jueves, 11 de noviembre de 2010

Apuntes (XXXII): sueños y horas


Nunca, desde que comencé este diario, había estado tanto tiempo sin escribir un apunte. Lo que no escribí se perdió: los momentos son únicos, irrepetibles, para vivirlos y para contarlos.


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Mi espíritu se anima al escribir. Como decían los escritores costumbristas, se me alegran las pajarillas. Las pajarillas del alma, se entiende.

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Está muy manida la idea de que por la noche, al cerrar los ojos, ingresamos en el mundo de los sueños, tan real como el diurno, hasta el punto de no saber cuál de los dos es de verdad. Pero hay que ir más allá: si en el sueño soñamos que soñamos tendríamos un tercer y un cuarto mundo paralelo, y así hasta el infinito. Cada vez que soñamos abrimos una plataforma hacia otras vidas que se multiplican y escapan de nuestro control. ¿Y quién es capaz de afirmar que la nuestra de ahora es más verdadera que las otras? Además, siempre cabe la posibilidad de que estemos siendo soñados.

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Los viejos hábitos son saludables. Como yo nunca los he tenido, debo buscar la salud en otras partes.

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¿A quién se le ocurriría separar el tiempo en horas y minutos? Lo de los días sí lo entiendo, pues representan el ciclo natural entre la luz y la oscuridad. Pero las horas... nos creemos que hemos dominado el tiempo y es el tiempo quien nos ha dominado a nosotros, haciéndonos esclavos de un tic-tac caprichoso. Añoro, a pesar de no haberla vivido, la época en que no existían esas cadenas, si acaso un tañido de campanas de cuando en cuando que más que pesadumbre causaba dicha.

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Hay tal grado de refinamiento, se hila tan fino en la filosofía, que no pueden ser verdaderas sus conclusiones. La vida es caótica, como el universo, y no cabe en ninguna teoría.

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Las golondrinas de Bécquer nunca volverán, ninguna de ellas.

16 comentarios:

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Interesantes reflexiones.
Salu2.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Siguen discurriendo tus apuntes, José Miguel, por una vereda lúcida, abierta y luminosa.
Un abrazo, Javier.

Alejandro Muñoz dijo...

La espiral del sueño, ese juego de paralelismos o muñecas rusas que planteas, me traía a mal traer -si se me permite la redundante redundancia- cuando era pequeño. Ahora le doy menos vueltas a esas cosas. Los años me están volviendo más lineal.

Alejandro Muñoz dijo...

... pese a las sogas y los rizos.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

La espiral de los sueños es una constante en mis duermevelas.
¿Dónde estoy?, ¿qué es lo real? son preguntas que me aslatan muchas madrugadas.
¿Estaré loco?
Bienvenido de nuevo.

Ángeles dijo...

Si alguien me está soñando, por favor que me ordene la vida un poquito.
Un beso. Sr. Ridao

Muñoz Escasso dijo...

Gracias por volver Ridao. Nunca te lo había dicho pero me apetece decírtelo.
Tienes una habilidad admirable que es saber tratar correctamente a los intelectuales que por aquí pasean y a los mamarrachos que de vez en cuando nos damos una vuelta. Creo que se llama inteligencia emocional.Y es un bien escaso. Haces que todo el mundo se sienta cómodo.
A los apuntes:
1-Como los polvos que no echamos.
2-Como cuando echamos un polvo.
3-Yo creo que la última de Di caprio te ha afectado demasiado. A mi me pareció un coñazo.O eso o te has levantado muy cartesiano.
4-No es cierto.Yo solo conservo un viejo hábito desde los doce años.Durante tiempo , me contaron que algunos sostenían que podía desembocar en ceguera,(abusar del asunto, vamos).
5-a algún gilipoyas, sin duda.
6-Yo solo sé que no se nada, menos cuando estoy borracho.
7-a mi me pece un verso mu cursi ese de las putas golondrinas.será que no entiendo.

soylapaqui.com dijo...

Ridao,cariño si las golondrinas vinieran a mi ventana,yo salría que me las pelo,que mieooooooo.

mangeles dijo...

YO tengo un padre inválido....es como un niño....es verdad que estoy sola..soy una..pero aún siedo dos...4 crios..es..maravilloso...pero ...untrabajo tremendo.

SUERTE..y ORGANIZACIÓN..

TIO...si pones orden....trabajas 3 veces menos....
PIENSA COÑO...RIDAO...

BESOSSSSSMILLONES

Gregorio Luri dijo...

Pero no olvides el refinamiento que se retuerce el cuello a sí mismo precisamente para captar la complejidad. El caso más claro es el de Nietzsche, que sabía muy bien que toda linea recta es mentirosa, porque le verdad es curva.
Pero siguiendo este hilo tan interesante podemos sospechar también de la falsedad de todo refinamiento dramático. Los grandes escritores mienten. Y por mentir dicen la verdad. La gran literatura es una noble mentira... exactamente como la filosofía platónica.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Dyhego.

Y a ti, Javier. Espero seguir esa vereda.

Increíble, Álex. Pensaba que esas cosas sólo se pensaban de adulto. Fuiste precoz.

Gracias, Rafael. No creo que estés más loco que todos los que nos juntamos aquí.

Qué alegría, Ángeles. Cuánto tiempo. Yo tamién necesito eso del gran soñador.

Abrazos.

José Miguel Ridao dijo...

Me halagas, Escasso. O mejor, me elogias. Te diré mi secreto: soy el intelectual más mamarracho y el mamarracho más intelectual. ¡Qué gran diferencia entre los polvos que no echamos y las pajas que nos cascamos!

Paqui: a la mía sólo acuden murciélagos...

En eso estamos, mangeles. Críos a mí... ¡Disciplina castrense!

Bienvenido, D. Gregorio. Efectivamente, la verdad es curva, pero una curva muy muy retorcida, inalcanzable hasta para el superhombre. Y por supuesto, todos los escritores mienten, y no sólo Pessoa; éste es quien mejor lo vio. Un filósofo consecuente, consciente de la inabarcabilidad del alma y de la inexistencia de la verdad, aunque hasta este último planteamiento puede ser mentira. Yo veo el mundo como un conjunto de metiras entretejidas, pero igual me equivoco. ¡Uff! Me dedico a pensar cosas bellas. En la belleza sí creo ( en MI belleza).

Saludos embrollados.

Gregorio Luri dijo...

“La verdad es aquella clase de error sin la que una determinada especie de seres vivos no podrían vivir. El valor para la vida es lo que decide en última instancia”. (Nietzsche, "La voluntad de poder", III)

José Miguel Ridao dijo...

En esa línea, creo, está un pensamiento que expresé hace poco:
"Siempre hay algo más, la vida nunca se acaba. Por eso no existe la verdad, porque sería un punto muerto al que se llega por una vía de no retorno. La verdad sería el fin, y también el fin. Lo que llamamos verdad es un punto inalcanzable que se nos escapa cada vez que nos acercamos a él. Esa verdad ficticia es conveniente, pues nos hace movernos y apuntar a un blanco. Equivocado o no, eso nadie lo sabe, ni en realidad importa".

Nietzsche lo ha dicho de modo mucho más sintético. Pero... ¿por qué es un error? ¿Qué es un error?

Mery dijo...

A veces pienso también en esa concepción del tiempo a lo largo del día, en cómo debían asumirlo antiguamente: "nos vemos a la caída de la tarde", o "cuando cante el gallo salimos de viaje".
El mediodía, a mitad de mañana...
Todo ello nos suena ahora tan amplio que seríamos incapaces de esperar media hora bien medida.
Está claro que en otras épocas disfrutaban del día con una serenidad que ahora no tenemos.

Bellas reflexiones, José Miguel

José Miguel Ridao dijo...

Mery: cada vez estoy más convencido de que los antiguos eran mucho, mucho más sabios que nosotros.