Unos grados de más, el viaje del sol que se demora, un minuto de silencio bajo los árboles, y al fin desaparecen las insoportables y tediosas brumas del invierno.
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El mes más cruel es siempre el más feliz.
No hay días de vino y rosas sin borracheras ni espinas, pero eso pertenece al futuro.
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No hay peligro mayor ni más cierto que la muerte. Seamos, pues, valientes y disfrutemos cuanto podamos.
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La verborrea del mirlo llena de rumores los jardines.
6 comentarios:
Qué susto me he llevado cuando he empezado a leer lo del mirlo. Creí que te ibas a poner en plan oráculo.
Abrazos acojonados.
Sí, home, lo mismito es un mirlo que un mojino...
Monsieur Ridao:
No entiendo cómo de la crueldad se puede llegar a la felicidad.
¡Explíquemelo usté, señor maeeeestro!
Salu2 mírlicos.
No sabía yo que la musa de Dante, de Shakespeare, de Virgilio, de Homero, de Safo o Catulo o Villon o Keats o tantos otros, fuera ciega y sorda. De ser así, les admiro todavía más de lo muchísimo que ya les admiraba.
Dyhego: la felicidad se hace cruel en la añoranza del futuro. ¡Toma ya!
Ya ves, Gatoflauta, estas musas no necesitaban recibir, todo lo que hacían era dar. Los poetas ni las veían.
Abrazos sentenciosos.
¡Ave María Purísima!
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