Escribo estos apuntes para que los lean otros, que en el fondo soy yo mismo.
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Bienaventurados los que sufren, porque serán consolados. Mateo 4-6. Y digo yo: el que no se consuela es porque no quiere.
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Mata el tiempo en silencio, muy poco a poco, y tememos cualquier peligro menos ese.
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Aún estaba aquí Alájar, el canto de los pájaros, el viento, el silencio y la noche oscura. Llevaba tres años buscándolo sin encontrarlo.
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No tengo más remedio que aprender a prescindir de casi todo el mundo, me voy volviendo invisible.
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Y a la vez una luz dentro de mí brilla sin pausa, y unos pocos, casi nadie, a veces ni yo mismo, la ven agrandada cuando se asoman al abismo.
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