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sábado, 11 de marzo de 2017

Nueva colaboración


Desde hace unas semanas escribo en un diario digital llamado "El demócrata liberal", donde no se tienen precisamente pelos en la lengua para atacar los despropósitos políticos patrios, que no son pocos, y muy especialmente los desmanes de quienes han convertido a Andalucía en su cortijo particular desde hace cuatro décadas. No sé si servirá para mucho, pero al menos Internet nos brinda una libertad de expresión que brilla por su ausencia en la prensa tradicional, atenazada por el peso de la autocensura y el miedo a las represalias.

Enlazo aquí mi último artículo, donde doy mi visión de la reciente huelga de la enseñanza. Sé que no será compartida por muchos, docentes y no docentes, pero es mi opinión y se me permite difundirla libremente, lo que en estos tiempos hipócritas de corrección política ya es mucho.

martes, 10 de mayo de 2016

Nuevo libro de Economía de la Empresa



Acaba de salir mi nuevo manual de la asignatura de Economía de la Empresa de 2º de Bachillerato de la editorial Algaida. Mejora mucho el anterior, sobre todo por la inclusión de bastantes más ejercicios prácticos, aparte de la renovación de textos, nuevas ilustraciones, etc. Un trabajo duro de la editorial y mío que espero sirva a varias generaciones de alumnos. No es literatura, pero el esfuerzo es grande, y se pone mucha ilusión en estos menesteres.

jueves, 23 de abril de 2015

El Quijote y la Economía


Hoy, día del libro, he seleccionado para mis sufridos alumnos de bachillerato unas lecturas de nuestro autor más universal, Miguel de Cervantes (el pobre anda últimamente removiéndose literalmente en su tumba), y probablemente la obra cumbre de la literaura universal, ésa en que un hidalgo cuerdo que vivió en un mundo de locos nos da unas sublimes lecciones de humanidad a cuatro siglos de distancia. Como no podía ser menos, Cervantes pone en boca de don Alonso Quijano varias jugosas manifestaciones relacionadas con la Economía, lo que tiene un indudable mérito si consideramos que lo que hoy se estudia en universidades de todo el mundo no adquirió rango de ciencia hasta dos siglos después de la publicación de las andanzas del famoso hidalgo y su escudero. Como botón de muestra, este pasaje de la primera parte, en el capítulo segundo:
Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían […]
Hermosa e inocente utopía, que por desgracia evolucionó a distopías suscritas por Marx y sus hijos políticos, desde Lenin hasta Sánchez Gordillo pasando por Fidel Castro.

Y qué decir de las continuas referencias a la asombrosa variedad de monedas que circulaban por nuestro Siglo de Oro, y que tenían valor intrínseco, no como los papelajos que emite el señor Draghi en el siglo XXI. Así, en la segunda parte, capítulo veintiocho, habla Sancho:
Cuando yo servía a Tomé Carrasco, el padre del bachiller Sansón Carrasco, que vuesa merced bien conoce, dos ducados ganaba cada mes, amén de la comida; con vuesa merced no sé lo que puedo ganar, puesto que sé que tiene más trabajo el escudero del caballero andante que el que sirve a un labrador.
O en el episodio del relato del cautivo (Parte I, Cap. 34):
Así como acabamos de concordarnos y escoger nuestros ejercicios, mi padre nos abrazó a todos, y con la brevedad que dijo, puso por obra cuanto nos había prometido; y dando a cada uno su parte, que, a lo que se me acuerda, fueron cada uno tres mil ducados, en dineros, porque nuestro tío compró toda la hacienda, y la pagó de contado, porque no saliese del tronco de la casa, en un mismo día nos despedimos todos tres de nuestro buen padre.
Para terminar con las referencias a los ducados, principal moneda de la época, tomemos el pasaje en que Don Quijote libera a los presos condenados a galeras (Parte I, Cap. 22), donde surge esta conversación:
— Yo voy por cinco años a las señoras gurapas, por faltarme diez — Yo daré veinte de muy buena gana dijo Don Quijote, por libraros desa — Eso me parece, respondió el galeote, como quien tiene dineros en mitad del golfo, y se está muriendo de hambre, sin tener adonde comprar lo que ha menester: dígolo, porque si a su tiempo tuviera yo esos veinte ducados que vuestra merced ahora me ofrece, hubiera untado con ellos la péndola del escribano, y avivado el ingenio del procurador, de manera que hoy me viera en mitad de la plaza de Zocodover de Toledo, y no en este camino atraillado como galgo; pero Dios es grande: paciencia y basta.
También hay en la obra numerosas referencias a los escudos, como en el episodio de Sierra Morena (I, 23):
En esto alzó los ojos, y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzón alzar no sé qué bulto que estaba caído en el suelo, por lo cual se dio priesa a llegar a ayudarle si fuera menester; y cuando llegó fue a tiempo que alzaba con la punta del lanzón un cojín y una maleta asida a él, medio podridos, o podridos del todo y deshechos; mas pesaban tanto que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos; y mandóle su amo que viese lo que en la maleta venía. Hízolo con mucha presteza Sancho; y aunque la maleta venía cerrada con una cadena y su candado, por lo roto y podrido della vio lo que en ella había, que eran cuatro camisas de delgada holanda, y otras cosas de lienzo, no menos curiosas que limpias, y en un pañizuelo halló un buen montoncillo de escudos de oro, y así como los vio dijo: — ¡Bendito sea todo el cielo, que nos ha deparado una aventura que sea de provecho!
O a los reales, sin ir más lejos cuando Don Quijote es armado caballero (I, 4):
El labrador bajó la cabeza y, sin responder palabra, desató a su criado, al cual preguntó Don Quijote que cuánto le debía su amo. Él dijo que nueve meses, a siete reales cada mes. Hizo la cuenta Don Quijote y halló que montaban setenta y tres reales, y díjole al labrador que al momento los desembolsase si no quería morir por ello. Respondió el medroso villano que para el paso en que estaba y juramento que había hecho (y aún no había jurado nada) que no eran tantos; porque se le habían de descontar y recibir en cuenta tres pares de zapatos que le había dado y un real de dos sangrías que le habían hecho estando enfermo.
En cuanto a las llamadas monedas de vellón, se puede decir que eran la calderilla de hoy en día: maravedíes (palabra bella donde las haya, de clara etimología almorávide), blancas, cornados, cuatrines y ardites. Algunas de ellas, como la blanca y el ardite, se invocan hoy para expresar algo sin importancia). En II, 67 Don Quijote nos habla del origen del maravedí:
(…) y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al, conviene a saber: almohaza, almorzar, alfombra, alguacil, alhucema, almacén, alcancía y otros semejantes, que deben ser poco más; y sólo tres tiene nuestra lengua que son moriscos y acaban en i, y son: borceguí, zaquizamí y maravedí; alhelí y alfaquí, tanto por el al primero como el i en que acaban son conocidos por arábigos.
Incluso conocemos el precio de venta de la primera parte del Quijote gracias al escribano que incluyó de su puño y letra la preceptiva tasa:
(…) tasaron cada pliego del dicho libro a tres maravedís y medio, el cual tiene ochenta y tres pliegos, que al dicho precio, monta el dicho libro doscientos y noventa maravedís y medio, en que se ha de vender en papel.
La misma Teresa Panza, esposa de Sancho, en su carta a la duquesa (II, 52), nos orienta sobre el valor adquisitivo de la época:
— Yo, señora de mi alma, estoy determinada, con licencia de vuesa merced, de meter este buen día en mi casa, yéndome a la corte a tenderme en un coche, para quebrar los ojos a mil envidiosos que ya tengo; y así, suplico a vuesa excelencia mande a mi marido me envíe algún dinerillo, porque en la corte son los gastos grandes: que el pan vale a real, y la carne, la libra, a treinta maravedís, que es un juicio.
Para finalizar este pequeño recorrido por las monedas del Siglo de Oro y su ilustración en el Quijote, La blanca fue la moneda de menor valor acuñada por los Reyes Católicos en 1497. Sólo equivalía a medio maravedí, por lo que se empezó a usar la expresión popular "estar sin blanca", que ha llegado hasta nuestros días con el sentido de quedarse sin dinero. En el capítulo donde se cuenta la graciosa manera que tuvo Don Quijote en armarse caballero (I, 3), el ventero le interpela:
Preguntóle si traía dineros; respondió Don Quijote que no traía blanca, porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído.
Y en fin, tras este recorrido un tanto largo por la Economía y las monedas de aquella época no sé si gloriosa, pero ciertamente apasionante, me conformo con haber despertado el gusanillo aunque sea en un solo alumno para que deje el móvil y la play aparcados por un tiempo, coja un buen tomo o una de esas maravillosas ediciones gratuitas en formato electrónico, y se disponga a leer con tranquilidad una obra por la que quedará agradecido toda su vida, y a la que seguro volverá en el futuro.

jueves, 19 de marzo de 2015

Tener o no tener... pelo



Ante el ataque perpetrado el otro día por mi hijo Ignacio sobre mi asendereado aspecto actual, quiero traer hoy una imagen de los tiempos remotos en que las lanas tapizaban mi cráneo, y así mis hijos sabrán lo que les espera en el futuro. Obsérvese la prestancia, la intrepidez, el aplomo y, por qué no decirlo, la chulería que desprenden mis 22 años. No oculto que el tiempo tan sólo ha mejorado y añadido solera al producto, aunque, eso sí, al precio de un ligero clarear en mis venerables sienes.

¡Y esa indescriptible camisa de palmero, por Dios!

domingo, 15 de marzo de 2015

Halffter acerca la ópera a las aulas


Gracias al entusiasmo y al intenso trabajo de mi compañero y amigo Pepe Galeote, un grupo de más de cien alumnos de bachillerato de mi centro, el Instituto Cristóbal de Monroy de Alcalá de Guadaíra, ha podido vivir una experiencia artística de primera magnitud en torno al estreno de la ópera Dr. Atomic, de John Adams, yo diría que bastante más enriquecedora que la de cualquier asistente a una de las funciones.

El "primer acto" de esta inolvidable función arrancó hace justo un año, cuando Pedro Halffter, director artístico del Teatro de la Maestranza, acudió a nuestro centro gracias a las gestiones del profesor Galeote, y en el salón de actos encandiló al respetable (sobre todo a "las" respetables) con una conferencia acompañada de demostraciones al piano. Los chavales no salían de su asombro, e incluso uno subió al escenario para tomar la batuta de manos del maestro y proceder a dirigirle, con escaso éxito por cierto. Al final el maestro, que también quedó encantado con la respuesta de los alumnos, prometió llevarlos a la ópera a una de las funciones de la próxima temporada. El título elegido fue nada menos que uno del siglo XXI, la ya citada Dr. Atomic, un reto para la orquesta, los cantantes, la escena y, no hay que olvidarlo, especialmente para los oyentes, cuyo oído está habituado a las armonías de Verdi y Puccini, pero no a disonancias ni a conflictos éticos en lugar de los consabidos enredos de alcoba. El maestro sabía lo que hacía, pues los oídos de la gran mayoría de nuestros alumnos estaban "vírgenes" en este tipo de música, y por tanto libres de prejuicios.

El "segundo acto" fue hace dos semanas, en que se organizó una mesa redonda en el instituto donde intervinimos profesores de distintas áreas, aportando diversas perspectivas a la ópera. Aparte de la imprescindible visión musical aportada por la profesora María José, fue muy instructiva la presentación de los profesores de física, Cristina y Jesús, explicando los fundamentos teóricos de la bomba en una serie de transparencias que "hasta los de letras" entendieron a la perfección. El apartado histórico corrió a cargo de Fernando, que explicó el contexto en que se desarrolló el proyecto Manhattan, al final del cual los alemanes ya se habían rendido pero quedaba el peligro japonés. Al final de su intervención hizo esta inquietante pregunta a los alumnos: "Si vosotros hubierais estado en el lugar de Truman, ¿habríais dado la orden de tirar la bomba?". A continuación otro compañero de historia, Pablo, nos hizo disfrutar refiriendo la anécdota del "incidente", por así llamarle, de Palomares, evocando las impagables imágenes del Sr. Fraga bañándose con  su flamante Meyba en compañía del más atlético embajador americano. Manuel, nuestro compañero de Lengua, nos abrió los ojos ante la riqueza literaria de la ópera, donde desfilan poetas como Donne o Baudelaire, además de fragmentos del Bhagavad-guitá, no en vano Oppenheimer, padre de la bomba y personaje principal de la ópera, era un hombre cultísimo y políglota, que llegó a aprender sánscrito para leer el poema hindú en su texto original. Otra intervención muy interesante fue la de Antonio, profesor de clásicas, que nos ilustró sobre los orígenes griegos del átomo y la energía atómica. No sé quién aprendía más, si los alumnos o los profesores que allí estábamos. Un servidor, por su parte, hizo de malo de la película, y defendió el proyecto Manhattan con fríos argumentos económicos basados en el coste de oportunidad. En mi poco humilde opinión la bomba salvó millones de vidas humanas, por no hablar de los aspectos materiales, y la tecnología se habría culminado antes o después, incluso con más peligro. Al final de la intervención de los profesores se inició un acalorado debate con los alumnos, y he de decir para mi satisfacción que una mayoría estaba de acuerdo con mi tesis (como muchos no me conocían de nombre, se refirieron a mí como "el maestro que ha defendido la bomba", título del que no sé si sentirme orgulloso).

Y pasamos al tercer y cuarto actos, ya en el teatro la semana pasada, en el preestreno, fuimos los únicos autorizados a entrar (¡gracias, maestro Halffter!). Después de todo el trabajo realizado estábamos en condiciones de disfrutar de una partitura magnífica, como también fue espléndido el trabajo de la Sinfónica de Sevilla dirigida en el foso por Halffter. La puesta en escena, importada de una producción de Karlsruhe, fue especialmente brillante en el primer acto, con un juego de luces y escenas por detrás de un velo de tul situado en la boca del escenario y sobre el que se proyectaban diversas imágenes de dibujos y textos originales desclasificados sobre la bomba. A mi juicio en el segundo acto el desarrollo escénico fue demasiado monótono, condicionado sin duda por lo onírico y simbolista del libreto. Los cantantes, no obstante, rayaron a gran altura, especialmente el barítono protagonista, que interpretaba a Oppenheimer, y la mezzo que hacía de Pascualina, con un hermoso color de voz de contralto. Tuve la suerte de ver el primer acto desde la primera fila del patio de butacas, "camuflado" entre un grupo de chavales, y en el aria final Oppenheimer salió del escenario, avanzó hasta nosotros, se detuvo justo delante mía y, milagrosamente, desgranó esa maravilllosa música con texto del poeta John Donne (aquí, mi traducción). No tengo el vídeo de la función, pero sirva de muestra éste de otra distinta.



En resumen, una experiencia inolvidable para todos, y que la generosidad del maestro Halffter promete que se repita en el futuro. ¡Gracias maestro! ¡Gracias, Pepe!

sábado, 28 de febrero de 2015

Cría cuervos...


Andaba detrás de mí el otro día mi hijo Ignacio diciéndome que si estaba muy ocupado, que me necesitaba un tiempo "un poquito largo", pero que debía estarme muy quieto, hasta que finalmente, intrigado, accedí. Me dijo que me sentara, cogió papel y lápiz y ni corto ni perezoso se puso el tío a hacerme un retrato. A la vista está el resultado, y lo peor es que todo el mundo anda alabándole, cómo es posible que a sus siete años haya conseguido un parecido tan grande, y encima él dice que me ha puesto más pelo para que esté contento.

Yo, que siempre me he creído un sex symbol, y va el niño éste y hace la gracia...

jueves, 26 de febrero de 2015

Enhorabuena a mis alumnos del Cristóbal de Monroy



Hoy quiero hablar de un éxito de los buenos, por lo que tiene de compartido con unos alumnos de bachillerato que no sabían lo que era la Economía hasta hace unos meses y ahora están a las puertas de acudir a Fráncfort a la sede del Banco Central Europeo. Se trata de un concurso llamado Generación Euro, que en una primera fase ya supuso una gran criba entre los centros educativos públicos y privados de toda España. Gracias a mis alumnos la pasamos, junto con otros 52 equipos. En la siguiente fase debíamos realizar un trabajo razonado sobre los previsibles acuerdos adoptados por el Sr. Draghi y el Consejo de Gobierno del BCE en su reunión del 22 de enero. La cosa estaba difícil, pero afortunadamente también hemos superado esta prueba. Ya sólo quedan tres equipos: uno de Barcelona, otro de Madrid y el nuestro de Alcalá de Guadaíra, y acudiremos a Madrid en abril para defender un trabajo en la sede del Banco de España  para pelear en buena lid por representar a nuestro país en Fráncfort. El premio gordo, de todos modos, ya lo tienen. Mi enhorabuena a Jesús, Ana, María José, Coral y Pablo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Cosecha de otoño



No se ha dado mal la cosecha esta mañana. Gallipiernos enormes, chantarelas y algún que otro pinatel. Los niños han disfrutado a lo grande por el bosque, enarbolando sus pequeñas navajas para cortar las setas por el pie. El olor intenso a tierra y a humedad, a suelo primigenio; las hojas mullidas crujiendo bajo las botas, los gritos entusiasmados de los chiquillos al divisar un parasol lejano en la pradera al otro lado de la cerca. Las pequeñas gotas resbalando por nuestras capuchas; la felicidad de una mañana de noviembre que ya es vieja, y que vengo a retratar en la distancia de la capital para que nunca se me olvide, con la esperanza de que alguno de sus pequeños protagonistas pueda volver a ella en el futuro.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Amigos, el ridáider... ¡Ha muerto!


Parece que fue ayer cuando lo acunaba en mis brazos, recién descendido de las alforjas reales, le introducía por primera vez el cable USB, le cargaba sus primeros libros, sus primeros retoños... Ha sido un fiel compañero estos casi cuatro años, mi apoyo existencial, en él he leído cientos de historias, decenas de miles de páginas, un pozo infinito de sabiduría en el que me he zambullido todas las noches, las más de las tardes... Ha habido momentos duros, como aquella vez que lo olvidé en el techo del coche y salió despedido en la primera curva sin que lo notara, pero un ángel de la guarda me lo devolvió, y siguió acompañándome día a día, sin faltar a la cita. No niego que ya estaba el pobre muy desvencijado, pero aún me servía fielmente como el primer día. Ayer se quedó atrancado en una página de Jaspers, y no lo pudo superar. Quedará esta página para el recuerdo, me habría gustado que fuera de Galdós, o de Dickens, o de Shakespeare, pero uno no puede elegir el momento de la muerte de sus compañeros.



Descansa en paz, amigo, te echaré de menos, no te guardaré mucho luto porque la vida sigue, y yo no vuelvo al papel ni amarrado, pero tú, ridáider, quedarás en mis recuerdos como el primero y el más grande.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Impresiones parisinas



- A los descendientes de los galos les quedan dos telediarios siendo mayoría en la capital de Francia.

 - La Torre Eiffel impresiona mucho más que en la fotos. Esa misma torre la ponen en Sevilla sin vigilancia y los chatarreros de Torreblanca la desguazan y la venden en los polínganos en un par de días con sus carritos del Hipercor.

- El sarcófago de Napoleón tiene toda la pinta de una caja de limpiar zapatos. Además, nunca he entendido la coba que se le da a ese megalómano asesino en pleno siglo XXI.

- Un mojón muy grande para los jardines de las Tullerías. No he visto cosa más sosa y polvorienta a la que llamen jardín en ningún otro sitio.

 - Lo que sí es un gran invento es la costumbre de dejar en los parques cientos de sillas y hamacas a disposición de los paseantes, para tomarse cómodamente una de esas asquerosas baguettes secas que venden en los kioscos a cinco euros y despatarrarse en condiciones. Volvemos a lo mismo: en Sevilla acabarían en los patios particulares en un abrir y cerrar de ojos.

- Será un problema de raza, pero a la típica parisina rubia de ojos claros le faltan un buen par de argumentos para convencer del todo a un macho ibérico acostumbrado a otras contundencias.

- La flota de bateaux mouches se reduciría a una cuarta parte si en el mundo no hubiera chinos.

- Los recepcionistas de los hoteles se dan aires de ministros sin cartera.

- Al pasear por París tenía la sensación de ir por un territorio familiar: era como dar un paseo por Sevilla pero a escala 10:1. Supongo que en ello ha tenido que ver que cuatro horas antes de estar junto al Arco del Triunfo me encontraba plácidamente durmiendo en mi cama sevillana. Así no hay quien se imbuya de un espíritu aventurero.

- París huele a mantequilla caliente.

- En Montmartre, ni rastro del ambiente bohemio. Si Verlaine levantara la cabeza se marcharía a África a buscar a Rimbaud.

- Los Van Gogh del museo d'Orsay son igualitos a como salen en las fotos. Da la impresión de que forman parte del ajuar de uno.

- Me llamarán cateto, pero tampoco es para tanto París: una gran ciudad como muchas otras, monumental, eso sí, pero sus mejores edificios no suelen pasar de los doscientos años. Es como Sevilla pero a lo bestia y sin encanto: sin duda lo tuvo antaño, pero se lo ha llevado el turismo.

Imagen: Turista haciendo el gilipollas en el museo Rodin.

lunes, 9 de junio de 2014

Ridao el apóstata


Muy poco tiempo después de nacer, mis padres me inscribieron, con su mejor voluntad, en un club de gran tradición en nuestro país, condición indispensable para ser un ciudadano respetable en la España de la época. A medida que fui adquiriendo eso que llaman uso de razón, proceso en el que aún me hallo inmerso, me di cuenta de que mi flamante club no me gustaba mucho, al principio más que nada  porque me obligaba a acudir los domingos, debidamente endomingado, a unas reuniones donde un oficiante soltaba unas parrafadas ininteligibles que me llevaban al ensoñamiento más inocente, generalmente con los toboganes que esperaban fuera; además, debía dar la mano a unas personas que no conocía de nada, y muchas señoras emanaban un desagradable efluvio a perfume de sacristía reconcentrado. Tampoco es que aumentara mucho mi entusiasmo la educación recibida en el colegio, donde varios de mis profesores usaban sotana y chasca. No guardo mal recuerdo de ellos, nada tengo que reprocharles y se portaban con nosotros igual de bien o mal que sus compañeros que vestían pantalones, pero me seguían llevando a esas dichosas reuniones por la tarde antes de entrar a clase, con lo bien que se estaba jugando a las canicas. Así fue pasando el tiempo, mi razón fue estando cada vez más para mi uso y disfrute, y decidí dejar de acudir a las reuniones en la medida de lo posible. Aunque veía buenas intenciones en el fundador histórico de mi club, no lo tenía tan claro en cuanto a sus continuadores, y me empezaron a mosquear muchas cosas que mi razón cada vez más madura me revelaba. Además, qué caramba, yo siempre he sido tremendamente individualista y escéptico, y las sectas me dan yuyu, así que hace poco me planteé que, aunque muchos me dicen que no me estorba y no hace ningún daño, sería conveniente y, sobre todo, honesto, salir del club que ha tenido el honor de contarme entre sus miembros durante tantos años. Pero, ¡oh sorpresa! —con la secta hemos topado—, he descubierto que en este club resulta muchísimo más sencillo entrar que salir. Parece que tengo que mandar cartas, visitar gerifaltes, rellenar formularios, pedir documentos, aflojar algo de guita, acudir a entrevistas, escuchar de viva voz los privilegios que voy a perder, y claro, no ando yo muy sobrado de tiempo, ni de ganas, ni de humildad, y se me ha ocurrido dar fe pública por medio de este blog:

A todos los que me leyeren: pastores, ovejas, corderos, terratenientes y demás miembros de la comunidad, declaro que me borro del rebaño. Sé qué os va a ir igual de bien sin mí, o incluso mejor, y yo, la verdad, aunque no os guardo rencor, me quedo más tranquilo.

P.S. Enseguida iba a poder escribir yo esto en el siglo XVI...

sábado, 7 de junio de 2014

Claustrofobia


Desde hace casi veinte años pertenezco a algún claustro de profesores, y este contacto tan continuado con un elemento patógeno ha ido agudizando una sensación extraña, leve al principio pero que ha ido adquiriendo una fuerza cada vez mayor, derivando en la actualidad en una auténtica claustrofobia difícil de ocultar y sobrellevar. No quiero que se me malinterprete: tomados individualmente mis compañeros de claustro son [casi] todos encantadores, especialmente los improbables lectores de este blog. El problema surge en la reunión, en la colectividad de la sala de profesores, donde el claustro se convierte en una masa informe que opina, corrige, intercambia experiencias, critica, se duele de su situación pero a la hora de la verdad se resigna y no resuelve nada, sólo hay unión en el supuesto infortunio, nunca en la acción; los elementos extraños ganan siempre la partida. Por eso me siento cada vez más una isla dentro de un archipiélago conquistado por el Imperio, agacho la cabeza y me dedico a corregir, y saludo a todos por educación con una sonrisa en la boca; procuro llevarme bien con mis compañeros, pero cuando salgo de ese claustro todos los días me voy con la sensación de haber abierto con alivio la puerta de un ascensor donde todos mirábamos al techo esperando con impaciencia el fin del viaje.

sábado, 5 de abril de 2014

Apuntes (189): Mirlos



No hay que buscar culpas, sino causas.


~

Jamás mis padres fueron a verme jugar un partido de cualquier deporte, y ahora estamos poco menos que obligados a ser el coach y, por descontado, el chauffeur de nuestros hijos.


~

Está muy bien la primavera y el canto de los pájaros y todo eso, pero empiezo estar hasta las narices de los mirlos, que empiezan con sus canturreos a las cinco de la mañana y no se callan los tíos hasta bien entrada la noche. O se tratará de mirlas, más bien...

~

Qué placer el de ser insociable y ampararse en el abrigado reducto de la familia y los pocos amigos más cercanos.

~

Superarse no consiste en superar a los demás.

~

Se confunde el racismo con la marginofobia.

jueves, 27 de marzo de 2014

¿Seré racista?


Me revienta cuando llamo por teléfono a una empresa, generalmente de comunicaciones, para resolver un problema y me responde al otro lado una operadora con acento sudamericano. ¿Seré racista? También me revienta si se trata de un operador; al menos no soy machista. La razón es bien simple: salvo rarísimas excepciones estas señoritas o señoras de ultramar se dedican a torearme impunemente sin resolver mis problemas, parecen entrenadas para desalentar al más pintado, y no reaccionan ni siquiera ante los insultos. Sin embargo, cuando tengo la suerte de dar con una española mi problema se resuelve al instante, pues hablamos "el mismo idioma". Pero claro, no es de recibo cagarse en los muertos de los sudamericanos, así sin más, habría que hacerlo en los/as teleoperadores/as sudamericanos/as que hacen mal su trabajo, que son mayoría. Por el mismo motivo no queda bonito hablar mal de los rumanos, ni de los negros, ni de los gitanos... debido a ciertos comportamientos, por otra parte nada aislados, de miembros de estas etnias, así que toca callarse, pero hoy no me he callado, y el hecho no deja de estar ahí. ¿Será que soy racista, y no me había dado cuenta hasta ahora?

miércoles, 19 de marzo de 2014

El mejor regalo de santo


Hoy, doble festividad: mi santo y el día del padre, aunque ya se sabe que lo segundo es un invento de El Corte Inglés. Mi hijo Miguel, que se espabila por momentos, propuso ayer a su madre lo que él entiende como el mejor regalo que me podrían hacer: llamar a mi trabajo y decir que estoy enfermo. Flojillo que me ha salido el chaval. Pero vamos, qué mejor regalo que ése, no vamos a ser hipócritas. Lástima que a la madre no le pareció del todo bien...

miércoles, 19 de febrero de 2014

Creando conocimiento


Cuando terminé la carrera de Económicas, una de las pocas cosas que tenía clara es que no quería ser profesor. Como el destino es cómplice de mi pereza acabé sacando las oposiciones de Secundaria para después estar nueve años como profesor asociado de Universidad. Ya desde que me apunté a los cursos de doctorado vislumbré la gran mentira que supone la vida universitaria en España, de la que como alumno tenía una ligera idea, de ahí que no acabara por hacer la tesis, y al final renunciara a mi plaza de asociado, calentito como estoy dando clases de Economía a mis alumnos de Bachillerato. Aún me siguen mandando correos de la universidad, y hoy he recibido uno que me reafirma más en mi opinión sobre la inutilidad (salvo honrosas excepciones) del trabajo académico.

Estimada Comunidad Universitaria:    
Desde el Centro de Estudios de Postgrado (CEDEP)  informamos del acto de defensa pública de la Tesis Doctoral titulada "ANÁLISIS DE LOS ERRORES MORFOSINTÁCTICOS EN LA INTERLENGUA DE LOS ESTUDIANTES EGIPCIOS DE ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA", de la que es autor D. ...
Impresionante contribución al saber científico, sin duda...

domingo, 26 de enero de 2014

Vacilando, que es gerundio


Ya sé que no suena muy grandioso un reportaje en un periódico local sobre mis clases de Economía en Bachillerato, pero qué quieren que les diga, en los tiempos que corren a uno le hace ilusión que sus alumnos le aprecien y digan que aprenden algo y hasta que les gusta la asignatura. O a lo mejor es todo peloteo, pero yo por si acaso me lo creo...

martes, 7 de enero de 2014

Escenas y cabalgata en Linares de la Sierra


Una vez más nos hemos acercado al precioso pueblo de Linares, a una legua escasa de Alájar, en la noche mágica de la víspera de Reyes para admirar sus escenas, que este año han sido tan bonitas que me resisto a publicar la entrada, no sea que se corra demasiado la voz y se masifique. El pueblo se vuelca en sus escenas, y consiguen una recreación inimaginable, a lo que contribuye el uso de sus viejos corrales, albercas, cuadras y estancias, que yo diría que podrían pasar perfectamente por lo que había en Belén hace dos mil años, y es que en algunos pueblos de la sierra parece que se ha detenido el tiempo, sobre todo en Linares, donde ni siquiera cambian (a diferencia, ¡ay! de Alájar) el empedrado antiguo, con el verdín y la hierba asomando entre las piedras. Las fotos no hacen justicia a la belleza de la representación, pero aquí van algunas.





Y después de las escenas, salieron Sus Majestades en sus flamantes monturas:


Una noche inolvidable, y que no sea la última. El único incidente fue que Miguel se llevó dos caramelazos de Baltasar, que, con perdón, tenía trazas de gorila, uno en la cabeza y el segundo, que le remató, en el ojo. Como estaba solo el pobre una mujer del pueblo le atendió en su casa y se nos perdió un rato. Hoy ha ido al cole con el ojo a la virulé, pero parece que no le guarda rencor.

He aquí el espécimen autor de la agresión (es el de arriba):


Fotos© Mi cuñao

jueves, 2 de enero de 2014

Feliz No Navidad




No sé por qué, pero para mí estas fiestas cada vez tienen menos sentido: ni me creo que llegara ningún salvador, ni veo ese pretendido espíritu navideño por ningún lado, sino más bien un espíritu consumista, ni entiendo que haya que celebrar algo tan arbitrario como la llegada de un nuevo año, hecho meramente periódico y que depende de los astros… Lo único que de verdad tiene sentido son Sus Majestades los Reyes Magos que llegarán dentro de poco a mi casa para hacer las delicias de mis cuatro hijos, que al igual que yo creen firmemente en su existencia, no hay más que verlos subidos en sus burros la noche del día 5 en Linares de la Sierra corriendo por todo el pueblo lanzando los caramelos que colman sus alforjas de esparto. ¡Eso son unos Reyes en condiciones, y no los arrastrados por tractores!

Pero como de lo que se trata, a pesar de lo que quieren vendernos, es de ser felices, quiero desear desde aquí a todos los que aún me leen la mayor felicidad para todos los días de su vida. ¡Feliz No Navidad!

viernes, 15 de noviembre de 2013

De tertulias



Ayer me reuní después de demasiado tiempo con mis amigos de tertulia: José Manuel, Ramón, Jesús, Alonso, Fernando... Bastantes ausencias, muchas ya cantadas, pero lo importante es que sigamos viéndonos, mantener viva esa modesta llama de inquietud, vivencias y conocimiento compartido, que es precisamente lo que echamos de menos en nuestra vida diaria, sometidos a las urgencias del día a día y rodeados de seres queridos y no tan queridos pero con los que normalmente no podemos comunicarnos en esa clave nutricia (perdón por la pedantería), condenados a rumiar nuestros afanes creativos en jornadas de lectura y escritura tan intensas como solitarias.

Y lo mejor de esta tertulia nuestra es el desparpajo y la libertad, algo que por desgracia no es demasiado común entre literatos y sucedáneos: en el planeta libro las puñaladas corren como en una tragedia de Shakespeare, y no digamos ya en la poesía: la gente se encastilla en su propia excelsitud y forma sectas que dejan al tan criticado Opus Dei a la altura de un club campestre. Y es que tenemos la funesta manía de rodearnos de gente que piensa exactamente igual que nosotros sin darnos cuenta de que eso empobrece nuestras relaciones. De acuerdo con que a todo el mundo le gusta sentirse respaldado en sus planteamientos vitales, y también es cierto que la compañía reconforta, pero la búsqueda de la verdad (e, incluso, de la belleza) pasa por confrontar ideas, intercambiar puntos de vista y sobre todo huir de las ideologías, vecinas cercanas del fanatismo.

Así que hoy me he levantado contento de ver de nuevo a mis amigos, tan conservadores ellos, tan católicos (sobre todo uno), porque me sienta bien su compañía a pesar de que seamos tan distintos. O quizá es que no somos distintos, sino que vemos la vida de manera distinta, lo cuál es muy distinto, valga la distintuntancia. A todos ellos (presentes y ausentes) dedico mi entrada.

P.S. El tema estrella de la tertulia de ayer fue el chapapote blanco.