lunes, 31 de enero de 2011

Apuntes (LVI): Poesía


El instante en que alzo el vaso con mano temblorosa se ha quedado dibujado en el aire, y no se borra, ni siquiera se difumina entre los roces de otros dedos. Hay momentos que guardan un sentido distinto, indescifrable, que se nos muestran claros y al alcance de la mano, tan claros que no podemos comprenderlos, porque el sol de la verdad deslumbra nuestros ojos casi ciegos.

***

Jornadas de lucidez con algún remordimiento. Destellos de poesía: palabras lentas y sentimientos rápidos. El alma que sale por la boca; amagos de ilusión, melancolía. Mirada hacia un pasado que no existe, porque lo que no se recuerda está muerto, y no es que se haya olvidado, sino que nunca estuvo, como tampoco están los fantasmas de las pesadillas por la mañana, cuando sale el sol.

***

Diez siglos, diez años, diez minutos... encierran toda la eternidad, porque ésta cabe en una vida, y la vida no se mide en tiempo, sino en sangre, sangre caliente y fluida, sangre animada.

***

Poesía: espejo nuevo de los sueños rotos; refugio incandescente, quimera tan real como los ojos de los hombres que la miran, que la beben, que se duelen en ella hasta la muerte.

Ecos


Hace tiempo que no hay nadie en la Peña;
el miedo ha congelado los recuerdos
y ya no llueve,
ni caminan los niños entre risas
montaña arriba,
respirando aulaga, jara y romero,
felices y orgullosos de sus padres,
con sus cabezas rubias, tan brillantes
que ni las nubes negras podían apagarlas.
Hace ya mucho tiempo que las risas
no suenan a campo, a cascabeles,
a cencerros lejanos y al camino del Santo,
a primaveras rojas y otoños azulados.

Ahora no quedan hadas en el bosque,
los muros que eran verdes han perdido su brillo,
y aquella casa humilde del camino
ya no tiene agapantos en la tapia.
Las luces del crepúsculo
han apagado los sueños radiantes;
están muertas las lilas que colgaban del patio;
las curvas del río no tienen nombre;
todo es borroso, distante, lejano.


[...]

domingo, 30 de enero de 2011

La bohème de Charles Aznavour


Para terminar este fin de semana entre bohemio y nostálgico, para matar dulcemente el domingo, nada mejor que escuchar la voz evocadora de Charles Aznavour cantando a la bohemia, esa forma de vida a la que puso nombre Henri Murger justo en la mitad del siglo XIX, y que llenó el barrio parisino de Montmartre de pintores, de músicos, de poetas alucinados, con tanto talento como pobreza. Seguramente esos años no fueron tan hermosos como los narra el cantante desde la lejanía, la miseria nunca lo es, pero sí es hermoso el recuerdo, que al fin es lo que cuenta.

Apuntes (LV): Escenas de domingo


Cuando era niño las tardes de los domingos me traían una especie de ilusión por lo que depararía el futuro próximo de la semana; de joven lo que sentía era angustia, una opresión en el estómago que me hacía desear que se parase el tiempo para que nunca llegase el lunes.
Ahora, recién estrenada mi madurez, siento una melancolía entre dulce y amarga, tirando a uno u otro lado según mi estado de ánimo, cambiante como el crepúsculo. Intuyo que en la vejez los domingos me dejarán indiferente, como cualquier otro día de la semana, porque habré llegado a entender que el tiempo no significa nada.

***

Jaime está tosiendo malamente, una de esas toses de perro que anuncian la laringitis, y sólo quiere acurrucarse a mi lado. Ojalá pueda encontrar toda su vida un regazo cálido donde enjugar los males y las tristezas.

***

Y ahora es Gonzalo quien me llama, con una voz clara, nítida, desde la cuna, reclamando su derecho a ser recogido amorosamente, a ser mimado, como corresponde a un niño de poco más de un año. Porque yo mimo a mis hijos, sí, y estoy orgulloso de hacerlo. El amor y el cariño es el mejor regalo que un padre puede ofrecer, y además nunca se agota, y no cuesta dinero.

***

Cojo en brazos a Gonzalo y lo llevo a la cocina para darle la merienda. No se despega de mí, y mientras sorbe el batido con su pajita me pone la cara para que le de besitos. El muy carota no se conforma con uno sólo.

***

Mientras tanto, Ignacio revolotea por la casa con su andar pausado, y Miguel está arriba ayudando a su abuelo, que monta una cajonera. Ignacio se piensa cada palabra que dice, y habla con convicción, mientras que Miguel ya me aventaja de largo en cuestiones relacionadas con destornilladores, alicates y taladradoras.

***

Y tras esa aparente calma sigue acechando un fantasma, aunque ya hace tiempo que no temo al lunes.

Che gelida manina




Desde el momento en que Rodolfo coge la mano de Mimí (0'21") hasta que le pide que hable, -Vi piaccia dir?- (4'45'') transcurren los momentos más emocionantes de la historia de la ópera. El ataque del tenor es hermosísimo, acariciante, como si las notas que canta fueran las manos casi transparentes de Mimí. En 1'07" ambos miran a la luna, que les contempla con una luz irreal, como la imposible historia de amor que protagonizan. Rodolfo, entusiasmado, se revela ante mimí -chi son? chi son!- (1,32") y los amantes se miran embelesados. En 2'00'' cambia la tonalidad y la música se hace más luminosa. El aria entra en un momento arrebatador: en 4'12" Rodolfo confiesa orgulloso que es un poeta, y ¿de qué vive?... se diría que del aire: -E come vivo? Vivo!- (2'10''). A partir de 2'17'' arranca una de esas melodías inconfundibles y maravillosas que sólo Puccini ha sabido componer. Es un canto a la pobreza alegre. Rodolfo derrocha rimas, himnos, sueños, quimeras, castillos en el aire... , y acaba exultante proclamando que (2'46'') su alma es millonaria -L'anima ho milionaria-. Creíamos que se había alcanzado el clímax, pero Puccini, con su genio sin par, es capaz de dar una vuelta de tuerca más y logra continuar la melodía (2'58'') con un canto a los ojos hermosos de Mimí que han disipado todos esos sueños para robar su alma. Ahora sí que se alcanza el clímax con la frase -poichè v'ha preso stanza... la speranza!- acabado en un si natural glorioso (4'08''), a partir del cual la melodía se va apagando, como la vida de Mimí, enferma de amor y de muerte.

sábado, 29 de enero de 2011

La Bohème



Alma triste de bohemia, avant le siècle, ahíta de poemas y ayuna de sustento, con los ojos brillantes de entusiasmo y la mirada anhelante, prendada en la belleza traslúcida de las musas del arroyo. Los más felices de tus hijos erraron como espectros por las calles de París para venerar al Santo Grial de la palabra eterna y compartir con Él los lúcidos instantes de su voz ungida por la sed de los malditos. Alma triste, de gabanes raídos, hambrienta de la gloria de Rodolfo y de Mimí, una gloria olvidada para siempre, rumiada en hospitales y figones miserables, donde la muerte se cobraba su tributo de cuartillas esparcidas, de juventud arrebatada, de grandeza rebuscada entre las piedras.



Imagen superior: Verlaine en el café Procope. Aguafuerte de Cesare Bacchi.

viernes, 28 de enero de 2011

Palacio encendido (entre Verlaine y Rosales)


Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?
Vuelve siempre, como el frío y las nevadas,
para alejarme del engaño del olvido,
para esculpir las huellas de mis primeros pasos,
[Madre mía,
cuando mis pies sabían dónde iban,
y los ojos dolían de tanta risa,
y las angustias y los miedos salían a jugar a las
[canicas.
Vuelve siempre, para tomar café con mis fantasmas
en el bar siempre abierto de mi casa encendida.
Vuelve, y no me acostumbro a verlo volver,
porque yo no he comprado esos boletos,
porque ahora estaba calentito, y no pensaba en nada.
Vuelve, y ni siquiera sé si hay que temer
a ese pájaro sin luz que me penetra
ahora que ya nadie toma ajenjo,
ahora que no existen los poetas,
ahora que hace tanto tiempo y tantos versos
que en el Palacio de Invierno
ya no vive Verlaine.

Imagen: Claude Monet: Puesta de sol en Lavacourt.

El gran Chiquito de la Calzada


A raíz de los comentarios en una entrada reciente ha revoloteado por este blog la figura irrepetible de Gregorio Sánchez Fernández, más conocido como Chiquito de la Calzada. Para quien no lo sepa, diré que se trata de un malagueño que durante la mayor parte de su vida vivió como pudo del arte flamenco, y que como otros muchos que no alcanzaron el estrellato y la fama pasó sus fatiguitas; incluso vivió dos años en Japón, hasta que con más de 60 años fue "descubierto" en su faceta de humorista y en los años 90 fue un ídolo, que hasta hizo películas, infumables pero taquilleras.

Quiero traer aquí un genial comentario que se hizo en esa entrada, en el más puro estilo Chiquito, ¡pero en inglés! Se trata de una declaración de amor en toda regla de Muñoz Escassion a soylapaqui.com (va por ti, Escasso):

- I can the mor and gromenauer. I can't, I can't. I Want to do the roman fall with Miss Paqui.

Sólo traduciré "I can't, I can't", que en chiquistaní es "No puedorl, no puedorl..."

Todo esto me ha recordado esos tiempos gloriosos en que el gran Chiquito de la Calzada reinaba en el habla de todos los españoles con sus grititos, con su bailecito y su vocabulario inventado, todo un prodigio de riqueza léxica. Era la época del prehistórico Windows 3.0, y recuerdo que tenía instalados en el ordenador unos sonidos, de modo que cuando pinchaba en algo que generaba error sonaba: "No pueeedorl, no pueeedorl", y cuando terminaba con éxito una instalación, en vez del típico "clinc" salía el genuino gemidito: "ahíiiiiii", y así muchos más, como el clásico "cobarde, que ere un cobarde", que sonaba cuando cerraba Windows. ¡Qué buenos recuerdos!

Otra anécdota que recuerdo de esa época sucedió en en un curso de música antigua al que asistí en Daroca, donde todos los participantes (menos yo) eran el prototipo de músico elitista que toca la viola da gamba mejor que Jordi Savall. Pues bien, había allí un grupo de cantantes que tenían formada una especie de peña a favor de Chiquito; cuando salía en televisión los tíos no se lo perdían, y reían a carcajadas. Ya de vuelta los acompañé a ver la última película del artista malagueño, y cuando terminó, se levantaron y delante de todo el cine empezaron a hacer reverencias mientras gritaban: "Mi ídolo, mi ídolo...". Todos unos señores expertos en música renacentista...

¡Qué grande, Chiquito! Aquí va un chiste de mariquitas. Es malísimo, pero lo que importa es cómo lo cuenta.


jueves, 27 de enero de 2011

Apuntes (LIV): De lecturas y diarios


Me he comprado una edición bilingüe de las Elegías de Duino de Rilke. Pocas veces he tenido tanta ilusión por leer un libro.

***

También leo a Sawa, y no puedo menos que admirar aquellos años turbulentos en el París del simbolismo, del modernismo, del decadentismo... donde todo poeta que se preciara debía emborracharse con ajenjo, y el dios indiscutido era Verlaine.

***

Debe de ser bonito erigirse, como Rafael, en el guardián del Parnaso, aunque estar pendiente de tantas idas y venidas quizá no deje mucho tiempo para paladear el arte de los huéspedes.

***

Ayer leí, creo que a Trapiello, o quizá fuera Darío, que el diario es un género donde se recoge todo lo que no tiene cabida en otro lado. Es muy cierto, y es mucho todo ese material, que no tiene por qué ser inferior en calidad a otros escritos más "aprovechables" por los editores. Aquí no hay reglas, soy yo quien las pongo, y mi escritura no tiene límites.

***

El diario es una escuela de escritores, y la quintaesencia de su madurez.

miércoles, 26 de enero de 2011

Cultura semanasantera

Hace tiempo que no cuento uno de los golpes de Miguel, pero el que ha tenido hace un momento no tengo más remedio que ponerlo en el blog. Muchos ya sabéis que no soy precisamente muy religioso, pero mi mujer sí es creyente, y ha apuntado a los niños desde que nacieron en la Hermandad de la Amargura, para continuar con una tradición familiar. Hoy Miguel ha recibido emocionado una carta donde viene el boletín, y en la portada Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes (podéis verlo en la foto). Le pregunto a Miguel que quién es, y va y me responde: "Un amigo de San José". Y se quedó tan pancho, el tío, como que ha ido a contárselo a su madre todo contento. Después de aclararle el "malentendido" siguió curioseando en el envío -para él es toda una novedad recibir una carta-, y empezó a leer la carta de presentación, donde se avisa de un besamanos de la Virgen de la Amargura, y que está encabezada con un gran "Querido Miguel", la palabra Miguel gruesa, simulando estar escrita a mano y de color anaranjado. Al final, en la despedida, se lee: "Un beso muy fuerte de tu Hermano Mayor, José Luis de Pueyo Ortiz". Han sido dignos de oír los gritos de júbilo de Miguel: "Papá, mamá, tengo un hermano mayor y no lo sabía, ¡y me ha escrito una carta!... ¡y vive en un pueblo!"

Desde luego, este hijo que tenemos no nos lo merecemos. ¡Cómo nos ha alegrado el día! Gracias, Miguel. Aquí queda esto para que lo leas cuando seas mayor.

martes, 25 de enero de 2011

Apuntes (LIII): La cometa errante


He estado leyendo unos cuentos de Benedetti que tratan todos sobre el exilio. Hay muchas personas que dicen no estar arraigadas en la tierra que las vio nacer, y viajan, y viven largas temporadas en otros países, o incluso toda su vida, y afirman que no echan de menos la patria. Pero eso es fácil: se limitan a volar en una cometa que sigue anclada en su tierra. Lo malo es cuando cortan la cuerda de esa cometa, que ya no tiene mano que la sujete, ni tierra a la que caer para recogerse. Por eso es duro el exilio, porque arranca al hombre de raíz; y nuestra especie, por desgracia, no es trasplantable, o cuando menos no agarra bien.


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Buena terapia, la escritura. Tres ideas enjaretadas y cambia el ánimo, de la modorra a la intensidad.

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El idioma francés se resiste a la traducción; cuesta trabajo desalojar de su hornacina unas palabras tan hermosas.

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Las fotografías congelan un trocito de eternidad.

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No se aprende de la Historia, ni tampoco la Historia se repite. Los hombres tenemos nuestras propias ideas, y actuamos en consecuencia, sin tener abiertos los libros que narran nuestro pasado.

Love of my life


No sé por qué motivo se me ha venido a la cabeza este maravilloso tema de Queen, que me niego a traducir porque perdería toda su belleza. Es un canto a la melancolía tan potente que provoca un efecto inmediato, como un calmante inyectado en vena, como una explosión de añoranza que cuadra perfectamente con esta mañana fría y desapacible. Yo diría que es poesía musical, lo que no está nada mal para una banda de rock.


lunes, 24 de enero de 2011

Apuntes (LII): Béckames


Mucha gente quiere ayudar, y yo lo sé, y lo agradezco, pero a veces basta con acompañar, la vida no da más de sí.


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Un buen poema escrito en una servilleta es como cantar un aria de Puccini en una taberna. Glorioso.

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Yo soy siempre el mismo. Nunca finjo, o mejor dicho, siguiendo al maestro Pessoa, finjo siempre del mismo modo.

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Hace poco decía Eutelia que acaso inteligencia y humor sean la misma cosa. Quizá no le falte razón.

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Me topo en el blog de Luis con la figura de Alejandro Sawa, bohemio entre los bohemios, fuente de inspiración para el mismo Valle Inclán. Y me quedo con ganas de leerlo, no tenemos en España muchos escritores malditos, y menos de esa categoría.

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Muchas veces pienso que tiene que haber alguien por ahí arriba que se lo estará pasando en grande con nosotros.

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Béckames, Parishíltones, Bradpittes... Histriones en el teatro abominable de esta sociedad opulenta en que vivimos los, dicen, afortunados, revolcándose en el vómito abyecto revestido de una pátina dorada.

domingo, 23 de enero de 2011

Diez entradas diez


¿Quién ha dicho que no conviene hacer entradas muy seguidas en el blog, que hay que darles tiempo para que la gente lea y todo eso? Incluso hay por ahí un carajote que va publicando lo que él llama bloguerías, y en una de ellas dice que escribir más de una entrada diaria es un tabú. Pues que se meta el tabú por donde le quepa, que ésta es mi décima entrada de la semana, las hay de todos los colores: poemas, relatos, apuntes de mi diario, ópera... esto es un cajón de sastre, aquí cabe todo. Algunas veces, como ahora, escribo la entrada en dos minutos, según me sale del magín, y otras me lo curro más, sobre todo en los poemas y las entradas literarias. Es mi afición, no veo la tele y me gusta escribir. Gracias al blog publico sobre la marcha y disfruto. Además recibo y agradezco interesantes comentarios, de los que aprendo mucho, y que hacen que se haya formado aquí en los andurriales un grupito curioso y bien avenido. Especialmente, este fin de semana nos lo hemos pasado muy bien, porque las entradas han sido toreras, desenfadadas y hasta chulescas, claro que sí, pero una chulería de buen rollo (de momento), así que no sigo, que es la hora de ir a la cama y la parienta empieza a mirarme una mijita malamente.

¡Buena semana!

Mariconadas blogueras (IV): La moderación de comentarios

Soy consciente de que con esta entrada no voy a hacer muchos amigos, pero como este fin de semana me ha salido la vena torera vamos allá.

Que sepa todo el mundo que eso de activar la moderación de comentarios es una mariconada como un piano de grande. Uuuu-naaa-maaa-riii-cooo-naaa-daaa. Hay que echarle güevos, coño, que no nos van a matar con ningún comentario, y encima los vamos a leer en privado y nos va a jervir la sangre. Ahí, a pelo, con dos cojones, y si alguien saca los pies del tiesto se retrata delante de todo el mundo, y se queda con el culo al aire, hostia, joder, tantos paños calientes, me cago en los muertos, aquí al blog se viene sin paracaídas o no se viene, que esto es para hombres, a mí la legión, coño, que parecéis nenazas con eso de "su comentario será visible tras la aprobación", ya está bien de jiñes y paranoias diarreicas. Seguro que lleváis pantalones de esos cagaítos. Pa moderación, la mía en esta entrada.

He dicho.



Nota: Para esta entrada dejo activada la moderación de comentarios, que no me fío un pelo.

sábado, 22 de enero de 2011

Anónimos blogueros

Hoy quiero dedicar la entrada a esos seres entrañables que visitan mi blog y no dejan la firma, ni dan una pista con un seudónimo, ni... puta idea de quiénes son. Sé que otros compañeros blogueros han tenido problemas, e incluso hay quien ha decidido filtrar y eliminar los comentarios que no vayan firmados, pero en mi caso no es así. Será que he tenido buena suerte, pero he recibido muchos comentarios simpáticos, interesantes y hasta halagadores. Cada vez que me visita un desconocido me queda la intriga de quién será, si me conoce o no, si es hombre o mujer... juega con ventaja, está claro, pero como la conversación suele ser amable no me importa en absoluto.

Alguna vez, pocas, recuerdo que ha entrado un anónimo con cajas destempladas, casi siempre por cuestiones políticas, y tras mi respuesta me ha comentado que así da gusto, conversar sin perder los nervios, y hemos llegado a darnos un abrazo bloguero. Tengo que confesar que una gran parte de mi suerte con los anónimos se debe, modestia aparte, a mi habilidad como torero en el primer tercio de la lidia: cuando los veo venir abro el capote, jinco las rodillas en la arena bloguera y pego unas largas cambiadas que ni Morante. Si el anónimo no templa su embestida me levanto, atornillo los pies en blogger y dibujo unas verónicas que firmaría Curro, el maestro de Camas. Lo único que me falta, y todo se andará, es recibir a alguien a portagayola, pero es que no me avisan, y claro, no me voy a pasar todo el día pegado a la pantalla a ver cuándo sale el toro.

¡Ejeeeeee! ¡Aaaaaaajáaaaiii! ¡Aaaaaaanónimooooo!

P.S. No me digáis que no arriesgo en la entrada. Cojones que tiene uno...

viernes, 21 de enero de 2011

Cieno


Vivía en lo más hondo del desierto.
Algunos días oscuros salía a pasear,
y alcanzaba mi casa en dos minutos.
Yo le esperaba siempre, sabía que llegaba
como las otras veces, para cambiar mi vida.
Le esperaba como se espera un trueno
después de ver la luz,
y no tenía miedo,
porque el calor del fuego no da miedo
aunque te queme luego las entrañas.
Su olor era el de siempre,
su rostro era el de siempre,
un rostro sin color,
y entraba sin llamar, sin dar los buenos días,
dejando la chaqueta en el umbral.
Yo no me levantaba, ni cerraba los ojos,
ni asustaba a mi voz para gritar;
sabía que era en vano,
y por eso aguardaba a la entrada del patio,
paladeando el aire,
haciendo perdurar cada momento.

Ayer vino de nuevo, oliendo a muerte,
- ¿Cómo te ha ido todos estos años?
Y le abracé despacio, resignado,

[…]


Nota prosaica: escribí este poema inconcluso esta mañana en una servilleta en la cafetería de Carrefour.

Apuntes (LI): Au revoire, l'Ulysses


Ulysses 1; Myself 0. Mi derrota en este primer match ha sido apabullante. He subestimado al viejo irlandés, que mantiene intacta su pegada, lanzada con puño de hierro en medio del sopor. Apenas había amanecido el famoso día y ya de vuelta a casa. Nos prepararemos a conciencia para la revancha, que vendrá antes o después.


***

Y digo yo, ¿por qué esa manía de escribir cosas tan largas, aunque sean buenas?

***

Me comentaba Sara hace poco que el Ulysses no se lee; se estudia. Pues a mí que no me pregunten la lección.

***

Es eso justamente, un portal de Belén. De acuerdo: las figuras hablan, y dicen cosas muy profundas, y con estilo, y llenas de alusiones sutiles, tanto que ni se intuyen, ni se ven, ni se les espera. Vale. Pero no deja de ser un portal de Belén, todos quietos esperando a que algo suceda... ¡Y no sucede nada!

***

Igualito que El Quijote...

***

Como lectura para practicar el inglés no lo recomiendo; es más, lo desaconsejo encarecidamente.

***

Pero bueno, a fin de cuentas hay lectores y lectores, y momentos y momentos para leer. No me rindo; volveré, aunque sea para criticarlo con conocimiento de causa.

jueves, 20 de enero de 2011

चतुरङ्ग - Chaturanga


Hasta tres veces se cubrió el sol con un velo oscuro antes de la batalla. Un mal presagio para el enemigo: está escrito que nuestros héroes dejarán su sangre para que la justicia reine en Kurukshetra. Krishna ha hablado: 'Dharma Yuddha'. Pero ya han transcurrido dieciocho jornadas de lucha sangrienta. Lejos está el día en que, antes de despuntar el sol, los dos ejércitos se contemplaban majestuosos en la distancia, cada uno con sus cuatro miembros intactos: Ratha, Gaja, Asva, Padati. Mis hombres miraban al este, y Pandava al oeste, y el campo de batalla estaba virgen. Hemos vivido momentos terribles. Arjuna ha guerreado con una venda en los ojos para derribar a Drona, su maestro, y a Bhishma, que lo acunó entre sus brazos. Sus lágrimas taparon la sangre derramada y la guerra siguió su curso. La matanza era incesante; día tras día caían elefantes, carros, guerreros, y yo lo contemplaba todo desde un promontorio, protegido por mi guardia personal. Ahora la batalla llega a su fin; sólo doce guerreros siguen en pie, me acosan desde todos los flancos, vislumbro a lo lejos los carros comandados por Arjuna y los elefantes de Bhima. Sé que no veré alzarse un nuevo día. Oigo una voz superior que anuncia mi muerte, pero no les dejaré hundir la daga en mi pecho. Prefiero desplomarme junto a los seis fieles que me acompañan, y que las fieras devoren mi cuerpo. Jaque mate.

Nota: Este relato ha sido inspirado por este otro de Javier de Navascués.

miércoles, 19 de enero de 2011

Apuntes (L): Lo que no me ha pasado


¿De verdad hay diferencia entre rasguear estos apuntes en un papel, como estoy haciendo, o teclearlos en un ordenador? ¿Tan importante es el rito? ¿No puede haber rito frente a la pantalla? Moleskine sigue triunfando, sí, pero en brazos de los impostores.

***

Se me acabó el café, y aquí sigo escribiendo; menudo rito. El rito está en el momento, no en el detalle.

***

"Ya empiezas a sonar", oigo decir a alguien. Como si eso fuera bueno, sonar; cuanto más hueco, mejor suena.

***

Desprecio la filosofía, pero me gusta hacerme el filósofo, buscando siempre la estética, no la verdad.

***

Vuelvo con ilusión a Pessoa, en inglés, y es como estar de nuevo en casa. No importa el idioma; importa el genio, y éste sí lo es. Dardos cortos, pero hondos.

***

Si un día no me pasa nada, escribo lo que no me ha pasado.

martes, 18 de enero de 2011

La diva divina (3)


No me canso de escuchar esa melodía de otro mundo, ni me cansaré nunca de hacerlo. Vuelvo a esa plegaria una y otra vez, y siempre es la primera, milagrosamente nueva, renacida como la noche que acoge a la diosa de plata y a la otra diosa que viajó de la Hélade al Nuevo Mundo para volver a su tierra de héroes y ya no abandonarla jamás. Escribo, escucho, escribo, y veo la luna, y la veo a ella, y cierro los ojos, y doy las gracias a Bellini, a los druidas, al canto antiguo, bello, eterno, de quien nunca nos ha dejado, porque sigue viviendo en el aire, donde pulsa las cuerdas del viento, y sopla, y acaricia las nubes con sus guantes de tercipelo negro, como siempre, como nunca, Norma.


Apuntes (XLIX): L'Écriture est la vie


L'Écriture ou la vie es el título, si mal no recuerdo, de una novela de Semprún. Es fácil imaginar que en un campo de concentración nazi la vida estuviera fuera de la vida, pero también en tiempos de paz, en medio de todas nuestras comodidades, la vida se encuentra dentro de nuestras cabezas. ¿Y qué es la escritura sino el producto de una mente, privilegiada o no? Lo que hay fuera... eso no es vida, eso no es escritura, eso no existe sino en la imaginación de los escritores.


***

Ningún gesto es natural. La naturaleza es sobria, y el hombre es forzado en su actuar. Forzado... y esforzado. Una maldición bíblica que no tienen los animales, ni las plantas.

***

El existencialismo tiene fama de ser estéril, pero no es verdad: lo estimulante nunca puede ser estéril.

***

Lo que cambia un día, lo que cambia la vida si nos obligamos a "hacer" aunque no tengamos ganas.

***

A veces el silencio se clava en los oídos y duele.

***

Despacio; todo ha de hacerse despacio, lo más despacio posible, sin pensar en otra cosa, para prolongar la sensación de control sobre nuestros actos.

lunes, 17 de enero de 2011

Esbozo de poema (y 2)

Ésta es la continuación del poema que comencé ayer, al que no acierto a poner título, ni tampoco acabarlo. Contra mi costumbre, lo continuaré y terminaré en mi cuaderno privado, que tampoco viene mal.

Ha llegado otra vez a permear mi cuerpo
con dientes transparentes cortantes como el hielo,
y yo no puedo huir, tampoco quiero huir.

- ¿No te acuerdas de mí? Éramos uña y carne.
Yo no quería dejarte, y tú me traicionaste
con aquellos acordes, y te perdí de vista.

No sé para qué ha vuelto, si ya no soy el mismo.
Ahora tengo casa, y he vivido en la sierra,
y cuando el sol asoma por detrás de la Peña
a veces me emociono y lloro como un niño;
y la felicidad tiene nombre de pájaro,
y el timbre de las risas resuena en mis oídos
en las mañanas límpidas, que duelen de tan blancas;
y cuando alguna nube asoma por el cielo
ya no la temo, no; admiro su blancura
y acaricio su lomo con la mirada nueva
que entonces no tenía, porque yo estaba preso;
y cuando el cielo rompe con furia de tormenta
no tengo ningún miedo, me empapo de esa lluvia,
la misma lluvia limpia que antes era negra;
y cuando por la noche admiro el firmamento
renacen las estrellas que se me habían muerto
despacio, sin saberlo, como se muere un padre.

- Tú no me has olvidado; y ahora estoy aquí
contigo de nuevo, para que no estés solo.

Y era ella quien hablaba, con esa voz oscura;
era ella, de vuelta, y nunca se había ido,
aunque yo me engañaba mirando hacia delante
con ojos muy abiertos, prendados de tu luz
que todo lo inundaba en baños de alegría.

[…]

domingo, 16 de enero de 2011

Esbozo de poema (1)


Ha llegado otra vez a permear mi cuerpo
con dientes transparentes cortantes como el hielo,
y yo no puedo huir, tampoco quiero huir.

- ¿No te acuerdas de mí? Éramos uña y carne.
Yo no quería dejarte, y tú me traicionaste
con aquellos acordes, y te perdí de vista.

Y no sé por qué ha vuelto, si ya no soy el mismo.
Ahora tengo casa, y he vivido en la sierra,
y cuando el sol asoma por detrás de la Peña
a veces me emociono y lloro como un niño;
y la felicidad tiene nombre de pájaro,
y el timbre de las risas resuena en mis oídos
en las mañanas límpidas, que duelen de tan blancas.

[...]

sábado, 15 de enero de 2011

Loa al ingenio


Una de las mejores cosas que tiene el blog en el campo de la literatura es que desentierra esa espontaneidad perdida que habitaba las tertulias de antaño, donde se intercambiaban ideas, poemas y también diatribas, pero donde nunca faltaba el ingenio, algo que hoy en día es un bien escaso, por no decir una especie en peligro de extinción. Creo que fue a Pessoa a quien leí que el ingenio es una trampa para el escritor, algo así como un fuego de artificios que consume mucha energía y deslumbra en un momento, pero que no lleva a nada. Él mismo, o algún otro, ha criticado a Oscar Wilde por eso mismo. No falta algo de razón en esta crítica, pero... ¡es tan hermoso el destello! Y si una obra literaria consigue encender varias bengalas en cada página... ¿no es entonces una obra de arte maravillosa, perdurable y brillante? Se puede decir que no, porque no profundiza en el alma, pero no se trata siempre de eso, y además la luz intensa de los fuegos de artificio se refleja en el lector, y enciende una chispa vivificadora, algo que el tratado más profundo de filosofía o la novela más instrospectiva son incapaces de hacer.


El blog es muchas veces un canto al ingenio, en primer lugar por el ritmo de entradas, que cuando es fuerte invita al escritor a superarse. También está el reto para conseguir lectores, para lo que el ingenio es un gancho nada despreciable. Pero el ingenio aquí se manifiesta especialmente en los comentarios, donde se glosa la entrada, se le da la vuelta, se la despedaza, se le da réplica y contrarréplica, se desvía el asunto a otros derroteros inesperados y muchas veces se libra un duelo donde sólo vale la inteligencia, el ingenio y el humor, que son la misma cosa, santísima trinidad de la escritura. Por esto, y por muchas cosas más, quiero dar desde aquí las gracias a todos los escritores que me regalan el mejor fruto de su inteligencia, y en especial a todos mis comentaristas, que con su ingenio han contribuido a convertir estos andurriales en un oasis compartido donde se respira paz, humor y literatura.

viernes, 14 de enero de 2011

Moderno, pero no tanto

A quien no me conozca le puede parecer que con esto de que tengo un blog, leo e-books y demás modernidades soy uno de esos seres que están a la última en las nuevas tecnologías, ávido de novedades interneteras, conectado con una nube de amigos cibernéticos con los que comparte los días, las horas y los minutos de su netwórquica existencia. Pues no, más bien todo lo contrario. Mi único vicio, nada inocuo por cierto, en la era conectiva en la que vivimos, es este blog que ustedes leen. Por lo demás, me cago en facebook, me meo en twitter y con el resto de redes, cuyo nombre desconozco, me limpio los mocos. Entiendo que estas herramientas, lejos de mejorar nuestra vida, la pueden empobrecer. Su origen se basa en la satisfacción de una de las necesidades humanas más estudiadas durante el siglo XX, con Maslow y Elton Mayo a la cabeza: las necesidades sociales. De toda la vida de Dios estas necesidades se han satisfecho con el contacto físico entre amigos, vecinos, compañeros de trabajo y hasta enemigos. Pero como las necesidades son, como es sabido por los estudiosos de la Economía, insaciables, el pastel de las redes sociales resulta irresistible para un gran número de personas, especialmente los más jóvenes, que se lanzan ávidos a compartir sus experiencias con sus amigos actuales, con sus pares y con un número creciente de recién llegados que van engrosando la lista de fotitos que adornan el margen de su pantalla. Bien usadas, estas herramientas son muy útiles, pero se prestan al abuso y fomentan el ensimismamiento internetero, dándose la paradoja de que se tienen muchos más amigos, pero resulta muy improbable tomar una cerveza con cada uno de ellos, más que nada por falta de disponibilidad y de tiempo.

Espero no ser lapidado junto a ningún muro -¿de dónde vendrá el nombrecito?- y no dudo de que hay muchos que hacen un uso mesurado y fructífero de estas herramientas, pero me da a mí que son los menos. Yo, por mi parte, a pesar de las apariencias me dedico a lo que se ha hecho de toda la vida en literatura: escribir (en papel -poco- y en el ordenador), publicar (en papel y en el blog) y leer (en papel y también en mi e-reader). Me viene muy bien Internet para documentarme al escribir, y para descargarme los e-books que leo, y también para ver y escuchar los maravillosos vídeos que encuentro en youtube, pero me da miedo lo que hay más allá, aunque nunca, Dios me libre, diré que no beberé de esas aguas revueltas.

P.S. Me releo y veo que en algo sí he sido tocado por la varita de Internet: en el gusto por inventar neologismos.

jueves, 13 de enero de 2011

Para escépticos del e-book

Algunos ya saben que estoy leyendo la poesía de Verlaine en formato electrónico -¡Halaaaaa, pecador! Anda, ve y rézate cien padrenuestros en la Biblia políglota-. Quiero comentar cuál es la procedencia del texto que he descargado en mi dispositivo de lectura -vulgo, reader-. El archivo proviene del escaneado de un libro depositado en la Biblioteca Nacional de Francia, que lo cedió gustosamente. Se trata del primer volumen de una edición del año 1902 de las obras completas del poeta francés, como puede verse en estas imágenes.


Estoy convencido de que la experiencia de leer los versos inmortales de Verlaine en esa joya bibliográfica es muy superior a la de hacerlo en mi modesto reader, y de hecho estuve dudando hasta el último momento si coger un avión a París e intentar convencer al director de la biblioteca de que me dejara hojear el ejemplar. Finalmente, mis obligaciones laborales y familiares pesaron más que mi entusiasmo poético y leo a Verlaine cómodamente sentado en mi sillón. Además, como mi francés no es tan bueno como a mí me gustaría, de vez en cuando toco dos veces con el dedo en una palabra y me salta el diccionario con la correspondiente traducción.

P.S. No me dan comisión (por ahora...).

Paul Verlaine: Romances sans paroles (III y V)


Traigo en esta entrada dos poemas de Paul Verlaine, correspondientes a la primera sección, Ariettes oubliées, de su obra Romances sans paroles. Es tan exquisito el uso que hace el poeta de la lengua francesa que al traducirlos me he sentido casi como si estuviera cometiendo un sacrilegio. He renunciado expresamente a mantener la rima y el metro, y me he dedicado a escoger con mimo las palabras más adecuadas, que permitan al menos vislumbrar la grandeza de estas dos obras maestras.


III

Il pleut doucement sur la ville.
Arthur Rimbaud
Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur?

Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits!
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie!

Il pleure sans raison
Dans ce coeur qui s'écoeure.
Quoi ! Nulle trahison?
Ce deuil est sans raison.

C'est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi
Sans amour et sans haine
Mon coeur a tant de peine!


Llueve dulcemente sobre la ciudad.
Arthur Rimbaud
Llora en mi corazón
como llueve sobre la villa.
¿Qué es esta languidez
que invade mi corazón?

¡Oh dulce ruido de la lluvia
en la tierra y en los tejados!
Para un corazón que sufre,
¡oh el canto de la lluvia!

Llora sin motivo
en este corazón que se diluye.
¡Qué! No hay traición?
Es un duelo sin motivo.

¡Es la mayor de las penas
no saber por qué
sin amor y sin odio
mi corazón tiene tanta pena!


V

Son joyeux, importun d’un clavecin sonore.
Pétrus Borel

Le piano que baise une main frêle
Luit dans le soir rose et gris vaguement,
Tandis qu'un très léger bruit d'aile
Un air bien vieux, bien faible et bien charmant
Rôde discret, épeuré quasiment,
Par le boudoir longtemps parfumé d'Elle.

Qu'est-ce que c'est que ce berceau soudain
Qui lentement dorlote mon pauvre être?
Que voudrais-tu de moi, doux Chant badin?
Qu'as-tu voulu, fin refrain incertain
Qui vas tantôt mourir vers la fenêtre
Ouverte un peu sur le petit jardin?


Sonido alegre, molesto, de un clavicémbalo.
Pétrus Borel


El piano que besa una mano delicada
brilla vagamente en la tarde rosa y gris,
mientras que un ruido alado, muy ligero,
un aria antigua, débil y encantadora
merodea discreta, casi asustada,
en el salón perfumado de Ella.

¿Qué es esta niñez repentina
que mima lentamente mi pobre ser?
¿Qué quieres de mí, dulce canto juguetón?
¿Qué has buscado, fino estribillo incierto
que vas pronto a morir hacia la ventana
abierta brevemente sobre el pequeño jardín?

miércoles, 12 de enero de 2011

Terror en el hospital


El pasado lunes me sucedió uno de los episodios más estrambóticos que recuerdo. Estaba con mi familia en la habitación de un hospital donde operaban a mi padre (todo fue bien, gracias a Dios), y entró una limpiadora con aire misterioso provista de unos rollos de papel higiénico. Nos miraba a hurtadillas, y finalmente preguntó si hacía falta papel para el baño. Le dijimos que entrara a comprobarlo, y tras hacerlo se marchó. A los dos o tres minutos entró de nuevo con sus rollos de papel y volvió a escudriñar nuestras caras con cierto disimulo, hasta que finalmente se dirigió a mí con estas palabras:

- Cuando usted pueda venga a hablar conmigo, por favor.

A estas alturas todos nos habíamos olvidado de mi padre, al que un enfermero se llevaba en esos momentos en una camilla rumbo al quirófano, y centrábamos nuestro interés en el motivo de tan misterioso requerimiento. Yo no las tenía todas conmigo, pero hice de tripas corazón y salí al pasillo. Enseguida vi el carrito de la limpieza junto a la habitación de al lado. Allí charlaban con aire conspiratorio la limpiadora y una señora. Al verme, la primera hizo un gesto a la segunda y ésta me invitó a pasar. Salió la limpiadora y quedé solo (o eso creía yo) con ella. Podría tener unos cincuenta y cinco años, de rostro curtido, seguramente por el trabajo en el campo, pelo rubio y ojos azules, con una expresión muy dulce. Se dirigió a mí en estos términos:

- Verá usted, resulta que hace un rato pasé por delante de su habitación y, al estar la puerta abierta, oí la conversación que mantenían. Así he sabido que necesita alguien para trabajar en su casa, y me he permitido el atrevimiento de hablar con usted. Al no saber cómo hacerlo, he pedido ayuda a la limpiadora.

Quedaba resuelto el misterio del papel higiénico. La maniobra de aproximación me resultó un tanto extraña, pero como he visto cosas más raras tampoco le di mayor importancia, y además era cierto que necesitaba con cierta urgencia a alguien para trabajar en casa. Así, le dije:

- ¿No trabaja usted ahora?

Ella me indicó con un gesto la cama que había a su lado, en la que no había reparado. Entonces, mis ojos se posaron en la cosa más terrorífica que han contemplado nunca. Allí yacía lo que en algún momento (y lo digo con pena) había sido un ser humano. Se trataba de una anciana cuyo rostro estaba totalmente apergaminado, de un color violáceo, con la boca torcida en una mueca grotesca y una sonda cogida milagrosamente a través de su nariz. Ni en las películas de terror, ni en mis peores pesadillas he visto algo tan espantoso, y lo tenía ahí, a dos palmos, y no era una momia inerte, sino que al parecer respiraba y su corazón latía. La buena mujer me dijo:

- La cuido desde hace ocho años, pero ya se está acabando.

- ¿Y qué tiene? Dije yo, por no callar.

- Gangrena. Le van a cortar la pierna, pero su corazón no resistirá la operación. Tiene más de noventa años.

Ella me decía todo esto con una voz dulcísima, entre resignada y triste. Yo no daba crédito a lo que estaba oyendo y, sobre todo, viendo. Como no sabía muy bien el modo de salir de aquel atolladero, le pregunté por su experiencia, referencias y demás, y le dije que podríamos concertar una entrevista. Al preguntarle cuándo, me señaló a la enferma y dijo tristemente:

- Vamos a ver qué nos dice el médico.

Insistió en darme su número de teléfono, lo cogí y escapé de allí con los pelos de punta. Al llegar de nuevo a mi habitación estaban todos expectantes, como es lógico - a todo esto, cuando mi madre volvió de acompañar a mi padre al quirófano vio que yo no estaba, preguntó a la limpiadora y al verme charlando seriamente con una señora se pensó que eran malas noticias de mi padre y un poco más y se muere del susto-. Yo empecé a contar la experiencia, y cuando llegué a la descripción de la pobre enferma en la cama los gestos compungidos se mezclaban con algunas tosecillas sofocadas con un pañuelo. Pero cuando alcancé el desenlace, y referí que la señora estaba esperando un parte médico para incorporarse en mi casa, las risas reprimidas se volvieron carcajadas generalizadas. Mi hermano Jorge y yo nos revolcábamos por el suelo, literalmente descojonados.

¡Qué gran invento, la risa!

martes, 11 de enero de 2011

Arbeit macht nicht frei!

Desde aquí proclamo que odio el culto al trabajo, y desconfío de los que me aconsejan trabajar sin desmayo para mejorar, en mi vida o en mi escritura. No comprendo a esas personas obsesionadas con su trabajo, celosas del mismo, máquinas de incrementar los beneficios de su empresa, esclavos de la productividad. Yo mido la productividad no en piezas por hora, sino en felicidad por segundo. No vendo mi tiempo al engranaje capitalista, aunque le rindo gustoso mi tributo, que me permite ser feliz. Miente quien dice que es en el trabajo donde se realizan las personas; me asustan los que anteponen su profesión a todo lo demás; detesto el culto al dios empresa. ¡El dinero me aterra! Sí, me aterra como instrumento de odio, como vehículo de la ambición, como cuña que penetra en los hombres y los despedaza en partes autónomas que sólo piensan en producir, en trabajar, en ganar, en vivir lo que no es vida para morir sin entender el sentido de sus afanes. El trabajo es un castigo divino, ésa es la mayor verdad que se extrae del Antiguo Testamento. No hay nada más apetecible que vagar por un paraíso pródigo e infinito, gozando de los dones celestiales. ¿Molicie? ¿Aburrimiento? Eso sólo lo sienten los hombres contaminados por el virus maldito del dólar, que no vislumbran nada más allá de su jaula monetaria. El resto sería feliz, e incluso ellos, si nunca hubieran tocado el dinero, si hubieran nacido a un mundo virgen de euros y cuentas bancarias, ellos también vivirían en la gozosa holganza de los seres primigenios, produciendo sólo amor, felicidad y arte, los dones más grandes a los que un hombre puede aspirar.

lunes, 10 de enero de 2011

Apuntes (XLVIII): De glándulas y feos


En ocasiones me dedico a escribir sobre cosas tristes cuando estoy alegre y sobre cosas alegres cuando estoy triste, y no se me da del todo mal.


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"A veces echo de menos a la vida como a una novia que nunca tuve", dije aquí mismo. Y ahora, desde la distancia que me permite leerme como si fuera otro quien lo escribió, sé que es un sentimiento puro.

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Los ejemplares más feos de la especie humana se pueden avistar cada día empujando sus carritos por los pasillos de cualquier hipermercado.

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El sentido del humor es el menos común de los sentidos.

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He descargado en mi reader los poemas de Verlaine, y se me hace la boca agua, no sólo por los poemas, sino también por el escándalo de los puristas.

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Siempre me ha intrigado el hecho de que donde las mujeres ven dos mamas los hombres vemos dos tetas. ¡Rebajar la cúspide erótica a una glándula...!

domingo, 9 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (III): Los pegotes

Cierro este fin de semana meta-maricona-bloguero con una entrada dedicada a los pegotes blogueros, esas flores que todos nos echamos en nuestro propio blog, y el que esté libre de pecado que lance el primer comentario insultante. Estos manjares de la vanidad revisten muy diversas formas. Una, muy usada, se produce ya en el mismo perfil, donde muchos blogueros incluyen su vida y milagros, trabajos, pluriempleos, tropecientas publicaciones y hasta condecoraciones recibidas en el transcurso de su exitosa vida; en fin, no me cebaré más. También están los que dan estos mismos detalles, aparte de en el perfil, en el primer apartado de la barra lateral del blog, por si no se había enterado alguien. ¿Y qué me dicen de las fotitos del perfil? Eso da para una entrada, que seguramente haré, pero las hay de todas clases: intelectualoides con el dedo índice en la sien, aparentando ser un actor o actriz de Hollywood -ay, ese photoshop-, fotos de hace treinta años -ejem, ejem-, incluso los hay tan tontos que salen en la foto con un sombrero bebiendo y fumando, cuando ni fuman, ni son juerguistas ni na de na. Y después está esa moda nueva de incluir en el blog los libros que se están leyendo. Conozco casos que dicen leer diez libros a la vez en tres sitios distintos y en varios idiomas, incluyendo el Ulises de Joyce, que todo el mundo sabe que no hay cojones de leerlo ni siquiera en español. En fin, la de fantasmas que tenemos que aguantar. Así de pronto, en una mañana de domingo escaqueándome un momentillo de mi mujer que está montando unos muebles de Ikea rodeada de los cuatro niños -¡Voooooooy, cariño!- no se me ocurren más ejemplos, mirad en vuestros propios blogs y veréis cómo encontráis varios.

Ea, con Dios, y a ver si sois más humildes, os podéis mirar en el espejo de mis andurriales.

P.S. La que me va a caer cuando mi Santa lea este post -otra mariconada-.

sábado, 8 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (II): Los seguidores

Ayer hablé de los contadores, pero... ¿qué me dicen del módulo de seguidores, eehhhn? Eso sí que es una cagada como la copa de un pino. Y pensar que hay quien se cree que tiene mucha gente pendiente de él por el número de fotitos que decoran su blog...

Vamos a ver: en primer lugar está la ley no escrita de que si alguien te pincha como seguidor tú debes corresponder siguiéndole a él. De este modo hay blogueros que pinchan en to lo que se mueve en la blogosfera y acaban teniendo un panel de seguidores más poblado que las páginas amarillas. Y tan contentos, pues mejor para ellos. Y después está otra cosa: ¿alguien piensa de verdad que detrás de ese nuevo icono que ha aparecido en su panel con la imagen de un cyborg colorado hay alguien muy interesado por lo que escribe? Y sin embargo esos seguidores-spam cuentan como los otros. Un poné: yo, que voy por 99 seguidores, podría celebrar en breve mi seguidor número 100, pero eso es un mojón pa mí, no hay más que pasar revista a mi tropa para encontrar unos pocos de esos topos. Después tenemos a los que llevan a gala seguir a muy pocos blogs, yo mismo mismamente, que no cumplimos la ley no escrita que dije antes. Os digo confidencialmente que eso es para hacernos los interesantes: a ver quién tiene mejor ratio (blogs que te siguen / blogs seguidos) que yo. Y cuando mi sombrero aparece en el módulo de otros blogs, como me hago de rogar pensarán: "jo, sí que debe de ser bueno mi blog, si hasta el Ridao me sigue". Siguiendo con la fauna bloguera nos encontramos con esos seres elevados que osan no poner el módulo de seguidores. ¿Falsa modestia? ¿Torpeza informática? ¿Minimalismo bloguero? Ellos sabrán, pero el caso es que a muchos de estos blogueros, generalmente eximios, no les falta quien les siga pinchando, a falta de módulo, a través del perfil. Me puedo imaginar la satisfacción que debe de producir el que alguien se tome esa molestia para seguirte. Debes de ser poco menos que su ídolo. A lo mejor me lo pienso y un día de éstos retiro el módulo.

Se han descrito muchos más comportamientos, como el de los blogueros, otra vez generalmente eximios, que abren al cabo de un tiempo un módulo de seguidores pero ¡jamás siguen a nadie! Digo yo que si no crees en esto del seguimiento tiene que ser ni p'alante ni p'atrás, ¿o es que no les gusta ningún otro blog?
Ahora mismo no se me ocurren otras argucias para alimentar nuestra vanidad usando el módulo de seguidores, pero seguro que hay muchas más. No sigo que con esta entrada corro el riesgo de hacerme algún enemigo o perder algún amigo (es broma, ¿cómo era? Ah, sí: ;-))))) - otra mariconada). Aquí lo dejo abierto, para que mis ilustres seguidores hagan las aportaciones pertinentes.

P.S. Como veo que estos temas dan para mucho queda inaugurada la etiqueta "Mariconadas blogueras".

viernes, 7 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (I): Los contadores

Quien más quien menos, y yo el primero, tenemos en el blog un contador para las visitas que recibimos. Puede parecer que es una herramienta útil para calibrar la popularidad de nuestro blog, aunque hay mucho que decir sobre esto. En primer lugar, vamos a dejarnos de tonterías y reconocer que lo ponemos ahí para ronear ante nuestros colegas blogueros: que si hemos llegado a 100.000 visitas, o 500.000, o hay quien pasa del millón... Si lo que queremos es saber cuánta gente nos visita hay estadísticas internas en el mismo google; no hace falta plantificarlo en el blog. Además, esto tiene truco: no es lo mismo una visita que un hit, que sería cada vez que se pincha en el blog. Casi todos los contadores lo que muestran son los hits; si pusieran las visitas el número sería sensiblemente inferior y no luciría tanto. Pero lo que más me llama la atención es que el número de visitas a nuestro blog puede venir por diversos motivos. Es cierto que entra gente para leernos, pero en mi blog aterrizan a través de google infinidad de internautas buscando las cosas más diversas. Un ejemplo claro es mi entrada del 5 de enero, donde puse un poema para los Reyes Magos. Automáticamente empezó a entrar gente tecleando "Poesía para Reyes Magos" y cosas parecidas, lo menos cincuenta, y se infló mi cifra de visitas del día. A esto hay que añadir un montón de visitas diarias que me llegan buscando imágenes de billetes de 500 euros, a cuenta de mi entrada número 500 del blog. Otros llegan buscando sonetos y haikus de cumpleaños, una traducción del poema de Auden "Funeral Blues" (debo de ser a estas alturas el traductor de referencia), músicas de Shakespeare y muchas cosas más, como por ejemplo los que teclean la palabra "meadas" con fines pornográficos y aterrizan en una entrada de lo más inocente.

En resumidas cuentas, que a los números que aparecen en el contador de mi blog ni caso. No tengo ni idea de los que me leen, porque tampoco me voy a entretener separando el grano de la paja. Si algo sé es por los comentarios que me vais dejando, y por referencias indirectas de gente que me sigue. Con eso me basta, me siento leído y apreciado, y el contador para eso, para ronear.

P.S. No sé si os habéis dado cuenta de que he superado la barrera de 100.000 visitas, y en dos años. Si es que soy un máquina...

P.P.S. Miedo me da la avalancha que se me echa encima con los que buscan un contador para su blog.

P.P.P.S. Se me olvidaba: la entrada más visitada en la historia de mi blog es una sobre gormitis. Entran buscando información sobre todas las razas y generaciones de estos bichos horrendos.

Ventajas del libro de papel


Ya tengo mi reader fululando, y lo he estrenado con una obra maestra: Heart of darkness, de Conrad, más que nada por darle en las napias a mi amigo
Fernando. Me la leí en su día en papel, y ahora la releo en formato electrónico. ¡A lo mejor soy un pionero en esto!

Como ya he alabado bastante a mi nuevo cacharro, hoy voy a decir las ventajas que le veo al pleistocénico papel, a Gutenberg lo que es de Gutenberg...

1. Un libro de papel es un objeto bonito en algunos casos, incluso precioso en las ediciones realizadas con esmero. Hay libros que son auténticas obras de arte, y no sólo los antiguos. Un e-book no llega siquiera al rango de objeto.

2. Los libros tradicionales decoran las estanterías de los intelectuales y, sobre todo, de los que se quieren hacer pasar por intelectuales. El problema, por supuesto, es tener espacio suficiente. Con el e-book lo más que puedes decorar es una pantalla.

3. Los libros de papel tienen vocación de permanencia: se guardan y perduran en el tiempo, son transmitidos por herencia durante generaciones. El libro electrónico se guarda en un disco duro o en una tarjeta, pero todos sabemos qué pasa con las copias de seguridad. En realidad no importa que se pierda, pues está en la red, en la "nube". Lo cogemos de ahí cuando queramos y santas pascuas (como la nube se disperse un día nos vamos a enterar).

4. Si se te cae un libro tradicional al suelo no pasa nada, pero como se me caiga el e-reader que me han echado los Reyes me voy a cagar en los muertos de quien sea (de los Reyes mismo), y Rafael se va a poner más contento todavía.

5. Para pasar las páginas del libro de papel a veces nos mojamos el dedo, y la sensación es muy placentera. El roce del dedo con la pantalla táctil del e-book no es lo mismo, hay que reconocerlo.

6. El papel huele tela de bien. El reader es aséptico e inodoro (by the way, como se te caiga al inodoro la has cagao, nunca mejor dicho).

7. Yo los libros malos los suelo utilizar de papel higiénico, algo totalmente imposible con el e-reader por razones técnicas y pecuniarias.

8. Por ahora las pantallas de los readers no admiten colores, pero vamos, hay que reconocer que los libros con colorines son una mariconada.

9. A día de hoy el papel es el soporte que menos cansa la vista, aunque la tecnología de tinta electrónica está muy conseguida.

10. Los libros de papel se pueden guarrear a placer, escribiendo garabatos y subrayando. Mi reader también lo permite, pero no está del todo conseguido, las cosas como son.

11. Los libros electrónicos no se pueden dedicar, o si se hace es pa na.

Y la más importante de todas:

12. ¿Hay algo más cutre que publicar en formato e-book? Conmigo que no cuenten, mis libros en papel verjurado bien gordo, que pese, que huela, con tapas en condiciones, que lo pueda regalar a los amigos y con el que pueda ronear en una librería dejándome caer por la estantería donde lo venden y diciendo a todo el mundo que soy el autor.

jueves, 6 de enero de 2011

¡¡Cayó!!



Ahí está er tío, que sa portao bien tol año. Y el cacharro cargando las pilas, con publicidad gratis y todo...

¡Tiembla, Gutenberg!

P.S. Me ha llegado información confidencial: resulta que SS.MM. han conseguido mi regalo, de gorra por supuesto (o de turbante), en La casa del libro. Para que luego digan los escépticos.

miércoles, 5 de enero de 2011

Poesía para los Reyes Magos


Hoy, víspera de Reyes, quiero continuar una tradición que comencé el año pasado al dedicar un poema a estos magos entrañables, brujos de la ilusión. El año pasado les ofrecí
este soneto, y este año va un sonetillo, algo más modesto pero escrito con el mismo cariño.

Mis juguetes perdidos


Scalextrix, tanque Clint,
un balón de reglamento,
algunas veces un cuento
de Astérix o de Tintín.

Tantos mágicos momentos
al poner el Cinexín,
y montar el futbolín;
no existía el aburrimiento.

Melchor, Gaspar, Baltasar,
cuidad bien de los camellos
y tratadlos con cariño,

para que podáis pintar
esos mágicos destellos
en los ojos de los niños.

martes, 4 de enero de 2011

Una traducción de Hölderlin


Traigo hoy la traducción de un poema de Friedrich Hölderlin, gran poeta alemán famoso, aparte de por la calidad de su obra, por la locura que padeció durante los últimos 36 años de su vida, lo que no le impidió seguir escribiendo poemas como el que aquí traigo, una de sus últimas composiciones.

Der Zeitgeist

El hombre habita en este mundo para vivir.
Como los años, como los tiempos se remontan,
así como se suceden los cambios y sufre la verdad,
así llega la permanencia en el transcurso de los años,
la perfección se reúne en esta vida,
y a ella tienden los afanes de los hombres nobles.

Humildemente,
Scardanelli.

Ésta es la versión original:

Der Zeitgeist

Die Menschen finden sich in dieser Welt zum Leben,
Wie Jahre sind, wie Zeiten höher streben,
So wie der Wechsel ist, ist übrig vieles Wahre,
Dass Dauer kommt in die verschied’nen Jahre;
Vollkommenheit vereint sich so in diesem Leben,
Dass diesem sich bequemt der Menschen edles Streben.

Mit Unterthänigkeit
Scardanelli

He preferido mantener el título original del poema, Der Zeitgeist, que en alemán viene a significar "El espíritu del tiempo". En cuanto a la traducción, es bastante libre, intentando mantener el tono del poema sin perder su significado. Curiosamente, mientras recogía información me encontré con esta interesante entrada del blog de Luis Valdesueiro, que a pesar de visitarlo con asiduidad no leí en su día. En ella aparece la siguiente traducción del poema, a cargo de Txaro Santoro y José María Álvarez, que he tomado en cuenta para la mía:

El espíritu del tiempo

La vida es la tarea del hombre en este mundo,
Y así como los años pasan, así como los tiempos hacia lo más alto avanzan,
Así como el cambio existe, así
En el paso de los años se alcanza la permanencia;
La perfección se logra en esta vida
Acomodándose a ella la noble ambición de los hombres.

Humildemente,
Scardanelli.

Como dice Luis en su entrada, Scardanelli era el nombre que utilizaba Hölderlin en su lúcida locura. En una ocasión dijo: "Jamás comprendí las palabras de los hombres, crecí en los brazos de los dioses". Acaso fueron los dioses quienes le fueron dictando los poemas que escribió confinado en una torre hasta el día de su muerte.

Reflexiones económicas frente a un relojero


Ayer, mientras esperaba a que un relojero realizara una reparación, me salió mi lado economista (Mr. Hide) y me puse a reflexionar que estas tareas estaban condenadas a desaparecer, porque hoy en día podemos consultar casi siempre la hora en el teléfono móvil, o en el ordenador cuando estamos trabajando, por lo que los relojes se están convirtiendo en un mero objeto de adorno. Supongamos que desaparecen por falta de utilidad. Entonces ya no habría fabricantes de relojes ni relojeros, al desaparecer la necesidad. Pero si hay menos necesidades la sociedad tendrá más recursos, pues el esfuerzo que antes se destinaba a la fabricación de relojes se podría desviar hacia otras actividades más útiles. Obviamente, lo mismo que he dicho de los relojes se podría aplicar mucho más claramente a una multitud de actividades económicas que son superfluas y, en muchos casos, creadas artificialmente por las empresas a través de los esfuerzos de marketing (y pensar que a mí -¡ay!- me toca enseñar marketing en la universidad...). Digo más: cada vez es más factible y barato fabricar productos y prestar servicios necesarios y que, de verdad, mejoran la calidad de vida de las personas (incluyendo, por supuesto la alimentación). Si todos los esfuerzos productivos se destinaran a estos bienes desaparecería el hambre en el mundo. ¿Donde está el fallo, entonces?

Yo ya me sé la (mi) respuesta; a ver qué pensáis vosotros.

lunes, 3 de enero de 2011

Apuntes (XLVII): La impaciencia del escritor


Retomo la escritura en este diario (otra cosa es la transcripción), después de bastante tiempo, mucho más del que me hubiera gustado. Es un diario híbrido, mitad privado mitad expuesto al público, aunque esta última parte contenga muchas intimidades. Pero no hay que engañarse, un diario publicado por entregas en Internet se hace de cara a la galería, y eso condiciona mucho las anotaciones. Hay mucho, muchísimo, de fingimiento. Se escribe muchas veces desde el cómodo trono del lector, y no desde la atalaya escarpada del autor. El yo se proyecta al espacio cibernético, que lo hermosea con nubes e impulsos de colores, anudándole un elegante lacito para que tenga alguna posibilidad de ser leído en el escaparate infinito de la red.


***

No hay que olvidar que Pessoa era un poeta, y no un filósofo.

***

Cada vez me pesan más las obligaciones, como una carga que aplasta mis posibilidades de ser feliz, ya de por sí bastante mermadas; aunque, bien pensado, cada uno se busca su propia felicidad, y el victimismo es el camino más rápido hacia la desolación, o como mínimo hacia la cómoda pero estéril melancolía de la víctima de su propia estupidez.

***

A veces, cuando escribo, me paro un tiempo buscando la palabra justa, y la mayoría de las veces me puede la impaciencia y salgo del paso con una palabra oportuna, aunque no brillante. Pero cuando llega una de las raras veces en que escribo pausado y doy a cada frase el tiempo que necesita, el resultado es infinitamente superior; me parece que no soy yo quien lo ha escrito. Este defecto, ya de por sí malo en prosa, resulta nefasto en la poesía.

***

Aún estoy imbuido del tono de La casa encendida, al cabo de tres días de su lectura. Tan intensa es la poesía de Rosales. Seguiré sumergiéndome en ella, y trataré de evitar el peligro de que me trague.

domingo, 2 de enero de 2011

Del destino


¡Qué extraño es el destino! Unos dicen que existe y otros que no. También puede ser que existan múltiples destinos, que van ramificando nuestra vida en tantas vidas paralelas como alternativas se nos abren ante cada encrucijada. Hay quien al destino le llama Dios y a la ausencia de destino le llama Libertad, pero muchos dicen que también cabe la libertad dentro del destino. El destino nos mira desde un futuro inmutable, y sabe exactamente cada paso que daremos hasta llegar a él. Pero acaso el destino es sólo un punto en el tiempo y en el espacio, una contingencia que nos acompañará Dios(?) sabe cuándo, una diana fallada casi siempre por nosotros, flechas humanas disparadas por un Creador caprichoso hacia sí mismo, dibujando un bucle infinito al que llamamos vida.

Pero yo no creo en esas conjeturas; o, mejor dicho, sólo creo en eso, en las pobres elucubraciones que soy capaz de hilar, que salen de mí como ente pensante. El resto, el sentido último de mi vida, la libertad o la falta de ella que me lleva hasta un destino fijado o no de antemano; eso, bastante tengo con ser capaz de formularlo. Su sentido escapa, y siempre escapará, a mi entendimiento, a no ser que en algún momento de mi existencia (y por existencia me atrevo a incluir un tiempo -o similar- incierto que transcurra después de lo que llamamos muerte, y del que yo sea testigo), cambie mi esencia. Entonces podría tejer con mimbres distintos, que hoy me están vedados.