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Domingo playero
Desde muy temprano el domingo empiezan a llegar a la playa los señores y señoras domingueros y domingueras, ellos con sus mondongos y ellas con sus domingas. Se trata de un día especial en que la playa se viste de sombrillas multicolores, jaimas dignas del rey de Abisinia, suegras, cuñaos, neveras portátiles, tupergüeres, abuelitas, niños de todas las edades, y todos ellos distribuidos en clanes compuestos por varias familias que ocupan cientos de metros cuadrados impenetrables para los que no pertenecen al clan.
Desde muy pequeño me ha fascinado ese espectáculo dominguero, y lo he disfrutado desde mi aburrida sombrilla unifamiliar. Lo que más me llamaba la atención era la capacidad de esos sujetos para comer. Cuando yo llegaba a la playa a las once de la mañana estaban comiendo; me subía a las dos y seguían comiendo los tíos. Al bajar a las cuatro estaban liados con la tortilla de patatas, y a la hora del partido de fútbol en la arena mojada, a eso de las ocho y media de la tarde, la mayoría de ellos seguían con sus sombrillas desplegadas y las jaimas de paredes transparentes sin desmontar dando cuenta de los postres. ¡Venían a la playa a comer! Es algo que no me cabía en la cabeza; para eso que se quedaran en su casa, pero yo creo que lo que les gustaba era comer tortilla con arena, filetes empanados en arena, ensaladilla de arena, y así todo. Es una sensación que no se puede tener en la ciudad, donde es difícil conseguir tanta arena.
Y no digamos la bebida: cienes y cienes de litros de cerveza, y el agua ni la prueban. Como mucho tinto con casera. El truco para no emborracharse es ingerir ingentes cantidades de comida, que se “chupa” todo lo que beben. Así lucen esos barrigones, ellos y ellas. Hasta la hija postadolescente que suele acompañarles y retoza aburrida y rebozada en la arena está bien entradita en carnes.
Se pueden contar muchas más cosas de los entrañables domingueros: la abuelita que sientan en una silla y se queda allí inmóvil toda la jornada, como la abuela de Psicosis; las conversaciones de fútbol entre los cuñaos, los tatuajes cada vez más frecuentes incluso entre los señores bien entrados en años (¡cómo pasa el tiempo!), el despliegue de mesas plegables, que se juntan y parecen un tablao flamenco, y muchas otras cosas más que los hacen imprescindibles. Los domingos de playa no serían los mismos sin ellos.
21 comentarios:
Qué arte tienes, Ridao. Lo mejor, lo de la abuela de Psicosis. Podrías hacer una segunda parte con el florilegio de Jennifferes, Jessicas, Jhonattanes y otras delicias...
Un abrazo.
Me has hecho recordar el gusto de la tortilla de patatas y de los filetes empanados playeros de mi infancia, yo, que cada vez voy menos a la playa. Me siento como Proust con su magdalena. Magnífica descripción.
Un abrazo.
¡¡¡una sugerencia, una sugerencia, please !!!
¿No te inspirarán una entrada como merecen los cuñaos (o titos) sabelotodosobretodoloquehayaquesaberysiempretienenrazónyllevanlacontraria
¿Sabes, querdio mío? Es un coñazo poner cursivas.
Un abrazo a toda la familia.
Joder con las puñeteras cursivas: "cuñados (o titos) sabelotodosobretodoloquehayaquesaberysiempretienenrazónysiemprellevanlacontraria"
¡¡¡Joder!!! Cuñados (o titos) sabe lo todo sobre todo lo que haya que saber y siempre tienen la razón y siempre llevan la contraria.
Juro que no he bebido, aún. Al final salían todos bien. La estoy liando hoy, ¿no? Ya me callo.
Sin duda tu entrada es fiel reflejo de muchos domingos de mi infancia, ¡que recuerdos! ¡que pesadillas!.Por suerte hoy has podido sacarnos una sonrisa con ellos. Gracias.
Saludos y...aguante hombre que ya queda menos..
Creo que te falta el flotador hecho con la camara de rueda de tractor. Calurosos saludos
Por dios Ridao a que playas vas si yo me encuentro con esa fauna playera se me caen hasta las pestañas postizas,ja,jaja.
Una hermana mía vió cómo, en una playa de Huleva, llegaba una familia de similares características. Al rato encendieron un infiernillo y pusieron ¡una olla exprés a cocer!
No tardó en llegar la policía que les obligó a apagarlo, imagina el peligro de explosión , con gas y todo.
Bueno, la repanocha...
Ay, Ridao, esta descripción playera-dominguera me ha hecho despachurrar de la risa. Entre los viejos verdes de ayer (almejas incluidas) y toda la fauna de hoy, creo que la playa, de ahora en más, no será la misma. Por lo menos para mí :)
¡¡Geniaaaaal!!
Besotes enarenados.
Vaya,vaya,aquí si hay playa,¡como recuerdo yo esa playa de la Malagueta¡abarrotá!,los niños con sus calzoncillos de los domingos,las gordas de los bañadores negros,con las fiambreras llenas de tortillas,con su arena incluida,esas neveras,llenas de to,donde igual cabían las latas,que la barra el chope,los niños,las cuñas,el portero de tu bloque,el presidente de esta nuestra comunidad,ale,tos a comer,y a bañarse,las barrigas cerveceras,eso si que eran unas playas en condiciones,con sus moscas revoloteando por los filetes empanaos,y los niños desgachotinaos,gritando: queremos comé,vamo donde se ponga una playa así que se quiten toas las demás,como esas playas pijas del nikki beach,donde te cobran hasta 1.900 euros por una hamaca blanca radiante,con su sombrilla y su champán incluidos,y sin moscas ni ná.Eso si Ridao,si yo estoy sentá en la playa y se me pone al lao la abuela de psicosís,o el Anthony Perkín con el cuchillo,me lío a corré y n o paro hasta llegá a la nikki beach,aunque luego me tenga que escapar a hurtadillas por no poder pagar,y de paso ya que me estoy haciendo un poco delincuente,me meto en el hotel Villa Padierma,marbellí,uno de los 30 más lujosos del mundo,y eso que no soy ninguna pija,pero he de reconocer que allí estaría yo a las mil maravillas,así que admito donaciones del blog,pa mi veraneo de agosto,y no seais racanos,podeís mandar hasta cheques en blanco,yo a cambio desde mi atalaya pensaré en vosotros,en vuestra playa,bajo la sombrilla dominguera,con vuestras tortillas,vuestras moscas,las cuñás,en fin en tó,unma que es mú cumplía.
Un beso veraniego.
Como diría Borges:
Arena que resbala y que declina
Y,a punto de caer,se arremolina...
¡Muy bueno tu relato!
Un beso
Es usted un gran observador y retratista.Así pasa en muchas playas,y seguirá pasando,con tanta crisis...es más barato comer con arena... He tenido el placer de leerme su "Blogueína",me ha encantado.He disfrutado con los pensamientos de su hijo y esas blogerías tan ingeniosas.Muchas gracias.
Esos nombres se han pasado de moda, Julio. Ahora hay Saúles, Yólianes y similares.
Gracias, tocayo. Haces bien en ir poco.
Joder, Juanma. Muchas cursivitas y no sabes enjaretar tres palabras. Sí que lo saben todo. Es jartante.
Abrazosatodosajuanmatambién.
Ya me queda poco, Susana. Veo la sierra a la vuelta de la esquina.
Qué recuerdos, Naranjito. Hace siglos que no veo ese flotador. Yo me bañaba con uno.
Venga, Bea, que me han dicho que en Banús la fauna es peor.
Abrazos fauneros.
¡No me lo puedo creer, Mery! Desde luego, lo que no pase en la playa...
Me pregunto cómo será en las playas argentinas, Liliana.
Yo también me apunto a ese plan, Rocío, pero sin niños. Magnífico comentario-entrada.
Abrazos cincoestrelleros.
Grande, Borges. Gracias, Veridiana.
Agradezco sus palabras, anónimo. Mi hijo es un gran filósofo a su manera.
Abrazos.
Igual, José Miguel, en las playas argentinas, en las españolas y en todas las playas del mundo. Hay una fauna que es universal y que no se extingue por la caída de ningún meteorito gigante ni por una glaciación fulminante. Son algo así como las cucarachas playeras (con todo cariño, claro), jajajaja
Besotes.
Ya sabes que en Matalascañas existen profesionales tan avezados como los roteños. ¿Para cuando un campeonato mundial de domingueros? Ahí lo iban a tener claros los suizos si pretendieran ganarnos.
Vaya, Liliana, yo creía que era algo genuinamente ibérico. Has echado por tierra mi orgullo patrio.
Matalascañas es la meca, Álex. El Maracaná de los domingueros.
Abrazos.
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