martes, 5 de febrero de 2013

William Blake: The Tyger


¡Tigre! ¡Tigre!, que ardiente brillas
en los bosques de la noche;
¿Qué mano u ojo inmortal
osó forjar tu terrible simetría?

¿En qué cielos o simas distantes 
quemó el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó aspirar?
¿Qué mano osó aferrar el fuego?

¿Y qué hombros, y qué destreza
pudo doblar los nervios de tu corazón?
Y cuando tu corazón empezó a latir,
¿Qué aterrada mano? ¿Y qué aterrados pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena? 
¿En qué horno estuvo tu cerebro?
¿Qué yunque? ¿Qué aterrado abrazo 
osó sujetar sus espantos de muerte? 

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas 
y empaparon el cielo con su llanto: 
¿Sonrió él al contemplar su obra?
¿Aquél que hizo al cordero te hizo a ti?

Tigre, tigre, que ardiente brillas 
en los bosques de la noche: 
¿Qué mano u ojo inmortal
osó forjar tu terrible simetría?




Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare seize the fire?

And what shoulder, & what art
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And watered heaven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?

5 comentarios:

Fernando Moral dijo...

Me gusta la traducción. No le falta el respeto al original y preserva sin alteración la simbología mística del poema.

En cuanto al dibujito... me temo que es del propio Blake,¿no? Pues un mojón para él. La última imagen de un tigre que se me puede venir a la cabeza leyendo el poema es la de ese asquerosillo felino indeterminado.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Fernando. Por lo visto De Quincey se refería a Blake como "El grabador loco". Mejor poeta que dibujante, pero también tiene su aquel. Inclasificable, diría yo.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Lo he leído con sumo gusto.

En cuanto a la entrada anterior: ¿osas desprestigiarnos a todos cuando todos sabemos que vas al paraíso de Alájar a blanquear?
Anda y anda.
Salu2.

Alonso CM dijo...

Espléndida traducción y espléndido poema. La fascinación por el tigre me recuerda algún relato de Borges que no alcanzo a recordar. Ya lo buscaré...

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Dyhego: te equivocas, allí se va a verdear, no te veas las plantaciones herbáceas que hay en el Calabacino. Como allí no entran ni las motos del Seprona...

Muchas gracias, Alonso. Fue precisamente Borges el que me puso tras la pista del tigre, en unos comentarios que hace sobre Blake en la transcripción de sus clases de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Está en un libro titulado "Borges profesor", que te recomiendo, y a Fernando, cómo no.

Abrazos aborgeados.