Todos los poetas fingen, aunque no siempre, ni, como decía Pessoa, son conscientes muchas veces de ello. Cuanto más se quieren ocultar los sentimientos, mejor afloran en el poema. Acaso es mejor ser sincero, aun a costa de perder credibilidad.
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El alma no es patrimonio de los creyentes. Cualquiera puede intuir que hay algo en nosotros que no es material y nos anima, nunca mejor dicho. Ese algo no tiene por qué tener nada que ver con Dios; es tan real como nuestros brazos, como la vida misma. No lo vemos, pero lo sentimos. Lo que no está tan claro es si morirá con nosotros. Ahí sí qe interviene la fe.
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Lo malo de los apuntes en este diario es que no puedo fingir (o creer que finjo), como en la poesía, con lo que eso me alivia y me libera.
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La vuelta a la ciudad ha sido esta vez menos traumática, y la casa me ha acogido, si no con calor, con tibieza, señal de que vamos por el buen camino y estamos condenados a entendernos.
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Hay dos clases de profesores: los que hablan en los claustros y los que callan. Yo soy un miembro destacado del segundo grupo.
8 comentarios:
Monsieur RIDAO:
1. El dolor y el desamor dan más juego en la poesía que sus contrarios.
2. El alma es como la energía, que ni se crea ni se destruye, sino que se transforma (y no lo digo yo, que lo dice la Welén Stevan).
3. Escribir, aunque sea la lista de la compra, da una liberación (de que te acordarás de todo y no tendrás que volver al súper).
4. Nunca he sabido qué le ven los urbanitas a la ciudad...
5. Y un tercer grupo de profesores, los que fingen trabajar y están inmersos en sus bitácoras (ején, ején)
Salu2 "asentados" (siempre me ha hecho gracia esa palabra: asiento mercantil. Me imagino, no sé por qué, una de esas sillas de anea, bajitas, de los tiempos de catapún, con un agujero en medio, para que los zagales se sentaran a hacer sus cosas...)
El teólogo y filósofo francés, padre Graty, estudió largamente el asunto del alma. Y Julián Marías lo rescató en su téis doctoral.
Con quien seguro no se puede fingir en absoluto es con nuestra alma. No nos lo permite jamás.
Un abrazo
los claustros de profesores tienen que ser como las reuniones de una comunidad de vecinos pero de obligada asistencia... yo soy un miembro destacado de los que... ¿he dicho miembro destacado?...
afueraparte (cultismo)... dentro de mi política de comepollismo cero, soy reacio a comentar poemas y apuntes personales (salvo petición expresa y y)... pero después de tus últimas entradas y reunido conmigo mismo hemos acordado exonerarte del castañazo... sólo como medida cautelar, ojo...
Si un poema no es sincero, mejor que ni te molestes en fingir. La impostura se delata sola.
El alma, en algunas culturas antiguas, se localizaba en las tripas. No es mal sitio, me parece a mí, para ese intangible.
Pdta: Gracias, José Miguel, por tu comentario a mis "me acuerdos" para Lali.
Nos vemos por "esos andurriales".
Abrazo.
Elías
Si no hablas en los claustros, vivirás más, como diría W. Allen, y tendrás quizás mejores horarios.
Un abrazo.
Después de un cierto alejamiento del mundo bloggero, compruebo que la mayoría de los blog mantienen el mismo tono y entradas bastante reiterativas. En tu caso, la evolución en los últimos meses es llamtiva. Tus comentarios son cada vez más profundos y reflexivos. Espero que no estés tomando nada raro. Vigílate, Ridao.
La entrada es muy lírica. Me gusta.
Un abrazo
¡Pero qué dices, Dyhego! ¿Hay docentes que usan los medios TIC del centro en actividades privadas y manifiestamente subversivas? ¡Qué escándalo!
A mí no me deja tampoco, Mery, y mira que lo intento.
Miembro destacadísimo, eresmicruz. No te pongo un enlace por pudor. A mí, según quién lo haga, me gusta mucho el comepollismo. Tampoco te dejo enlace aquí, como comprenderás. Ve preparándote, que el fin de semana que viene las castañas están ya fuera de los erizos, y aplastadas en esa cuesta de Fuenteheridos al puerto de Alájar.
Abrazos aún escandalizados.
Gracias a ti por tu visita, Elías. Yo creo que a veces las imposturas dan lugar a una obra de arte.
Y que lo digas, tocayo. Y ya lo último, lo mejor, si nadie te dice nada, es faltar a los claustros.
Pues me has descubierto, Miradme. Me estoy jartando de absenta del bueno, alternándolo con cruzcampos fresquitas que me devuelven la cordura.
Abrezos absentistas (ya me gustaría a mí -ausentarme, no el absenta-).
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