miércoles, 21 de julio de 2010

Fauna playera


El chuloplaya
: también llamado pecholobo, este espécimen es fácil de distinguir. Va ataviado con un bañador marking-paquete y jamás usa camiseta para poder lucir sus trabajados músculos. Si uno se fija detenidamente descubre que lleva una prótesis debajo del bañador. Normalmente es un calcetín enrollado, de ahí que jamás se bañe.

Los jartibles de las palas: estos sujetos o sujetas acuden a la playa exclusivamente para golpear una pelotita en un tuyamía que no tiene fin. Lo demás no les importa en absoluto. Ellos visten bañador de flores sin camiseta, y ellas bikini a juego con el bañador de su partenaire. Es especialmente interesante observar el vaivén de sus domingas cuando corren en pos de la pelota.

El dominguero cervecero: este sujeto llega a la playa, jinca el culo en el nylon y ya no hay quien lo mueva de allí. La silla se sitúa estratégicamente al lado de la neverita portátil, de la que extrae una a una las latas de Cruzcampo a una velocidad pasmosa. Normalmente actúa en compañía de uno o más cuñaos.

Las tías en top-less: se dividen en dos categorías: aquéllas que no se sabe cómo no tienen vergüenza de enseñar sus huevos fritos y las otras, que son las que interesan, que milagrosamente apuntan los pitones hacia arriba. Pueden ser con relleno o sin relleno, pero últimamente la silicona se va imponiendo.

Los niños-croquetas: tienen entre 7 y 12 años, algo entraditos en carnes, y dedican toda la jornada de playa a revolcarse en la arena cerca de la orilla, de modo que uno no sabe si está viendo un niño o una ortiguilla de Chipiona bien fritita.

La parejita de tortolitos: cuando llegan a la playa extienden su toalla –una sola- y se tumban en ella muy juntitos. Al poco tiempo comienzan las carantoñas y los besitos, y cuando la cosa se pone más seria él se coloca boca abajo y ella le da a él besitos en el cuello y en la orejita, y le susurra palabritas. Si nos fijamos detenidamente el cuerpo de él levita levemente a la altura del ombligo, como si una palanca hidráulica tirara de él hacia arriba. Nuestras sospechas se confirman cuando abandonan la playa bien entrada la tarde y comprobamos que en el lugar que él ocupaba parece que alguien ha clavado una sombrilla.

La parejita pornográfica: es una versión evolucionada de la anterior. Comienzan igual, pero pronto se dejan de tonterías. Ni besitos ni susurros. Él no se coloca bocabajo, sino bocarriba, y ella se abalanza rauda en lo alto, le mete la lengua hasta el colodrillo y permanecen así unos minutos. Después le mete mano disimuladamente, detalle que al buen observador no le pasa desapercibido, y el bultaco comienza a hincharse. En ese momento ella se sienta a horcajadas con una sonrisa picarona que él no puede corresponder, tan concentrado está en lo que pasa. Si no fuera por el bañador ella saldría disparada hacia arriba.

Los niñatos de la pelotita: suelen actuar en manadas de unos veinte individuos. Hacen unas porterías con montículos de arena y montan un partido de fútbol en menos que canta un gallo. Les súa la polla que haya gente paseando, o niños jugando, ellos a lo suyo. Se cuenta como gol tanto pasar la pelota entre los dos montículos como pegar un balonazo a una vieja en tor bebe. Alguna vez he tenido que retirar a mis retoños ante la visión de una pelota viniendo hacia ellos y quince tíos detrás en estampida, pero en el fondo los comprendo; no hace tanto que yo era uno de ellos.

El mirón playero: existen dos categorías: el que mira por vicio, que espera con fruición el momento de bajar a la playa para marcar a todas las tías que se le ponen a tiro, y el mirón por aburrimiento, como yo por ejemplo, que ante el coñazo que supone un día de playa se dedica a clasificar especímenes para su blog.

27 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡ La polla record !

Naranjito dijo...

Buena descripción de la distintas etapas por las que pasamos, perdón, pasan, los domingueros que vamos, quiero decir van, a la playa.

Alejandro Muñoz dijo...

Echo de menos a la abuela con bata y a la madre que chilla desde la orilla a los niños-cocretas.
Un abrazo playero, José Miguel.

maile dijo...

¿Ve usted señor Ridao por que yo puedo leer? Donde yo voy no hay de eso... ja ja... Quizas algun miron, pero ni le vi. ¡Y vaya lo que me importan!
Me temo que entro en un grupo que no describio usted...
La proxima vez pondre atencion y ya vere. O no.

Besos veraniegos señor Ridao.

Liliana G. dijo...

¡Por Dios (eso sí, el de Menéndez) Ridao! ¡Qué vuelta la tuya!
Por aquí estamos de madrugada, con un frío cuasi polar, pero tanto has traído tu playa que lograste que entrara en calor. Ojo, de la risa, jajajajaja

Y qué curioso, unos días atrás publiqué un pequeño cuento justamente sobre la playa y las manitas flojas de algunos :)

Besotes hasta las lágrimas, José Miguel... ¡Qué barbaridad! :)

Juanma dijo...

¿Economista? Me da a mí que eres todo un señor sociólogo. El vaivén de las domingas y el cervecero con sus cuñaos (un poco coña o moña estoy con las cursivas, ¿no?) son elementos tan imprescindibles como impagables.

Abrazos.

Fernando Moral dijo...

Entomólogo diría yo Juanma, sólo le queda meter a un especimen de cada en un frasco de formol (excepto a las de las tetas-huevos fritos, espero). Qué jartón de reír.

Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Javier: The cock in vinegar.

Los chuloplayas y las domingueras con domingas bamboleantes son incompatibles, Naranjito.

Esto da para más entradas, Álex.

Abrazos domingueantes.

José Miguel Ridao dijo...

Dime a qué playa vas, Maile, para comprarme un pisito.

Ya estamos como el año pasado, Liliana, envidiándote el frío. Vivimos en mundos opuestos que no se encuentran nunca, salvo quizá otoño-primavera.

Y dale con las cursivitas, Juanma. Voy a preguntar a Mr. Google cómo se hace.

Domingólogo más bien, Fernando. Huevos fritos en formol... ¡puagg!

Abrazos formólicos.

Juanma dijo...

lo siento, me salen solas, no lo puedo evitar

eres_mi_cruz dijo...

el vendedor de camarones es un clásico en vía de extinción... ahora existe la división acorazada de vendedores de polos y patatas, que siempre para sus panzers justo delante tuya porque ha reconocido tu cara de asco... se lleva diez minutos de ruido infernal echando humo en tu cara, por lo general, con la oruga pisando una de tus chanclas...

luego está el mirón intelectual (aka ridao)... que es aquel que se desvive por leer el título del libro que estás leyendo para encajonarte y ultrajarte inmisericorde...

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

No suelo ir a la playa, pero de ir me gustaría estar encuadrado en el grupo de los mirones viciosos.
Arriba los voyeur.
Un abrazo, pero sacúdete primero la arena que es mu desagradable.

Susana Terrados dijo...

Indudablemente aquí, en nuestras playas de Benidorm, tenemos de todos esos y unos pocos más. Gracias por las risas que nunca vienen mal.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Perfecta descripción del ecosistema playero. No falta ninguno.
Un abrazo.

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
¿Se ha olvidado usted del señor que tira el bote de cerveza a la arena, la abuela que deja el pañal del sobrino, el abuelo que escupe, la señora que tira la compresa usada, el tío que suelta el preservativo lleno...?
Hostias sagrás, qué asco de gente.
salu2

mangeles dijo...

jjejjeee....se te ha pasado la gorda bajo la sombrilla que no se mueve en todo el día, pero no deja ver el mar y a su alrededor se hace un gran vacio jejejejje jeje


Muy bueno...

Besos

veridiana dijo...

Y el que se masturba cuando te mira ?

Te lo pasaste muy bien con tanta gente jeje.

Un beso

Anónimo dijo...

Se le pasó el de las papas o los "pitachos" en Matalascañas;o el carrito de los dulces en Chipiona.Que manía de comé tiene la gente a todas horas...ah y los de los bolsos de "marca" por Marbella.Ala cada uno a lo suyo.Anónimoe

José Miguel Ridao dijo...

Cuando aprenda te vas a enterar, Juanma.

Es verdad, eresmicruz. He olvidado el patatero, el de los cangrejos, el de los camarones y el de los higos chumbos, que aquí voceaba: ¡¡Gordos higos!! Ahora es penoso, va un kiosko ambulante y en lugar de gritar tocan la campanilla.

Me acabo de duchar, Rafael. Ahí va ese abrazo.

Abrazos gordohigueros.

José Miguel Ridao dijo...

Mejor reírse, Susana, pero es para llorar.

Alguno seguro que falta, tocayo.

Por favor, don Dyhego. ¿A qué playa va usted? La mía es una playa decente.

Abrazos dignos.

José Miguel Ridao dijo...

La gorda es un clásico, mangeles.

Veridiana: ¿de verdad que lo hacen? Mirándome a mí seguro que no.

Es verdad, anónimo. Y el moro vendiendo transistores.

Abrazos más turbados que otras veces.

Mery dijo...

Insuperable.
A destacar lo del cervecero acompañado de uno o mas cuñados.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Mery. Los cuñaos son imprescindibles.

Un beso.

bambu222 dijo...

Esta esntrada me encanta, me he reido muchísimo, así es tal como lo cuentas, "bendito" verano, ¡qué ganas tengo que se acabe!, no sé si resistiré.Abrazo.Si estuviera en una playa desierta, seguro que si llegara alguien más se pondría justo a mi lado.

José Miguel Ridao dijo...

Ya queda menos, bambu. En Alájar acaba de caer un tormentón que no veas. Ya huele a otoño... Otro abrazo.

Anónimo dijo...

Me encanta...¿¿esto es normal que lo pongan en un examen??

Anónimo dijo...

Me encanta...¿¿esto es normal que lo pongan en un examen??