jueves, 25 de noviembre de 2010

Apuntes (XXXVII): Escritura atávica. Vade retro, RAE


En el atavismo de la raza humana está escrita su extinción.


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Creo firmemente en el destino. Nuestra Historia es única, y no podemos hacer nada para cambiarla. Cada encrucijada que aparece en nuestro camino es un engaño para hacernos creer que somos libres, y cuanto más alardeamos de libertad y de rebeldía más ciegamente seguimos la senda que nos corresponde, avanzando inconsciente pero inexorablemente al encuentro de nuestro destino, que no es otro sino la muerte.

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Estoy tumbado tranquilamente y me elevo por encima mía, para contemplarme desde una altura de tres metros. Desde allí todo se ve distinto, no hace falta subir al espacio. Observo que ése que digo que soy yo no es tan yo como parece. En realidad es algo insignificante al lado de este ojo que todo lo ve y que se ha salido del cuerpo. Basta con que ese algo huya del cuerpo para que sólo quede un amasijo de huesos y carne, que se mueve inanimadamente.

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Hizo bien Rafael en tirar los libros: hay que perder el respeto a las cosas. El libro es la obra, no el papel. Si desaparece el papel la obra queda, aunque sólo sea en la mente de los lectores. Además, sé de buena tinta, valga la paradoja, que Mr. Google tiene copia de todo.

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Jamás me ha gustado hacerme fotografías. No me ha seducido la idea de plasmar recuerdos que disfrutaré más adelante. Nunca me ha gustado mirar atrás, ni siquiera con alegría, ni siquiera con nostalgia. Tengo suficiente con la nostalgia del futuro.

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Nunca me he llegado a reconocer en una fotografía: siempre he visto en mí a un extraño, y eso que me miro todos los días en el espejo y ahí no me sucede. El cambio de perspectiva, la pérdida del centro, el voyeurismo que es siempre el acto de contemplar una fotografía, disocia mi ser de mi imagen, y confiere a esta última una vida independiente.


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En nada cambian mi vida estos apuntes; incluso podrían resultar perjudiciales para mi felicidad, pero en cada momento uno hace lo que le apetece hacer, y no se para a pensar si es bueno o es malo. No digo todo lo que pienso, pero sí pienso todo lo que digo, a veces para intentar engañar a quien me lee, aunque en el fondo sólo me engaño a mí mismo: lo escrito siempre dice algo, mucho, del escritor.

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Pienso seguir escribiendo sólo como me enseñaron, aunque me quede solo.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

José Miguel, tu segundo apunte me ha hecho recordar una escena de Annie Hall, de Woody Allen!
http://www.youtube.com/watch?v=HQYT3Mu_sXM

Rafael Hidalgo dijo...

¿Qué fuerza inexorable ha movido tus dedos para escribir esta entrada?

¿Qué ley inexorable dicta tus palabras?

¿Seguro que la libertad no existe?

Hay muerte sí, pero el modo de enfrentarla no está escrito.

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
¿Me permite usted sugerirle una mejora sintáctica? En la frase:
"...y me elevo por encima mía", lo más correcto sería: "por encima de mí".
Son reflexiones muy interesantes.
Salu2.

Juanma dijo...

Coincidiendo con ese detallito que reseña Dyhego, vengo a decir que tampoco servidor sale en las fotografías y que creo, firmamente, en la fuerza extraordinaria del azar. La razón de ser del destino se haya en que debe estar escrito. Sólo tiene campo abonado, por tanto, en la literatura.

En fin, digo yo, que tampoco es que me importe mucho lo que yo digo.

Abrazos, querdio R.

J.

José Miguel Ridao dijo...

Sara: "Brooklyn is not expanding". ¡Genial! Vaya futuro que tiene ese niño, nunca mejor dicho...

Rafael: me ha movido la fuerza de la literatura, puede que de la búsqueda de la verdad, aunque ésta no existe (otra expeculación). Así me doy que pensar a mí mismo y a los demás, en un ejercicio ocioso y gratificante.

Tienes toda la razón, Dyhego. Muchas gracias; lo cambio.

Abrazos especulativos.

José Miguel Ridao dijo...

Te colaste, Juanma, y vienes a coincidir en parte con lo que acabo de comentar. La filosofía como literatura... Ojo, que entran por aquí muchos filósofos y nos van a lanzar una fatwa neoplatónica (es broma).

A. de J.M.

soylapaqui.com dijo...

Los que se elevan sobre si mismos,cariño,es que se han tomado algo,Ridao,no te eleves tanto y concentraté en otras elevaciones,del rae ni voy a escribir,ni se lo que es,hoy le doy la razón a la Bea,y a mi Rocío,como le gusta el arrebato,que es arrebataor,como ella,le dedico desde tu blog,y con permiso tuyo Ridao,la canción de el,mirando pa ti,que le va mucho a ella,ya que ayer fue el día de la mujer maltratada.Rocío sigue como eres,y no cambies,tu eres poderosa.

Mery dijo...

Yo tengo mis muchas dudas respecto al destino y cuánto de azar hay en nuestros caminos.
Si crees en el destino, José Miguel, deberías creer en Dios. Si no ¿quién ha escrito nuestra historia, inamovible?
Y ¿dónde está escrita y por qué?
¿Somos tan poca cosa y, sin embargo, tan importantes?
Uffff....metafísicam habemus.

Si, yo también creo que lo escrito dice mucho de quien escribe. En realidad cada acto dice mucho sobre la persona.

Un beso nocturno, en mi línea.

Bea. dijo...

Paqui mejor que te informes y hables del rae , a la Rocío no le hace falta recordar nada , sabe vivir sin sufrir.

Bea. dijo...

Paqui mejor que te informes y hables del rae , a la Rocío no le hace falta recordar nada , sabe vivir sin sufrir.

José Miguel Ridao dijo...

Ahí queda la dedicatoria, Paqui.

Mery: yo creo que se puede creer en el destino y dudar de la existencia de Dios. No sé cómo explicarlo, para mí son cosas distintas. No es que nadie escriba nuestra historia, sino que no podemos escaparnos de ella porque siempre estuvo ahí. Pero vamos, que no lo tengo claro. ¿Te extraña?

Dicho queda, Bea.

Abrazos.

Mery dijo...

Pues ahora que hay nuevos descubrimientos astronómicos, todo apunta a que el universo explota en big bang sucesivos, nace y muere cada X millones de años.
Así estaría explicada la idea de que nuestra historia está escrita...porque se repite.

Todo puede ser, quién sabe.
Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Y eso demostraría la resurrección de la tierra, o que la muerte no existe, pues todo es circular. Mery: lo que tenga que pasar que pase, que me estoy mareando.

Un beso.