Desde hace un tiempo estoy decidido a dejarme llevar en mis
lecturas por las recomendaciones de gente de fiar, que generalmente se refieren
a libros cuyos autores llevan muertos al menos medio siglo. Es el caso de Cyril
Connolly y su lista de cien libros clave del movimiento moderno, todo un filón,
con la ventaja de que se pueden encontrar muchos de ellos gratis (y legalmente)
en internet, por ejemplo en la página del proyecto Gutenberg. Acabo de terminar
Memoirs of my Dead Life, de George
Moore, una verdadera delicia. Se trata de un libro inclasificable, dividido en
trece capítulos a modo de relatos independientes, pero que en realidad no son
capítulos, ni relatos propiamente dichos, sino pinceladas trazadas de modo
magistral por el escritor irlandés referidas a sus propias experiencias
vitales, sus viajes, su modo de entender la estética, la poesía, la vida en
definitiva, y todo ello en una prosa evocadora, trufada de una rara belleza. Estamos
ante la obra de un hombre culto, refinado y, sobre todo, inteligente, que
muchas veces nos hace sonreír y casi siempre nos mueve a la reflexión: “Mirth
is enchanting only when the source of it is the intelligence. Vacuous laughter
is the most tiresome of things” (La risa
es encantadora sólo cuando nace de la inteligencia. Las carcajadas vacías son
la cosa más tediosa). A Moore debo la observación más aguda sobre la
utilidad de la religión para el hombre moderno:
“Some fruits are better dried than fresh; religion is such a one, and
religion, when nothing is left of it but the pleasant, familiar habit, may be defended, for were it not for
our habits life would be unrecorded, it would be all on the flat, as we would
say if we were talking about a picture without perspective” (Algunas frutas son mucho mejores desecadas
que frescas; la religion es una de ellas, y, cuando no queda más que el hábito
agradable y familiar, puede ser defendida, porque si no fuera por nuestros
hábitos no quedaría registro de la vida, todo resultaría plano, como diríamos
al hablar de un cuadro sin perspectiva”. O esta observación sobre la
naturaleza y el amor: “Birds understand love better than all animals, except man”. Todo el libro es una sucesión de
impresiones profundas, un alarde de inteligencia sencillo y sin complejos, un
reto a la moral victoriana que crucificó a Moore por su atrevimiento, pero que
nos llega hoy fresco, mucho más moderno que las obras de nuestros
contemporáneos.
Imagen: Retrato de George Moore por Edouard Manet (1879).
3 comentarios:
Ya veo que aprovecha usté el verano, monsieur Ridao.
Salu2 a la espera de que se prodigue usté un poco más.
He mirado en Amazón kindle pero no hay nada del hombre éste en español, así que, me quedaré con los párrafos que has traducido.
Salu2, Monsieur Ridao.
Aprovecho más bien poco, Dyhego, pero bueno...
El libro de Moore está traducido al español, pero descatalogado. Es una edición argentina del 49. Se puede comprar en Iberlibro, pero hay taaaantas cosas en que gastar el pooooco dinero que tenemos...
Un abrazo pródigo.
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