lunes, 29 de septiembre de 2014

The not so Waste Land


…si lunga tratta
di gente, ch’io non avrei mai creduto
che morte tanta n’avesse disfatta.
Dante : Inferno, Canto I

El cadáver plantado por Stetson ha comenzado a florecer.
La Muerte, que a tantos ha deshecho,
no es más que un Sísifo arrogante e inútil.
I will show you fear in a handful of dust.
Y yo te enseñaré la luz
a través de un bosquecillo calcinado
en el infierno de los campos de Flandes.

domingo, 28 de septiembre de 2014

La vieja Castilla de Gaziel



Agustí Calvet Pascual, más conocido como Gaziel, emprende un viaje por tierras castellanas en mayo de 1953, y en 1962 publica en catalán la crónica Castella endins, traducida al español como Castilla adentro, maravilloso testimonio de un mundo del que seis decenios después no quedan ni las cenizas. Dejo aparte expresamente el penetrante prólogo, de plena actualidad, en el que el autor expone con clarividencia sus ideas sobre la historia de Cataluña y sus pretensiones autonómicas, y me centro en la prosa de este periodista y escritor nacido en San Feliú de Guixols, catalán como el que más, español como el que más, que desentraña el alma milenaria de los tipos humanos y los viejos paisajes castellanos con una maestría que ya nadie tiene, porque entre otras cosas resultaría anacrónica. La obra de Gaziel tiene el sabor de Julio Camba, la inteligencia de Chaves Nogales y yo diría que el arte del mejor Azorín, llevándonos de la mano en unos itinerarios que no tienen nada de especial, salvo que están habitados por seres antiquísimos, hechos de la misma tierra pobre en la que han malvivido durante innúmeras generaciones, por caminos y carreteras en las que los escasos vehículos a motor traquetean solitarios entre arrieros y caminantes, en un mundo perdido hoy irremisiblemente, tan rápido que da vértigo mirar hacia atrás, y no digo ya vislumbrar el futuro. Un libro imprescindible, en mi modesta opinión.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Impresiones parisinas



- A los descendientes de los galos les quedan dos telediarios siendo mayoría en la capital de Francia.

 - La Torre Eiffel impresiona mucho más que en la fotos. Esa misma torre la ponen en Sevilla sin vigilancia y los chatarreros de Torreblanca la desguazan y la venden en los polínganos en un par de días con sus carritos del Hipercor.

- El sarcófago de Napoleón tiene toda la pinta de una caja de limpiar zapatos. Además, nunca he entendido la coba que se le da a ese megalómano asesino en pleno siglo XXI.

- Un mojón muy grande para los jardines de las Tullerías. No he visto cosa más sosa y polvorienta a la que llamen jardín en ningún otro sitio.

 - Lo que sí es un gran invento es la costumbre de dejar en los parques cientos de sillas y hamacas a disposición de los paseantes, para tomarse cómodamente una de esas asquerosas baguettes secas que venden en los kioscos a cinco euros y despatarrarse en condiciones. Volvemos a lo mismo: en Sevilla acabarían en los patios particulares en un abrir y cerrar de ojos.

- Será un problema de raza, pero a la típica parisina rubia de ojos claros le faltan un buen par de argumentos para convencer del todo a un macho ibérico acostumbrado a otras contundencias.

- La flota de bateaux mouches se reduciría a una cuarta parte si en el mundo no hubiera chinos.

- Los recepcionistas de los hoteles se dan aires de ministros sin cartera.

- Al pasear por París tenía la sensación de ir por un territorio familiar: era como dar un paseo por Sevilla pero a escala 10:1. Supongo que en ello ha tenido que ver que cuatro horas antes de estar junto al Arco del Triunfo me encontraba plácidamente durmiendo en mi cama sevillana. Así no hay quien se imbuya de un espíritu aventurero.

- París huele a mantequilla caliente.

- En Montmartre, ni rastro del ambiente bohemio. Si Verlaine levantara la cabeza se marcharía a África a buscar a Rimbaud.

- Los Van Gogh del museo d'Orsay son igualitos a como salen en las fotos. Da la impresión de que forman parte del ajuar de uno.

- Me llamarán cateto, pero tampoco es para tanto París: una gran ciudad como muchas otras, monumental, eso sí, pero sus mejores edificios no suelen pasar de los doscientos años. Es como Sevilla pero a lo bestia y sin encanto: sin duda lo tuvo antaño, pero se lo ha llevado el turismo.

Imagen: Turista haciendo el gilipollas en el museo Rodin.

jueves, 28 de agosto de 2014

James Fenton: A German Requiem


No es lo que construyeron. Es lo que derribaron.
No son las casas. Son los espacios entre las casas.
No son las calles que existen. Son las calles que ya no existen.
No son los recuerdos que te persiguen.
No es lo que has escrito.
Es lo que has olvidado, lo que debes olvidar.
Lo que debes seguir olvidando toda tu vida.
Y con suerte el olvido alumbrará un ritual.
Descubrirás que no estás sola en el empeño.
Ayer los mismos muebles parecían reprocharte.
Hoy ocupas tu lugar en el “Autobús de las viudas”.

*

El coche espera en la puerta del sur
Para llevarte a la ciudad de tus ancestros
Que se alza en la colina de enfrente, de ladera resplandeciente,
Tan vívida como esta plaza encantadora, tu hogar.
¿Te da vergüenza? Debería darte. Es casi como una boda,
El modo en que sujetas tus flores y das un tironcito al velo. Oh,
Las novias odiosas, es natural que estés resentida
Solo un poco, este primer día.
Pero eso pasará, y el cementerio no está lejos.
Aquí llega el conductor, tirando un palillo a la alcantarilla,
Su lengua aún hurgando entre sus dientes.
Mira, no te ha prestado atención. Nadie te ha prestado atención.
Pasará, jovencita, pasará.

*

Cuánto conforta, una o dos veces al año,
Reunirse y olvidar los viejos tiempos.
Y en esos días especiales, damas y caballeros,
Cuando las camisas almidonadas se reúnen junto a la tumba
Y un chaleco lascivo se aproxima al estrado.
Es como un pacto solemne entre los supervivientes.
El alcalde ha firmado en nombre de la francmasonería.
El cura lo ha sellado en nombre de todo el resto.
No se necesita decir nada más, y es mejor así-

*

Lo mejor para la viuda, que no viva con el miedo de la sorpresa,
Lo mejor para el joven, que se mueva con libertad entre los armarios,
Lo mejor que esas figuras dobladas que revolotean entre las tumbas
Cuidando las luces nocturnas y reponiendo los crisantemos
No son fantasmas,
Que ellas se irán a casa.
El autobús está esperando, y en los bancales de arriba
Los trabajadores están desmontando las casas de los muertos.

*

Pero cuando tantos habían muerto, tantos y a tal velocidad,
No había ciudades esperando para las víctimas.
Desatornillaron las placas con el nombre de los portales destrozados
Y se las llevaron con los ataúdes.
Así las plazas y los parques se llenaron con la elocuencia de jóvenes cementerios:
El olor a tierra fresca, las cruces improvisadas
Y las direcciones imposibles en latón y esmalte.

*

'Doctor Gliedschirm, especialista en la piel, operaciones de 14 a 16 horas o pedir cita.'
El profesor Sarnagel fue enterrado aquí con cuatro títulos, dos colegiaciones
E instrucciones a los tenderos para usar la puerta trasera.
La tumba de tu tío te informó que vivía en el tercer piso, izquierda.
Te pedían que llamaras, y él bajaría en el ascensor
Para quien necesitara una llave...

*

Bajaría, bajaría siempre
Con una sonrisa acuosa, y nunca con mucho que decir.
Cómo se encogió a lo largo de los años.
Cómo te destacabas por encima de él en la estrecha jaula.
Cómo se encoge ahora...

*

Pero mira. ¿La pena debe tener su término? También la culpa, entonces.
Y parece que no hay límite a la iniciativa del recuerdo.
Para que un hombre pudiera decir y pensar:
Cuando el mundo estaba en lo más oscuro,
Cuando las alas negras pasaban por encima de los tejados,
(¿Y quién puede adivinar Sus intenciones?) incluso entonces
Hubo siempre, siempre, un fuego en este hogar.
¿Ves ese armario? ¡El escondrijo de un cura!
Y en ese trastero se han alojado y alimentado generaciones enteras.
¡Oh, si yo empezara, si empezara a contarte
La mitad, un cuarto, una mínima fracción de lo que ocurrió!

*

Su esposa asiente, y una sonrisa secreta,
Como una brisa con fuerza suficiente para llevar una hoja seca
sobre dos adoquines, pasa de una silla a otra.
Incluso el que pregunta queda subyugado.
Olvida proseguir con el asunto.
No es lo que quiere saber.
Es lo que quiere no saber.
No es lo que dicen.
Es lo que no dicen. 






It is not what they built. It is what they knocked down.
It is not the houses. It is the spaces in between the houses.
It is not the streets that exist. It is the streets that no longer exist.
It is not your memories which haunt you.
It is not what you have written down.
It is what you have forgotten, what you must forget.
What you must go on forgetting all your life.
And with any luck oblivion should discover a ritual.
You will find out that you are not alone in the enterprise.
Yesterday the very furniture seemed to reproach you.
Today you take your place in the Widow's Shuttle.

*

The bus is waiting at the southern gate
To take you to the city of your ancestors
Which stands on the hill opposite, with gleaming pediments,
As vivid as this charming square, your home.
Are you shy? You should be. It is almost like a wedding,
The way you clasp your flowers and give a little tug at your veil. Oh,
The hideous bridesmaids, it is natural that you should resent them
Just a little, on this first day.
But that will pass, and the cemetery is not far.
Here comes the driver, flicking a toothpick into the gutter,
His tongue still searching between his teeth.
See, he has not noticed you. No one has noticed you.
It will pass, young lady, it will pass.

*

How comforting it is, once or twice a year,
To get together and forget the old times.
As on those special days, ladies and gentlemen,
When the boiled shirts gather at the graveside
And a leering waistcoast approaches the rostrum.
It is like a solemn pact between the survivors.
They mayor has signed it on behalf of the freemasonry.
The priest has sealed it on behalf of all the rest.
Nothing more need be said, and it is better that way-

*

The better for the widow, that she should not live in fear of surprise,
The better for the young man, that he should move at liberty between the armchairs,
The better that these bent figures who flutter among the graves
Tending the nightlights and replacing the chrysanthemums
Are not ghosts,
That they shall go home.
The bus is waiting, and on the upper terraces
The workmen are dismantling the houses of the dead.

*

But when so many had died, so many and at such speed,
There were no cities waiting for the victims.
They unscrewed the name-plates from the shattered doorways
And carried them away with the coffins.
So the squares and parks were filled with the eloquence of young cemeteries:
The smell of fresh earth, the improvised crosses
And all the impossible directions in brass and enamel.

*

'Doctor Gliedschirm, skin specialist, surgeries 14-16 hours or by appointment.'
Professor Sarnagel was buried with four degrees, two associate memberships
And instructions to tradesmen to use the back entrance.
Your uncle's grave informed you that he lived in the third floor, left.
You were asked please to ring, and he would come down in the lift
To which one needed a key...

*

Would come down, would ever come down
With a smile like thin gruel, and never too much to say.
How he shrank through the years.
How you towered over him in the narrow cage.
How he shrinks now...

*

But come. Grief must have its term? Guilt too, then.
And it seems there is no limit to the resourcefulness of recollection.
So that a man might say and think:
When the world was at its darkest,
When the black wings passed over the rooftops,
(And who can divine His purposes?) even then
There was always, always a fire in this hearth.
You see this cupboard? A priest-hole!
And in that lumber-room whole generations have been housed and fed.
Oh, if I were to begin, if I were to begin to tell you
The half, the quarter, a mere smattering of what we went through!

*

His wife nods, and a secret smile,
Like a breeze with enough strength to carry one dry leaf
Over two pavingstones, passes from chair to chair.
Even the enquirer is charmed.
He forgets to pursue the point.
It is not what he wants to know.
It is what he wants not to know.
It is not what they say.
It is what they do not say.

viernes, 8 de agosto de 2014

La decadencia de la escritura


Leo mucho últimamente la obra, especialmente memorias, de escritores del siglo XX que tuvieron una vida azarosa, zarandeada por los acontecimientos que desgarraron Europa y el mundo, especialmente las dos grandes guerras, y no me abandona la sensación en todo momento de que así era muy fácil escribir, o al menos tenían una gran parte ganada, que es la materia prima, las vivencias de las que mana la obra de todo artista. Me hallo ahora inmerso en las memorias de Elías Canetti, judío sefardí cuya lengua materna era el ladino, nacido en una pequeña ciudad búlgara a orillas del Danubio, entonces del imperio otomano, que de niño se mudó a Manchester e hizo suya la lengua inglesa, reforzada por la lectura de Shakespeare con su madre, entusiasta del teatro, pero al poco tiempo, y ante la muerte de su padre, se trasladó a Viena, aprendiendo el alemán (que fue la lengua en que realizó su obra) en tres meses por boca de su madre durante una estancia en Lausana antes de ingresar en la escuela para, ya en plena Primera Guerra Mundial emigrar a Zurich… y eso con sólo doce años, lo que tuvo que vivir aún ese hombre, bueno y malo pero vida, no como el sesteo indolente a que nos entregamos en los llamados países civilizados desde hace setenta años… Ahora las vivencias se buscan de manera deliberada, no son fruto de los acontecimientos, y la adrenalina es prefabricada en expediciones al Himalaya o mediante retos absurdos por ver quién cruza a nado un océano o come más hamburguesas sin que le reviente el estómago. Alguien dijo una vez que tras el Holocausto la literatura había perdido sentido, pero el horror despertó la conciencia de muchos y, si no se escribe igual de bien que antes no es porque se haya llegado a la frontera, sino porque todas las fronteras han sido cruzadas y ante el hombre se extiende una inmensa llanura monótona y descarnada. 

martes, 5 de agosto de 2014

Aforismos literarios


1. Un verdadero escritor no debe pretender ganarse la vida con su arte, pues en ese caso acabará vendiéndose.

2. Si un artista no tiene la fortuna de ser rico deberá conformarse con el tiempo que le sobre de su trabajo más o menos decente, alejado de las letras para evitar contaminaciones.

3. Ya pasó el tiempo de los genios bohemios.

4. Los derechos de autor tienen una importancia muy relativa en las obras maestras, al menos para el autor, no así para sus herederos.

5. El peligro de la cultura gratuita no es su desaparición, sino su desprecio.

6. Los grandes escritores nunca se mueven por dinero, sino por vanidad.

7. El auténtico sabio opta por el silencio.

8. El auténtico genio está condenado a la infelicidad.

9. No hay nada más estúpido que la originalidad deliberada.

10. La literatura no es una terapia, sino un refugio.


sábado, 2 de agosto de 2014

Laurence Bynion: For the Fallen


Poema publicado en septiembre de 1914, apenas un mes después del comienzo de la Gran Guerra, a las puertas del horror que se avecinaba.

Orgullosa, como una madre con sus hijos,
Llora Inglaterra a sus muertos al otro lado del mar.
Ellos fueron carne de su carne, espíritu de su espíritu,
Caídos por la causa de la libertad.
Los tambores solemnes emocionan: la Muerte augusta y regia
Eleva su lamento hacia las esferas inmortales.
Hay música en medio de la desolación
Y una gloria que brilla por encima de nuestras lágrimas.
Ellos fueron entre cánticos a la batalla, eran jóvenes,
Con sus  miembros rectos, la mirada confiada, firmes y radiantes.
Aguantaron inconmovibles hasta el final con todo en su contra,
Cayeron con su rostro vuelto al enemigo.
Ellos no envejecerán, como envejecemos los que quedamos:
El tiempo no los marchitará, ni los condenarán los años.
Cuando se ponga el sol en la mañana
Nosotros los recordaremos.
Ya no se mezclan con sus alegres camaradas;
Ya no se sientan a la mesa en el hogar familiar;
No toman parte en nuestras ocupaciones diarias;
Ellos duermen más allá de las olas de Inglaterra.


Pero allí donde están nuestros deseos y esperanzas profundas,
Como un manantial escondido a la vista,
Para el corazón más recóndito de su propia tierra son conocidos
Como la Noche conoce a las estrellas;
Como las estrellas que seguirán brillando cuando seamos polvo,
Marchando sobre las llanuras celestiales,
Como las estrellas que estrellean al llegar nuestra oscuridad,
Hasta el final, hasta el final ellos quedarán.


With proud thanksgiving, a mother for her children,
England mourns for her dead across the sea.
Flesh of her flesh they were, spirit of her spirit,
Fallen in the cause of the free.
Solemn the drums thrill: Death august and royal
Sings sorrow up into immortal spheres.
There is music in the midst of desolation
And a glory that shines upon our tears.
They went with songs to the battle, they were young,
Straight of limb, true of eye, steady and aglow.
They were staunch to the end against odds uncounted,
They fell with their faces to the foe.
They shall grow not old, as we that are left grow old:
Age shall not weary them, nor the years condemn.
At the going down of the sun and in the morning
We will remember them.
They mingle not with their laughing comrades again;
They sit no more at familiar tables of home;
They have no lot in our labour of the day-time;
They sleep beyond England's foam.
But where our desires are and our hopes profound,
Felt as a well-spring that is hidden from sight,
To the innermost heart of their own land they are known
As the stars are known to the Night;
As the stars that shall be bright when we are dust,
Moving in marches upon the heavenly plain,
As the stars that are starry in the time of our darkness,
To the end, to the end, they remain.

lunes, 9 de junio de 2014

Ridao el apóstata


Muy poco tiempo después de nacer, mis padres me inscribieron, con su mejor voluntad, en un club de gran tradición en nuestro país, condición indispensable para ser un ciudadano respetable en la España de la época. A medida que fui adquiriendo eso que llaman uso de razón, proceso en el que aún me hallo inmerso, me di cuenta de que mi flamante club no me gustaba mucho, al principio más que nada  porque me obligaba a acudir los domingos, debidamente endomingado, a unas reuniones donde un oficiante soltaba unas parrafadas ininteligibles que me llevaban al ensoñamiento más inocente, generalmente con los toboganes que esperaban fuera; además, debía dar la mano a unas personas que no conocía de nada, y muchas señoras emanaban un desagradable efluvio a perfume de sacristía reconcentrado. Tampoco es que aumentara mucho mi entusiasmo la educación recibida en el colegio, donde varios de mis profesores usaban sotana y chasca. No guardo mal recuerdo de ellos, nada tengo que reprocharles y se portaban con nosotros igual de bien o mal que sus compañeros que vestían pantalones, pero me seguían llevando a esas dichosas reuniones por la tarde antes de entrar a clase, con lo bien que se estaba jugando a las canicas. Así fue pasando el tiempo, mi razón fue estando cada vez más para mi uso y disfrute, y decidí dejar de acudir a las reuniones en la medida de lo posible. Aunque veía buenas intenciones en el fundador histórico de mi club, no lo tenía tan claro en cuanto a sus continuadores, y me empezaron a mosquear muchas cosas que mi razón cada vez más madura me revelaba. Además, qué caramba, yo siempre he sido tremendamente individualista y escéptico, y las sectas me dan yuyu, así que hace poco me planteé que, aunque muchos me dicen que no me estorba y no hace ningún daño, sería conveniente y, sobre todo, honesto, salir del club que ha tenido el honor de contarme entre sus miembros durante tantos años. Pero, ¡oh sorpresa! —con la secta hemos topado—, he descubierto que en este club resulta muchísimo más sencillo entrar que salir. Parece que tengo que mandar cartas, visitar gerifaltes, rellenar formularios, pedir documentos, aflojar algo de guita, acudir a entrevistas, escuchar de viva voz los privilegios que voy a perder, y claro, no ando yo muy sobrado de tiempo, ni de ganas, ni de humildad, y se me ha ocurrido dar fe pública por medio de este blog:

A todos los que me leyeren: pastores, ovejas, corderos, terratenientes y demás miembros de la comunidad, declaro que me borro del rebaño. Sé qué os va a ir igual de bien sin mí, o incluso mejor, y yo, la verdad, aunque no os guardo rencor, me quedo más tranquilo.

P.S. Enseguida iba a poder escribir yo esto en el siglo XVI...

domingo, 8 de junio de 2014

María la Burra




Y si el otro día hablábamos del tío Gregorio el Borrico hoy quiero traer a su hija María, que desde que nació ya tenía el apodo más que cantado. Flamenca y gitana por los cuatro costados, demuestra en esta grabación que no hace falta tener unas facultades portentosas para cantar flamenco y poner los pelos de punta. Arte, compás, tradición, pureza, ahí queda ese cante por soleares, que impresiona por lo hondo, cante primitivo, esencia de un pueblo errante. Y qué jechuras las de María, y las del niño Jero, que le acompaña a la guitarra, y otra leyenda gitana entonces joven, José el de la Tomasa, genealogía viva del flamenco, haciendo de palmero de lujo. También están en el cuadro dos payos de excepción: la guitarrra muda de Manolo Franco dejando hablar a la del niño Jero, más curtida en estos envites, no en vano se templó acompañando al tío Borrico por las ventas jerezanas, y el añorado Chano Lobato, que se crió entre flamencos de Cádiz, payos y gitanos. Lo suyo eran las alegrías y los tangos, pero al oír a María por soleares no puede aguantarse de emoción.

No sé dónde estás ahora, María, si has acompañado ya al Borrico a cantar por celestiales, pero si aún estás con nosotros quisiera asistir a una fiesta con los tuyos, invisible, para dejaros cantar a gusto y enterarme por fin del misterio del compás de una soleá.

sábado, 7 de junio de 2014

Claustrofobia


Desde hace casi veinte años pertenezco a algún claustro de profesores, y este contacto tan continuado con un elemento patógeno ha ido agudizando una sensación extraña, leve al principio pero que ha ido adquiriendo una fuerza cada vez mayor, derivando en la actualidad en una auténtica claustrofobia difícil de ocultar y sobrellevar. No quiero que se me malinterprete: tomados individualmente mis compañeros de claustro son [casi] todos encantadores, especialmente los improbables lectores de este blog. El problema surge en la reunión, en la colectividad de la sala de profesores, donde el claustro se convierte en una masa informe que opina, corrige, intercambia experiencias, critica, se duele de su situación pero a la hora de la verdad se resigna y no resuelve nada, sólo hay unión en el supuesto infortunio, nunca en la acción; los elementos extraños ganan siempre la partida. Por eso me siento cada vez más una isla dentro de un archipiélago conquistado por el Imperio, agacho la cabeza y me dedico a corregir, y saludo a todos por educación con una sonrisa en la boca; procuro llevarme bien con mis compañeros, pero cuando salgo de ese claustro todos los días me voy con la sensación de haber abierto con alivio la puerta de un ascensor donde todos mirábamos al techo esperando con impaciencia el fin del viaje.

domingo, 1 de junio de 2014

Tío Borrico




Hubo un tiempo en que los flamencos se ganaban la vida no en festivales ni en bienales, sino cantando en las fiestas de los señores, y así podían dar de comer a todo su clan, y aún estaban agradecidos de las migajas que se les echaban, pero ellos a su vez no daban más que unas migajas de su arte, porque la esencia la regalaban en sus fiestas y bautizos, sin cobrar, cantando con el corazón y no por obligación, como decía el tío Gregorio, el Borrico de Jerez, de apodo contundente —¡qué borrico!, le dijeron una vez de joven al oír su rajo y potencia de voz—, padre de María la Burra, estirpe flamenca, gitana y pura, ¿o acaso no es lo mismo? Tiempos pasados de miseria y penurias, este hombre llevaba escrita su biografía en el rostro.

P.S. Por cierto que encuentro un más que razonable parecido entre nuestro personaje y cierto Lord inglés coetáneo suyo:



Salvado el barniz de la British Education, clavaítos. Hermanados, además, por la tendencia a izar la articulación húmero-cubital.

viernes, 30 de mayo de 2014

Ridaikus eróticos (versión bilingüe)


Buceando por Internet he encontrado una muestra de la refinadísima literatura erótica japonesa, esta vez en forma de haikus. Para facilitar la lectura al estudioso occidental he realizado una traducción lo más fiel posible al original, manteniendo incluso la conocida métrica 5-7-5. Espero que se entienda.
 



美しい女性
夢多くの分ごと
あなたの猫

ga-shi-wa-pi-si-ma
sue-nyo-ka-da-mi-nu-to
kon-tu-shu-mi-no


私を満足さ
あなたの藤山で
切腹自殺今

yo-me-a-ri-a
kon-tus-dos-fu-ji-ya-mas
el-ha-ra-ki-ri


今のところ
私のコックを取得
吸う吸う既に

ao-ra-mish-mi-to
sa-ka-me-la-kon-mi-mo
shu-pa-shu-pa-ya


jueves, 29 de mayo de 2014

Bach en Japón




Un puñado de músicos en Tokio, japoneses casi todos; no hace falta más para mostrar la grandeza del legado de Bach. La súplica desnuda, intemporal —Herr, unser Herrscher—, trasciende razas y religiones y se adentra en los sentimientos del ser humano, ahonda en su desamparo ante la grandeza de lo desconocido. Empequeñecidos por los pentagramas del maestro no nos queda sino aceptar con humildad nuestro destino, despojarnos de toda vanidad y disponernos a aprender de nuestros dones.

jueves, 15 de mayo de 2014

Consecuencias de cuatro años de lectura electrónica


Gracias a mi ya anciano ridáider:

1. Leo mucho más.

2. Escribo mucho menos.

3. No me gasto un pavo en libros.

4. Ahorro saliva.

5. No molesto a la parienta leyendo de noche.

6. Estoy cogiendo un nivelazo de inglés y francés.

7. Leo varios libros a la vez.

8. Leo muchos libros antiguos y pocos modernos.

9. He descubierto escritores sorprendentes.

10. Me importa un huevo la industria editorial.

sábado, 19 de abril de 2014

Apuntes (190): Teologías y caramelos


Aceptando que el cristianismo y el islam son herejías judías, no cabe duda de que el ateísmo es una herejía cristiana.

 ~

La religión no es más que un asidero ante lo desconocido.


~

En un futuro no muy lejano no habrá hombres, y sin embargo el sol seguirá calentando la Tierra, haciendo renacer las selvas entre los escombros, brillando en las aguas limpias. Y cuando en un tiempo inimaginable el astro por fin se apague, la vida no será mas que un recuerdo en la esencia divina de unos dioses que sólo existieron en la mente de aquellos seres insignificantes.

~

Todas las teologías del mundo caben en la lluvia interminable de una tarde de otoño en la playa de nuestra infancia.

~

No me pidas caramelos, pequeña, porque hoy los he dejado en casa, ya no sabía qué hacer cuando pasaba por tu lado, ni a dónde mirar para evitar tu mano suplicante. Los niños ya no piden caramelos, mis hijos los desprecian, y tú me haces volver la vista atrás, cruelmente, sin reparar en que esas horas ya no existen.