sábado, 20 de agosto de 2011

Apuntes (123): Bostas


Hoy, romería de San Bartolomé en Alájar. Pintoresca, es bonito ver salir la comitiva desde la puerta de casa, a pesar de las bostas, oséase, cagajones con que siempre nos obsequian los brutos (los de abajo). Participar y hacer el camino, ya es otro cantar. Es de esas típicas cosas que se dice que hay que mamarlas desde pequeñito. Pues eso, que se vayan todos (los caballos) a mamarla....


Ignacio y Gonzalo contemplan enjaulados cómo las caballerías depositan sus óbolos.

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Y los bueyes: no existen animales más gordos. Y la cara de resignación que tienen siempre... El ojo de un buey es lo más parecido a un besugo manso puesto en una pecera. Sé que suena surrealista, pero es el único antídoto frente a un animal tan espantosamente doméstico.

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Y volviendo al regalito que nos han dejado los romeros en la puerta de casa, nos hemos llevado todo el día sorteando con asco esos diez kilos de material odorífero. Al final le hemos preguntado a una vecina que cómo podíamos quitar tal cantidad de emplaste, y nos ha mirado como si estuviéramos locos, asegurándonos que raro era que aún no nos lo hubieran robado, que es un abono de primera categoría. Dicho y hecho (yo no, la parienta). A ver qué tal resulta mañana el tomate diario que recolecta Miguel para el desayuno...

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Y volviendo ahora a la romería, caballos, muchos caballos, bastantes burros, algún mulo, bípedos también, y lo más gordo: los niñatos en una carriola motorizada con una música a un millón de decibelios, que hasta Gonzalo les ha pedido educadamente que bajaran el volumen. Una música nada apropiada, por cierto: uno asocia esto de las romerías con sevillanas, flautas rocieras, algo de flamenquito si eso... pero no una música pastillera. Será que los tiempos avanzan...

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Estoy viendo que con tanto avance, vamos a acabar metiéndonos otra vez en las cavernas de la Peña.

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