lunes, 27 de enero de 2025

De la muerte (III): Auschwitz

Menahem Pressler, nacido Max Jacob Pressler, huyó de Alemania con sus padres y hermanos a los 15 años. El comercio de sus padres había sido arrasado en la noche de los cristales rotos. El resto de su familia murió en los campos de concentración. Todos. Primos, tíos, abuelos, sin excepción. A los 92 años aún era capaz de expresar al piano la inmensa pena que las palabras no pueden transmitir. Hoy se cumplen 80 años de la liberación de Auschwitz, y aún hay supervivientes que recuerdan el horror.

   

miércoles, 22 de enero de 2025

De la muerte (II): Pavese


 

Ya lo dijo Leopardi: "Dos cosas bellas hay en el mundo: amor y muerte". Pavese vislumbró el amor en Cervinia durante diez días que le supieron a toda una eternidad. Cuando Constance, la actriz de Hollywood, dio por finalizada la dicha, Cesare volvió la cara hacia la muerte, su amante más fiel, en un hotel de Turín, no sin antes dejar un recuerdo imperecedero de los ojos de la americana.




domingo, 19 de enero de 2025

De la muerte (I)


No temo a mi muerte; temo a la muerte, y no la vi venir.

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Creímos que el amor era para siempre, pero nunca pensamos que lo rompería la muerte de uno de los dos. Deberíamos haberlo arreglado todo para que fuera simultánea.

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Dicen que al morir quien más quieres se va una parte de ti, pero no es verdad, tu alma se transforma toda en otra alma solitaria, sombría, desilusionada en el sentido más literal.

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La certeza de la muerte no es un impedimento para ser feliz, ni mucho menos, recuerdo que la contemplaba con descaro, de una  manera casi retadora. Tras el golpe ya sólo queda dejar pasar el tiempo, y eso por no hacer sufrir a los que aún quedan aquí y también quiero.

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Nunca llegó a este lado un mensaje inequívoco, o aún sutil, de los que cruzaron el Estigia. Pero es que no hay Estigia, ni existe el otro lado. A lo más que podemos aspirar es a apurar las mieles de este mundo. Los dioses y las religiones tratan de infundirnos una esperanza a la que muchos se agarran con los ojos del entendimiento cerrados. No os dejéis engañar por la patraña de la fe. Mejor resignarse a una dicha maravillosa pero temporal, y abreviar el sufrimiento.

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En el momento en que muera serás mi último recuerdo.