miércoles, 13 de julio de 2011

De amebas hijoputas


Decimos que el frío del invierno es una maldición, y que los días cortos son deprimentes. Cuando llueve nos quejamos de que no se puede salir de casa, y al llegar el buen tiempo en primavera las alergias no nos dejan vivir. El verano es un infierno, hay que escapar de la ciudad, pero en las playas abarrotadas no se puede respirar. Sol, lluvia, frío, luz, oscuridad, cero grados o cuarenta, la naturaleza conspira contra el hombre y le lleva a la infelicidad. ¿Qué hemos hecho mal para merecer ese castigo? Es el pecado original: en el paraíso la naturaleza estaba hecha al servicio y al gusto del hombre, pero la serpiente lo emponzoñó todo. ¿Qué culpa tendremos nosotros, miles de generaciones después, de la metedura de pata de nuestros dos antepasados primigenios? ¿O eran éstos unos monos? Pues que no se hubieran bajado de los árboles, adonde no llegaban los depredadores y los frutos bastaban para alimentarnos. ¿Y si nos remontamos más atrás, a peces, renacuajos, amebas? ¿Qué culpa tendrán las amebas de nuestras desgracias actuales? Seguro que eran mucho más felices que nosotros, surcando ectoplásmicos caldos de cultivo, ajenas a la suerte futura de sus ilustres descendientes.

Pongámonos serios: la única ponzoña está en nuestros míseros corazones materialistas, en nuestro hedonismo insaciable, que pretende hallar la felicidad en las cosas de fuera, sin mirar nunca hacia dentro. El alma es el refugio frente a todo: allí no llega la lluvia, ni el frío ni el calor. Basta un plato de comida, un refugio donde dormir, vestido para protegernos del frío... Todas estas pocas cosas que no poseen miles de millones de hombres, que sí tienen derecho a sentirse desgraciados. A nosotros nos toca callar, y aprender a ser felices.

7 comentarios:

NGG dijo...

Me gusta, Ridao.
" El alma es el refugio frente a todo..."
Por cierto, creo que con esta entrada certificas que has salido airoso del caaarajazo contra tu propia existencia.
¡Enhorabuena!
Un saludo

Liliana G. dijo...

Si a nosotros nos tocara callar, hoy no estarías escribiendo esta entrada, con lo cual, el eterno inconformismo que nos acucia seguiría gozando de la impunidad del silencio. En otras palabras, los que sí tenemos un techo y un plato de comida, ¡hablemos! No seamos hipócritas, digamos lo que sentimos que eso es también parte de nuestro aprendizaje, pero también escuchemos que eso es parte de la empatía social. Si todos pensáramos un poco como vos, JM, seguramente que las iniquidades serían menos. Además, quejarse del tiempo creo que se ha convertido, más que nada, en un sano deporte...

No nos olvidemos que hoy en día, hay hombres con piel de ameba y que son el caldo de cultivo del consumismo más despiadado, el prototipo del peor humano y el oprobio encubierto de las peores miserias.

Besos descolgados del árbol.

José Miguel Ridao dijo...

En ello estamos, NGG, pero aún me queda. Pero vamos, que mis escritos existenciales son una terapia más que un agente patógeno.

Lo de la piel de ameba es verdad, Liliana. Incluso hay hombres y mujeres vegetales. El hombre-poto, impasible, insensible, inmutable, im-bécil.

Abrazos.

Rocío. dijo...

Ridao,tienes mas razón que un santo,hay que escapar de los amebos,de los vegetales,yo la vida la llevo en el alma y to los poros,pa que no se me escape,na de ná,un beso desde Alemania,estoy por aquí buscando a la Merkel,a vé si la empapino con los pepinos malagueños,que anda que no están buenos ni ná,un beso pa tos.
Y cuándo vuelva,como sepa alemán,ya os diré algunas palabrillas,Ridao,que se va a poné tu blog,internacional.

José Miguel Ridao dijo...

Pues aquí te esperamos, Rocío, a ver si te luces con el Deutsch.

¡Felices vacaciones!

Rocío. dijo...

Ridao,la Merkel tiene un idilium tremens,con los pepinos,ay.....,que se me ha quedao empepiná,busco socios con fargonetas,pa traé los pepinos hasta aquí,que nos forramoooooooos.

José Miguel Ridao dijo...

Nada, nada, pepinazos made in Spain para la Merkel, para tenerla contenta y que nos preste dinerito...