lunes, 11 de abril de 2011

Apuntes (LXXXIX): Ilusión


He leído y escuchado en el blog de Luis Valdesueiro el poema Tabacaria, grandioso. El magnetismo de Pessoa es tan grande como su calidad; basta con leer unas líneas para zambullirse de nuevo en su particular estética existencial y a la vez hermosa, atrayente, acariciadora. La desolación absoluta que emana de sus versos contrasta con una belleza inconmensurable. Se diría que es imposible conjugar la lírica con la metafísica, y el poeta portugués lo consigue con una facilidad pasmosa. Cada vez que lo leo me siento transportado, y trato de buscar en mi interior un resquicio de sus sentimientos vacíos. Lo más inquietante es que siempre lo encuentro, y lo ensancho para asomarme a mi melancolía más honda. Por si fuera poco, no me arrepiento de hacerlo.

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Un proyecto demorado en el tiempo resta días de disfrute a su consecución. No somos conscientes de que nuestras horas están contadas, y por lo tanto se van descontando de forma implacable. En nuestras manos está disfrutarlas o perderlas en vanas excusas y lamentaciones.

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También es cierto que es en la fase de preparación, de anticipación de un fin deseado, cuando brota esa rara flor que llamamos ilusión, el más valioso de nuestros dones, que se desvanece de un soplo después de calmar nuestras ansias.

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Sin ilusión, las glicinias de mi patio se marchitan; las rosas del jardín diluyen sus colores, y cuando diviso la Peña desde el alféizar de mi ventana, la boca oscura de las cuevas se traga el verde de las encinas y las jaras. Sin ilusión se seca la tierra que atraparon mis botas en la ribera del molino; la paz evocada por el canto de los pájaros se convierte en tristeza, en un tedio estéril y angustioso. Sin ilusión se oscurecen las tapias; sin ilusión languidece la vida; se me cieran los ojos sin ilusión.

6 comentarios:

Liliana G. dijo...

Sin ilusión ni siquiera se podría escribir una prosa poética como la tuya, así, sin que la lírica se desmadre en la melancólica esquina de la meta.

¡Qué hermoso, Ridao!

Besotes.

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, Liliana. Eres un sol albiceleste.

Luis dijo...

Gracias tardías, José Miguel. Todo se lo merece ese "monstruo" de cien almas llamado Pessoa.
Saludos.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias a ti, Luis. Pessoa es mi debilidad.

Mery dijo...

¿Qué haría un escritor sin sus melancolías, aunque a veces rayen en desolación?
Pessoa era un sabio con su pluma y yo creo que se le airea poco todavía, así que haces un buen papel cada vez que lo nombras.
Además se te nota la ilusión en ello, por si no lo sabías.

Un beso

José Miguel Ridao dijo...

Pues no había caído, Mery, pero es verdad. Me hace ilusión hablar de Pessoa y leerlo. Parece un contrasentido.

Un beso.