El momento del desayuno siempre ha sido mi preferido, un remanso de soledad vivificante donde ordeno mis pobres pensamientos o, al menos, los saco a pasear sin bozal.
La primavera ha llegado de golpe en pleno mes de febrero. No es una novedad en Sevilla, ni tampoco ese cosquilleo en el estómago que siento al oír el trino de los pájaros mientras el sol entra a chorros por la ventana. Sí que es una novedad esta vez la conciencia de mis sentidos, que otros años permanecían aletargados y apenas notaban el cambio repentino. Y no es un cambio para mejor, por desgracia, al menos por ahora.
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Lo más sorprendente del primer día de primavera es la luz, un manto transparente que adormece los hogares y despierta las calles y los campos.
Supone una esclavitud escribir un diario buscando siempre la estética, la profundidad, lo que inevitablemente le quita espontaneidad. Acabo de leer el Diario de Ana Frank -por cierto, en una horrible edición mejicana-, y su virtud es precisamente la frescura, aunque su éxito se deba por supuesto a las circunstancias en que fue escrito. El diario que estoy publicando en Internet es, en cierto modo, artificial, lo que no tiene por qué ser un defecto, pues se trata de un ejercicio de estética en que tomo muchas veces como modelo el diario de Pessoa, una obra de arte intemporal. Para liberarme de esta carga literaria utilizo como válvula de escape numerosos apuntes personales, a veces intrascendentes y en muchos casos privados, que se quedan en mi cuaderno pudorosos, sin querer salir a la luz inquisidora de la red.
Nadie ha cantado a la primavera como el dios Wagner y Lauritz Melchior, su profeta.
Imagen superior: Las amapolas, de Claude Monet.
9 comentarios:
qué no darías por ser invitado a un café esta tarde en una soleada casa del centro de Sevilla... asistirán Sviatoslav Richter y Fischer-Dieskau que deleitarán a los invitados con la informal interpretación de varios Lieder... entre ellos In Frühling, para celebrar la llegada del azahar, momento rancio donde los haya...
al finalizar la merienda, los más afortunados descenderemos a los infiernos con acreditación y palco vip en caída libre envuelto en llamas...
para asistir a la diabólica interpretación de Montsy de las cuatro últimas canciones de Strauss...
sobre gustos no hay nada escrito, ridao...
nadie ha cantado a la primavera como el diablo Strauss y Montsy, su sacerdotisa... Frühling!!!...
Mira que lo he intentado, yo es que con Strauss no puedo, con la mariscala y toda esa parafernalia, aunque reconozco que esos últimos lieder son una maravilla, sobre todo como poemas.
Demasiado moderno para mí, para que veas si soy rancio...
Ahora bien, Fischer Dieskau... el mejor cantando lieder, y Melchior el último heldentenor.
Da recuerdos a Sviati, Dietlin y Montsy de mi parte, y que no se pase ella con el azúcar.
"Una horrible edición mejicana",dices, José Miguel, del Diario de Ana Frank. Yo, desgraciadamente, lo leí tardíaamente, ya que solo tenía a mi alcance la infame edición de Libros Reno y, dado que uno es esclavo de sus escrúpulos, apenas pude leer alguna que otra página. Cuando por fin encontré una edición más aseada(la de Debolsillo) descubrí la genialidad del libro. Y aunque es verdad que debe buena parte de su fama a las contingencias históricas, bien puede ser leído como si en exterior reinara la peste, o los extraterrestes, o cualquier otro fenómeno. Esa crónica que hace unaadolescente vivaracha de las relaciones entre personas tan diversas que se ven forzadas a convivir en un pequeño reducto me parece, incluso haciendo todas las abstracciones oportunas, un documento excepcional.
Un saludo.
No te lo niego, Luis, yo también lo he leído con interés, pero estoy seguro de que en otras circunstancias no habría encontrado editor. Lo que sorprende es la precocidad de Ana como escritora y, sobre todo, como observadora. Sí creo que de haber sobrevivido Ana Frank se habría convertido en una escritora importante, quién sabe si en una intelectual.
Y lo de la edición, una vergüenza. No hay página sin errata, y por algunas locuciones estrambóticas me da que está (mal)traducida del inglés. Sólo la calidad del libro me hizo persistir.
Un abrazo.
Supongo que escribir un diario personal y público, debe ser un ejercicio monstruoso de afán, estética y compromiso en el quehacer, con lo cual admito que resulta en esclavitud. Además, con la asiduidad con estás publicando, en un descuido puede pasar a ser un tormento, claro que aceptado, por lo cual concluyo que hay un atisbo de masoquismo implícito en él. Por aquí se dice "sarna con gusto no pica"...
Tus pensamientos no deben ser tan pobres si los tenés que sacar con bozal. ¿Ladran?
Maravilloso Lauritz Melchior y la pintura de Monet. Una entrada bien completa.
Besos J. M.
Visito con gran agrado tu blog.
Te invito a que me conozcas y conozcas mi rinconcito "LETRAS EN EL AIRE".
Gracias y un abrazo de corazón
No es para taaaanto, Liliana, ¿o es que no sabes que los andaluces exageramos? Me lo paso pipa, pero me cuesta, eso sí: me tengo que exprimir las meninges cada vez que hago un apunte, aquí no vale la inspiración ni na.
Ah, y mis pensamientos no es que ladren: muerden.
Gracias por tu visita, Loren.
Abrazos.
He de volver para ver-oir el vídeo, que ahora no puedo, y merecerá la pena.
Aquí también anda tonteando la primavera con nosotros y por un lado la temo, porque me da astenia y me deja hecha unos zorros.
En cuanto a los diarios...uf, qué complicado ser veraz y no morir en el intento. Pero en el camino uno se siente pleno.
Adelante siempre.
Un beso
El cantante es el de las pavisosas de hace dos años, Mery, seguro que te acuerdas.
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