domingo, 24 de febrero de 2013

Habla el prócer de Alcalá de Guadaíra


Dice Antonio Gutiérrez Limones, alcalde "vitalicio" del municipio donde trabajo:

 Si las industrias de Sevilla subcontrataran a empresas locales se acabaría el desempleo.

¡Ole, arsa, tracatrá! Y no se le ha caído el pelo, con to lo que ha pensao. Atraído por tan sesuda afirmación me he leído el artículo entero, aquí, que contiene perlas como:

— Lo hicimos [un plan estratégico de revitalización] desde algo que denomino el espíritu de Alcalá, la colaboración público y privada, que hoy se estudia en las escuelas de negocios.

O esta otra, en el estilo del mejor Vito Corleone:

— Roca [...] no se puede ir de su país de origen, como la Renault no se va de Francia o la Volkswagen de Alemania [...] Roca tiene que asumir su responsabilidad. Su última propuesta a la plantilla es una indecencia. Si se va habrá que tratarla como una empresa extranjera, que es lo que será a partir de ahora.

Absolutamente genial su respuesta ante esta pregunta del entrevistador:

 ¿Qué pasa con las familias que están en situación de emergencia social?

 Yo planteo un PER urbano.

Cambiando de tercio generosamente:

  Algunos dicen que el problema en España es que hay muchas dificultades para crear negocios.

El hombre lo tiene claro, a grandes males grandes remedios:

— ...El problema es que para que una empresa pequeña o mediana dé el salto debe contar con ayudas y nadie las apoya ni financieramente ni de ninguna otra manera. Por ello nosotros pretendemos respaldar a las empresas locales y les daremos el doble del dinero que destine en crear un empleo en productos para mejorar su competitividad.

No todo iban a ser mieles, el entrevistador mete un poco el dedito:

 Su deuda es de las más elevadas.

Pero el prócer tiene respuesta para todo:

 Sí, pero es una deuda productiva. Si hubiéramos dejado esas infraestructuras y obras a medio hacer, hubieran sido un monumento al despilfarro.

Se crece tanto, tanto, que se pasa de frenada:

 Los políticos tenemos que dar respuesta a los ciudadanos, si no, éstos pensarán que sobramos.

Y claro, se lo puso a huevo al periodista:

 Ya lo piensan. El descrédito es mayor que nunca.

 Pero el tío, impertérrito, se diría que fabricado en cemento Portland, se va por los cerros de Úbeda:

 Sí. Por eso hay que hacer un pacto por Andalucía y por España. La corrupción es algo insoportable, en España y en Andalucía, afecta hasta a la monarquía, pero no nos podemos quedar sólo en el escándalo.

El entrevistador insiste, más que nada por inercia (a estas alturas debe de haberlo dejado por imposible):

 ¿No cree que la gente quiere medidas contundentes, dimisiones, y no sólo pactos y debates?

Y la respuesta es de un estadista de postín, atacando el meollo del problema, mojándose, sí señor:

 Los ciudadanos quieren mejorar sus vidas y ya, no que le cuenten proyectos o reformas.

Como despedida, una declaración de intenciones:

 Yo cobro del Senado, pero sólo 6,5 de los 25 concejales de Alcalá de Guadaíra, con 75.000 habitantes, están liberados. ¿Quién se va poder dedicar a lo público?.

¡Qué pena! Mi alma se acongoja. ¿Quién va a poder cobrar por dedicarse a lo público en este país, con tal nivel de inteligencia, dedicación y buen hacer?

sábado, 16 de febrero de 2013

Apuntes (185): Nuestro Dickens particular


Los días caen como esos frutos que nadie se ocupa de recoger, y las ramas del árbol de la vida se van quedando desnudas. Pronto han de florecer engendrando más vida, y lo que era un suelo lleno de fruta podrida se convertirá en una alfombra de flores. Allí, en el suelo, se escribe nuestra historia. Cuando caiga el árbol hará mucho tiempo que faltemos de nuestra casa. Quién sabe, quizá hayamos emigrado a otros árboles, o a otro suelo, o a otras estrellas lejanas.

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Galdós es un maestro, nuestro Dickens particular. Los Episodios Nacionales son, junto al Quijote, los hitos de la novela española. Allí Galdós se agranda, se ve libre de tiranías de estilo o de género, y nos lleva de la mano en un viaje apasionante por la España del XIX. Una lectura actual, yo diría que imprescindible; la huella de un pueblo orgulloso del que hoy apenas quedan unos rescoldos.

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Así como a Dickens se le acusa de un excesivo sentimentalismo, se puede achacar a Galdós cierta grandilocuencia en los discursos de los personajes, pero lo que se pierde en realismo se gana en lucidez de pensamiento.

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Cuanto más estudio la Economía más perplejo me quedo ante esa ciencia imprecisa e ingrata, que no resuelve nada, y que adolece de un utilitarismo claramente destructivo.

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No es cruel abril, ni el tiempo que pasa, ni los animales, ni los hombres. Lo cruel es la distancia, y las ilusiones nunca del todo apagadas.

domingo, 10 de febrero de 2013

Demipatí: Cumpleaños solidarios


Los que tenéis niños en edad de celebrar los cumpleaños coincidiréis conmigo en que desde nuestros tiempos hasta ahora la cosa se ha ido de madre, de abuela y de bisabuela si hace falta. Recuerdo con cariño las fiestas de mi infancia donde además de mis hermanos acudía algún primo y no más de dos amigos, que nos reuníamos en casa para saborear unos vasos de fanta (supremo placer) y con suerte algunos ganchitos y sándwiches de nocilla antes de soplar las velas de una modesta tarta que comíamos todos con gusto. Las cosas han cambiado, y ahora un cumpleaños hay que celebrarlo en condiciones, con no menos de veinte invitados en un sitio horrible lleno de ruido y de bolas de plástico, y cuando llega la hora de la tarta los niños pasan olímpicamente de ella, pues les ha bastado con los perritos calientes (también de plástico) servidos por el eficiente catering de una de esas naves industriales reconvertidas en paraíso infantil y pesadilla paterna. Pero lo peor viene con la entrega de regalos: ¿hay espectáculo más triste, más aberrante, que el de ese pequeño sátrapa que cumple seis años sentado en una silla a modo de trono y recibiendo los presentes de sus compañeros que guardan obedientes su turno en una larga fila? El niño ni siquiera mira lo que se le regala; tal es su grado de excitación que termina de abrir un paquete cuando ya está poniendo los ojos en el siguiente. Y aquí es donde quería ir yo a parar: si somos tantos padres los que estamos de acuerdo en que hay que detener esta locura, ¿por qué no hacemos algo al respecto? Una excelente iniciativa es la que ha tenido mi amiga Alejandra, junto con sus amigas Beatriz y Laura, con la web demipati.org, que nos invita a encauzar nuestras celebraciones hacia un fin solidario, de modo que todas esas toneladas de regalos inservibles puedan, con la complicidad del niño, convertirse en algo realmente útil para gente que de verdad lo va a necesitar. Seamos realistas: a nuestros hijos les basta con un par de regalos de sus padres y abuelos, como toda la vida de Dios, y con la presencia de sus amigos en una fiesta, y si los invitados quieren corresponder, ¿por qué no dedicarlo a algo más bonito que un juguete que será despreciado entre el montón?

sábado, 9 de febrero de 2013

El cortijo nacional


No me cabe duda del mal que corroe a este país no sólo ahora en tiempos de crisis, sino desde siempre: la irrefrenable tendencia a confundir lo público con lo privado o, lo que es lo mismo, a hacer del Estado un cortijo. Y no se crea que este mal cortijero es privativo de tierras andaluzas: la única diferencia es que a medida que subimos hacia el norte los latifundios se van convirtiendo en minifundios, pero no por ello son menos las ganas de apropiarse de ellos; de hecho, todo nacionalismo no es más que una excusa para abarcar de un sólo bocado un territorio inmenso, y hacer de él un cortijo al que por supuesto sólo están invitados los nacionalistas más acérrimos. El cortijerismo es un mal endémico de orillas del mediterráneo, y hay naciones que lo padecen en grado mayor que el nuestro, como por ejemplo Italia, donde, ya sea por vía democrática o dictatorial, han gobernado los mayores histriones que ha dado la raza humana, que se han calzado la venerable bota itálica para patear impunemente a sus conciudadanos. Grecia es también un caso notorio, como también Egipto, los Balcanes y todo el mundo clásico cantado por Homero. La sangre cortijera viajó primero en carabelas y galeones y luego en transatlánticos atestados de emigrantes hacia las costas del Nuevo Mundo, con los resultados que se pueden observar en países como Argentina, donde la no escasa sangre alemana del Tercer Reich, que entendía los cortijos a su manera, se ha mezclado con las predominantes razas española e italiana, con los resultados que cualquier visitante a ese país puede observar: cámbiese el nombre de cortijo por el de hacienda, multiplíquese por diez el número de hectáreas, y el cambio de escala moral aparecerá en toda su magnitud.

Mucho ha cambiado la situación desde los tiempos feudales, en que reyes y señores accedían a la propiedad de extensos cortijos, y tan sólo peleaban entre ellos para ampliarlos ante la mirada hambrienta del pueblo, o desde la época del Imperio, con un pueblo igualmente miserable que veía languidecer a hidalgos estrambóticos en cortijos de tres al cuarto, o desde los albores de las Cortes, cuando por primera vez se dio voz al pueblo, e incluso algunos pudieron medrar en la política para ocupar su cortijito ganado a base de prebendas. Hoy en día los tiempos son mucho más generosos, y se cuentan por miles los pelagatos que en menos que canta un testaferro se han hecho con una respetable cantidad de billetes de banco, y han comprado sus buenos chiringuitos, que son la versión financiera del venerable cortijo. Y así nos luce el pelo a los siervos...

martes, 5 de febrero de 2013

William Blake: The Tyger


¡Tigre! ¡Tigre!, que ardiente brillas
en los bosques de la noche;
¿Qué mano u ojo inmortal
osó forjar tu terrible simetría?

¿En qué cielos o simas distantes 
quemó el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó aspirar?
¿Qué mano osó aferrar el fuego?

¿Y qué hombros, y qué destreza
pudo doblar los nervios de tu corazón?
Y cuando tu corazón empezó a latir,
¿Qué aterrada mano? ¿Y qué aterrados pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena? 
¿En qué horno estuvo tu cerebro?
¿Qué yunque? ¿Qué aterrado abrazo 
osó sujetar sus espantos de muerte? 

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas 
y empaparon el cielo con su llanto: 
¿Sonrió él al contemplar su obra?
¿Aquél que hizo al cordero te hizo a ti?

Tigre, tigre, que ardiente brillas 
en los bosques de la noche: 
¿Qué mano u ojo inmortal
osó forjar tu terrible simetría?




Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare seize the fire?

And what shoulder, & what art
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And watered heaven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?

sábado, 2 de febrero de 2013

Test del justiciero político


Ocupáis un alto cargo en un partido y el tesorero se dirige a vosotros con un sobre que contiene 30.000 euros.

a) Lo cogéis.
b) Lo rechazáis.
c) Lo rechazáis y denunciáis al tesorero.