jueves, 14 de abril de 2011

Emily Dickinson: I never saw a Moor

Y ya puestos, otro poema de Emily Dickinson, que me está deslumbrando por las noches al leerla en el ridáider, para que luego digan que la poesía sólo se disfruta en papel.

I never saw a moor,
I never saw the sea;
Yet know I how the heather looks,
And what a wave must be.

I never spoke with God,
Nor visited in heaven;
Yet certain am I of the spot
As if the chart were given.

Yo nunca he visto un páramo,
yo nunca he visto el mar;
mas sé cómo es el brezo
y el rizo de las olas.

Yo nunca hablé con Dios,
ni he visitado el cielo;
mas sé dónde me hallo,
un mapa es Tu misterio.

Se trata de un poema delicioso, con un tono muy distinto al que traje ayer. Las palabras moor y heather son tremendamente evocadoras del desolado paisaje inglés, a pesar de la nacionalidad de Dickinson. Incluso su traducción, brezo y páramo, nos transporta a las novelas del XIX y a los escenarios misteriosos, tamizados por la niebla, que recorrió Sherlock Holmes. Para la traducción he respetado en esta ocasión la métrica, que es el alma de este poema, llevándola al heptasílabo, e incluso he ensayado algunas rimas asonantes, para tratar de acercar en lo posible la inimitable belleza del original.

4 comentarios:

Mery dijo...

A la Dickinson la descubrí por un librillo antiguo que me costó cuatro perras.
Es verdad, hay palabras evocadoras incluso de lugares que no hemos visitado.
Heather, que se utiliza como nombre de mujer, también se utiliza como tal en castellano.

Es un bello poema en ambas versiones.
Un abrazo

Anónimo dijo...

"Yet certain am I of the spot": "Mas sé dónde se halla" ¿no?

José Miguel Ridao dijo...

Es verdad, Mery, es un nombre propio. A mí siempre me recuerda la palabra al perro de Baskerville, me leí Sherlock Holmes enterito y me parecía estar en los páramos llenos de brezos.

Literalmente es así, Sara, pero pienso que Dickinson se refería a que gracias a su fe en Dios sabía cuál era "el sitio", es decir "su sitio", la tierra en la que pisaba. Por eso he preferido traducirlo en primera persona. Esto de la traducción de poemas es muy libre, o al menos yo lo veo así; se diría que hay que hacer otro poema. Con la prosa es mucho más fácil.

Besos.

Martín Zúñiga dijo...

Casi me desmayo cuando leí, la traducción de un poema es muy libre.

Si quieres escribir un poema escríbelo, pero no destruyas con tu interpretación el trabajo de los demás.

Entiendan que siempre será mejor leer en el idioma original,