De vez en cuando cogías tu guitarra junto a la chimenea y los trémolos brotaban como por encanto. Y me mirabas de hito en hito. Y al final me sonreías. Y simplemente así éramos felices. Nadie ha vuelto a coger esa guitarra que tú tocabas ya de niña. Descansa apoyada en un rincón del salón de Alájar, junto con otra que era mía pero jamás aprendí a tocar, esperando unas manos que ya nunca la acariciarán, y yo esperando una sonrisa y unos ojos dulces que sólo subsisten en mi recuerdo.
No tienen donde agarrarse
-
*Ángel de la Sonrisa. Catedral de Reims, fachada oeste*
Todo se les viene encima, hasta lo más inesperado y luego dicen: "no lo
sospechaba".
El empuje ...
Hace 18 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario