No hay pastilla para este dolor. Ni terapia. Ni remedio. No es dolor, es vacío, es pérdida inapelable. No hay descanso tampoco. Los recuerdos dulces se hacen amargos. Y duelen. Y no importa que pase el tiempo, como me decían. Si acaso lo acrecienta, porque estoy más lejos de la dicha. Quizás no es bueno haber sido tan feliz. No lo sé. Hace tiempo que ya no sé nada.
Los españUElitos, víctimas dilectas de los desmanes partidocráticos y del
nuevo orden belicista
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Rodrigo Rato firma un artículo (en cuyo pie se lo presenta como
"exvicepresidente del gobierno y director gerente del FMI") donde defiende
los nuevos...
Hace 5 horas
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