El objeto de la literatura es sumamente sencillo: la vida y sus circunstancias, por insignificantes que éstas sean. Lo realmente difícil, al alcance de muy pocos, es construir con estos escasos mimbres un espejo mágico que nunca pierda su brillo, donde cada lector pueda ver su propia imagen sin reconocerse en ella.
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Hoy, una agradable cena con amigos, los niños jugando y bañándose en una piscina iluminada, y un cielo de pinos y palmeras encendido con fuegos de colores. Son esos días de la niñez que al cabo de los años se recuerdan con nostalgia, vagamente, sin saber muy bien cuándo y dónde sucedieron, o si es verdad que los vivimos. Nuestra felicidad bebe de todas esas remembranzas alegres que nos acarician los sentidos de vez en cuando, avisándonos de lo dichosos que fuimos en aquellos días lejanos.
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Lo que para unos son obviedades para otros son descubrimientos. Todo depende del peldaño que ocupemos en la infinita escalera del saber. La divulgación nos hace ascender rápidamente, mientras que en los tramos más altos, los innovadores avanzan trabajosamente peldaño a peldaño, sin saber muy bien si suben o bajan.
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La literatura no es saber, sino experiencia, y por tanto no está sujeta a medida, ni a jerarquía. Tan sólo cabría aventurarse a elaborar una escala ordinal distinta para cada sujeto, que además iría cambiando con el paso del tiempo; una suerte de caleidoscopio literario, al que se asomarían con avidez los egos insatisfechos.
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Siempre me he preguntado por qué se sigue considerando a Napoleón uno de los hombres más grandes de la historia. Ya me cuesta aceptarlo de Alejandro Magno o de Julio César, pero al fin y al cabo los sucesos históricos de hace más de dos mil años se nos presentan mezclados indisolublemente con la épica. Sin embargo, las campañas napoleónicas tuvieron lugar hace tan sólo doscientos años, y asolaron Europa. Sus consecuencia fueron terribles para millones de civiles, y durante la invasión de la península ibérica los franceses quemaron y expoliaron buena parte de nuestro patrimonio. Si aún hoy se venera este tipo de figuras, es que no hemos avanzado mucho desde que nos entendíamos a pedradas y garrotazos.
16 comentarios:
Monsieur RIDAO:
Voy a hacer unos mandaos, digiero lo que acaba usted de escribir, y si se me ocurre algo, le respondo.
(Está usted empeñado en que le ponga un 10 en septiembre...)
Salu2
Más le vale, maestro, que sepa usted que mi padre ha ido a reclamar a delegación y allí le ha dicho un inspector que voy a sacar el 10 de oficio, y le van a pedir papeles como para limpiarse el culo cien años.
Con entrandas tan densas es difícil comentar... He asentido en general excepto en la cuestión de la literatura,que para mí sí es un tipo de saber dentro del mismo caleidoscopio que tú mencionas.
Y conozco ese espejo.
Un saludo antinapoleónico.
Monsieur RIDAO:
La literatura es el arte de la palabra pero no toda palabra llega a ser literatura. Es como el fuego: puede servir para iluminar (literatura de enseñanza), para hacer fuegos de artificio (arte por el arte), para calentarse (literatura de sentimientos), para calentar a los demás (literatura de compromiso),para hacer de comer (literatura de evasión), o, mal usada, para quemar montes (literatura de demagogos)...
Cada uno que se quede en cada momento con el tipo de literatura que mejor le sirva.
¿Dices que has disfrutado de una cena con los críos corriendo alrededor? Ya me dirás cómo. Yo recuerdo esas cenas con horror y pavor: levantándote continuamente para vigilar a los críos, comiéndote la comida fría, interrumiendo a tu interlocutor proque tienes que atender a un crío... ¡Porculo de críos!
La literatura como experiencia. Hay escritores que han descrito admirablemente pasiones, odios, etc sin haberlos sentido. Y al revés, escritores que han vivido mucho y sus obras son un peñazo.
Quizá se admira a este tipo de gente, como Napoleón, porque en el fondo nos gustaría a todos dominar el mundo y desquitarnos de nuestras miserias oprimiendo a los demás. De todos modos, también está la mercadotecnia. Cría fama y échate a dormir...
Salu2 andurrialeros.
Sobre la literatura, la vida y el espejo, recuerdo una entrevista a Cela que me hizo mucha gracia(poco después de ganar el Nobel), donde le preguntaban sobre novelas y demás.
En un momento dado, el responde algo así como:
-El argumento no es lo difícil. Lo difícil es la manera en que hay que mostrarlo. Dependiendo de como esté escrito, tendrá exito o no.
-Claro- dice el periodista - ¿Y un argumento atrayente, por ejemplo?
-Un hombre y una mujer se aman -responde Cela con su seridedad y sorna habituales- Ponga usted el resto. Yo ya le di una buea idea...
Saludos.
Y bueno, Ridao, el blog paquero ya está funcionando:
http://lacigarraenelhomiguero.blogspot.com/
Pues no sé dónde leí que Napoleón era un auténtico petardo, me refiero a que en persona no resultaba nada interesante.
Creo que en este caso lo rimbombante del nombre hace engrandecer la persona.
En cuanto a esos recuerdos de infancia, lo curioso es que entonces no éramos conscientes de ser tan felices. Era un bendito carpe diem.
Bueno, un beso de fin de semana
Le veo a usted muy "literario". Deberé volver a leerlo después de meditarlo con mucha calma.
Un saludo.
Querido José Miguel, ya pasaré con tiempo para leer tus entradas y disfrutarlas como siempre.
Desgraciadamente tuve una descompensación cardíaca, producto del estrés laboral y el acoso psicológico al que fui sometida, por lo que terminé internada en Unidad Coronaria.
Me estoy recomponiendo de a poco, pero me queda una intensa lucha legal de por medio.
Un beso grandote, estaré siempre cerca.
Yo creo,que la literatura es un mundo mágico en donde entramos,y la niñez,según dicen,donde mejor se vivía,vamos para mi no,yo vivo cualquier época de mi vida como la mejor.Yo a veces no entiendo lo que escribes,será porque tienes una filosofía y una sapiensa,muy superior a la mia,aún así me gusta leerteRidaoooooo,que me hago catedrática contigo.
Un beso desde la playa,ale,pa daros un poquillo de envidia.
¡¡¡LILIANAAAAAAAA!!! Un abrazo muy fuerte, campeona, lo importante es que estés bien, que le den por saco a todos los cabrones acosadores laborales, el mobbing es la lacra del siglo XXI. Estoy seguro de que todo te irá bien, sigue en la lucha pero no dejes que te envenenen la sangre, que la tienes limpia como una patena.
Aquí estamos, para lo que quieras, pásate de vez en cuando, que reír siempre viene bien.
Un beso enorme.
¡Que lucidez Maestro, cuando sea grande quiero ser como Ud! jaja, beso!
Menuda lucidez, José Miguel. Veo que te sientan bien los escalones. ¿Propones una especie de Handicap para los escritores? ¿Algo así como el Golf? Sería la única forma de empatarle a Trapiello.
Vaya veo que no soy el único que se refiere hoy a tu lucidez. Pero sí soy el que confunde escalones con vacaciones. Menuda inlucidez.
¡¡Aquí estoy!!
Ahora sí he leído tu entrada y me quedé asintiendo en silencio tu decodificado pensamiento dentro del mío. No sólo coincido con tus apreciaciones, José Miguel, sino que es un honor verlas reflejadas en tu "bló".
Muchísimas gracias por tu apoyo incondicional, JM, te siento cerca en la distancia y eso es sanador. Por aquí decimos que "lo que no te mata, te fortalece", así que creo que volví más fuerte que antes, jajajaja
(Si sabré yo de egos insatisfechos...)
Un beso grande.
Blimunda: ese espejo es mágico, eres afortunada al conocerlo.
Dyhego: cuando los niños se bañan, y juegan con otros niños, y están todos buenos y descandados, entonces disfrutamos más que si estuviéramos sin niños.
Paco: muy buena la anécdota de Cela. ¡¡Enhorabuena por tu blog!! He estado unos días en el dique seco, pero en cuanto pueda me leo todo lo que has publicado de un tirón. Ya le eché un vistazo, y leí los comentarios de Teresa. Dejas de ser principiante.
Mery: lo importante es ser feliz, aunque no nos demos cuenta.
Sí, alegre, me dio el venate.
Venga, Rocío, que se te ve lo lista que eres, y no hace falta que te enseñe. Me conformo con que te lo pases bien leyéndote.
Gracias, Eutelia. Ahora tengo la bombilla fundida del todo, y eso que es de bajo consumo.
Álex: los escalones también me sientan bien, no te creas. Sobre todo cuando los subo para dormir la siesta.
No sabes lo que me alegro de tu recuperación, Liliana. Me das la impresión de ser una persona enrmemente fuerte, dentro de las adversidades que te llegan. Una gran virtud, aunque no comparable a tu alegría.
Abrazos retrasados.
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