viernes, 22 de abril de 2011

Apuntes (XCII): El avance del mundo


Entiendo la devoción que suscitan las imágenes de la Semana Santa, y he compartido muchas veces el ambiente mágico que se vive en las calles al paso de los cortejos de las hermandades. Toda la parafernalia de la Semana Santa sevillana, que es la que conozco, tiene una belleza indudable, pero –siempre hay un pero– me llega a empalagar la profusión de crucificados y dolorosas, a cuál más rococó en su dolor de madera, y las numerosas exaltaciones que aparecen por estas fechas, si bien hermosas y de indudable calidad literaria algunas de ellas, tomadas en su conjunto me causan una sensación de embriaguez casi insoportable por su potencia odorífera, valga la metáfora, que me recuerda a esos racimos apretados de jazmines morunos que nos salieron al paso el otro día en el sendero. Digo esto con el máximo respeto para los que viven con intensidad estas fechas, que lamentablemente han visto este año truncado por la lluvia el disfrute de los días grandes.

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No sé por qué, se me acaba de venir a las mientes (lo de mientes lo digo por dármelas de culto) Lo que el viento se llevó, gran película y mejor libro. Si ponemos en un extremo a Ashley Wilkes y en el otro a Rhett Butler yo estaría situado a la izquierda de Ashley.

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El mundo avanza gracias a los Rhetts Butlers, y los Ashleys Wilkes se limitan a verlo pasar, disfrutando lo que pueden, que no es poco.

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Viernes Santo de finales de abril y todo el día con una lluvia más propia de noviembre. Acababa de escampar cuando he aprovechado para sacar a los niños, más D., la amiga del alma de Jaime, al parque, y que al menos les diera el aire… y el agua, pues tuvimos que salir corriendo de vuelta a los diez minutos. Lo único que nos reafirma en que estamos en primavera es el suelo de las calles, lleno de flores mojadas en lugar de hojas.

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A uno le da reparo últimamente utilizar el indefinido “uno” al escribir. Eso le pasa a uno por malo…

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¿Y qué significa que el mundo avanza? ¿Hacia dónde debe avanzar? ¿Qué importancia tiene que lo haga? Nada, a ningún sitio, ninguna. ¿Habrá frase más hueca?

7 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Tal vez estas inclemencias metereológicas deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad o no de asideros de nuestra fe: al final queda la oración, y el encuentro personal con Dios, si se busca.
Creo que hice bien en irme a Salamanca de sábado a martes. Una dependienta con la que hablé allí estaba muy ilusionada con pasar su puente en la playa de Conil ¡la pobre!
Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Curioso: nos hemos comentado justo a la vez.

El asidero espiritual es lo suyo: el alma siempre está al resguardo de la lluvia.

otro abrazo para ti.

Fernando Moral dijo...

Que el mundo avanza...¡anda ya! ¿No sabes que da vueltas? Vaya educación que te han dado. A saber dónde habrás estudiado.

Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Yo he estudiado en Balykchy, Ysyk-Köl, sito en la calle Eduardo Dato, y tú en Mercurio, Chihuahua. Lo mismito es...

Gracias, me has inspirado mi siguiente entrada, así que te doy un abrazo en vez del consabido varazo.

Mery dijo...

Qué curioso que te sitúes a la ezquierda de Ashley W. No lo creo.
Además no te conviene, ya ves que al final Escarlata se da cuenta de que, en realidad, siempre quiso a Reth Butler.

Por cierto, creo que a mi también me empalagaría tanta profusión de procesiones, lamentos, velas, dolorosas, etc. Soy mas de recogimiento que de demostración.
Pero estas costumbres seculares calan muy hondo en las personas y las respetamos...

Bueno, pues eso, que no te veo a ti de Ashley. Digo yo...
Buenas noches

José Miguel Ridao dijo...

Ashley, Ashley, te lo digo yo. Y menos mal que mi Escarlata no se ha escapado con Rhett Butler. No todo van a ser Rhetts en esta vida... Además, el Clark Gable ése cae un poco gordo, ¿no? Dicen que tenía halitosis...

Mery dijo...

No, no, Butler resultaba muy atractivo.
Lo de la halitosis he oído decir que durante el rodaje le estaban arreglando la dentadura y en las escenas de amor le tenía que pedir perdón a Vivian Leigh por el mal aliento, así que les entraba la risa.
Un defectillo momentáneo, vamos.