Cuesta ir llenando este cuaderno de signos. Es una labor paciente, no necesariamente de todos los días, y siempre pendiente del ánimo. Un avance que se hace patente en la disminución del grosor de las hojas a la derecha del cuaderno, hasta que llega el día feliz en que doy carpetazo a este trocito congelado de mi vida y abro con ilusión otro tomo, distinto del anterior, blanco, inmenso, dispuesto a albergar por unos meses mis ilusiones, algunas vivencias, el poso que han dejado los años en las volutas de mi cerebro, y que trato de fijar en el papel trazando arabescos más o menos airosos pero auténticos, tan reales como la risa, el disgusto o el asombro de quien tiene a bien leerlos.
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El paso de una parte de mi cuaderno de papel a mi cuaderno electrónico es una publicación en toda regla, con muchas más posibilidades que la publicación en papel, por lo que tiene de inmediato, de interacción con el puñado de lectores que tengo la fortuna de disfrutar, que leen un diario al mismo ritmo que el que lo escribe, y no de una sentada y con años de retraso.
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La transcripción del cuaderno al blog no es tan inmediata y fiel como podría parecer: casi siempre publico las entradas de apuntes redactados unos días antes, y al pasarlas a limpio introduzco cambios para mejorar el estilo y darle una forma "definitiva" y aseada, como merece cualquier publicación en papel.
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Esta mañana, cuando he anotado la fecha en mi cuaderno, no he podido evitar un sentimiento entre exaltado y patriótico, supongo que por el contraste entre el "talante" deslavazado de este gobierno, que se la coge con papel de fumar en todo lo relacionado con nuestra historia reciente. Inmediatamente he sentido cierta prevención ante este arranque de raza, y he pensado que esto debía quedar para mi cuaderno manuscrito, sin salir a la luz, pero... si hay algo que me molesta es la autocensura y lo políticamente gilipollesco, así que aquí lo dejo, pensando en que que los que están destruyendo el concepto de patria (y conste que yo no me identifico precisamente con él), lo proclaman a los cuatro vientos, amparados por el discurso totalitario vigente.
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Y ahora que lo recuerdo, en esta misma fecha bautizamos a Gonzalo hace dos años, que curiosamente nació el 14 de abril, diplomático que me ha salido el niño...
6 comentarios:
Monsieur RIDAO:
Su diario de usted es muy interesante y si alguna vez comento tonterìas es porque no se puede decir nada más serio de lo que usted ya ha publicado.
Si sigue usted así, muy a mi pesar, ya que no me gusta poner diece, tendré que darle uno (aunque, ahora que lo veo, unas entradas más abajo hay un texto un tanto aerfágico que me permitirá bajarle unas décima a ese 10 virtual que quiere usted conseguir, jejeje).
Salu2 aéreos (solamente)
Pues ahora que lo dices, tengo a mi hijo Jaime delante mía y se está tirando unos cuescos de no te menees. La cantera está asegurada...
Mi querido José Miguel, no cambies nunca, ni tu cuaderno tampoco.
Un fuerte abrazo.
(Y disfruta, y come mucha fruta!!!)
Otro abrazo para ti, Javier, me has inspirado un aforismo. Hoy me he comido una paraguaya y un plátano.
Gracias, y ¡felices vacaciones!
También yo me digo que debo evitar la autocensura, pero no sé yo si lo cumplo a rajatabla.
Ahora bien, es un gusto pasearse por un blog donde hay esta libertad de escribir y sentir. Te felicito.
Un beso
Todos nos autocenturamos, Mery, por mucho que nos creamos que no. Reconocerlo es un mérito.
Un beso.
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