No hay pastilla para este dolor. Ni terapia. Ni remedio. No es dolor, es vacío, es pérdida inapelable. No hay descanso tampoco. Los recuerdos dulces se hacen amargos. Y duelen. Y no importa que pase el tiempo, como me decían. Si acaso lo acrecienta, porque estoy más lejos de la dicha. Quizás no es bueno haber sido tan feliz. No lo sé. Hace tiempo que ya no sé nada.
Cuatro observaciones (y tres preguntas) sobre el nuevo índice de referencia
para la actualización del alquiler de vivienda
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Por Jordi Galí (CREI, UPF y BSE) El coste de la vivienda se ha convertido
en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, especialmente
entre l...
Hace 10 horas