
And a memory of fish:
When I lie crying on the floor,
It says, ‘You’ve often done this before.’
Here am I, here are you:
But what does it mean? What are we going to do?

A bird used to visit this shore:
It isn’t going to come anymore.
I’ve come a long way to prove
No land, no water, and no love.
Here am I, here are you:
But what does it mean?
What are we going to do?


sábado, 1 de octubre de 2016

La invasión de los ultralomces


La educación se ha convertido en una fábrica de zombies. Tengo compañeros zombies, directivos zombies, inspectores zombies, políticos zombies, y los alumnos que me llegan si no son zombies todavía es porque aún están en proceso de transformación, y a pesar de mis esfuerzos me es imposible parar su muerte en vida. ¡Qué lejos quedan aquellos tiempos en que en los claustros se discutían asuntos de importancia, se compartían puntos de vista, hasta nos dábamos mamporros para defender una u otra postura! Signo de que estábamos vivos, de que la sangre latía en nuestras venas y transmitíamos a nuestros discípulos algo más que logses, loes, lomces, competencias y currículos. La burundanga ha entrado en nuestros centros de enseñanza, la utopía de 1984 está más cerca de lo que parece, a pesar de la caída del muro socialista. Otras fuerzas poderosas se imponen en las mentes, las corroen, las vacían de ideas, de sustancia, de vida. Las innovaciones educativas amenazan con ocupar el espacio de las dudas racionales, la tecnología de google invade nuestros cuerpos.

Pero siempre quedaremos unos pocos rebeldes que, aunque resignados, dejaremos un poso de inquietud en nuestros hijos, en nuestros alumnos más inmunes a la estulticia, y de ahí partirá la contrarrevolución. No les quepa duda de que las aguas volverán a su cauce.