Además de un grandísimo poeta Pessoa era un pensador extraordinariamente agudo, un superdotado capaz de bucear en su interior y extraer conclusiones asombrosas por su profundidad. Muchas veces es difícil seguir el hilo de sus escritos; hay que leerlos varias veces para captar su esencia, y aún así se nos escapan y los vemos desde una perspectiva diferente en cada lectura. Pessoa siempre sugiere algo nuevo; nunca se cansa uno de leerlo. Es un escritor poliédrico y genial.
En el Libro del desasosiego hay todo un mosaico de reflexiones, casi siempre introspectivas, a veces polémicas, otras sorprendentes, muchas de ellas tristes, confesiones íntimas de un ser de sensibilidad única, solitario, cuya cabeza nunca paraba de pensar, de indagar, aplicado a la escritura como un deber sagrado para recoger aunque fuera una parte infinitesimal de lo que se le venía a la cabeza, en su mayoría ideas inaprehensibles, que, como él decía, al sentarse a plasmarlas por escrito desaparecían como por ensalmo. Incluso en una obra tan filosófica como este libro aparece cada cierto tiempo el poeta:
"Todo me cansa, hasta lo que no me cansa. Mí alegría es tan dolorosa como mi dolor. Ojalá fuese un niño que echa barcos de papel en el estanque de una quinta con un dosel-rústico de entrelazamientos de emparrado que pone ajedreces de luz y sombra verde en los reflejos sombríos de la poca agua".
Ajedreces de luz y sombra para evitar el tedio, una constante en su vida. Poesía en medio de la angustia. Algunos poetas han bebido de estas fuentes, pero sólo los más grandes.
El profundo sosiego de las cosas
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En días de tribulación cuánto consuela la lectura de Séneca, el filósofo de
la serenidad, el autor, precisamente, de las "Consolaciones".
El primer auto...
Hace 5 horas
10 comentarios:
Su grandeza debe ser la recompensa por tanto sufrimiento.
Es preciosa la imagen de los ajedereces de luz y sombra.
Un abrazo. A ver si hoy, a las 20.30, los vecinos de Pessoa conseguimos conventir en poema los rostros de los vecinos de Rilke.
Pessoa fué el principal foco estético de la vanguarda portuguesa.
Un beso
Hermosa entrada, tocayo. El buen poeta hace de todo materia de su poesía.
Un abrazo.
Precisamente ahora estoy leyendo sus "Poemas últimos". Una maravilla.
¡¡¡TÚ COLEGA¡¡¡ QUE ESTAMOS EN UNA FINAL¡¡¡
Mi padre, sociata, ugetista, inválido, 77 tacos y futbolero ( y del Atlético MaDRID) ¡¡¡HA LLORADO¡¡¡
LA FINAL ,FINAL ,FINAL...
besitos
Eso no es recompensa, Álex: lo pasó igual de mal, y el reconocimiento le vino después de su muerte. Por otro lado, no creo que le hubiera gustado demasiado. Pusimos a los de Rilke mirando pa Gelves, ¿eh?
Así es, Veridiana.
Una gran frase, tocayo.
No me los he leído, Sara. Tomo nota.
Lágrimas de orgullo, mangeles. Que tiemble Holanda.
Abrazos.
Me recuerda ese poema de Manuel Machado: Mi pena es muy mala/porque es una pena/que yo no quisiera/que se me quitara.
Grandioso Pessoa y grandioso M.Machado.
Qué bien que nos traigas estos pensamientos por aquí.
Un beso
Muy bien traído M. Machado, Mery. Muchas gracias.
Excelente entrada, José Miguel. Pessoa siempre inspira.
Saludos.
Ya he visto que a ti también te ha inspirado Caeiro. Excelente el poema. Y tiene mérito tu puesta al día en mis dos meses de blog. Muchas gracias.
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