sábado, 28 de febrero de 2015

Cría cuervos...


Andaba detrás de mí el otro día mi hijo Ignacio diciéndome que si estaba muy ocupado, que me necesitaba un tiempo "un poquito largo", pero que debía estarme muy quieto, hasta que finalmente, intrigado, accedí. Me dijo que me sentara, cogió papel y lápiz y ni corto ni perezoso se puso el tío a hacerme un retrato. A la vista está el resultado, y lo peor es que todo el mundo anda alabándole, cómo es posible que a sus siete años haya conseguido un parecido tan grande, y encima él dice que me ha puesto más pelo para que esté contento.

Yo, que siempre me he creído un sex symbol, y va el niño éste y hace la gracia...

jueves, 26 de febrero de 2015

Enhorabuena a mis alumnos del Cristóbal de Monroy



Hoy quiero hablar de un éxito de los buenos, por lo que tiene de compartido con unos alumnos de bachillerato que no sabían lo que era la Economía hasta hace unos meses y ahora están a las puertas de acudir a Fráncfort a la sede del Banco Central Europeo. Se trata de un concurso llamado Generación Euro, que en una primera fase ya supuso una gran criba entre los centros educativos públicos y privados de toda España. Gracias a mis alumnos la pasamos, junto con otros 52 equipos. En la siguiente fase debíamos realizar un trabajo razonado sobre los previsibles acuerdos adoptados por el Sr. Draghi y el Consejo de Gobierno del BCE en su reunión del 22 de enero. La cosa estaba difícil, pero afortunadamente también hemos superado esta prueba. Ya sólo quedan tres equipos: uno de Barcelona, otro de Madrid y el nuestro de Alcalá de Guadaíra, y acudiremos a Madrid en abril para defender un trabajo en la sede del Banco de España  para pelear en buena lid por representar a nuestro país en Fráncfort. El premio gordo, de todos modos, ya lo tienen. Mi enhorabuena a Jesús, Ana, María José, Coral y Pablo.

domingo, 8 de febrero de 2015

Aunque la eternidad no exista


Porque todo lo que reluce es humo, y nuestra dicha está en capear los temporales, engendrar hijos para quererlos, aunque la eternidad no exista, vivir sin miedo y desoír los cantos de sirena de una fe que sólo vive en los corazones atribulados. ¿Por qué no echar en cara las mentiras a quienes a duras penas nos toleran, tachándonos de infieles? La Tierra es un lugar extraño, como los seres que la habitan, que han conseguido explicar muchos misterios insondables. Es lícito ir más allá, pero también peligroso y estéril. La palabra Dios jamás debió inventarse.

domingo, 1 de febrero de 2015

Dylan Thomas: Fern Hill


Cuando era joven y yacía bajo las ramas del manzano
Junto a la casa arrulladora, tan feliz como verde era la hierba,
     La estrellada noche sobre la hondonada,
          El tiempo me dejaba saludar y escalar
     Dorado en el apogeo de sus ojos,
Y honrado entre carretas yo era el príncipe de las ciudades de manzana
Y abajo érase una vez me enseñoreé de los árboles y las hojas
          En un sendero de margaritas y cebada
     Hacia los ríos de luz caída del cielo.
 
Y como yo era tierno y despreocupado, famoso en los graneros
Junto al alegre huerto y cantando a la granja que era el hogar,
     En el sol que sólo es joven una vez,
          El tiempo me dejaba jugar, y ser 
     De oro por la gracia de su imperio,
Y verde y Dorado yo era cazador y pastor, los terneros
Cantaban a mi trompa, los zorros de las colinas aullaban frío y claro,
          Y el sabbath llamaba lentamente
     En los guijarros de los arroyos sagrados.
 
A todo lo largo del sol estuvo fluyendo, fue hermoso, los campos
De heno altos como la casa, las melodías de las chimeneas, era aire
     Y juego, bello y húmedo
          Y fuego verde como hierba.
     Y cada noche bajo las sencillas estrellas
Mientras me iba a dormir los búhos arrastraban la granja,
A todo lo largo de la luna oí, dichosos entre establos, las chotacabras
     Volando con los pajares, y los caballos
          Surgiendo en la oscuridad.
 
Y luego el despertar, y la granja como un vagabundo, blanca
Con el rocío, volver, con el gallo en su hombro: todo era
     Resplandor, era Adán y su doncella,
          El cielo se congregó de nuevo
     Y el sol creció redondo ese mismo día.
Así debe de haber sido después del nacimiento de la simple luz
En el primer lugar de hilado, los caballos embrujados saliendo cálidos
     Del verde establo lleno de relinchos
          Hacia los campos de alabanza.
 
Y honrado entre zorros y faisanes por la alegre casa
Bajo las nubes recién hechas, tan feliz como largo era el corazón,
     Nacido en el sol una y otra vez,
          Proseguí mis caminos descuidados,
     Mis deseos corrieron por el alto heno de la casa
Y nada me importó, en mis quehaceres del azul del cielo, que el tiempo no permite
En su girar melodioso, sino tan pocas canciones matinales como éstas
     Antes de que los niños tiernos y dorados
          Le sigan fuera de su gracia,
 
Nada me importó, en los días blancos como un cordero, que el tiempo me llevaría
Hacia la buhardilla atestada de golondrinas junto a la sombra de mi mano,
     En la luna que está siempre elevándose,
          Ni que al irme a dormir
     Le oiría volar con los altos campos
Y despertaría a una granja por siempre abandonada de la tierra sin niños.
Oh cuando era joven y yacía en la gracia de su imperio,
          El tiempo me mantuvo tierno y moribundo
     Aunque yo cantaba en mis cadenas como el mar.



Now as I was young and easy under the apple boughs
About the lilting house and happy as the grass was green,
     The night above the dingle starry,
          Time let me hail and climb
     Golden in the heydays of his eyes,
And honoured among wagons I was prince of the apple towns
And once below a time I lordly had the trees and leaves
          Trail with daisies and barley
     Down the rivers of the windfall light.
 
And as I was green and carefree, famous among the barns
About the happy yard and singing as the farm was home,
     In the sun that is young once only,
          Time let me play and be 
     Golden in the mercy of his means,
And green and golden I was huntsman and herdsman, the calves
Sang to my horn, the foxes on the hills barked clear and cold,
          And the sabbath rang slowly
     In the pebbles of the holy streams.
 
All the sun long it was running, it was lovely, the hay
Fields high as the house, the tunes from the chimneys, it was air
     And playing, lovely and watery
          And fire green as grass.
     And nightly under the simple stars
As I rode to sleep the owls were bearing the farm away,
All the moon long I heard, blessed among stables, the nightjars
     Flying with the ricks, and the horses
          Flashing into the dark.
 
And then to awake, and the farm, like a wanderer white
With the dew, come back, the cock on his shoulder: it was all
     Shining, it was Adam and maiden,
          The sky gathered again
     And the sun grew round that very day.
So it must have been after the birth of the simple light
In the first, spinning place, the spellbound horses walking warm
     Out of the whinnying green stable
          On to the fields of praise.
 
And honoured among foxes and pheasants by the gay house
Under the new made clouds and happy as the heart was long,
     In the sun born over and over,
          I ran my heedless ways,
     My wishes raced through the house high hay
And nothing I cared, at my sky blue trades, that time allows
In all his tuneful turning so few and such morning songs
     Before the children green and golden
          Follow him out of grace,
 
Nothing I cared, in the lamb white days, that time would take me
Up to the swallow thronged loft by the shadow of my hand,
     In the moon that is always rising,
          Nor that riding to sleep
     I should hear him fly with the high fields
And wake to the farm forever fled from the childless land.
Oh as I was young and easy in the mercy of his means,
          Time held me green and dying
     Though I sang in my chains like the sea.