jueves, 31 de diciembre de 2009

Ilusiones para el año nuevo


Os deseo de corazón un 2010 lleno de miradas y de ilusiones.



Ayer te vi fría y lejana,

absorta del mundo y de los hombres,
quién sabe si pensando en los desiertos
que un día serán nuestros vergeles.

Hoy vuelven a brillar las ilusiones
en tu mirada límpida,
vacía de preguntas sin respuesta.
Azul, radiante, evocadora
de un futuro que no nos pertenece
aunque será nuestro presente hasta la muerte.

Me miro en tus ojos
hasta ser feliz.

martes, 29 de diciembre de 2009

Incontinencia urinaria


Yo solía ser un alumno aventajado y ahora soy un alumno avejentado, pero sigo sacando ventaja.


Nota: vista mi entrada de ayer no salgo muy bien parado de esta afirmación, pero como alguien ha dicho, la literatura es ficción.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Concursos de meadas

¿No habéis hecho de niños competiciones a ver quién llegaba más lejos meando? Me refiero a los varones, obviamente, supongo que las niñas competirían de otro modo. Tengo comprobado que seguimos jugando a concursos parecidos toda nuestra vida, aunque el alcance miccional se sustituye por los logros más variados, como el dinero que se gana, la potencia del coche que se conduce, lo caro que es el colegio donde estudian los hijos o la longitud de la manguera. Y lo curioso del asunto es que los que mean más lejos son los menos interesados en jugar, mientras que los que se tienen que buscar la churra para sacarla y luego se mojan los zapatos al mear están obsesionados por la competición. Curiosa raza, la nuestra...

Y ya de paso compruebo que Pessoa tenía razón: el mundo está en manos de los pichacortas.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Ovillejo navideño con estrambote


¿Has comido bogavantes?
¡Bastantes!
¿Y almejas de Carril?
¡Diez mil!
¿Y turrón, y polvorones?
¡Millones!

Para alimentar glotones
al llegar la Navidad,
que es tiempo de santidad,
no bastan diez mil millones.

¡La cosa tiene cojones!

sábado, 26 de diciembre de 2009

Los amos del mundo

Al cabo de veinte años estoy releyendo El libro del desasosiego, de Pessoa, y vuelvo a comprobar que pocos libros son más agudos y contienen tantas frases lapidarias, hasta el punto de que me resulta difícil avanzar en su lectura, pues no puedo resistirme a pararme a pensar sobre lo que leo a cada instante.

Reproduzco una de las frases que Pessoa pone en boca de Bernando Soares en las primeras páginas, subrayada a lápiz hace dos décadas y que hoy cobra un nuevo sentido para mí:

En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación.

Cierto que Pessoa era pesimista, pero... ¡qué clarividencia! ¡Y qué poco ha cambiado el mundo desde 1930 hasta mi primera lectura en 1990, y de ésta a 2010! Se me antoja que la sentencia del genio portugués es intemporal.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Felicitación musical

Como felicitación de las Navidades traigo el villancico "Stille Nacht", en español "Noche de paz", compuesto a principios del siglo XIX por Franz Gruber con letra de Joseph Mohr, y que ha servido de banda sonora a estas entrañables fiestas en muchos países, para convertirse en una especie de himno a los buenos deseos de la Navidad. La versión que presento está interpretada por la mezzosoprano alemana Elena Gerhardt, y fue grabada hace aproximadamente cien años. Es una felicitación venida de otros tiempos, tan necesitados de paz como el actual.



También ofrezco la letra original en alemán y una traducción bastante literal, alejada de la que solemos cantar en español, pero que refleja la belleza y la sencillez que el sacerdote austriaco Joseph Mohr puso al servicio del Dios recién nacido.

Stille Nacht! Heilige Nacht!
Alles Schläft, einsam wacht
nur das traute, hochheilige Paar.
Holder Knabe im lockigen Haar,
schlaf in himmlischer Ruh'!
schlaf in himmlischer Ruh'!

Stille Nacht! Heilige Nacht!
Hirten erst kundgemacht.
Durch der Engel Halleluja
tönt es laut von fern und nah:
Christ, der Retter ist da,
Christ, der Retter ist da

Stille Nacht! Heilige Nacht!
Gottes Sohn, o wie lacht
Lieb' aus deinem göttlichen Mund,
da uns schlägt die rettende Stund',
Christ, in deiner Geburt!
Christ, in deiner Geburt!

Noche serena, noche sagrada,
todos duermen, sólo vela
la pareja más santa y unida.
El niño adorable de pelo rizado
duerme en silencio celestial,
duerme en silencio celestial.

Noche serena, noche sagrada,
anunciada primero a los pastores
por el aleluya de los ángeles.
Suena alto, de lejos y de cerca:
Cristo, el salvador, está aquí,
Cristo, el salvador, está aquí.

Noche serena, noche sagrada,
oh, cómo ríe el hijo de Dios.
El amor que sale de tu boca divina
nos marca la hora de la salvación,
Jesús, en tu nacimiento,
Jesús, en tu nacimiento.

¡Feliz Navidad a todos los que me leéis! (y a los que no, también).

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Soneto cañero

Dedicado a Pasión y dirigido a toda la clase política española.

El gobierno se gasta a manos llenas
el dinero que quita al ciudadano
que trabaja en invierno y en verano
fingiendo así acabar con nuestras penas.

Parece esto un estado bosquimano
regido por cuatreros y por hienas
riendo con sus panzas bien rellenas
y al resto... que se agarren el banano.

Se creen que aquí crecen los millones
de euros, y los dan a mogollón
como quien coge habas y melones.

Sigue a lo tuyo endiñando, Pasión,
que estamos todos hasta los cojones

de estos tíos y de la oposición.

No todo van a ser buenos deseos...

martes, 22 de diciembre de 2009

Grabadora de pensamientos

Hay un invento que los escritores apreciarían muchísimo y que, sin embargo, veo muy lejos todavía. El concepto es simple: una máquina que sea capaz de poner por escrito las ideas que se nos van ocurriendo. Yo, por ejemplo, cuando voy conduciendo me abstraigo y empiezo a pensar en mis cosas, y se me ocurren ideas que podrían servir como entradas para el blog. Si en ese momento tuviera una grabadora de pensamientos la pondría en marcha y al llegar a casa tan solo tendría que conectarla al ordenador y ahí tendría la entrada, en formato Word. Pero como no tengo ese cacharro la idea se me olvida, y después no hay manera de ponerla en pie. Reconozco que en el coche es un poco peligrosillo registrar pensamientos al dictado, pero hay otro momento mucho más seguro y fructífero: cuando nos acostamos y nuestro cerebro se niega a desconectar. A veces el mío se pone a mil revoluciones, y me agobio porque sé que se me van a olvidar tantas ideas, algunas disparatadas, pero hasta ésas pueden servir. Más de una vez me he levantado y anotado en un cuaderno algunas cosas, pero no es lo más apetecible, sobre todo en invierno, y además la cabeza va más rápido que el lápiz en la mano. Con una grabadora de pensamientos, sin embargo, sería facilísimo. Digamos que la tendría encima de la mesita de noche, le daría a la tecla de on, y me limitaría a dictar mentalmente mis genialidades o gilipolleces, depende de quién las mire.

Qué gran invento sería, mucho mejor que el e-book ese que a ver si me traen los reyes. Escribiría miles y miles de páginas sin esfuerzo, no me dolería el dedo (bueno, los dos dedos) de escribir en el teclado, sería un autor prolífico, un depredador de las letras. Nadie me tosería, mi imaginación desbordante rebosaría las paredes del blog, los tronos y las ranas conquistarían el mundo literario. Escribiría más novelas que Corín Tellado, marrones en vez de rosas. Sería un crack, el masca, Ridatto estaría orgulloso de su descendiente, compondría millones de ridaikus, sería un fenómeno, el rey de los mercuriales. Podríais decir que asististeis al nacimiento de una estrella, er mejón, la caña de España. El gran... ¡¡Riiiiidaaaaaaoooooo!!

Todo se andará, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Blogueros vs. blogueras

Estimadas blogueras:

Sospecho que al leer un comentario en vuestro blog pensáis con frecuencia: ¿Qué querrá decir con eso? Seguro que le ha molestado lo que he dicho en la entrada.

Estimados blogueros:

Sospecho que al escribir una entrada o un comentario y dárselo a leer primero a la parienta, la hermana, la madre o la cuñá, os ha dicho: ¡Por favor, no se te ocurra poner eso! Se lo van a tomar a mal, como lo lea fulanita se va a creer que lo dices por ella.

Sospecho que hay una diferencia entre los blogueros y las blogueras, tanta igualdad ni igualdad...

domingo, 20 de diciembre de 2009

Secuelas de las economías de escala

Traigo hoy dos secuelas de la lección de economía andurrialera del otro día, prueba de la riqueza que aportan a una entrada los comentarios recibidos. No sé si entra dentro de la ortodoxia bloguera convertir los comentarios en entrada, pero como yo soy de los que contribuye a crear esa ortodoxia, y si fuera heterodoxo me la refanfinflaría, aquí van los dos comentarios y sus respuestas:

El coste de la unidad hija ¿qué supondría, Sr. Ridao? ¿habría alguna economía de escala o no? (Aurora, del blog Máster en Nubes).

Me alegro de que me hagas esa pregunta, Aurora, pues se trata de uno de los poquísimos casos descritos de economías de escala negativas. Así, si yo tuviera una hija el coste medio por hijo no sólo no bajaría, sino que aumentaría considerablemente: la señorita querría estrenar carrito y cuna, de diseño por supuesto, ni hablar de usar la misma vajilla que sus hermanos, demandaría una habitación para ella sola, y por supuesto un cuarto de baño exclusivo, lo que supondría costosas obras de adaptación, y miles de gastos más.

Me ha encantado lo de la economía de la escala. A más hijos, menor coste por hijo, pero ... ¿qué sucede con las mujeres? (Juanma de la Torre, del blog La mala educación).

Pregunta interesante donde las haya, Juanma. En la producción de hijos las mujeres (parientas, para entendernos) juegan el papel de fábrica, y aquí hay un claro problema de capacidad, como ya apuntó Joaquín más arriba. La productividad de una parienta tiene un límite, que es de un hijo cada nueve meses, y eso exprimiendo bien el limón. Ese límite se puede multiplicar por dos en el caso de los partos gemelares, o incluso por tres, cuatro... pero son circunstancias poco probables, luego las descartaremos. A eso hay que añadir la edad fértil de una parienta, la edad a la que se junta con nosotros, lo que hay que luchar para convencerla de que los hijos están por encima de la carrera profesional... El problema es evidente: si queremos tener un número alto de hijos (pongamos 100), no nos basta con nuestra parienta: debemos explotar otras fábricas, simultaneándolas con la original. Entiéndeme, no es que quiera fomentar las infidelidades, simplemente son las leyes de la economía.¿Por qué no se lo comentamos a nuestras respectivas a ver qué piensan? Ya me cuentas.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Munch y el lamento de Dido



Traigo en la entrada de hoy un aria maravillosa de la ópera Dido y Eneas, de Henry Purcell. Es el famoso Lamento de Dido, cuando la reina de Cartago ha recibido una terrible noticia de su amado príncipe troyano, que debe partir para siempre para cumplir con la misión que le encomendaron los dioses. Dido se ve embargada por una pena inconmensurable, se acerca a su amiga Belinda y le canta con una tristeza infinita:

Thy hand, Belinda,
darkness shades me;
on thy bosom let me rest.
More I would,
but death invades me:
Death is now a welcome guest.

When I am laid in earth,
may my wrongs create
no trouble in thy breast.
Remember me, but
ah! forget my fate.

Que podría traducirse, sacrificando un poco la literalidad por la belleza del texto, como:

Dame tu mano, Belinda,
la oscuridad me envuelve;
déjame descansar en tu regazo.
¡Cuánto más quisiera!
Pero la muerte me invade:
la espero con los brazos abiertos.

Cuando yazca bajo la tierra,
que mis faltas nunca perturben
tu corazón.
Rrecuérdame, pero
¡ah! olvida mi destino.


El aria está escrita para castrato, pero como es lógico hoy en día la cantan contraltos, mezzosopranos o contratenores. El papel entraña gran dificultad, pues el amplio registro de los castrati hacía que los compositores como Purcell no se cortaran a la hora de subir y bajar en el registro. En concreto, este aria baja hasta el do grave, nota que pocas mujeres son capaces de emitir. La versión que ofrezco la canta la mezzo estadounidense Susan Graham, y el video es una verdadera maravilla, pues al dulce lamento de Dido acompaña una completa muestra de cuadros del noruego Edvard Munch, quizá el artista que mejor ha sabido plasmar la angustia en un lienzo. La conjunción de imagen y música es asombrosa; las notas barrocas del siglo XVII se dan la mano con las pinceladas expresionistas de principios del siglo XX, unidas por el lamento y la desesperación de una pérdida irreparable.




Imagen superior: La mort de Didon. Augustin Cayot (1667-1722). Mármol. Museo del Louvre.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Economía andurrialera (IV)


ECONOMÍAS DE ESCALA


El concepto de economía de escala es sumamente sencillo: consiste en una reducción en los costes unitarios de producción a medida que aumenta el número de unidades producidas. Así, el coste de producir un solo bolígrafo marca Bic sería probablemente de varios millones de euros, dada la maquinaria e instalaciones que intervienen en su fabricación, pero a medida que van aumentando las unidades producidas el coste unitario va disminuyendo, pues los costes fijos se van repartiendo entre todas las unidades. Cuando el nivel de producción es muy alto, de millones de bolígrafos, el coste es tan reducido que permite poner un precio de venta de unos 35 céntimos.

Un poné...

Dada mi experiencia, el mejor ejemplo que se me ocurre es el de las economías de escala en la producción de hijos. Yo tengo cuatro, varones todos. El primero, Miguel, supuso un coste bastante alto: cochecito, cuna, ropita, pañales... en fin, todos los que habéis tenido un bebé sabéis lo que ello supone para el bolsillo. Cuando nació Jaime hubo que seguir comprando pañales, leche en polvo y todas esas cosas, pero parte de la ropa de Miguel aún servía, el cochecito estaba nuevo... en definitiva, los costes fijos eran casi iguales y los podían compartir los dos hermanos, luego el coste medio por niño bajó considerablemente. Luego nació Ignacio, y lo bueno de que no llegara la niña es que pudimos aprovechar de nuevo la ropa, aparte de la cuna, el cambiador... Vamos, que dividiendo el coste total entre los tres niños la media volvió a bajar. Y ya por último, cuando ha nacido Gonzalo la verdad es que le hemos comprado más ropita, nos daba un poco de pena ponerle peleles de cuarta mano, pero otras cosas sí han valido, entre otras el carrito, que nos lo compramos de esos todoterreno y está como nuevo, y al ser todos varones pueden compartir habitación, lo que también es una fuente de ahorro.

En definitiva, esto de tener muchos niños es un verdadero chollo, el coste baja que se las pela. Yo creo que si seguimos teniéndolos van a gastar menos que un mechero marca Bic. Pero bueno, no quiero ser acaparador, así que animaos vosotros.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Derechos de autor y creación verdadera

No seré yo quien machaque a los que defienden con uñas y dientes los derechos de propiedad intelectual, entre otras cosas porque soy socio de pleno derecho de CEDRO y algún dinerito (poco) me llevo en el reparto. Sin embargo, las manifestaciones que se vienen sucediendo últimamente por parte de los autores de cine, música y literatura me están dando que pensar. Uno de los principales argumentos que se esgrimen es que si se reducen los derechos de autor está en peligro la creación, pues los artistas no tendrían incentivos para la labor creativa. Bajo mi punto de vista esto es una falacia y de las gordas. De toda la vida los autores han sido pobres, casi nadie ha vivido de la literatura, y sin embargo se han creado obras maestras. No creo yo que Cervantes escribiera el Quijote entre rejas frotándose las manos por el dinero que iba a ganar, ni que Bécquer escribiera sus Rimas con la esperanza de salir de su vida bohemia, entre otras cosas porque es lo que le gustaba. Se podrían poner muchos ejemplos más, aunque es cierto que hubo grandes escritores que se hicieron ricos con su obra. Pero no creo que se trate de eso: la buena literatura no depende del dinero; el verdadero creador no lo hace por encargo, sino por necesidad vital, y tendrá su medio de vida o vivirá en la miseria, pero no por ello dejará de crear.

Voy aún más lejos: esta rebaja en los emolumentos artísticos a lo mejor logra una necesaria limpia de autores que en realidad no aportan nada, porque escriben basura que, si bien tiene su público, poco aporta al patrimonio artístico. Los consumidores de literatura barata ya encontrarán autores que escriban por poco dinero, o incluso gratis, y verán su necesidad satisfecha por mucho menos dinero, lo cual es bueno. Y en cuanto al cine, qué queréis que os diga: poco me apenaría que esos snobs y culturetas que hacen películas subvencionadas perdieran sus privilegios y se fueran a las listas del paro, más que nada por justicia social. Si el cine es rentable que se haga, y si no pues a otra cosa. Seguramente surgiría un canal de cine independiente que no generaría millonarios, pero sí una forma de vida digna para los artistas del género.

Que nadie me entienda mal: no es que esté legitimando la piratería, ni animando a vulnerar la ley. Lo que yo pienso es que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, y si ahora el consumo de cine, música o literatura es mucho más fácil debido sobre todo a Internet, pues habrá que acostumbrarse a ello, y si se gana menos, pues que se gane menos, y si piratean todo tampoco pueden ponerse puertas al campo.

Termino con un argumento de peso: si alguien piensa que el arte se va a acabar con los derechos de autor que eche un vistazo a muchos blogs, entre otros los que tengo en mi barra lateral. Ahí hay arte, gratis y del bueno.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Caballo de Troya


¿Qué música, qué luz, qué inmensidad se esconde en un poema desgarrado que surge por sorpresa desde dentro sin saber siquiera que ahí estaba, pugnando por huir de su prisión hecha de la materia de los sueños? Lo más valioso que hay dentro de mí no lo he sacado yo, me ha sorprendido cuando lo he visto fuera, sin poder reconocer las huellas de mi aliento en esos garabatos tan extraños, tan auténticos, tan reveladores de una vida vivida sin saber que era vivida, y ha dejado marcas invisibles, indelebles, ocultas en el caballo de Troya dormido en algún recoveco de mi cuerpo. Hasta que han salido todos en tropel, guerreros que en vez de escudos y lanzas llevaban palabras que hablan de mí.

Pero eso lo sé ahora, que he leído
cien veces mi poema, y por fin
he podido mirar mi imagen clara
en este espejo recién estrenado,
en la música blanca de los versos.

martes, 15 de diciembre de 2009

¡Pobres promotores!

Acabo de oír una noticia por la radio que me ha hecho reconciliarme con el género humano en general, y con los empresarios en particular. En el transcurso de una entrevista, un promotor afectado por la crisis y que tiene tropecientasmil viviendas sin vender ha manifestado que para ayudar a los compradores a lo más que puede llegar es a sacrificar su margen de beneficios, ofreciendo las viviendas por el precio al que está suscrita la hipoteca de financiación de la promoción. ¿No es enternecedor? Como son ellos los que marcan el precio, y no el mercado, van a rebajarlo, eso sí, hasta el límite del beneficio, ¡qué es eso de que los empresarios pierdan dinero! Faltaría más...

Digo yo que a lo mejor apretándole un poco da una vueltecita en su yate a los privilegiados que estén en condiciones de que el banco les conceda la hipoteca. Sería todo un gesto, una forma de redondear la faena.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Romano descubre a Ridatto

Hoy enlazo esta entrada de mi amigo Juan Antonio González Romano para agradecerle su brillante y concienzuda labor de investigación sobre la vida y obra de mi antepasado Giuseppe Ridatto.

Mil gracias, Juan Antonio.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Recuerdos de los Maristas

Hoy rompo esa ley no escrita que dice que las entradas de un blog deben ser cortas. La ocasión bien lo merece, pues hemos celebrado las bodas de plata de la promoción del año 84 del colegio de los Maristas de Sevilla. Veinticinco años son muchos, y ha sido emocionante reencontrar a amigos de la infancia que creía olvidados pero nada más verlos parecía como si estuviéramos de nuevo sentados en el mismo pupitre. He tenido el gran honor de que mis compañeros me permitieran pronunciar un pequeño discurso, que reproduzco aquí.

Buenos días a todos. Lo primero que quiero decir es lo emocionante que resulta volver a estar en este Salón de Actos, que pisé por última vez hace 25 años, los mismos que llevo sin volver al colegio. Y de hablar en público no digamos, creo que la última vez fue en una misa del Padre Otero, cuando me encargaron que hiciera una lectura y entonara los primeros compases de “Veniiiid y vaaaaamos toooodos... de nueeevo aquíii nos tie-e-e-NÉS” - o quizá fuera “Madre de todos los hombres”, no me acuerdo bien, lo que sí sé es que me temblaban la voz y las piernas, un poco como ahora -.

Son muchos los recuerdos recobrados en estos días, después de tantos años. Me acuerdo como si fuera ayer de una mañana de septiembre a mis seis años, con mis dos manos ocupadas: una de ellas cogida por mi madre, y la otra sosteniendo una cartera de cuero llena de libros recién forrados, oliendo a nuevo. El Hermano Domingo nos convertía en romanos o cartagineses que luchaban para ganar media hora más al recreo de los viernes. Por desgracia, el pobre murió ese verano. Comprábamos en el bar de Pepe un bocata de mortadela o de caballa y una casera cola, pequeña o grande, o una pelota de plástico de a duro para jugar un partido de fútbol en el campo de hockey en el recreo, o por las tardes antes de entrar en clase. También nos dedicábamos a jugar con bolas y bolones, americanos el que pudiera, para perderlas jugando al hoyo en el albero del campo de fútbol grande.

Algunos íbamos en el autobús del colegio, la uno, la dos o la tres, y teníamos media hora para comer en casa y cogerlo de vuelta para entrar a las cuatro de la tarde. El Hermano Pedro se quedaba por las tardes con los que querían seguir haciendo deporte. Cuando jugábamos al fútbol en el patio y el balón caía cerca de uno de los mayores, le pegaba un voleón, y protestábamos, pero cuando crecimos éramos nosotros los que nos dedicábamos a pegar voleones, y no pasaba nada, todos tan amigos. No había niñas en el colegio, pero tampoco hemos estado traumatizados por eso, fuera había muchas, sobre todo en Santa Ana, con las que quedábamos en pandillas de Semana Santa. Además, tiempo tuvimos de encontrarlas después.

Cuando llegaba la primavera, en el bar de Pepe vendían a dos pesetas unos polos cuadrados que de un chupetón perdían su color, pero nos sabían a gloria. Algunos los compraban en las clases de gimnasia de don Mariano, mientras dábamos corriendo una vuelta al colegio, y si te hacías una herida Don Eduardo estaba al quite como practicante de guardia, todo controlado. El Moro (con perdón) nos asustaba con sus historias de Larache, y el Zorita con las de la guerra. Don Juan Manuel nos hablaba de su tocayo del siglo XIV; el Fali (gran persona) nos ponía un examen tipo test de botánica con 100 preguntas. Algunas veces íbamos a ver filminas de Semana Santa, o de sexualidad, y todos esperábamos a que saliera aunque fuera la sombra de un desnudo. El Ogro (un pedazo de pan, de ogro sólo tenía la apariencia), nos enseñaba lo que era una cantata y un motete, y nos dictaba los apuntes que escribíamos pacientes en un cuaderno de anillas. Y qué decir de don Raimundo, en las clases de dibujo del sótano, o esas Navidades que nos tocó hacer la Torre Eiffel de marquetería. Y al tocar la flauta en un examen a algunos les temblaban los dedos, y el sonido salía trémolo, listo para el suspenso, mientras el resto de la clase no se atrevía a reír esperando su turno. Otras vacaciones lo que tocó fue estudiar de memoria cien versos del Estudiante de Salamanca, porque se empeñó el Titolivio (ilustre apodo, por cierto), que también nos hacía traducir la Guerra de las Galias (Galia est divisa in partes tres). Cuando acababan las clases, el Jueves (¿cuándo pondrá usted el examen? EL JUEEEVES) se montaba en su Vespino y nos arremolinábamos todos para despedirle con guasa - al quejarnos de lo que pasamos con algunos de nuestros profesores, conviene también pensar lo que tuvieron que aguantarnos ellos a nosotros -.

Y hay muchas historias más, muchas. Como la revista que nos encargaron hacer el año del mundial de España (yo la hice de Naranjito, fusilada de artículos de prensa, y el Titolivio me cascó mi primer cate), los problemas que teníamos que resolver en clase de química con el Pitufo (muy alto no era el hermano Múzquiz), donde lo más importante era escribir con la caligrafía adecuada la palabra “SOLUCIÓN” en la pizarra; las clases de electricidad con el Hermano Clemente, el de los calambrazos trifásicos, que alguno encontró después, ya con niñas, en los Padres Blancos, o las de matemáticas con el Teleñeco (espero que no se moleste, supongo que sabría que le decíamos así), que era el director del colegio y nos cogía del brazo para charlar con nosotros cuando nos veía por los pasillos. O don Alfonso, el Kermit, don Juan, don Pedro, don Antonio Luque, don Eloy, el Hermano Gregorio y tantos otros que nos dieron clase en la EGB. También fueron antológicas las excursiones a la Rábida, y al Pedroso, y el viaje de fin de curso a Benalmádena con don Ricardo el de inglés, y el de Setúbal, y muchas cosas más.

Seguro que me olvido de mucho y de muchos, pero es que once años dan de sí una barbaridad, y esta reunión me ha traído todos esos recuerdos de golpe, haciendo que me emocione estas últimas semanas con el chat que nos hemos montado por Internet. Ha pasado un cuarto de siglo, y de repente es como si reviviéramos los años de la niñez y de la adolescencia.

De todo hubo, pero lo que ahora toca es acordarse de los buenos momentos, y disfrutar de la nostalgia que nos hemos regalado, que nos han regalado los queridos compañeros que han dedicado tantas horas (y tantas cervezas) a organizar este acto, sin los cuales no habría sido posible.

Para terminar voy a ponerme un poco triste, y recordar a nuestros compañeros que en estos años nos han dejado, es ley de vida. Su presencia se palpa hoy entre nosotros y nos duele, pero el mejor homenaje que les podemos hacer es reír y disfrutar, recordarles tal como eran a los 16 años, y reservarles dentro de un rato un sitito en nuestra mesa y en nuestro corazón.

Gracias a todos por vuestra paciencia al escucharme, y para concluir no canto el himno ese de “Ofrenda de flores, Laureles y Palmas” para que el sol siga acompañando esta inolvidable jornada.

Ahora, ¡A seguir disfrutando!

viernes, 11 de diciembre de 2009

Muerte, horror y fe

Cuenta S. Zweig en su estudio biográfico sobre Tolstoi que éste sufrió en su madurez una profunda crisis al tomar conciencia del horror de la muerte. Fue tal el impacto recibido que se conjuró para librar una batalla terrible contra el destino fatal, que lógicamente perdió, pero que vio la luz en obras intimistas y psicológicas, de gran profundidad espiritual, como "La muerte de Iván Ilich".

La muerte es un fenómeno inevitable ante el que caben tres posturas: asumirlo, ignorarlo o luchar contra él. Tolstoi eligió, o más bien se dio de bruces con la tercera, la más radical, y vivió atormentado el resto de su vida. Un hombre como él, profundamente religioso o, mejor dicho, espiritual, que sentía verdadera pasión por la vida, no pudo soportar el choque frontal con la idea de la muerte. La conciencia del horror le perseguía y no le dejaba descansar.

El patriarca de las letras rusas dejó escrita la siguiente frase:

No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.

Eso fue antes de la crisis. La conciencia de la muerte le arrebató la fe, no fue capaz de imaginar siquiera la negación de la vida. Para una naturaleza tan vital como la suya no era posible entender la no-vida, y al comprender el horror no pudo ignorarlo, como hacen los agnósticos, ni asumirlo, como hacen los buenos creyentes. No tuvo más remedio que agarrar la guadaña por el filo, sin que de su boca salieran gritos de dolor, ahogados por su alma sangrante.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Homenaje a un mercurial ausente


A Javier Sánchez Menéndez


Vivir es difícil, muy difícil. Una cosa es la literatura y otra una tertulia donde se creen que van a descubrir el mundo. Es muy triste y descafeinado, se atenta contra la esencia.

Y uno de los tertulianos se dedica a dar premios. Los premios son una gran mentira, una mentira cipotera. La creación duele, y lo demás es poesía de telechichi. La única verdad está en los pimientos, verdes o rojos. ¡No jodas más, por favor!

Todo es predecible, infinitamente predecible. La culpa es de los funcionarios, y de los poetas funcionarios, y de las academias. Sé que no os habéis enterado de un carajo, y a pesar de todo me comentaréis. No respondo, ¿para qué? Un tremendo placer.

Os oigo mientras me tomo un Mexican Mule con mi amigo dios, y vosotros milimetráis las almejas. Jurado recita y pone cachonda a la peña, a Julio se le caen las bellotas, el Profe no da señales de vida, Cotta vuela bajo como los grajos, Ridao se come hasta las rimas. ¡Que se jodan los calvos!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mis soleás y Mr. Google


Este Mr. Google no deja de sorprenderme, en esta ocasión halagando mi vanidad. Tecleo la palabra "soleás" para buscar ejemplos e informarme sobre la estrofa poética y aparece en octavo lugar mi entrada "Soleás por haikerías". Y yo, como dice mi amigo Mr. Menéndez, creyendo que he descubierto el mundo.

P.S. Javier: hoy buscaremos nuevas constelaciones y seguramente encontraremos algún agujero negro. Se te echará de menos.

martes, 8 de diciembre de 2009

Miedo al "qué comentarán"

Ya se sabe que mucha gente da gran importancia al "qué dirán", y deja que la opinión de los demás condicione en cierta medida sus actos y sus manifestaciones. Pienso que nadie está libre de ello, y precisamente los que alardean de que les importa, con perdón, un carajo lo que otros piensen de ellos son los que están más condicionados, y les traiciona su comportamiento: si de verdad fueran tan independientes como dicen actuarían con discreción.

La reflexión anterior es trasladable a este nuevo mundo del blog, con la particularidad de que aquí no se tiene miedo al qué dirán, sino al “qué comentarán”. La interacción directa que se produce entre el blog y sus lectores hace que quien crea una entrada se quede desnudo ante sus lectores y comentaristas, que, bien con sus comentarios o con sus “silencios atronadores”, dictan sentencia sobre la opinión vertida o la calidad literaria de lo escrito. Incluso a la hora de hacer comentarios en blogs ajenos tenemos en cuenta lo que pensará el dueño del blog, y nos contenemos, o bien atacamos a posta para destruir el mensaje de la entrada. Algunos están más condicionados y otros menos, pero todos jugamos con las mismas reglas no escritas.

Y ya para acabar, que quien esté libre de pecado tire la primera piedra, que hará ¡chop! en mi cuaderno salpicándome, espero que no mucho, pues hace mucho frío en Alájar.

lunes, 7 de diciembre de 2009

El valor de un juguete

Puede que lo que hoy digo sea un lugar común, una reflexión que se repite año tras año, Navidad tras Navidad, pero hay cosas que no por tanto repetirse dejan de ser ciertas, y es conveniente reflexionar seriamente sobre ellas, sin caer en la rutina de la cantinela quejumbrosa que no resuelve nada. Me refiero, como ya habréis deducido por el título, al exceso de juguetes que tienen los niños de hoy, y hablo de los países ricos como el nuestro, que en muchos otros sitios los niños aún se pelean por una pelota de trapo, como pasaba en la España de la posguerra.

Lo peor de regalar tantos juguetes es que se mata la ilusión. Para tener ilusión por algo debe ser difícil conseguirlo, un hecho excepcional. Seguramente recordaréis a Zipi y Zape, que se pasaron toda su vida de personajes de tebeo acumulando vales para conseguir una bicicleta. Hoy día un niño abre la boca para pedirla y al día siguiente la tiene, fundamentalmente por dos motivos: uno, que los padres lo consienten todo, y dos, que se ha abaratado enormemente el precio de los juguetes provenientes, sobre todo, de China.

El progreso trae estas cosas. La inmensa capacidad productiva de las fábricas actuales necesita crear deseos allá donde no los había, para poder dar salida a una producción en constante ascenso. Esto es algo que describió magníficamente ya en 1958 el economista J.K. Galbraith en su obra La sociedad opulenta. En ese año no había precisamente opulencia en España, y cuando un niño recibía un regalo era un tesoro que le hacía saltar las lágrimas y despertaba en él el sentimiento más parecido a la felicidad pura: la ilusión. Hoy, en esta España opulenta a pesar de la crisis, la ilusión es, por desgracia, un bien escaso, y los niños acumulan juguetes con una indiferencia rayana en el desprecio. ¡Habrá algo más triste que eso...!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Pasión por el canto


Mario del Monaco fue uno de los mejores tenores del siglo XX. En entrega y poderío vocal seguramente fue el más grande. Era un tenor dramático puro, con una voz timbrada y potente, un instrumento vocal tan poderoso que hacía retumbar los escenarios de los cientos de teatros que visitó a lo largo de su dilatada carrera. En una ocasión oí referir una anécdota a un seguidor incondicional, que lo vio en directo en númerosas representaciones, y decía que Mario cantaba sólo de dos maneras: o forte, o fortissimo.

Impresiona ver sus grabaciones en video, pues a su tremenda voz acompañaba una interpretación verdaderamente magistral, de un actor consumado, quizá algo exagerada, pero necesaria para los papeles de muchas óperas, especialmente para el repertorio verista de principos del siglo XX. Dentro de este repertorio su ópera favorita era Pagliacci, de Leoncavallo, y Del Monaco se convirtió en un intérprete imprescindible en el papel de Canio, el payaso traicionado por su amada y arrebatado por los celos.

Precisamente de Pagliacci traigo el siguiente video, con la famosa aria "Vesti la giubba". La particularidad de esta grabación es que está realizada en la casa del artista, hacia el final de su carrera. Del Monaco pone el tocadiscos con una de sus grabaciones inmortales, y canta al unísono, su propia voz madura superpuesta a la del joven tenor en su plenitud. Impresiona ver cómo vive el papel, cómo rememora sus actuaciones en su propia casa, sin público. Sólo él, la cámara y el tocadiscos. En algunos pasajes (1'14'') tiene que bajar una octava porque no llega a los agudos, pero hacia el final de la escena se levanta del asiento y su voz estalla (2'00'') como una bomba, magnífica, impresionante, aterradoramente poderosa.



Del Monaco fue un artista irrepetible, y vivió en una época donde las pasiones desbordadas no estaban mal consideradas, sino más bien al revés. Se valoraba mucho el sentimiento, la emoción. Se pedía a los cantantes que se dejaran la piel en el escenario, y ellos respondían cantando como ya no se canta hora. Respondían echando los restos, respondían cantando como si les fuera la vida en ello, respondían echándole cojones al canto.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Aforismos sin fraude


1. Si alguien te admira mucho acabarás defraudándole.

2. Sé fiel a ti mismo: no te importe defraudar a los demás.


3. Sé fiel a la sociedad en que vives: no defraudes a Hacienda.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La puerta olorosa

Me manda mi compañero mercurial José Manuel Gómez esta foto tan curiosa. Se trata de una placa atornillada en una puerta de la estación de trenes de Utrera.

Para no perder las buenas costumbres, voy a organizar un concursillo entre mis pacientes lectores para ver si adivinan a qué estancia da acceso esta puerta. Como premio, los acertantes obtendrán una réplica exacta de este objeto que tuvo a bien regalarme hace un tiempo Mery, todo un detallazo por su parte.

La puerta conduce a uno de estos tres lugares:

1. A un horno donde se cuece pan.

2. A una tienda de perfumes.

3. Al área de reciclaje de residuos sólidos.

Para dar alguna pistilla, diré que el dibujo capta perfectamente la magia del instante o los instantes que se pasan ahí dentro, y ya habréis comprobado que consigue evocar efluvios inolvidables.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dentro del coche (a nightmare)


Estoy dentro de mi coche oyendo por la radio noticias imposibles, de políticos que se pelean por idiomas, fronteras y estatutos, empresas que se desploman en bolsa, piratas que secuestran a pescadores, pescadores que faenan en aguas revueltas y sacan las redes repletas de votos, sindicatos que pisan a los parados y parados que tienen para comer pero no les llega para la hipoteca. Me angustio, y en un instante la angustia torna en perplejidad. El semáforo se pone en rojo, piso el freno y el coche, en lugar de parar, se eleva por encima del asfalto. Me asomo por la ventanilla y contemplo la carretera desde lo alto, como una larga serpiente. La ciudad se ha convertido en un mapa situado a mis pies. Lo que veo desde allí arriba es un cuadro uniforme, aséptico. Los gritos de enfado no me llegan, ni la crispación tampoco. El coche sigue subiendo, y ahora no sólo veo la ciudad, sino el país entero, y el mundo. Sobrevuelo territorios devastados por la guerra y veo familias pobres, y niños muriendo de hambre, y viejos pasando frío porque una bomba ha destrozado el techo de su casa. Lo que veo me duele, y se me encoge el alma. Piso el freno a fondo y el coche vuelve a subir, hasta que sólo diviso un globo azul y verde con nubes alrededor. Es precioso, perfecto. Se hace de noche, y el globo se ilumina a trocitos como un árbol de Navidad. A esa distancia no oigo nada, ni veo nada, ni huelo nada, ni siento pena, tan sólo asombro y paz. A esa distancia nada importa, sólo el silencio. A esa distancia debe de estar Dios, si es que existe.

Pero como yo no soy Dios, cuando suelto el freno el coche cae en picado. En un par de segundos se posa en el suelo, justo cuando el semáforo se pone en verde. Meto la primera y ahora el coche no vuela, sino que avanza. Vuelven los ruidos del tráfico, vuelven las noticias de la radio, vuelve el dolor de cabeza, vuelve la incongruencia, vuelve la cordura de los locos.

martes, 1 de diciembre de 2009

Mucho me piden

Últimamente ando un poco -es un decir- apretado de trabajo, y se me acumulan tareas que no logro cumplir en los plazos previstos. Entre los niños, que absorben gran parte de mi tiempo, mis empleos de horario fijo y otras cosas que no es plan contar aquí (como por ejemplo el blog), por primera vez estoy viendo que no consigo cumplir a tiempo con las obligaciones que me he autoimpuesto.

Enmedio de tanto agobio, incluso he cogido miedo a abrir el correo electrónico ante la previsible avalancha de mensajes reclamando documentos y recordando plazos. A tanto llega la cosa que la semana pasada me llamaron de una editorial para la que trabajo preguntándome si había leído un mensaje donde me encargaban no sé qué tarea relacionada con un libro que traemos entre manos. Como yo no había abierto el correo en unos días dije que no, y pregunté ingenuamente que para cuándo estaba prevista la entrega. Mi interlocutora me dijo que esperara, que lo iba a comprobar, y al cabo de unos segundos me soltó, sin inmutarse:

- José Miguel, lo queremos para ayer.