domingo, 27 de enero de 2013

Una tarde en el basket


Ayer llevé a los dos mayores al baloncesto. Tenían ilusión de ver en directo un partido de los profesionales, ahora que ellos practican ese deporte. Compramos las entradas en banco de pista, enfrente del banquillo del Cajasol, y ya desde el calentamiento flipaban con los tiros y los mates de esos gigantes de carne y hueso, tíos de piernas y brazos interminables, en pista había cuatro que superaban los dos metros diez, y parecían de tamaño normal, rodeados como estaban por gente de su estatura. Una de las cosas que más me llama la atención del baloncesto actual es la coordinación de los pívots: en otros tiempos pescaban a un Romay por su altura, aunque fuera un patoso, mientras que ahora ves a un dos veinte subir el balón de canasta a canasta como si fuera un base. El partido no fue demasiado bien para nuestros colores, el rival era mucho rival, y tenían a una bestia parda polaca con el dorsal 30 que metía todo lo que llegaba a sus manos en la zona, pero daba igual: los niños, sobre todo Miguel, disfrutaron de lo lindo. Jaime también, pero hacia el final del partido se dedicó más a charlar con Daniela y a enredar con los que había al lado, supongo que cuatro cuartos es mucha tela para la concentración de un chaval de siete años, por muy baloncestista en ciernes que sea. El espectáculo, de todos modos, no era sólo el baloncesto, había muchos más estímulos, sin ir más lejos el personal que acude a los partidos, de lo más variopinto. Algunos personajes debían de ser famosos por esos pagos, pues desfilaban adolescentes delante nuestra para hacerse fotos con el móvil con ellos. También teníamos la versión patria de las cheerleaders,  que salían en cuanto había un parón largo, y digo patria porque por más que procuren imitar a sus modelos norteamericanas no pueden negar que son nativas, no sólo por la apariencia, sino por su vestimenta o, mejor dicho, por la forma de lucirla, así como por las volteretas que daban -queda para la antología la salida en tromba de una de estas pizpiretas animadoras, la más rellenita y con una delantera que ni el Madrid, que dio dos o tres vueltas de campana para aterrizar en los brazos de un cheerleader masculino que la aguantó a duras penas, estando a punto de rodar los dos por el suelo ante la rechifla general-. Por cierto que el comentario, no sé si justo, que corría por las filas al ver aparecer a los animadores es que por fuerza tenían que ser gays. Los americanos, para evitar estos problemas, sacan sólo a tías buenorras bien entrenadas y se garantizan el éxito. También teníamos a la mascota del equipo, un toro que más bien parecía un bisonte, que se tiraba en plancha, nos chocaba las manos al pasar -confieso que yo mismo, por no hacerle el feo, palmeé su mano de trapo-, y que al final del partido se puso a tirar balones al público, y aquí viene lo gordo: Daniela y Jaime bajaron a hacerse una foto con él, el toro le ofreció un balón -de reglamento- a Jaime, y va el niño lacio y le dice: ¡no, gracias, ya tengo uno! Cuándo coño se ha visto esa respuesta en un niño, si por definición un niño tiene que "matar" por conseguir un balón. Es lo que yo digo, los niños de hoy están todos amamonaos... ¡Si Zipi y Zape levantaran la cabeza...!

jueves, 24 de enero de 2013

Sans retour




El otro día vi una película que llevaba tiempo buscando y que me perdí en su momento, Tous le matins du monde, y fui a ella en busca del sonido diríase que mítico de la viola da gamba. Algunas cosas me gustaron más y otras menos: el ambiente está muy bien recreado, especialmente la naturaleza semisalvaje en que vive Monsieur de Saint-Colombe, el maestro de un Marin Marais muy convincente, sobre todo en su versión de anciano, interpretada por el actor "ruso" Gerard Depardieu. Me resultaron especialmente insufribles algunas inevitables concesiones a la galería, como la caracterización de las hijas de Saint-Colombe, músico enigmático del que apenas se conoce nada, ni siquiera sus fechas de nacimiento y muerte, como unas ninfómanas que beben los vientos por el joven Marais. Pero, más que hablar de la película, vengo hoy a traer dos momentos, dos frases especialmente brillantes y evocadoras, que dejo en su idioma original porque se entienden bien, y así no pierden su fuerza. Una la pronuncia Marais en su lecho de muerte:

J'avais un maître. Les ombres l'ont pris.

Me conmueve hasta el tuétano esa añoranza del maestro perdido, de un maestro incomprendido por el mundo y que no abrió del todo los ojos del discípulo hasta que éste estuvo en su lecho de muerte.

La otra frase da título a la película, y habla muy bien del escritor Pascal Quignard, su autor:

Tous les matins du monde sont sans retour.

Y cuánta verdad expresan estas palabras, cuánta melancolía. Puedo sentir la luminosidad de una mañana de primavera, el aire fresco inundando mis pulmones, y mi carrera alborozada se hace más lenta, anunciándose primero con unas luces tenues, para acabar en un ocaso irremediable tras una jornada intensa de emociones. Eso, y no otra cosa, es la vida.

miércoles, 23 de enero de 2013

La vergüenza educativa


Han hecho de la educación una mentira; una inmensa, desgraciada, patética mentira. Los compañeros pasan más tiempo rellenando papeles, elaborando planes, diseñando competencias, evaluando incompetencias, que enseñando. Cada vez es más difícil enseñar en la escuela española, y sin enseñanza... ¿qué sentido tiene? Sin enseñanza no hay aprendizaje, y los alumnos salen igual que entraron. A lo sumo aprenden que uno no debe escribir alumnos, sino alumnos y alumnas, o alumn@s. Así se enseñan valores, así se enseña la igualdad de género. Y en la universidad, el mismo panorama. Muchas tareas, mucho pasar lista, mucho valorar la asistencia y la actitud para que al final aprueben todos, pero aprendan la mitad de la mitad de lo que aprendí yo hace veinte años en un sistema desfasado en que el profesor llegaba, explicaba su clase magistral y se iba, y yo tomaba apuntes y luego los estudiaba, y consultaba libros si era necesario, y la nota era la del examen, y a veces me preguntaban cosas "que no se habían dado", y se premiaba a los que más sabían, no a los que más interés mostraban, o hacían como que mostraban. Qué pena de enseñanza, destrozada por las hordas de pedagogos, inspectores, políticos, hasta llegar a donde hemos llegado, que hacemos lo que nos mandan por miedo a la sanción, y algunos hasta se lo creen, y los profesores somos cómplices con nuestra sumisión y nuestro silencio. Mi único consuelo es que de cada hora que hablo delante de mis alumnos, de cada curiosidad que les despierto, de cada duda que les resuelvo, saquen algo en limpio para el futuro, y ya que no puedo pedirles lo que a mí me pedían hace veinte años, al menos me mantenga firme frente a la inmundicia que nos venden como calidad educativa.

¡He dicho!

domingo, 20 de enero de 2013

Wilfred Owen: Conscious

Despiertan sus dedos, y ascienden bajo las sábanas.
Sus ojos se abren con un golpe de voluntad,
ayudados por las flores amarillas junto a su cabeza.
La cuerda de una persiana se arrastra por el alféizar...
¡Qué suave es el suelo de la habitación! ¡Qué alfombra!
¿Y de quién son esas voces, en algún lugar que no se ve?
¿Por qué se están riendo?
¿Qué hay dentro de esa jarra?
"¡Enfermera! ¡Doctor!" "Sí; muy bien, muy bien."
Pero un ocaso repentino ofusca todo el aire -
No parece el momento de querer un trago de agua.
La enfermera se ve tan lejana. Y por todos lados
Música y rosas quemadas a través de una matanza púrpura.
Frío; él tiene frío; y sin embargo tanto calor:
Y no hay ninguna luz para ver las voces de alrededor -
Ni tiempo para soñar, y preguntar – no sabe qué.



His fingers wake, and flutter up the bed.
His eyes come open with a pull of will,
A blind-cord drawls across the window-sill...
How smooth the floor of the ward is! what a rug!
And who's that talking, somewhere out of sight?
Why are they laughing? What's inside that jug?
"Nurse! Doctor!" "Yes; all right, all right."
But sudden dusk bewilders all the air -
There seems no time to want a drink of water.
Nurse looks so far away. And everywhere
Music and roses burnt through crimson slaughter.
Cold; cold; he's cold; and yet so hot:
And there's no light to see the voices by -
No time to dream, and ask - he knows not what.

miércoles, 16 de enero de 2013

Ha nacido una estrella (o dos)




Las estrellas son mi hijo Jaime (7 años) y su amiga Daniela, que protagonizan este vídeo promocional del nuevo trabajo de Ecos del Rocío, Toda una vida. ¡Qué guapa está Daniela! ¡Qué guapo está Jaime! ¡Qué feo es el de las patillas! Y mi amigo Julio, pedazo de actor. ¡Gracias!

P.S. Conservad este vídeo para el futuro, cuando obtengan el Oscar cada uno por su lado, como una de esas "rarezas" inapreciables que encuentran los mitómanos.

martes, 15 de enero de 2013

Trogloditas (2)



Fuimos atacados por los garamantes a la caída del sol. Llegaron en sus cuadrigas resplandecientes, entre nubes de polvo dorado, y comenzó la caza. De nada nos sirvió escondernos en las cuevas, porque azuzaban grandes perros que llevaban consigo y nos sacaban a dentelladas. Sentí cómo despedazaban a mi mujer, a mis hijos, a mi pueblo entero, y cortaban su carne en grandes trozos y la cargaban en los carros. Las lanzas y los cuchillos me asediaban, y se clavaban en mi carne, pero yo seguía vivo y podía sentir todo el horror de mi sangre caliente mezclada con la de las otras víctimas, y no sentía dolor, y mi grito se alzaba por encima del estruendo, y mi boca sabía a tierra negra, y no era aire lo que llegaba a mis pulmones, sino fuego, ira y un lamento profundo. Después cesaron poco a poco los sonidos, y abrí los ojos y no vi nada, y me busqué el rostro y no tenía ojos, ni cuencas, ni cara que buscarme. Tampoco tenía manos para tocar mi cuerpo inexistente, pero sigo existiendo en este relato que da noticia de mi raza extinguida, orgullosa y noble, la más sabia que ha poblado la tierra.

lunes, 14 de enero de 2013

Edward Thomas: Digging

Hoy pienso
Sólo en aromas, - aromas que producen las hojas muertas,
Y el helecho, y la semilla de la zanahoria silvestre,
Y el campo rectilíneo de mostaza;

Olores que se elevan
Cuando la pala hiere la raíz del árbol,
Rosa, grosella, frambuesa o egopodio,
Ruibarbo o apio;

El olor del humo, también,
Fluyendo desde donde una fogata quema
Los muertos, los despojos, lo peligroso,
Y todo torna en dulzura.

Es suficiente
Oler, desmenuzar la tierra oscura,
Mientras el petirrojo entona una y otra vez
Tristes melodías del júbilo de otoño.




To-day I think
Only with scents, - scents dead leaves yield,
And bracken, and wild carrot's seed,
And the square mustard field;

Odours that rise
When the spade wounds the root of tree,
Rose, currant, raspberry, or goutweed,
Rhubarb or celery;

The smoke's smell, too,
Flowing from where a bonfire burns
The dead, the waste, the dangerous,
And all to sweetness turns.

It is enough
To smell, to crumble the dark earth,
While the robin sings over again
Sad songs of Autumn mirth.

sábado, 12 de enero de 2013

Diez cosas que debo agradecer al cristianismo


1. Bach.

2. Las vacaciones de Navidad y Semana Santa.

3. Una notable capacidad de abstracción (fruto de las homilías soportadas en mi infancia).

4. El placer de pecar.

5. Abrirme los ojos ante las injusticias del mundo.

6. Abrirme los ojos ante las injusticias de la Iglesia.

7. Los sobresalientes en Religión.

8. Una extraña alergia a Chesterton.

9. La película La vida de Brian.

10. La inspiración para este tipo de entradas.

viernes, 11 de enero de 2013

La jornada


Como un mapa trazado con escuadra,
así miro la vida en estos días
de aguas quietas y paisajes grises.
Un viejo sendero, musgo en las piedras,
el clamor de las voces que me envuelve,
y la mañana larga, mentirosa,
corre veloz para dar paso al sueño
de las tardes heladas del invierno.

Larga y gloriosa, llega al fin la noche. 

lunes, 7 de enero de 2013

Hechizo




Sirva el retorno al blog de este vídeo como regalo retrasado de Reyes a mis lectores. En él se da una conjunción inigualable entre la belleza incomparable de la música y de la intérprete, una Anna Netrebko que más bien parece un ángel, un ser sobrenatural que una noche visitó San Petersburgo, cantó el vals de Musetta, recibió los aplausos incrédulos de músicos y espectadores y volvió a su reino inaccesible. Por fortuna, esta maravilla ha quedado congelada en el tiempo para el que quiera acercarse a disfrutarla. Aquí la guardaré para volver a ella mientras dure mi cuaderno.

miércoles, 2 de enero de 2013

Swan and Rushes

Quando era criança o circo de domingo divertia-me toda a semana.
Hoje só me diverte o circo de domingo de toda a semana da minha infância…
Fernando Pessoa
He leído Los Cinco y el tesoro de la isla
pero nada estaba ya en su sitio.
Cerveza de jengibre, pasteles de carne,
son ahora pies grasientos y pintas servidas
en un pub con nombre de cisne.
Swan and Rushes, se llamaba,
and the Irish landlady had the most beautiful red hair.
Recuerdo que una noche tocamos la guitarra en la trastienda,
y al día siguiente nos levantábamos al alba,
a sentir la escarcha del césped corriendo por las manos.
He vuelto mil veces en mis sueños
pero no quiero pisar de nuevo esos jardines,
porque el agua que mueve los cangilones del tiempo
se ha empantanado hace años,
y tiñe de indolencia la nostalgia.

martes, 1 de enero de 2013

El Concierto



Pocas cosas hay en el mundo tan inmutables como el Concierto de Año Nuevo, si acaso los saltos de esquí desde Garmisch. Desde los tiempos de Franco, los venerables músicos de la Filarmónica de Viena me acompañan en la primera mañana del nuevo año, inundando la casa de esencias austrohúngaras que nada tienen que ver con la realidad que viviré luego. Ya puede volverse el mundo del revés, que a las once y cuarto de la mañana estará como un clavo en el podio de la Musikverein el melenudo de turno -¿alguien ha visto alguna vez a un director de orquesta calvo?- empuñando la batuta frente a un plantel con una edad media de setenta años. Si acaso últimamente se ha visto algún japonés entre el público, o si uno se fija bien una mujer camuflada entre los segundos violines, pero la esencia se mantiene desde que asesinaron al archiduque Francisco (sospecho que el Concierto como institución nació tras el derrumbe del Imperio, como un modo de tenerlo presente). Y qué decir de las coreografías de los valses, los tutús, la recargada decoración del local, la aburrida voz del comentarista… todo ello contribuye a predisponer nuestro ánimo para el falso comienzo del Bello Danubio Azul, la consabida felicitación del año de toda la orquesta y, ahora sí, el vals inmortal en toda su plenitud, acompañado de las imágenes de la maravillosa naturaleza austriaca. Merece la pena empezar el año arrullado por el ritmo de tres por cuatro, por la perfección melódica de una de las páginas más hermosas de la historia de la música. Luego viene la marcha Radetzky, pero ya pertenece a otra división: ni siquiera enardece como debería hacerlo una marcha militar; si al escuchar a Wagner entran ganas de invadir Polonia, esta marcheta alegre parece más bien una broma, una invitación amable a una guerra de mentira (así llegaron los prusianos y pasó lo que pasó). De lo que no cabe duda es que, gracias a ORF y Eurovisión, al menos una mañana entre 365 el mundo parece más amable de lo que es.