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miércoles, 8 de junio de 2011

Mariconadas blogueras (VI): Récord de comentarios


Vengo rumiando esta entrada desde hace mucho tiempo, pero no me decidía a escribirla porque uno (es decir, yo) salía bastante malparado. Como en los últimos tiempos está bajando ostensiblemente el número de comentarios que tienen ustedes a bien dejar en mis entradas, el cambio de escenario me deja en una mejor posición, y aquí me lanzo pues: proclamo a los cuatro vientos del Internet que es una gran mariconada el afán por acumular en el zurrón bloguero cuantos más comentarios se pueda (la imagen de la izquierda es un patético ejemplo de lo que digo).

Hay quien lleva a gala que su blog es mejor que el de los demás porque cada día recibe 10, 20, 50 ó 100 comentarios. En primer lugar, hay algo muy obvio: no todos los lectores del blog tienen por qué comentar; es más, la notoriedad del mismo vendría dada por el número de lectores, y no por el de comentaristas. Además, sé de buena tinta (uno, que es un cotilla) que muchos blogueros se dedican a explorar el vasto universo bloguilandio dejando huella de su visita a cada cuaderno que van, sea éste español, argentino o armenio-azerbayano. Estadísticamente, está comprobado que de cada cinco comentarios que se hacen en otros blogs se recibe uno en respuesta. Según estos cálculos, un bloguero que visite 500 blogs en un día (da tiempo de sobra, lo sé de buena tinta) recibiría una media de 100 comentarios, más los que caigan de propina por otras vías. Esta clientela hay que mantenerla, como es lógico, pero nuestro ambicioso personaje tiene diseñada una completa estrategia de visitas programadas, con comentarios tipo spam, que al fin y al cabo son también los que recibe. Además, nuestro hombre responde puntualmente uno por uno a los comentarios recibidos, con una o dos palabras, con lo que consigue duplicar su cifra ansiada, que ya va por 200.

Por si no quedara clara la vanidad de estos narcisos y la inutilidad de sus acciones, basta echar un vistazo a los blogs de autores consagrados, por ejemplo el cuaderno de Andrés Trapiello o el de Felipe Benítez Reyes, para comprobar que reciben muy pocos comentarios. Yo los denomino (mi amigo Alejandro lo sabe muy bien), blogueros eximios. El eximiato no está al alcance de cualquiera, pues consiste en recibir muchas visitas y pocos comentarios. Ahí queda el reto.

Y a continuación, ofrezco mis números, que hablan por sí solos:

- Récord de comentarios en una entrada: 79, el 12 de noviembre de 2009.

- Número medio de comentarios desde que abrí el blog: 12230 comentarios / 756 entradas = 16,2 comentarios por entrada.

- En el último mes: 306 comentarios / 36 entradas = 8,5 comentarios por entrada.

- En la última semana: 48 comentarios / 9 entradas = 5,3 comentarios por entrada.

- El último día: 0 chops, por primera vez desde el 12 de enero de 2009, recién abierto el blog.

Por otro lado, el número de visitas al blog ha ido siempre en aumento, actualmente recibo unas 150 al día (esto es otro pedazo de mariconada del que ya hablé hace un tiempo).

Conclusiones:

1. Estoy pasando de ser un chufla en toda regla a adquirir galones de eximio, señores, y a marchas forzadas. Prepáranse, que no va a haber quien me aguante.

2. Hay que ser gilipollas para perder el tiempo haciendo estos números.

jueves, 2 de junio de 2011

Mariconadas blogueras (V): Los premios


Seguimos con esta inagotable serie dedicada a las mariconadas blogueras, todas esas chorradas que hacemos los blogueinómanos llevados por nuestra vanidad -el que esté libre de pecado es el más maricón de todos-, y que vistas desde fuera causarían sonrojo al más pintado, nunca mejor dicho. La entrada de hoy va dedicada a los llamados "premios", esos galardones que cuelgan de algunos blogs a modo de trofeo, y que revisten las más diversas formas y colores. Un premio que se precie debe tener al menos dos corazones o, en su defecto, un buen manojo de rosas bien encarnadas. Se trata de llenar de colores la página del premiado, que tiene una obligación ineludible de colgarlo en su blog, cualquiera le hace un feo a la entidad premiante. Estos premiadores son tremendamente magnánimos, y basta con que se les haga en su blog un comentario mínimamente halagador, o a veces ni eso, para que le encasqueten a uno el premio de marras, que a ver dónde lo cuelga luego sin que haya el consabido cachondeíto de los amigotes. Además de las flores, corazoncitos y demás parafernalia rosácea se hace mucho uso de elfos, hadas, gnomos y demás criaturas sacadas del universo de Tolkien, y también manos, muchas manos entrelazadas, como dando a entender la fraternidad que genera el mundo de los blogs. Las mariposas de vivos colores son también muy socorridas, así como las plumas estilográficas y los libros abiertos por la mitad. Uno de cada dos premios tiene la imagen de una mujer envuelta en paños vaporosos, con una expresión arrebatada, no se sabe muy bien si mística u orgiástica, y con una larga y sedosa melena o, en su defecto, unos cabellos rizados del color de la caoba.

Que los premios son una mariconada, no creo que nadie lo dude. Ahora bien, también hay que tener en cuenta la persona que te los da. Resulta que hoy mismo, una de mis mejores amigas blogueras, con la que me carteo a traves de los chops casi desde que abrí el blog, la entrañable y simpatiquísima Liliana, ha tenido a bien -¿cómo has podido hacerme esto, ingrata?- concederme un premio. No es de los más desesperados, ésa es la verdad, pues no aparecen flores, trasgos ni corazones, pero es un premio al fin y al cabo, con lo que yo he rajado de ellos. Lo podéis ver en lugar preferente de mi blog, pero -¡ojo!- ahí estará unos días, después lo pasaré a los sótanos del cuaderno, que uno tiene su reputación, y sabe que le leen escritores y poetas tan serios que al ver una mariconada huirían despavoridos de mi blog ante una ofensa tal a sus elevadas narices blogueras -¿Pero de qué hablas, JM, si te hartas de escribir entradas guarras?-. Es verdad, a estas alturas el personal me tiene calado, mi reputación literaria está perdida, nunca tendré credibilidad escribiendo un ensayo sobre la evolución de la poesía áulica en la corte de los Austrias. Queda, pues, plantado el premio como un pino piñonero, a la espera de ser trasplantado a un sitio más discreto.

¡Gracias, anyway, Liliana de mis bloguerías!

domingo, 23 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (IV): La moderación de comentarios

Soy consciente de que con esta entrada no voy a hacer muchos amigos, pero como este fin de semana me ha salido la vena torera vamos allá.

Que sepa todo el mundo que eso de activar la moderación de comentarios es una mariconada como un piano de grande. Uuuu-naaa-maaa-riii-cooo-naaa-daaa. Hay que echarle güevos, coño, que no nos van a matar con ningún comentario, y encima los vamos a leer en privado y nos va a jervir la sangre. Ahí, a pelo, con dos cojones, y si alguien saca los pies del tiesto se retrata delante de todo el mundo, y se queda con el culo al aire, hostia, joder, tantos paños calientes, me cago en los muertos, aquí al blog se viene sin paracaídas o no se viene, que esto es para hombres, a mí la legión, coño, que parecéis nenazas con eso de "su comentario será visible tras la aprobación", ya está bien de jiñes y paranoias diarreicas. Seguro que lleváis pantalones de esos cagaítos. Pa moderación, la mía en esta entrada.

He dicho.



Nota: Para esta entrada dejo activada la moderación de comentarios, que no me fío un pelo.

domingo, 9 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (III): Los pegotes

Cierro este fin de semana meta-maricona-bloguero con una entrada dedicada a los pegotes blogueros, esas flores que todos nos echamos en nuestro propio blog, y el que esté libre de pecado que lance el primer comentario insultante. Estos manjares de la vanidad revisten muy diversas formas. Una, muy usada, se produce ya en el mismo perfil, donde muchos blogueros incluyen su vida y milagros, trabajos, pluriempleos, tropecientas publicaciones y hasta condecoraciones recibidas en el transcurso de su exitosa vida; en fin, no me cebaré más. También están los que dan estos mismos detalles, aparte de en el perfil, en el primer apartado de la barra lateral del blog, por si no se había enterado alguien. ¿Y qué me dicen de las fotitos del perfil? Eso da para una entrada, que seguramente haré, pero las hay de todas clases: intelectualoides con el dedo índice en la sien, aparentando ser un actor o actriz de Hollywood -ay, ese photoshop-, fotos de hace treinta años -ejem, ejem-, incluso los hay tan tontos que salen en la foto con un sombrero bebiendo y fumando, cuando ni fuman, ni son juerguistas ni na de na. Y después está esa moda nueva de incluir en el blog los libros que se están leyendo. Conozco casos que dicen leer diez libros a la vez en tres sitios distintos y en varios idiomas, incluyendo el Ulises de Joyce, que todo el mundo sabe que no hay cojones de leerlo ni siquiera en español. En fin, la de fantasmas que tenemos que aguantar. Así de pronto, en una mañana de domingo escaqueándome un momentillo de mi mujer que está montando unos muebles de Ikea rodeada de los cuatro niños -¡Voooooooy, cariño!- no se me ocurren más ejemplos, mirad en vuestros propios blogs y veréis cómo encontráis varios.

Ea, con Dios, y a ver si sois más humildes, os podéis mirar en el espejo de mis andurriales.

P.S. La que me va a caer cuando mi Santa lea este post -otra mariconada-.

sábado, 8 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (II): Los seguidores

Ayer hablé de los contadores, pero... ¿qué me dicen del módulo de seguidores, eehhhn? Eso sí que es una cagada como la copa de un pino. Y pensar que hay quien se cree que tiene mucha gente pendiente de él por el número de fotitos que decoran su blog...

Vamos a ver: en primer lugar está la ley no escrita de que si alguien te pincha como seguidor tú debes corresponder siguiéndole a él. De este modo hay blogueros que pinchan en to lo que se mueve en la blogosfera y acaban teniendo un panel de seguidores más poblado que las páginas amarillas. Y tan contentos, pues mejor para ellos. Y después está otra cosa: ¿alguien piensa de verdad que detrás de ese nuevo icono que ha aparecido en su panel con la imagen de un cyborg colorado hay alguien muy interesado por lo que escribe? Y sin embargo esos seguidores-spam cuentan como los otros. Un poné: yo, que voy por 99 seguidores, podría celebrar en breve mi seguidor número 100, pero eso es un mojón pa mí, no hay más que pasar revista a mi tropa para encontrar unos pocos de esos topos. Después tenemos a los que llevan a gala seguir a muy pocos blogs, yo mismo mismamente, que no cumplimos la ley no escrita que dije antes. Os digo confidencialmente que eso es para hacernos los interesantes: a ver quién tiene mejor ratio (blogs que te siguen / blogs seguidos) que yo. Y cuando mi sombrero aparece en el módulo de otros blogs, como me hago de rogar pensarán: "jo, sí que debe de ser bueno mi blog, si hasta el Ridao me sigue". Siguiendo con la fauna bloguera nos encontramos con esos seres elevados que osan no poner el módulo de seguidores. ¿Falsa modestia? ¿Torpeza informática? ¿Minimalismo bloguero? Ellos sabrán, pero el caso es que a muchos de estos blogueros, generalmente eximios, no les falta quien les siga pinchando, a falta de módulo, a través del perfil. Me puedo imaginar la satisfacción que debe de producir el que alguien se tome esa molestia para seguirte. Debes de ser poco menos que su ídolo. A lo mejor me lo pienso y un día de éstos retiro el módulo.

Se han descrito muchos más comportamientos, como el de los blogueros, otra vez generalmente eximios, que abren al cabo de un tiempo un módulo de seguidores pero ¡jamás siguen a nadie! Digo yo que si no crees en esto del seguimiento tiene que ser ni p'alante ni p'atrás, ¿o es que no les gusta ningún otro blog?
Ahora mismo no se me ocurren otras argucias para alimentar nuestra vanidad usando el módulo de seguidores, pero seguro que hay muchas más. No sigo que con esta entrada corro el riesgo de hacerme algún enemigo o perder algún amigo (es broma, ¿cómo era? Ah, sí: ;-))))) - otra mariconada). Aquí lo dejo abierto, para que mis ilustres seguidores hagan las aportaciones pertinentes.

P.S. Como veo que estos temas dan para mucho queda inaugurada la etiqueta "Mariconadas blogueras".

viernes, 7 de enero de 2011

Mariconadas blogueras (I): Los contadores

Quien más quien menos, y yo el primero, tenemos en el blog un contador para las visitas que recibimos. Puede parecer que es una herramienta útil para calibrar la popularidad de nuestro blog, aunque hay mucho que decir sobre esto. En primer lugar, vamos a dejarnos de tonterías y reconocer que lo ponemos ahí para ronear ante nuestros colegas blogueros: que si hemos llegado a 100.000 visitas, o 500.000, o hay quien pasa del millón... Si lo que queremos es saber cuánta gente nos visita hay estadísticas internas en el mismo google; no hace falta plantificarlo en el blog. Además, esto tiene truco: no es lo mismo una visita que un hit, que sería cada vez que se pincha en el blog. Casi todos los contadores lo que muestran son los hits; si pusieran las visitas el número sería sensiblemente inferior y no luciría tanto. Pero lo que más me llama la atención es que el número de visitas a nuestro blog puede venir por diversos motivos. Es cierto que entra gente para leernos, pero en mi blog aterrizan a través de google infinidad de internautas buscando las cosas más diversas. Un ejemplo claro es mi entrada del 5 de enero, donde puse un poema para los Reyes Magos. Automáticamente empezó a entrar gente tecleando "Poesía para Reyes Magos" y cosas parecidas, lo menos cincuenta, y se infló mi cifra de visitas del día. A esto hay que añadir un montón de visitas diarias que me llegan buscando imágenes de billetes de 500 euros, a cuenta de mi entrada número 500 del blog. Otros llegan buscando sonetos y haikus de cumpleaños, una traducción del poema de Auden "Funeral Blues" (debo de ser a estas alturas el traductor de referencia), músicas de Shakespeare y muchas cosas más, como por ejemplo los que teclean la palabra "meadas" con fines pornográficos y aterrizan en una entrada de lo más inocente.

En resumidas cuentas, que a los números que aparecen en el contador de mi blog ni caso. No tengo ni idea de los que me leen, porque tampoco me voy a entretener separando el grano de la paja. Si algo sé es por los comentarios que me vais dejando, y por referencias indirectas de gente que me sigue. Con eso me basta, me siento leído y apreciado, y el contador para eso, para ronear.

P.S. No sé si os habéis dado cuenta de que he superado la barrera de 100.000 visitas, y en dos años. Si es que soy un máquina...

P.P.S. Miedo me da la avalancha que se me echa encima con los que buscan un contador para su blog.

P.P.P.S. Se me olvidaba: la entrada más visitada en la historia de mi blog es una sobre gormitis. Entran buscando información sobre todas las razas y generaciones de estos bichos horrendos.