lunes, 6 de junio de 2011

Hace tiempo


Hace tiempo que no vuelven los recuerdos.

Ese niño que jugaba con la arena
en la orilla de la playa adormecida
ya no juega, ya no mira descarado
a los ojos de quien muere por besarle.

Hace tiempo que no suena mi teléfono.
Soy consciente de que me he cargado el ritmo,
que lo poco que estos versos prometían
han caído en la mayor de las desgracias,
pero tiene mucha guasa que haya hecho
un contrato con Orange, y que me llamen
una vez cada semana, como mucho.

Hace tiempo que os habréis apercibido
que estos versos tienen doce, y no once sílabas,
que el acento se repite como un látigo,
y que no hay que desdeñar los metros raros.

Hace tiempo que ha dejado de importarme
lo que pasa al otro lado de mi puerta.
Los amigos de verdad, mis cuatro hijos,
mi mujer, mi compañera, su dulzura,
un puñado de palabras bien compuestas,
y el fantasma del dolor tendrá sentido.

8 comentarios:

Liliana G. dijo...

No importa las sílabas ni los acentos de un poema, cuenta el alma que los sobrevuela, las nostalgias y las emociones que transitan la vida y que se quedan entre los renglones a pesar de la rareza de la métrica.

¿Qué importa lo que pasa del otro lado de la puerta si del lado de adentro se tiene el mundo entre las manos?

Bellísimo, José Miguel, bellísimo.

Besos y cariños.

L.N.J. dijo...

Ese tiempo a veces sólo dura un segundo, cuídalo José Miguel. Pasaremos por la vida y un día se escuchará un chasquido en nuestros recuerdos (y vertebras, jeje) y miraremos atrás como avestruces arrepentidas con la cabeza escondida bajo tierra o miraremos muy alto, no sé; pero fijar la mirada al frente de tus hijos, de la mujer que amas, de tus amigos más queridos..., serán los recuerdos que de vez en cuando espanten a ese fantasma.

Besos.

Er Tato dijo...

Con lo que prometían los primeros versos...

Pero vamos, que a pesar de todo, eres mi poeta keynesiano favorito. Y ahora vas y lo cascas en dodecasílabos.

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, Liliana. Me abrumarías si no me tuvieras acostumbrado;-)))))) ¡toma mariconada!

Qué comentario más bonito, Lourdes. Poco que añadir.

Hombre, Tato, mira que eres cabrito, ¡soy el ÚNICO poeta keynesiano!, y sin premio ni na... Voy a reivindicar el dodecasílabo y el tridecasílabo. ¡que tiemblen los puristas! ¡Romanooooo! Con la mano. Bueno, te dejo, a ver cuándo pones en tu blog un relato, home.

Abrazos.

Er Tato dijo...

Pues tienes razón, ya van tocando algunos relatos, pero vamos, que del último no me has dicho ni pío, so mariquita.

Ahora estaré unos meses menos agobiado y le daré un poco más de marchita a la taberna.

Un abrazo

P.S.: No había caído yo en eso de que eres el único poeta keynesiano... ;-P

José Miguel Ridao dijo...

Pues te ha salido un relato muy íntimo. Me has sorprendido, Tato, con un nuevo registro. Me lo perdí, pero tengo excusa. Fue el día de mi cumpleaños. ¿No será que me lo dedicaste y se te olvido decirlo?

Bueno, va, un abrazo.

Mery dijo...

A Luis Alberto de Cuenca le encantaría este poema. Y a mi, que me encanta L.A de Cuenca, pues ya se sabe: las afinidades electivas.

Un beso

José Miguel Ridao dijo...

Pues eso sí que me halaga. Si LA de Cuenca leyera el poema ya me daría por satisfecho, pero si encima le gustara... mi ego se resentiría.

Un beso.