lunes, 1 de agosto de 2011

Apuntes (121): Con papel de fumar


No por estar agradecido a alguien hay que tocarle las palmas y bailarle un zapateao cada vez que se mueve.


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Me contaba hace poco un amigo que en Sevilla los semáforos tienen ahora cuatro colores: verde, amarillo, rojo... y negro. Lo que puede parecer un chiste racista esconde una triste realidad: la de los inmigrantes que llegan a nuestro país y, en lugar de buscar trabajo, se apuntan a la sopa boba de vender pañuelos en los semáforos o, lo que es mucho peor, aparcar coches, en una actividad que nada aporta, y no es más que mendicidad camuflada, cuando no una clara coacción. Al menos aquí no tenemos (aún) disturbios raciales y guetos habitados por inadaptados sociales de otras culturas, pero o mucho me equivoco o ése es nuestro futuro como país "crisol", donde nadie dice ser racista.

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¡Halaaaa! ¡Ha dicho negro! ¡Y se ha metido con los pobres! ¡Será fascista...!

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Antes, un niño que aprendía a leer con tres años era un portento; hoy es un alumno inadaptado, susceptible de un diagnóstico de "sobredotación", que pone en peligro el normal desarrollo de las clases.

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En este país nadie tiene cojones de decir en público las verdades que suelta acodado en la barra de un bar. Pero claro, es que te linchan...

6 comentarios:

Liliana G. dijo...

Bueno... es preferible tocarle las palmas, Ridao, jajajaja

Por aquí también está el problema de los vendedores en los semáforos y de los cuidacoches o "trapitos" que se les dice, y es cierto, coaccionan, o se les da alguna moneda o te amenazan. Para crisol de razas, hay que venir por estos lares...

También es cierto lo de los niños superdotados, en lugar de ser un don es una desgracia, mi hijo mayor sufrió toda la primaria, el pequeño decía "mi maestra no me deja superarme".

Besos mil.

(Nuevamente estuve internada, José Miguel, pero ya estoy bien. Esto del estrés, de verdad es un espanto, te ataca cuando menos te das cuenta. Pienso seguir ganando.)

José Miguel Ridao dijo...

Vaya, Liliana, no sabía que teníais por allá problemas tan parecidos a los nuestros. No me consuelo, que soy superdotado (mariconada ;-). Ni palmas ni nada, Liliana, que hay quien hace favores porque busca que le bailen.

Siento tu recaída. ¡¡Mucho ánimo!! Manda el estrés a tomar por donde amargan los pepinos.

Rocío. dijo...

Pos yo que quieres que te diga,Ridao,como soy superdotá,desde que nací,pos venga a aplaudirme,que mala es la envidia y cuánto se minivalora la superdotación de personas intelectualmente válidas como yo,a vé si voy a acabá en un semáforo vendiendo pañuelos.
Bueno te dejo que se me acaban las vacaciones y estoy revolucioná,menos mal que mi superdotación de artillería pá viví me acompaña,hasta si me hiciera semaforera.
Un beso agostero.

José Miguel Ridao dijo...

Tú sigue viviendo, Rocío, que tienes mucho talento para eso. Ahora, que como trabajes igual que el año pasado, yendo a Alájar para Bolivú, vaya chollo de trabajo...

Er Tato dijo...

Tienes razón, Ridao. Yo ya he tenido que salir corriendo tres veces por decir demasiado alto lo que escribo en mi taberna. Y aquí sigo, corriéndome...

Hasta mi suegra, que apenas sabe leer la pobre -pero guisa unas codornices en salsa...-, me dice que me he vuelto un facha y he estropeado a su hija. Y todo porque de vez en cuando le digo que lo que pasa ahora, con Franco no pasaba... Me temo que no termina de captar mi guasa. Al final tendré que tocarle las palmas a Zapatero si quiero seguir comiendo esa gloria de codornices en salsa.

Un abrazo, so facha

José Miguel Ridao dijo...

Pero es que es verdad que no pasaba, Tato. Por ejemplo, el crimen de Palomares, el tío que se ha llevado por delante a tres gitanos harto de aguantar robos, amenazas y palizas. Con Franco la Guardia Civil infla a hostias al primer gitano que robe, y si es un payo pues también. La justicia es una mierda. Iba a decir que no soy fascista, pero entonces es justamente cuando te tachan de serlo. Que cada uno piense lo que le salga de ahí mismo, pero la justicia que tenemos es una mierda, y el buenismo una bomba de relojería.

Ea, con Dios.