martes, 6 de noviembre de 2012

Redes sociales y literatura


Si el fenómeno de los blogs parece que ha alcanzado la cima y actualmente está decreciendo en intensidad, las redes sociales han explotado más recientemente, y su onda expansiva abarca a mucha más gente y facetas de la vida. Sin lugar a dudas inventos como Facebook o Twitter, más los que vendrán, han revolucionado la forma en que nos relacionamos con el otro, algo esencial al ser humano; sin embargo, si nos ceñimos a las repercusiones que tiene este nuevo mundo sobre el universo literario, entiendo que son muy pequeñas. Como apuntaba ayer en este cuaderno José Manuel Benítez Ariza, y también me comentaba hace ya mucho tiempo Enrique Baltanás, se da el caso de algunos escritores que han migrado de Blogger a Facebook, atraídos por la popularidad de la nueva herramienta, pero esta fuga no resulta demasiado clara en cuanto a sus intenciones, pues en este caso el medio influye, y mucho: el escritor que publica un texto en su blog lo hace con la esperanza de que quien lo lea le dedique cierto tiempo, y haga la lectura en unas mínimas condiciones de reposo, necesarias para asimilar, para paladear toda obra literaria. Estamos de acuerdo en que el libro es el formato ideal para conseguir este objetivo, pero también los lectores de un blog le dedican un tiempo precioso, el mismo que se puede dedicar a un diario o a unos apuntes tomados al azar, efímeros pero bellos. Es quizá esta breve permanencia en el tiempo (a pesar de que las entradas quedan almacenadas en la red, raramente se acude a ellas con la intención de releerlas), el principal punto débil del blog como publicación, pero sin él perdería también gran parte de su atractivo. Lo que no me ofrece duda alguna es la poca consideración que se le daría a uno de mis textos colgado por ejemplo en la plataforma de Facebook, o de Twitter. Los que acuden allí lo hacen en busca de noticias frescas; se trata de un mercado donde uno ofrece sus propias quimeras y necesidades de afecto o de compartir a cambio de leer las ajenas. Las redes sociales son un tributo a la inanidad, a la sociedad de las prisas, al no decir nada en cuarenta palabras, a las fotos mal tomadas, al mal gusto elevado a la categoría de ego. También sirven, cómo no, para promocionarse, o para mantener el contacto con amigos –de segunda categoría casi siempre-, pero nunca para leer como se debe un poema, o un apunte literario, cosa que no se hace en mitad de una reunión o en el descanso del trabajo mientras trajinamos con nuestro teléfono móvil rodeados de compañeros enfrascados en la misma tarea (paradojas de la comunicación del siglo XXI). Cuando uno está en casa descansado y se dispone a disfrutar de un rato de lectura lo suyo es un libro o, como mucho, un blog. De ahí para adelante todo son mariconadas.

3 comentarios:

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
El féisbuc tiene la desventaja de que sólo admite a amigos y a los amigos no hay que hacerles caso porque no nos van a decir cosas feas.
El túiter es todavía peor porque sólo puedes escribir un número determinado de palabras.
El blog es más libre: entradas, salidas y comentarios son libres.

Salu2.

Paco dijo...

Hola José Miguel. Mi experiencia en esto de los blogs es tardía. Como casi todo en mi vida. Aunque eso no me preocupa.

Descubrí por casualidad (pues nunca, hasta hace algo más de una año que abrí mi blog, he invertido mucho tiempo delante de un ordenador) este sistema de diario informático. Me encantó. Siempre he tenido ganas de sacar de dentro de mi ciertos pensamientos e historias que algunas veces escribía, pero que al final no se concretaban en su mayoría.

Ahora con esto me fluye más fácil, se quedan en alguna parte, y me gusta. No me propongo un ritmo de publicación, pero parece que mi cabeza se ha acomodado a una o dos entradas al mes. Así que cuando sale, salió.

Reconozco que me ilusiona si me dejan un comentario.

Y además tengo la posibilidad de sentir, de leer, de seguir a algunos escriblogueros como tú. Tu entrada de 1974 me dejó viendo a un niño que ya no sabía si eras tú o yo. Y con unas palabras que parecían salir de mi historia.

Y eso es hermoso.

Si al final quedamos cuatro gatos, y el resto emigra a otros formatos buscando otras metas, pues mejor. Lo que yo busco está aquí.

Un abrazo y perdona la extensión. Estaba "inspirao"...

José Miguel Ridao dijo...

Dyhego: lo de twitter se merece una entrada cañera de las mías. Ya caerá.

Paco: ya sabrás que nunca es tarde si la picha es buena, como supongo que será el caso. Yo me apunto a los cuatro gatos, pero gatos de los buenos, esos cabezones con cicatrices que son los amos del barrio.

Abrazos píchicos.